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La Virgen de Atocha es la joya más preciosa de Madrid. Su imagen se venera en la Real Basílica de Atocha, atendida por los frailes Dominicos desde el siglo XVI. La imagen de la Virgen de Atocha es una de las más antiguas de España. Es «la Patrona más antigua de Madrid».

La imagen es una talla bizantina de rostro moreno oscuro. Sus ojos son grandes y risueños, llenos de misericordia para todos los madrileños y personas que la veneran. Mide 60 centímetros. Está sentada y en su regazo lleva al Niño Jesús, que abraza con su mano izquierda y al que ofrece una manzana con la mano derecha. Muestra al Niño Jesús bendiciendo con dos dedos de la mano derecha, como era costumbre representarlo en los primeros siglos del cristianismo.

En el siglo VII, San Ildefonso de Toledo, habla de la gran devoción a la Virgen de Atocha en su ermita construida, en un principio, en el camino de Vallecas. Desde el siglo XI hablan ya, las crónicas, de la iglesia de Atocha. Desde la reconquista de Madrid en el 1083 por Alfonso VI, atribuida a la intercesión de la Virgen de Atocha, fue creciendo más y más la devoción y el amor a Nuestra Señora de Atocha, a la que se edificó un digno santuario.

Todos los reyes de España se han esforzado en mejorar y ampliar el Santuario de la «Patrona de España y de sus católicos Monarcas», como se lee en alguna estampa que mandó imprimir la Reina Isabel II. El confesor del emperador Carlos I, Fray Juan Hurtado de Mendoza, Dominico, consiguió de su Majestad, crear un convento de frailes dominicos para atender y cuidar, con todo amor, el Santuario de la Virgen de Atocha. Esta decisión fue aprobada por el Papa Adriano VI, y hasta el día de hoy, son los Dominicos los que atienden pastoralmente la Basílica, a los devotos y a la Cofradía de Nuestra Señora de Atocha.

El Santuario de Atocha fue elevado a la dignidad de Real Basílica, el 12 de noviembre de 1863, a petición de la Reina Isabel II, gracia que le fue otorgada por Pío IX, nombrando un rector y tres capellanes para atender lo más dignamente posible a la Madre de Dios, venerada como Nuestra Señora de Atocha.

«Con Ella, todo va bien». Actualmente existe la «Cofradía de Nuestra Señora de Atocha». La fiesta de Nuestra Señora de Atocha se celebra el primer domingo de Octubre, que es el «Mes del Rosario».

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén

SALUDO PARA TODOS LOS DÍAS

• Reina y «Señora Nuestra de Atocha»: Siendo Madre de Jesús, nuestro Redentor y Salvador, lo eres también de todos y cada uno de nosotros. Tu Hijo Jesús nos entregó a Ti para que fueras, Madre de todos los hombres y mujeres, que vengan a este mundo.
• Que yo venga a esta novena para venerarte, amarte y para querer imitarte. Que haga esta Novena como expresión de mi amor y agradecimiento a Ti. Que con el rezo del Santo Rosario, que es la oración que más te agrada, intente ofrecerte mi mejor homenaje.
• Que tu amor de Madre se deje, hoy, fuertemente sentir sobre todo el mundo, sobre todos tus devotos, sobre todos tus cofrades y sobre nosotros y nosotras, que te honramos, te rezamos, te aclamamos y acudimos a ti en este Real Basílica, en la que tienes tu trono.
• Nuestra Señora de Atocha: nos alegramos por ser Madre de Dios, por estar llena de gracia, por ser el orgullo de la raza humana y, sobre todo, por ser Nuestra Madre. Amén.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

• Gracias, Nuestra Señora de Atocha, por habernos acogido como a hijos e hijas.
• Gracias porque Jesús nació de Ti, y es «nuestro hermano mayor» y «nuestro amigo».
• Gracias porque eres «Madre de Dios y nuestra misericordiosa Madre».
• Haz de nosotros, de nosotras: verdaderos testigos del amor de Dios y de la resurrección de Jesús.
• Que descubramos y veneremos a Cristo, vivo y presente, en toda persona.
• Que seamos cercanos y solidarios con los que sufren: enfermedad, injusticias, marginación o soledad.
• Que veamos el mundo como la «GRAN FAMILIA DE DIOS», y como la «Comunidad salvada y redimida» por Jesús, nuestro Salvador y Redentor.
• Que tratemos a toda persona humana como nos gustaría tratar a Jesús.
• Te lo pedimos a Ti, «Nuestra Señora de Atocha», que eres Madre de Dios, la Omnipotencia suplicante, la Llena de gracia y nuestra Madre. Amén
V/ Nuestra Señora de Atocha
R/ Rogad por nosotros
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén

DÍA PRIMERO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES «MADRE DE DIOS»

Los cristianos gozamos mucho al contemplar la dignidad y excelencia de María, Nuestra Señora de Atocha. María, desde los tiempos primeros del cristianismo es venerada como «MADRE DE DIOS». Que la Virgen María sea «madre de Dios» es una verdad revelada, que todos los cristianos de todos los tiempos hemos aceptado con sumo gozo y amor.

Pio XI, en su Encíclica «Lux Veritatis» del año 1931, explica, toda claridad, que María es «Madre de Dios». Textualmente dice: «Si el Hijo de María es Dios, evidentemente ella, que lo engendró, debe ser llamada con toda justicia Madre de Dios. Si la persona de Jesucristo es una sola y divina, es indudable que debemos llamar a María, no solamente Madre de Cristo-hombre, sino, también, Madre de Dios o «Teotokos». Atocha, para algunos autores vendría de «Teotokos» (Madre de Dios), cuyas letras griegas T y O, se encuentran al pie del trono, donde está sentada Nuestra Señora de Atocha. Esta dignidad de María por ser «Madre de Dios», dice Pio XI, es una dignidad, en cierta manera, infinita, por ser Dios un bien infinito.

¡Qué alegría y qué honor, tener por Patrona a la que es «Madre de Dios»!
Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA SEGUNDO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES «NUESTRA MADRE»

María, al ser madre física de Cristo, que es Cabeza del Cuerpo Místico tiene que ser forzosamente madre espiritual de nosotros, que somos los miembros espirituales de esa cabeza. Es imposible ser madre de la cabeza, sin serlo, al mismo tiempo, de los miembros. María es tan realmente madre de Cristo-Cabeza en el orden físico o natural, como lo es realmente, también, «madre espiritual» de los hombres y mujeres, en el orden espiritual o de la gracia. Todos tenemos el derecho de llamar a María, MADRE.

Cristo nos amó hasta el extremo de dejarnos a su MADRE, para que sea, también, NUESTRA MADRE.

Juan en el Gólgota representó a toda la humanidad, a ti y a mí. María, consciente de su maternidad, de ser madre de un Dios-Redentor, está de pie, ofreciendo «con la crucifixión de su corazón» y con su «encendida caridad» a su Hijo Jesús, al que asocia con todo su ser. Jesús es consciente de todo esto, y desde la cruz nos dice con toda claridad: Yo os redimo, pero mi madre MARÍA, también se ha asociado a mi Pasión. Por lo mismo a Ella le corresponde SER MADRE de todos los redimidos, de todos los hombres y mujeres. A Juan, mi discípulo amado, que os representa a todos, le digo: «Ahí tienes a tu MADRE». Traducido para vosotros significa: Ahí tenéis a mi madre que también será «vuestra madre para siempre».

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA TERCERO: SEMBLANZA ESPIRITUAL DE MARÍA, NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA

La esencia de la espiritualidad de la Virgen María, o su semblanza espiritual, se resume en estas cinco palabras:
• Disponibilidad total y absoluta a Dios Padre, con amor, para que pudiera actuar en Ella «su providencial plan de salvación».
• Intimidad física, afectiva y apostólica con Jesús, para que éste, haciéndose hombre pudiera proclamar la Buena Nueva y redimir a todo el mundo, hombres y mujeres. María es la primera redimida y la primera discípula de Jesús.
• Entrega incondicional y amorosa al Espíritu Santo, dejándose siempre «plasmar por su acción escondida y poderosa» para que María concibiera y engendrara a Jesús-hombre.
• Escucha asidua, constante y amorosa a la Palabra de Dios, y a los planes providenciales de Dios encerrados en ella, guardándolos y rumiándolos en su disponible corazón. (Cf. Lc 2, 19; 1,38)
• Generosidad, llena de inmenso amor, al ofrecer a Jesús en el Templo; al consagrarlo a su Padre Dios; al dejar marchar a su Hijo a dar la Buena Noticia: el plan de salvación del Padre, por las aldeas y pueblos de Galilea; y al ofrecer, estando de pie junto a la cruz de Jesús, a su Hijo que estaba entregando su vida por la redención y salvación del mundo (Cf Jn 19,25). Que nuestra espiritualidad esté fundamentada en estas cinco palabras que definen la espiritualidad de la Virgen María, «Nuestra Señora de Atocha».

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA CUARTO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES «MADRE DE LA IGLESIA»

«Para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, proclamamos a María Santísima, «MADRE DE LA IGLESIA», es decir, Madre de todo el Pueblo de Dios – la gran familia de Dios – formada por fieles y pastores, que la llaman Madre amorosa, y queremos que, desde ahora en adelante, sea honrada e invocada por toda la familia cristiana con este grandísimo título». Con estas palabras, Pablo VI, en la clausura de la tercera etapa del Concilio Vaticano II, en el año 1964, hacía oficial el título que ya la devoción popular le atribuía acertadamente a la Virgen María como «Madre de la Iglesia».

Ya hemos dicho que a Virgen María, al ser madre física de Cristo, que es Cabeza del cuerpo Místico tiene que ser forzosamente madre espiritual de nosotros, que somos lo miembros espirituales de esa cabeza. Es imposible ser madre de la cabeza (Cristo), sin serlo, al mismo tiempo de los miembros de Cristo (nosotros/as). Desde nuestro bautismo somos miembros vivos, activos y responsables de la Iglesia, que es la Comunidad de los seguidores/as de Jesús, bajo la autoridad del Papa.

María, al escuchar a su Hijo Jesús decir a Juan – que representaba a toda la humanidad -: «Ahí tienes a tu MADRE», María, «tomó nomo hijos e hijas a todos los hombres y mujeres, nacidos a la vida sobrenatural por la muerte de Cristo. Desde la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos, acompaña con amor de madre a la Iglesia peregrina y protege, con su ayuda, a todos los bautizados hacia la patria celeste».

María, que es Madre de Dios, también es «Madre de la Iglesia» fundada por Jesucristo, a la cual tú y yo no pertenecemos. Con María, la Iglesia de Cristo, va siempre bien.

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA QUINTO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES LA «VIRGEN FIEL»

La fidelidad es hoy un valor mal comprendido, poco practicado y bastante devaluado. Es una palabra que muchas personas, jóvenes y mayores, han desterrado en su obrar personal, cristiano, social, conyugal, profesional y político. La práctica de la fidelidad se ha debilitado y oscurecido sensiblemente.

La fidelidad es uno de los rasgos más acusados del rostro de Dios en la Biblia, Dios se nos ha retratado como un «Dios misericordioso y fiel». También el rostro de nuestra Madre, la Virgen de Atocha, se nos ha manifestado como una Madre de misericordia y una Virgen Fiel, y así se lo decimos cuando rezamos el Rosario y la Letanía. María, Nuestra Señora de Atocha, ha experimentado, de un modo único y privilegiado, la misericordia y la fidelidad de Dios. Por esta razón, constituida «Madre de los Redimidos/as por su Hijo», acoge a todo hombre o mujer que la invoca y se refugia en Ella. Por ser «Virgen Fiel» y llena de «ternura» está siempre atenta a los ruegos de sus hijos e hijas, para obtenernos de Dios, todas nuestras súplicas, pues es también, «Omnipotencia Suplicante», es decir, que alcanza de Dios todo lo que Ella pide.

La existencia de la Virgen María, Nuestra Señora de Atocha, se resume en un «FIEL SÍ», continuado y prolongado hasta la muerte, a los dictados de la Voluntad divina. Dios Padre tuvo sobre la Virgen María un «amoroso plan de Salvación»: Ser Madre de Jesús y su gran colaboradora. Y la Virgen respondió a este plan divino con una «FIDELIDAD», en clave de amor, hasta el final de su vida.

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA SEXTO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES LA «VIRGEN DEL SÍ A DIOS»

La vida de la Virgen maría se resume en un «SÍ» absoluto y amoroso, María dice con alegría a Dios: «Úsame como tú quieras», que así podemos traducir la respuesta de María a Dios: «Aquí está la esclava del Señor, HÁGASE en mí, según tu palabra» (Lc 1, 38)
• Y María dijo «SÍ» a los planes de Dios, y el Padre actuó su «providencial plan de salvación» para el mundo.
• Y María dijo «SÍ» al Hijo de Dios, y éste se «hizo hombre para salvar al hombre».
• Y María dijo «SÍ» al Espíritu Santo, y éste fecundó sus entrañas y comenzó a gestarse Jesús como verdadero hombre.
• Y María dijo «SÍ», y el Verbo se hizo Carne y se llamó Enmanuel, que significa: «Dios con nosotros», «Dios-nuestro-compañero-de-viaje», «Dios-nuestro Salvador y Redentor», «Dios-hermano y amigo».

Tú y yo, como hijos o hijas de María tenemos que ser un «SÍ» prolongado hasta la muerte, a nuestra dignidad de «hijo» o «hija» de Dios; a nuestra condición de «ser FAMILIAR de Dios»; a nuestra condición de ser «TEMPLO VIVO» de la Santísima Trinidad; a nuestra condición de «estar YA resucitado/a» con Cristo Jesús, y de «estar YA sentado/a en el cielo con Él», aunque todavía NO en su plenitud (Ef 2, 4-6)

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA SÉPTIMO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES, TAMBIÉN, «SEÑORA DEL SANTO ROSARIO»

El rezo del Rosario es alabado y recomendado por 44 Papas en más de 200 documentos pontificios. El Rosario es la oración que más agrada a la Virgen María, pue así lo ha pedido en las apariciones de Lourdes y Fátima. «El Rosario -dice San Pío X- es de todas las oraciones la más bella, la más rica en gracias, y la que más complace a la Santísima Virgen». «El Rosario, según San Antonio Mª Claret, es «el homenaje más agradable a la Madre de Dios»

El rezo del Rosario es una oración SANTIFICADORA: un medio sencillo, al alcance de todos, para santificarnos, para crecer en gracia. ¿Por qué?
• Porque al rezar el Rosario, queremos tener los mismos sentimientos de Jesús y María, queremos configurarnos con Ellos, y la santidad consiste en «nuestra plena configuración con Cristo»
• La segunda razón, para demostrar que el rezo del Rosario es un medio acertado para santificarnos es ésta: El Rosario nos abre a los planes y a la voluntad de Dios, al contemplar a Jesús y a María, que tienen por alimento hacer la voluntad del Padre Celestial y acabar su obra. Y la santidad o santificación no es otra cosa que la «perfecta conformidad con la voluntad de Dios».

Por eso, con acierto, el Papa Pablo VI dice: «Conviene para todos volver a tomar en las manos el Rosario, porque para ser cristianos hay que ser marianos, y el Rosario es una escuela que nos hace cristianos».

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA OCTAVO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES «VIRGEN SIEMPRE ORANTE»

María, como su hijo Jesús, nacieron en un pueblo que sabía orar. El ángel Gabriel encuentra a la Virgen María orando. María ora en casa, en el templo de Jerusalén, en el Gólgota. Ora siempre para magnificar a Dios, por las cosas grandes que hace en Ella. ¿Cómo oró la Virgen María?¿Qué actitudes tuvo en su oración?
• Para María ORAR es «saber escuchar a Dios». En esta «escucha», María capta y acepta todo tipo de mensajes, que le vienen de Dios. Después, estos mensajes los «guarda en su corazón», para rumiarlos con la luz del Espíritu Santo.
• Para María ORAR es «estar disponible a toda actuación de Dios». Esta disponibilidad es el secreto de su actuación, que consiste en NO hacer cosas grandes por SÍ MISMA, sino dejar que el PODEROSO, EL SEÑOR, LAS HAGA EN ELLA.
• Para María ORAR es, al mismo tiempo, «comprometerse». Apenas la deja el ángel, corre a la montaña para ayudar a u prima Isabel. Corre a compartir su fe en servicio.

Sin ratos de oración, sin relacionarnos diariamente con nuestra familia sobrenatural: Dios padre, Jesús, amigo y hermano, el Espíritu Santo, dador de Vida y la Virgen María, nuestra Madre, los cristianos somos prácticamente ateos o, como se dice ahora, somos «cristianos practicantes», cristianos sin ilusión, sin «sentido en nuestro vivir diario».

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

DÍA NOVENO: NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA ES «REINA ELEVADA AL CIELO»

El Papa, Pío XII, el 1 de Noviembre de 1950 definió «ser dogma de revelación divina: que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue ELEVADA, en cuerpo y alma, a la gloria celestial».

Este dogma de la Asunción de la Virgen, cuya fiesta celebramos el 15 de Agosto, es una de las glorias que María recibió de la Redención. El dogma de la Asunción fundamenta la Realeza de María. Así lo ha recogido el Concilio Vaticano II: «La Virgen Inmaculada, terminado el curso de su vida terrena, fue ELEVADA, en cuerpo y alma, a la gloria celestial, y exaltada por el Señor como Reina del Universo, para que se asemejara más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte» («Lumen Gentium», 59).

La Asunción de María a los cielos es figura y primicia de tu ascensión y mi asunción. La Asunción de María, garantiza la tuya y la mía. Tú y yo también resucitaremos como Jesús, y seremos ELEVADOS/AS al cielo como María, por el poder y gratuidad de Dios.

María está en el cielo intercediendo ante su Hijo por todos y cada uno de nosotros.

María, «desde su Asunción a los cielos, acompaña con AMOR MATERNO» a la Iglesia peregrina, y protege sus pasos hacia la patria celeste».

La Asunción de María fundamenta nuestra esperanza final. «La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es imagen y principio de la Iglesia, que habrá de tener su cumplimiento en la vida futura» («Lumen Gentium», 68).

Ser cristiano/a convencido es saber ya, desde la fe, que tendré una resurrección y una elevación al cielo. Tú y yo, como Nuestra Madre, la Virgen de Atocha, seremos elevados al cielo para ser felices, junto a Ella, por toda la eternidad.

Pídase la gracia que se desea conseguir, por intercesión de Nuestra Señora de Atocha.
Tres avemarías

 

HIMNO NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA

¡Bendita mi Madre,
la Virgen de Atocha!
Que a todos tus hijos de gracia llenó.

Su santa capilla
es un relicario,
que encierra perfumes
de rosas de amor.

Dios te salve, Reina y Madre,
flor fragante cual la rosa,
desde el cielo, amorosa,
mándanos tu bendición.

Causa de nuestra alegría,
vida y esperanza nuestra,
a éstos tus devotos muestra
que tus hijos siempre son.

Excelsa Patrona
del pueblo escogido,
siempre protegido
por tu corazón.

Madrid a tus plantas
se extiende tranquilo,
y en tu fe encendido
canta con amor.

Virgencita madrileña,
desde el templo donde moras,
a este pueblo que te adora
con tu mano has de guardar.

Madre, Madre de mi alma,
que esa tu imagen querida
sea faro, estrella y guía
que nos lleve hasta tu altar.

Preparada por el P. Ricardo Cuadrado Tapia, O.P.

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