Su historia, como quedó impresa su imagen y su relación con la guadalupana.
Nuestra Señora de Coromoto es la patrona de Venezuela.
Y no sólo es el fruto de una aparición, sino que también la imagen de sí misma que dejó la Virgen, es uno de los prodigios más grandes que hayan sucedido y que hoy permanece a la vista de todos.
Una pequeñita imagen de 2 centímetros y medio que tiene detalles que no pueden haber sido pintados por manos humanas.
Aquí hablaremos sobre cómo fue la aparición de la Virgen de Coromoto, cómo dejó su imagen en esa aparición, lo que encontraron los estudios científicos sobre la imagen y cómo apoya la veracidad de la imagen de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac.
La historia de la Virgen de Coromoto, la patrona de Venezuela, se relaciona con la tribu de los Cospes, quienes con la llegada del hombre blanco, decidió abandonar sus tierras y partir del lugar, para poder continuar con sus costumbres.
Esto dificultaba la evangelización que la iglesia Católica había emprendido.
Y un día de 1652, el cacique Coromoto y su mujer atravesaban una corriente de agua y vieron una Señora de extraordinaria belleza que les dijo en su idioma,
«Vayan a casa de los blancos y pídanle que les eche el agua en la cabeza para poder ir al cielo», se estaba refiriendo al bautismo.
Casualmente un español llamado Juan Sánchez, un hombre muy devoto, pasó por ahí y el Cacique Coromoto le relató lo sucedido.
Y Juan Sánchez entonces le pidió que se alistara con la tribu, que él pasaría dentro de ocho días a fin de enseñarles todo lo necesario para echarles el agua en la cabeza, o sea catequizarlos.
Luego las autoridades que gobernaban la villa nombraron a Juan Sánchez su Encomendero, con el encargo de señalar a los indígenas las tierras para sus labores y de adoctrinarlos en la religión cristiana.
El cacique al principio asistía gustoso a las instrucciones, pero después se disgustó con su nueva posición de subordinado.
Y anhelando la soledad de sus bosques, se apartó de las reuniones de Juan Sánchez, sin querer aprender la doctrina cristiana.
De modo que varios de los indios Cospes recibieron el bautismo, pero no así el cacique.
Sin embargo el sábado 8 de septiembre de 1652, la Virgen vuelve a aparecer en el bohío, en presencia de Coromoto, su mujer, su cuñada Isabel y un niño sobrino de ésta.
De todo Su ser se desprendían rayos de luz que bañaban el estrecho recinto de la choza, como los rayos del Sol cuando está al medio día y sin embargo no deslumbraban la vista.
El cacique reconoció al instante a la misma Bella Mujer se le había aparecido y cuyo recuerdo jamás había podido borrar de su memoria.
Pero montó en cólera y le dijo,
«¿Hasta cuándo me quieres perseguir, ya no he de hacer lo que me mandas?»
Y tomó un arco y una flecha para matarla.
Pero la Virgen se le acercó y le hizo tirar las armas al suelo, entonces Coromoto intenta empujarla, pero Ella desapareció dejándole en la mano un pequeño pergamino con su imagen.
Y al abrir el Cacique la mano, la diminuta imagen despidió rayos luminosos, que luego creerían los indígenas que es el fuego natural que la gran Señora lanza contra ellos.
El niño corrió a avisarle a Juan Sánchez quien recogió la preciosa reliquia y dio parte a las autoridades civiles y eclesiásticas, quienes a pesar de no creerlo, resolvieron que quedara en custodia de Juan Sánchez y luego se llevara el pergamino a la Iglesia de Guanare, en 1654.
Mientras tanto el cacique Coromoto huyó a la selva y allí lo mordió una serpiente venenosa, pero la Virgen lo curó y comenzó a pedir el Bautismo, el cual le fue administrado por un Barinés que pasaba por ahí.
Al bautizarse se convirtió en un persistente apóstol y pidió a todos los indios que se bautizaran.
Y a partir de ahí los Cospes formaron una comunidad de fieles muy fervorosa.
Lo más impresionante de esta aparición es la diminuta imagen que la Virgen dejó en la mano de Coromoto.
Mide tan sólo 25 milímetros de alto por 22 de ancho.
El material pareciera ser pergamino o «papel de seda».
Parece dibujada con una fina pluma, como un retrato en tinta china a base de rayas y puntos.
La Virgen aparece pintada de medio cuerpo, sentada y sostiene al Niño Jesús en su regazo.
Ambos miran de frente con sus cabezas coronadas.
Dos columnas unidas forman el respaldo del trono que los sostiene.
La virgen cubre sus hombros con un manto carmesí con reflejos morados.
Un velo blanco cae simétricamente sobre sus cabellos cubriéndolos.
La túnica de la Virgen es de color pajizo y la del niño es blanca.
A través de los casi 4 siglos desde su aparición, la pequeña imagen ha sido expuesta a diferentes factores que produjeron su deterioro.
Y cuando hace unas décadas las autoridades dispusieron su restauración, se produjeron unos hallazgos extraordinarios.
La observación microscópica identificó en los ojos de la Virgen, de aproximadamente 2 micras, la presencia del iris, lo que fue un hecho particularmente desconcertante, porque se pensaba que los ojos de la imagen eran simples puntos.
Pero al profundizar en el estudio del ojo izquierdo encontraron que tiene las características de un ojo humano.
Se diferencia con claridad el orbe ocular, el conducto lacrimal, el iris y un pequeño punto de luz.
Y maximizando el punto de luz, se pudo observar que ahí aparece retratado el momento en que el indio Coromoto tenía sostenido con su puño cerrado la pequeña estampita.
O sea que el ojo muestra lo que la Virgen estaba mirando desde afuera de la escena, como sucede con la imagen reflejada en los ojos de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac.
Recordemos que el estudio de los ojos de la Virgen de Guadalupe muestra trece figuras en el ojo izquierdo y doce en el derecho, todas mirando al mismo lugar.
Como si la Virgen estuviera viendo desde afuera, la escena del milagro que se produjo cuando Juan Diego abre su tilma frente al obispo Zumárraga y otras personas.
Esas 13 personas eran las que estaban en el momento en que Juan Diego dejó caer las rosas de su tilma.
El tamaño de 2 micras del ojo de la imagen de la Virgen de Coromoto hace imposible que haya sido pintada por manos humanas, aún hoy día.
Al punto que cuando se intentó restaurar la imagen, los restauradores quisieron rellenar las áreas faltantes o lagunas con las más sofisticadas herramientas de hoy, pero cualquier trazo que hacían era absolutamente grotesco.
De modo que prefirieron dejarlo así como lo encontraron.
Y además, como si se necesitara otro milagro, no lograron que la pintura se impregnara en la estampita.
Sin lugar a dudas, la imagen de la Virgen de Coromoto en Venezuela es un milagro, no pudo ser realizada por seres humanos.
Y da fe de que la imagen mexicana de la Virgen de Guadalupe es real, fue pintada por no manos humanas.
Porque ha corrido la versión de que la imagen de la Virgen de Guadalupe fue ordenada por Fray Alonso de Montúfar al indio pintor Marcos Cipac de Aquino en 1556, versión que también sostuvo un reciente rector del santuario de la guadalupana, Guillermo Schulenburg.
La confirmación que la imagen de la Virgen de Coromoto da a la imagen de la guadalupana, es que muestra un coincidencia en cómo el cielo pone en los ojos de imágenes de la Virgen una foto de lo que estaba sucediendo en ese momento en que la Virgen estaba mirando.
La Virgen de Coromoto, una gran aparición, y confirma a una de las mayores apariciones de la historia, la Virgen de Guadalupe.
De la misma forma que la veracidad de la Sábana Santa de Turín es confirmada por el Santo Sudario de Oviedo.
La veracidad de la Sábana Santa ha sido atacada especialmente por una prueba de carbono 14 realizada en 1988, que concluyó que es una obra medieval, y aunque ya fue refutado científicamente, aún persiste.
Pero el Santo Sudario de Oviedo, que se dice fue el paño funerario que cubrió la cara de Jesús en la tumba, muestra que la ubicación de las manchas de sangre coincide con las de la Sábana Santa.
Y la prueba de carbono 14 que se hizo sobre él, lo data en el primer siglo.
Es una muestra que el cielo usa la redundancia para la comunicación.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la historia de la Virgen de Coromoto y el prodigio de su imagen, que dado su pequeñez, lo que se descubrió dentro de sus ojos no puede haber sido pintado por manos humanas, porque aún hoy no existe la tecnología para hacerlo, e indirectamente le da veracidad a la imagen de la guadalupana.
Y me gustaría preguntarte si la gente que tu conoces sabe de estos hechos extraordinarios en torno de la Nuestra Señora de Coromoto.
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