Novena del Acordaos a Nuestra Señora del Sagrado Corazón

El último sábado de mayo se celebra la fiesta de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. La novena es de los Misioneros del Sagrado Corazón. San Efrén dice de Nuestra Señora del sagrado Corazón: «Ella es la esperanza de los desesperados».

También dicen: «Recomendamos encarecidamente a las personas que recen esta oración, se inscriban en la Archicofradía, pues sólo así recibirán la eficacia de las peticiones de todos los asociados a favor de sus propias intenciones.»Los Misioneros del sagrado Corazón recomiendan a quienes recen la novena: una participación renovada de los sacramentos (eucaristía y penitencia); una práctica más intensiva de la caridad cristia¬na en la familia y en el medio ambiente; una decisión personal de conversión…

 

ORACIÓN DEL ACORDAOS PARA TODOS LOS DÍAS

ACORDAOS, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, del inefable poder que vuestro Hijo divino os ha dado sobre su Corazón adorable. Llenos de confianza en vuestros merecimientos, acudimos a implorar vuestra protección. ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las gracias, y el que podéis abrir a vuestro gusto para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de misericordia, de luz y de salvación que encierra! Concedednos, os lo suplicamos, los favores que solicitamos.
No, no podemos recibir de Vos desaire alguno, y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. ¡Así sea!
¡Ntra. Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros!(Repetir con fervor tres veces.)

 

ORACIÓN PARA SUMARSE A LAS INTENCIONES DE LA ARCHICOFRADÍA

¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Miles de asociados de vuestra Archicofradía universal comienzan en este instante, y a todas las horas del día, sus Novenas, acogiéndose a vuestra omnipotente intercesión ante e! Corazón de vuestro Divino Hijo, y como Abogada que sois de las Causas Difíciles y Desesperadas. Queremos hacer también nuestras esas súplicas, oh amorosa Madre: nos sumamos, pues, a esas peticiones confiadas, y os las presentamos aquí todas unidas cual si fuesen nuestras, a fin de que las súplicas incesantemente repetidas de tantos y tantos hijos, hagan fuerza en vuestro Corazón de Madre. Mirad que es vuestra inmensa familia de asociados, extendida por toda la superficie de la tierra, quien con nosotros se interesa por las peticiones que en esta Novena os recomendamos. Que el clamor universal de vuestros hijos os haga propicia en favor nuestro, oh Madre siempre amada. Así sea.

 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Dios omnipotente, ante cuya soberana presencia dedicamos a María esta Novena bajo el excelso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, derramad sobre nuestras almas vuestras más abundantes misericordias y abrasadlas en el fuego santo de la caridad, para que nuestra devoción a la Purísima Madre del Verbo hecho carne, al paso que redunde en obsequio de Aquella que es Todopoderosa en sus súplicas al Corazón de Jesús, nos alcance su maternal protección, y sea poderoso auxilio que nos conserve en el camino del bien en esta vida, fuerte escudo que nos defienda contra los ataques de los enemigos de nuestra salvación y segura esperanza de la gloria que nos está prometida
Amén.

 

DÍA PRIMERO

EL PODER INEFABLE DE NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN
Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.
MEDITACIÓN
Aquí nos tenéis postrados ante Vos, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, y bien sabéis el motivo que nos hace dar hoy principio a esta Novena de preces. Somos débiles y venimos extenuados de fatiga a haceros presente el enorme peso de nuestras penas, la dificultad de nuestras empresas, la gravedad de nuestras luchas.
Vos sois poderosa, ¡oh María!, y podéis venir en nuestra ayuda.
Sí, lo confesamos, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Grande fue el poder de Josué, maravilloso el de Moisés cuando hizo salir agua de la roca, sorprendente el de Elías haciéndose obedecer de los elementos; pero mayor aún, más admirable y más sublime es el poder que os ha concedido a Vos el Corazón de vuestro Hijo, Jesús.
Más noble que el de los Profetas, más duradero que el de los reyes, más sublime que el de los Angeles, más ilimitado que el de todos los espíritus celestiales, vuestro poder se extiende sobre todo el mundo; una sola súplica salida de vuestros benditos labios, una sola mirada vuestra adquiere sobre el Corazón de vuestro divino Hijo una influencia inenarrable.
A la voz de su Madre Inmaculada, nuestro Soberano Juez perdona nuestros pecados y cierra el abismo de los infiernos abierto bajo nuestros pies; nos abre las puertas del Cielo, hace bajar sobre nosotros gracias saludables y nos alcanza todos los medios necesarios para llegar a la Patria bienaventurada de los elegidos.
He aquí lo que me mueve, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, a acudir a Vos. El solo pensamiento de que podéis hacerme bien, me consuela y me fortalece. Tengo motivos de esperarlo todo de una Madre que es al mismo tiempo tan poderosa y tan buena.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces).

 

DÍA SEGUNDO

LA MEJOR ABOGADA Llenos de confianza en vuestros merecimientos

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
¡Oh María!, para alcanzar una gracia nos valen poco nuestros méritos, porque son débiles, escasos y con frecuencia están envueltos en nuestras faltas cotidianas.
Es, pues, necesario, que elijamos una Abogada que pueda interceder por nosotros delante de Nuestro Señor Jesucristo.
Esta Abogada sois Vos, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!
Hijos de Eva, desterrados, desgraciados, elevamos nuestros clamores hacia Vos.
Suspiramos a Vos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Oh Abogada nuestra!, vuelve a nosotros esos tus ojos llenos de misericordia.
Vos sola tenéis más méritos que todos los Santos juntos; vuestro amor por nosotros es inmenso; vuestra súplica es todopoderosa; vuestra petición sin repulsa.
Animo, pues, ¡oh alma mía! La gracia que solicitas es preciosa, pero más preciosa es todavía la protección que te concede María. Échate en sus maternales brazos y dile: ¡oh Madre mía, dignaos venir en nuestra ayuda! A nadie veo más digno que a Vos de hablar al Corazón de Jesús (San Bernardo). No conozco misericordia superior a la vuestra, después de la de Jesús, para que se encargue de nuestros intereses y haga triunfar nuestra causa.
Imploramos, pues, vuestra generosa asistencia, ¡oh nuestra muy amada Soberana! Echad un velo sobre nuestras indignidades; cubridnos, os lo suplicamos, con el manto de vuestras virtudes; vestidnos con vuestros innumerables merecimientos.
Os lo pedimos en nombre del amor ardiente que habéis profesado siempre a vuestro divino Hijo, en nombre de la devoción sin límites que continuamente le habéis manifestado, y sobre todo, en nombre de la mucha parte que habéis tenido en las congojas y crueles amarguras de su Corazón.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces).

 

DÍA TERCERO

LA PROTECCIÓN DE NTRA. SRA. DEL SAGRADO CORAZÓN Acudimos a implorar vuestra protección

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
¡Qué reino es nuestro corazón! La naturaleza y la gracia le cercan a su vez; el espíritu del bien y el espíritu del mal se le disputan a porfía, pero nosotros somos únicos dueños de darle a quien nos plazca.
Sin embargo, infinitamente más apetecible es el Corazón de Jesús, ese vasto reino en donde habita el amor divino con sus infinitas misericordias. En El se encuentra la justicia y la paz; las riquezas de la eternidad en El abundan; en El florecen todas las virtudes; en El se encuentran el Cielo y la tierra; en El se dan el ósculo de paz Dios y el hombre, y María es la única que puede introducirnos en ese asilo de la verdadera dicha.
Vos tenéis siempre un libre acceso a El, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Vos podéis alcanzar la entrada en El para los que vuestro amor protege.
¡Oh Madre muy amada! Acordaos de que somos vuestros hijos; que estamos bajo vuestra protección y que queremos permanecer con Vos en el reino del eterno amor; y vednos hoy humildemente postrados a vuestros pies, para pediros una nueva prueba de vuestra maternal y augusta liberalidad.
¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús! Vos sois rica y nosotros somos pobres; Vos todo lo tenéis, y nosotros no tenemos nada. Viéndonos postrados ante Vos, ¿permaneceréis insensible a nuestros gemidos? ¿Será inútil que permanezcamos cerca de Vos y que llamemos a la puerta del Corazón de vuestro divino Hijo? ¿Por ventura no sois Vos la Madre de Misericordia?
No tengáis a menos socorrer a hijos que gimen bajo el peso de tantas tribulaciones, libradlos de tantos males como les afligen y apartad de ellos los ataques de su infernal enemigo.
¡Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Que vuestro virginal manto cubra siempre a vuestros hijos; guardadlos, son vuestros para siempre.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces).

 

DÍA CUARTO

EL MANANTIAL INAGOTABLE DE TODO BIEN ¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las gracias y el que podéis abrir a vuestro gusto!

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Cada día, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, torrentes de gracias se derraman por vuestras manos en todo el mundo.
Gracias de conversiones, de perseverancia, de martirio, de Apostolado, de resistencia a las tentaciones, de generosidad en el servicio de Dios.
Gracias de oración, de virtudes, de consuelos, de socorros, de arrepentimiento, de fervor.
Gracias para cada instante de la vida, para cada circunstancia dichosa o desgraciada, para cada dificultad… y todas estas gracias espirituales o temporales salen juntas del Corazón de Jesús, del Corazón de vuestro divino Hijo.
Muchos siglos ha que esta fuente perenne no cesa de manar esas maravillosas aguas que refrescan y apagan la sed de las almas, que fortalecen toda flaqueza, curan toda languidez, quitan el gusto de los falsos placeres de aquí abajo y dan la sed de los verdaderos bienes del Cielo.
Hasta el fin de los siglos, esta fuente que nadie puede agotar, y que parece hacerse cada día más caudalosa, derramará por todas partes con profusión las riquezas de la vida…, los fieles oirán siempre a Jesús que les dice, mostrándoles su Corazón: «si alguno tiene sed, que venga a Mí y beba».
Mas, ¿dónde está el acueducto admirable que pone a las almas sedientas en comunicación con esta fuente de delicias? ¿Qué mano ha recibido la dulce misión de dirigir esas aguas bienhechoras, y velar con preferencia para que las tierras más incultas, las almas más atribuladas, los corazones más enfermos, las reciban y encuentren su paz?
Sois Vos, ¡oh Ntra. Sra. del Sagrado Corazón!, la que podéis abrir a vuestro gusto el Corazón de Jesús, dispensar sus gracias y colmar a vuestros hijos de sus más preciosos favores. ¡ Cómo me alienta y regocija este pensamiento!

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

 

DÍA QUINTO

EL AMOR Y LA MISERICORDIA Para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de misericordia del Sagrado Corazón.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Amaros, ¡oh Dios mío!, y ser amado de Vos, tal es en verdad la única cosa necesaria: amaros, ioh Dios mío!, es daros con alegría, enteramente y para siempre, todo lo que somos y cuanto poseemos, nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra voluntad, nuestro porvenir.
Ser amado de Vos, es ser prevenido por vuestras gracias; ser enriquecido con vuestros beneficios; ser llamado a vuestra eterna herencia; ser consumido en la unión con Vos, y ser transformado en Vos para no formar más que un solo corazón.
Superando todos los obstáculos, traspasando todos sus límites, sustrayéndose a toda medida, esos dos amores más fuertes que la muerte han llenado al mundo de los más estupendos prodigios.
El amor que nos tenéis ha inventado el pesebre, la cruz, el altar.
El amor que nos inspiráis ha inventado la virginidad, el apostolado, el martirio.
Los dos han llegado ya hasta los últimos sacrificios; ambos prosiguen no obstante su generosa lucha, siendo la admiración de los ángeles y de los hombres.
Como nueva prueba de vuestra infinita caridad, ¡oh Jesús!, nos mostráis ahora mejor que nunca vuestro Corazón con todos los tesoros de amor que encierra, pero queréis transmitirlos por las manos de María.
Vos sois, pues, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la que nos comunicaréis este brillante testimonio de las bondades divinas.
En vuestras manos iremos también nosotros a depositar nuestro corazón para que lo ofrezcáis de parte nuestra a vuestro divino Hijo.
Mas, para que alcance la gracia de amar a Dios un pecador como yo, necesita, sobre todo, los tesoros de la Divina Misericordia.
Tengo grandes deudas que pagar, mis faltas son muchas, me hallo desfallecido en el camino de la vida, desnudo de méritos, debilitado por el mal, soy con frecuencia víctima del demonio.
Ante todo, ¡oh Madre mía!, alcanzadme la clemencia del Corazón de Jesús y derramad sobre las llagas de mi alma el bálsamo que El os ofrezca.
Me ha perdonado ya tantas veces, que siento temor y vergüenza al tener que pedirle un nuevo perdón. Vos disponéis de ese Corazón, en el que se encierran los tesoros de la misericordia; espero, por vuestra intercesión, alcanzar para mi y para los pecadores, por quienes me intereso, la gracia de una sincera y duradera conversión.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

 

DÍA SEXTO

 

LA LUZ Y LA SALVACIÓN Los tesoros de luz y de salvación que encierra el Sagrado Corazón.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
El camino del Cielo es estrecho, está cubierto de abrojos y de espinas, sembrado de rocas, rodeado de precipicios sin fondo, infestado de ladrones que detienen y despojan a las almas. Es difícil conocerle y costoso el subir por él.
¡Desgraciado del que le emprende solo, sin defensa, en medio de las tinieblas del pecado!
¡Desgraciado del que, para hacer esta gloriosa, pero difícil peregrinación, no se provee de un buen guía, de una luz segura, de un arma poderosa! Camina indefectiblemente a su perdición, y es incapaz de conquistar el Reino de los Cielos. Para evitar tal desventura, ioh mi muy amada Soberana!, yo busco y encuentro en Vos todos los medios que me son necesarios; la luz os rodea como un vestido, el Sagrado Corazón de Jesús es el resplandeciente foco de esa luz, y a vuestro maternal poder pertenece hacer llegar hasta nosotros sus más suaves rayos.
lluminadnos, ioh María!, dadnos a conocer el camino que debemos seguir, las súplicas que debemos hacer, los peligros que debemos evitar. Haced que conozcamos nuestras miserias para que las lloremos; las grandezas de Dios para que las adoremos; las bondades del Corazón de Jesús para que las amemos; vuestra solicitud tan llena de ternura para con nosotros, para excitarnos a una justa y perseverante confianza.
No os contentéis, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, con mostrarnos el camino; sed también nuestra guía. Jesús irá con Vos; en su Corazón, que Vos nos tendréis siempre abierto, encontraremos armas para pelear victoriosamente contra los más crueles enemigos de nuestra salvación.
Nuestra salvación, ioh Madre mía! Cuando pienso que podéis alcanzar para mí y para todos los que me son caros esta gracia de gracias, olvido todas las demás. En efecto, ¿de qué nos servirían la ciencia, la salud, el feliz éxito, en nuestras empresas, el término de nuestras pruebas y hasta los mismos consuelos de la piedad, si no hubiéramos de morir, por fin, con la muerte de los justos, y si nuestros últimos instantes no hubieran de ser semejantes a los de los Santos.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

 

DÍA SÉPTIMO

 

LA SUPLICA Concededme, os lo suplico, el favor que solicito.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Aunque fuese yo el único que os dirigiese mi súplica, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la vista de mi fragilidad, de mis faltas, de mis ingratitudes, no sería suficiente para destruir la filial confianza que tengo en Vos, cerraría los ojos sobre mi indignidad, y el clamor de mi alma llegaría hasta los pies de vuestro trono.
Mas estoy muy lejos de encontrarme solo suplicandoos.
Dichoso miembro de esta piadosa y amada Asociación que os invoca bajo el hermoso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tengo millones de hermanos y hermanas que ruegan conmigo y por mí. Militan en este nuevo ejército de cristianos, consagrados a Vuestra gloria, muchos santos y obispos, llevando a su cabeza el Pontífice supremo; legiones de misioneros y de sacerdotes, numerosos coros de vírgenes, congregaciones enteras de religiosos, una multitud de fieles de todas las edades y de todo mérito; y esta grande familia extendida por toda la superficie de la tierra no forma más que un solo corazón y una sola alma; todas las intenciones están unidas y cada uno ruega por las intenciones de todos.
Os ofrezco, pues, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, todas las oraciones de tantas almas fervorosas, y en consideración de sus virtudes os suplico que concedáis el favor que solicito…
Si nunca hubierais atendido a los pecadores ¡oh mi buena Madre!, sería grande mi temeridad en presentarme el primero; hay sin embargo algo que me movería a hacerlo sin temor… Pero más fácil sería contar las arenas de una playa que calcular el número de pecadores favorecidos por vuestra protección y atendidos en sus ruegos.
¿Y por ventura no, vemos, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la prontitud con que nos colmáis de bienes en vuestra amada Asociación?
iCuántos miles de acciones de gracias suben diariamente hacia Vos de entre nuestros hermanos!
Cuántas curaciones consideradas imposibles! ¡Cuántas conversiones notables que parecían desesperadas!
Cúántas pruebas auténticas de estas maravillas en vuestros Santuarios!
Cuántos exvotos, cuántas inscripciones sobre el mármol publican vuestros favores!
¡Cuántas lámparas y cirios encendidos en vuestro altar como testimonio de reconocimiento!
¿Queréis acaso, ¡oh María!, que sea yo el único que os invoque en vano? ¿No querréis, antes bien, obligarme a daros gracias y darme a conocer una vez más que sois verdaderamente Nuestra Señora del Sagrado Corazón?

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

 

DÍA OCTAVO

 

NO HAY DESAIRE No, no puedo recibir de Vos desaire alguno

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Es muy poderosa María sobre el Corazón de su divino Hijo para que no pueda alcanzarme la gracia que le pido. Roguémosle, pues, que hable por nosotros al Corazón de su Hijo, como nos lo aconseja San Bernardo.
«Sí, ciertamente, oh María!, a Vos toca hablar a ese Corazón, a Vos que tenéis en El un fiel corresponsal, quiero decir al amor filial, que se adelantará a recibir al amor materno y prevendrá sus deseos.»
¿Podréis Vos temer recibir desaire alguno cuando habláis al Salvador? Su amor intercede en favor nuestro, su misma naturaleza lo solicita por nosotros; se accede fácilmente a los. ruegos cuando se está ya vencido por el amor.
«Por esta razón, María habla siempre con eficacia, porque habla a un Corazón ya ganado enteramente, porque habla a un Corazón de Hijo…», dice San Bernardo.
«Interceded por nosotros, ¡oh Bienaventurada María! Vos que tenéis en vuestras manos, sí, me atrevo a decirlo, la llave de las bendiciones divinas. Vuestro Hijo es esta misteriosa llave con la que se abren los tesoros del Padre Eterno» (Bossuet).
No, no puedo recibir desaire, porque el negocio por el que acudo a Vos es importante, difícil, desesperado, no tiene otro recurso sino vuestro poder, ¡oh María! ioh mi soberana! Os suplico por lo que más amáis, que me alcancéis del Corazón de Jesús la gracia que solicito.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

 

DÍA NOVENO

 

LA ESPERANZA Y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. Así sea.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Me postro a vuestros pies, oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, para dar fin a mi Novena de Preces, y siento la necesidad de daros las gracias aun antes de conocer el resultado de mis súplicas.
La paz que experimento, la esperanza que va aumentado en mi alma, el amor más ardiente que por Vos siente mi corazón, me hacen creer con raz
ón que no he solicitado en vano vuestro auxilio.
Habéis querido darme una nueva prueba de vuestro amor: seáis por ello mil veces bendita, ioh la mejor de todas las madres!, ¡oh la más poderosa de todas las reinas!
Si, corno lo espero, mi súplica es hoy atendida, nada será capaz de detener el transporte de mi reconocimiento y el sentimiento de un vivo gozo; publicaré vuestras alabanzas y diré muy alto que el medio más seguro para alcanzar la gracia es dirigirse a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, y que es preciso acudir con toda confianza a ese trono de la eterna misericordia.
Si el favor que imploro es diferido por algún tiempo, lo esperaré con paciencia, sin cesar de pedíroslo; lejos de desalentarme, renovaré cada día con más ardor mis súplicas, porque espero siempre en vuestra bondad y porque Vos sabéis mejor que yo la hora y el momento en que me será más útil recibir el objeto de mis deseos.
En fin, si Dios quiere permitir que la gracia que pido me sea cambiada por alguna terrible prueba, o por algún sacrificio no esperado, entonces, sobre todo, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, tendría yo más necesidad de vuestra ayuda, para que renovarais en mí el espíritu de fe y de resignación cristiana, y me hicierais comprender que este misterioso proceder de la Providencia se dirige a un bien mayor.
¡Oh mi celestial Protectora!, he obrado con Vos como un niño con su muy amada madre; os he dado a conocer mis padecimientos y mis temores, mis penas, mis tentaciones, mi fragilidad, mis riesgos; me echo en vuestros brazos; me entrego a vos, sé muy bien que no me dejaréis perecer…
Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Os suplico de nuevo oigáis mi plegaria y me concedáis todas las gracias que he solicitado durante esta Novena; extended vuestra protección sobre mí y sobre todas’ las personas que tantas veces os he recomendado; alcanzadnos del Corazón de Jesús la dicha de amarle aquí en la tierra y de reinar con El en el Cielo.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)


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