La Virgen de la Antigua es una advocación que nace en Sevilla en el Siglo XIII.

Cuando se apareció al rey San Fernando III para darle apoyo en su batalla contra los infieles.

altar de ns la antigua de lima

Llegó a Lima en 1544 la primera copia de la pintura, enviada por el canónigo arcediano de la catedral sevillana, Juan Federegui.
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Es la Patrona de la Universidad de San Marcos.
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El lienzo está en una capilla de la Catedral de Lima.

Es una de las numerosas devociones marianas que los españoles trajeron a América.

El original sevillano se trata de un fresco de grandes proporciones dibujado sobre uno de los muros de la primitiva catedral andaluza.

De innegable influencia bizantina, la pintura representa a la Santísima Virgen con su Divino Hijo.

De pie y cubierta por un velo y manto dorados, acoge con el brazo izquierdo al Niño Jesús y ostenta en la mano derecha, muy aristocráticamente, una rosa en flor. S

obre la cabeza de la Virgen, dos ángeles sostienen una corona y por encima de ésta otro ángel lleva una leyenda con la inscripción latina “Ecce Maria venit”.

En 1929 la imagen fue coronada canónicamente.

A raíz de la invasión musulmana a la península, estando la ciudad a punto de capitular, la pintura fue íntegramente tapiada, con el fin de ocultarla y evitar su profanación.

Tras la ocupación mora el templo fue convertido en mezquita y la imagen permaneció cautiva y olvidada durante varios siglos.

 

APARICIÓN DE LA VIRGEN A SAN FERNANDO DE CASTILLA

Los vaivenes de la Reconquista retrasaron muchos años la incorporación de Sevilla a la corona de Castilla, hasta que en el siglo XIII el piadoso rey San Fernando III sitió la ciudad con la firme intención de recuperarla.

Una noche, en medio de la angustia por el prolongado asedio, el monarca se postró ante la Virgen de los Reyes, que desde una tienda de campaña velaba por el ejército cristiano, pidiéndole su auxilio.
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Fue entonces que la Virgen lo llamó por su nombre y le dijo:
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“Tienes una constante protectora en mi imagen de la Antigua, a la que tú quieres mucho y que está en Sevilla”
, prometiéndole la victoria.

Pasado un instante, le vino al Rey la idea fija de venerar aquella sagrada imagen.
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Y cruzando el campamento un ángel le hizo penetrar en la ciudad hasta llegar a la mezquita principal en cuyo interior le fue mostrada la pared que la ocultaba.
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Ésta se volvió trasparente como un cristal y Fernando pudo contemplar la imagen de la gloriosa Reina de los Cielos tal como había sido pintada siglos atrás.

Luego de un momento de oración y recogimiento, su celestial acompañante le indicó que era hora de regresar.

Sin despertar la menor sospecha y del todo ileso, llegó a su campamento en donde su ausencia ya se hacía sentir.

Pocos días después los moros aceptaban la rendición y la promesa de la Virgen se cumplía.

San Fernando ingresó a Sevilla el 22 de diciembre de 1248, en la fiesta de San Isidoro, obispo y patrono de la ciudad.

Y así, después de un largo cautiverio, la Virgen de la Antigua fue finalmente liberada.

Ante ella se postraron los Reyes Católicos en 1478, regalándole una gran lámpara de plata por el feliz nacimiento en Sevilla de su hijo, el príncipe de Asturias don Juan.

Y en 1493 Cristóbal Colón pidiéndole protección en su 2º viaje al Nuevo Mundo; bautizando con su nombre de Antigua la isla caribeña de Wadadli que pisó en este viaje, en agradecimiento.

Carlos V la acogió y llevó siempre consigo después que estuvo en Sevilla en 1526 con motivo de sus bodas.

Y lo mismo hizo Felipe II en 1578, pero mudando su lugar en la catedral y erigiéndole la suntuosa capilla que en la actualidad dispone.

Antes Fernando I de Aragón, proclamado rey en el Compromiso de Caspe (1412) con intervención de nuestro paisano, San Vicente Ferrer, ya había creado una orden de Caballería con finalidades benéficas con su imagen como divisa.

Nuestra Señora de la Antigua

 

LA ANTIGUA EN LIMA

A mediados del siglo XVI, D. Juan Federegui, arcediano de la catedral de Sevilla, hizo sacar una copia de la imagen para remitirla al venerable Cabildo limense.

La pintura, que tiene similares dimensiones que la sevillana, fue enmarcada en plata y colocada durante la administración de Santo Toribio de Mogrovejo en la capilla del trascoro.
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En un primoroso retablo espléndidamente tallado y dorado, frente a la puerta principal de la Catedral.

El afecto que la Antigua concitó desde entonces entre los limeños, se puede aún calcular por este sugestivo verso:

Este trono que ves tan majestuoso a la Madre del Verbo consagrado, en que el arte parece se ha apurado, uniendo lo magnífico a lo hermoso, bosquejo es de aquel otro más glorioso al que Dios Trino y Uno la ha elevado…

Su altar era muy rico y las alhajas que lucía la Virgen y el Niño eran de mucho valor, por la devoción que ella inspiraba en los limeños, prontamente el Sumo Pontífice concedió indulgencias a todos los devotos que rezaren ante Ella.

En 1895, la Capilla de la Virgen de la Antigua fue trasladada a la de los Reyes, ubicada en la nave lateral izquierda de quien entra al recinto Catedralicio, allí continuaba recibiendo el fervor de los limeños que acudían hasta sus plantas.

Según es constante tradición,

a esta imagen le profesó singular amor el venerable Fray Francisco Camacho, religioso hospitalario, nacido en Jerez de la Frontera, en 1629 y venido al Perú como militar, donde, como al fundador de su Orden, le atrajo Dios a sí, por medio de un varón santo, el P. Francisco del Castillo de la Compañía de Jesús.

Con su vida penitente y santa fue, por espacio de treinta años, la edificación de toda la ciudad de Lima (…).

Este insigne varón recibió de la Virgen de la Antigua muchos favores y en especial, uno muy notable, a raíz de su conversión”.

A Lima llegó en 1544, a México en 1562, llevada personalmente por el espadero José Rodríguez.
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La de Panamá ya la portaba consigo en sus expediciones el descubridor Vasco Núñez de Balboa, dedicándole una capilla que el papa León X elevó a catedral en 1513 y proclamó su patrona en 1524.

 

LA MISA QUE NUESTRO SEÑOR CELEBRÓ EN SU ALTAR

Esta misma capilla

“fue el escenario de una de la visiones del venerable Francisco Camacho.
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Un día al demorarse el inicio de la celebración eucarística que Francisco esperaba ansioso, le dijo a la imagen de la Antigua:
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¿Es posible Señora que no ha de haber misa? Al instante la Virgen contestó:
–Espera y tendrás misa.
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El mismo Cristo con la ayuda de San Mateo y San Juan celebraron misa para el humilde juandediano”.

Hoy no la podemos apreciar más en aquella privilegiada ubicación.

Pues a fines del siglo XIX durante la reconversión interna de la Catedral emprendida por el Pbro. Matías Maestro, se decidió trasladar la magnífica sillería del coro al altar mayor, alrededor del baldaquino neoclásico del presbiterio.

A consecuencia de ello, desapareció la capilla de la Virgen de la Antigua y su imagen fue reubicada en un altar lateral en la nave del Evangelio.

ns la antigua de lima

 

LA PATRONA DE SAN MARCOS

Durante el Virreinato y aún bien entrada la República fue costumbre que la colación de grados se realizase ante el altar de la Virgen de la Antigua.

Por ello San Marcos la tomó como Patrona, teniendo a su cargo el mantenimiento y el ornato de la capilla, así como la celebración de su fiesta, cada 5 de agosto.

En su actual disposición, la Virgen de la Antigua está flanqueada por las imágenes de San Marcos Evangelista y de Santo Tomás de Aquino, el doctor Angélico.
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Llama la atención del ocasional visitante, el sentido de las columnas multicolores.
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Ellas se identifican con cada una de las facultades virreinales de la Universidad, a saber: Teología (blanco), Medicina (amarillo), Filosofía (azul), Cánones (verde) y Leyes (rojo).

A pesar de esta especial deferencia hacia San Marcos, la devoción a la Antigua no fue en ninguna época exclusividad de una clase o categoría social.

“Se sabe que también una cofradía de negros rendía culto a la virgen sevillana. Ante el mismo altar se rendían libres y esclavos, ilustres doctores de la élite limeña y la raza sometida en espera de redención”.

 

LA ANTIGUA DE LA CIUDAD IMPERIAL

Como las más importantes catedrales de América, la del Cusco se honra en poseer una espléndida réplica de la imagen hispalense.

Sobre el palacio Kiswar Kancha, que perteneciera al Inka Wiraqocha, se levanta la monumental Basílica cusqueña, que conjuga admirablemente la gravedad de sus formas, con el encanto de su ornato y los misterios que alberga.

Penetrando por su inmensa puerta, llamada Del Perdón, quedamos frente al altar de Nuestra Señora de la Antigua, la Virgen de la Puerta.
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Es la Virgen de los tristes, y según la creencia popular, su Niño a veces les sonríe a sus devotos para anunciarles la felicidad.

Catedral de Lima fondo

 

CAPILLA “DE LA ANTIGUA” DE LA CATEDRAL DE LIMA

El retablo de “Nuestra Señora de la Antigua” de la Basílica Catedral de Lima de estilo neoclásico fue construido en 1796 y es atribuido al Pbro. Matías Maestro y Alegría.

En él se puede apreciar el lienzo “de la Antigua” de estilo barroco que data del siglo XVI.
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La pintura muestra a La Virgen en pie y posición frontal, vistiendo túnica y un manto que le cubre completamente la cabeza.
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Su rostro, de mirada al frente, aunque levemente girada hacia el Niño Jesús en una amable actitud.
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Además, sostiene delicadamente en su mano derecha una rosa, mientras carga en su brazo izquierdo al Niño, que juega con el jilguero.
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Sobre la cabeza, dos ángeles se disponen a coronarla, en tanto otro ángel, más arriba, extiende una cartela en la que se lee una frase evangélica.

En esta capilla se encuentran también dos estatuas de regular tamaño dedicadas a San Marcos y Santo Tomás.

En sus inicios el lienzo “de la Antigua” estuvo al lado derecho de la puerta del perdón (puerta principal), pero después fue reubicada a la capilla en la que se encuentra en la actualidad.

“El cuadro de “Nuestra Señora de la Antigua” tuvieron que adecuarlo al retablo, por eso las características de ambas son diferentes, el altar es de estilo neoclásico y el lienzo es de estilo barroco”.

Fuentes:

 

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