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Es la patrona de Bolivia.

Y fue cincelada por el escultor inca Tito Yupanqui.

Creador de otras imágenes de la Virgen.

Y que estudió escultura para fabricar esta pieza.

virgen_copacabana

Se halla en el puerto de Copacabana sobre el Lago Titicaca y fue entronizada en 1583.
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Es una imagen con rasgos indígenas, que con sus milagros de la lluvia atrajo a los indígenas a su culto y la conversión.

El edicto para levantar un templo en su honor es de 1588 y el templo actual se construyó en la segunda década del 1600, contando con varias reformas.

Está a 3850 metros sobre el nivel del mar y a 8km de la frontera con Perú.

EL LAGO TITICACA

La península de Copacabana se adentra en el lago Titicaca, acercándose a las islas del Sol y de la Luna, antiguos lugares sagrados de los Incas.

Copacabana es una ciudad y puerto de Bolivia, capital de la provincia de Manco Cápac.

Copacabana se halla enclavada a las orillas del Lago Sagrado o Titicaca, en la península del mismo nombre.

El grandioso escenario que le rodea está compuesto por el macizo andino de la Cordillera Real.

El nombre del poblado proviene de la lengua aimara Kota Kawana: «El Mirador del Lago».

Ya en la época precolombina las caravanas que se dirigían a las islas del Sol y de la Luna, tenían, necesariamente, que pernoctar en la zona lacustre, hospedados y agasajados por el «jatum runa» la autoridad mayor de Copacabana.

Esta población se había trocado de simple aldea en ciudad privilegiada en razón a su posición estratégica como centro del Imperio de los Incas.

Coimbra Ojopi, autor de «Nuestra Señora de Copacabana», afirma que la casta que poblaba Copacabana era tan ilustre y selecta que los virreyes de Toledo y Velasco, los eximieron de la «mita», el laboreo, a veces por toda la vida.

Los habitantes de Copacabana estaban abocados al cultivo de la tierra, conservación de monumentos y templos míticos y a sus pequeñas balsas de transporte, construidas con la milenaria «totora».

Allí, a cuatro mil ocho metros sobre el nivel del mar, la Madre de Dios quiso acercarse a sus hijos para así atraerlos al verdadero Dios.
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Lo hizo con la mayor delicadeza y respeto.
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Lo hizo con el amor de Madre que busca a sus hijos mas pequeños.

candelaria de copacabana

LA IMAGEN

Su rostro tiene rasgos indígenas y es toda dulzura con su Niño en brazos, que parece caerse pero no.

La Madre lo sostiene segura.

El Niño es el gran regalo que la madre obsequia.

Así surge el culto a la «Santísima Virgen de la Candelaria, Nuestra Señora de Copacabana».

Es una efigie de poco mas de cuatro pies modelada enteramente en pasta de maguey y terminada en estuco.

El cuerpo de la imagen está totalmente laminado en oro fino y en sus ropajes se reproducen los colores y las vestiduras propias de una princesa inca.

Su forma original permanece permanentemente cubierta por hermosos mantos y trajes.

Su pelo es largo sobre sus hombros.

Fue tallada por Francisco Tito Yupanqui, descendiente del Inca Huayna Capac.
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Era escultor aficionado y aunque puso mucho empeño en su obra, era inexperto.
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Sus primeros intentos fueron rechazados uno tras otro, hasta que finalmente Dios le recompensó con poder lograr esta imagen de la Virgen que fue humildemente entronizada en una pobre iglesia de adobe y piedras el 2 de febrero de 1583.
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Lo que hace de este santuario mariano uno de los más antiguos de las Américas.

El templo actual data de 1805 y la imagen fue coronada durante el pontificado de Pío XI.

Con el paso del tiempo los fieles donaron, para adorno de la imagen, gran cantidad de valiosas joyas y el templo se llenó de regalos y tesoros.

Riqueza que fue posteriormente saqueada por generales, presidentes y dictadores de turno.

A pesar de ello, la «Coyeta», como la llaman los quechuas y los aimaraes; lleva al cuello, en las manos y el pecho, ricas alhajas y de sus orejas cuelgan valiosos pendientes de piedras preciosas obsequiados por sus devotos.

En su mano derecha sostiene un canastillo y un bastón de mando, regalo y recuerdo de la visita que en 1669 le hizo el virrey del Perú.

La imagen original nunca sale de su santuario y para las procesiones se utiliza una copia de la misma.

Es típico del santuario, basílica desde 1949, que los que lo visitan salgan de él caminando hacia atrás, con la intención de no darle la espalda a su querida patrona.

Su fiesta originalmente se celebraba el 2 de febrero, día de la Purificación de María, y luego se ha trasladado al 5 de agosto, con liturgia propia y gran celebración popular.

TITO YUPANQUI

Desde los primeros días de la Conquista del Collao por los hermanos Pizarro, hacia el 1538, se comenzó a predicar el Evangelio.

Esta misión difícil en esos momentos la tomaron los religiosos de la Orden de Santo Domingo.

En la proximidad de uno de los centros de civilización más antiguos de América y donde por siglos enteros recibieron especial culto las falsas deidades de los collas, quiso María Santísima establecer su trono de amor y misericordia.

A fin de conquistar para su Hijo a los numerosos indígenas que poblaban las márgenes del lago navegable más alto del mundo

Para confirmar la evangelización ya iniciada en el vasto altiplano, la Divina Providencia inspiró a un indio de sangre real la confección de una imagen de la bienaventurada Virgen María.

Francisco Tito Yupanqui, nieto de Huayna Cápac e hijo de Cristóbal Vaca Túpac Inca, en cuyo escudo familiar concedido por el Emperador Carlos V tenía grabado el lema «Ave María», nació en la península de Copacabana a mediados del siglo XVI.

En aquella época llegaban al lugar los primeros frailes dominicos, quienes erigieron una pequeña iglesia dedicada a Santa Ana, la abuela materna de Nuestro Señor Jesucristo.

llegada a copacabana

Desde muy niño Tito Yupanqui debió asistir regularmente al catecismo y a las misas dominicales, absorto con aquellas narraciones y prédicas, brotando en él una acendrada devoción por la Santísima Virgen.

Así, ya adulto concibió el proyecto de labrar con sus propias manos una imagen mariana para su pueblo.

Pero la hechura de barro le salió tan tosca que un sacerdote, el bachiller don Antonio Montoro, mandó retirarla de la iglesia y colocarla en un rincón de la sacristía.

Profundamente apenado, decidió entonces perfeccionar su arte y se trasladó a Potosí donde conoció al maestro Diego de Ortiz, de quien aprendió las técnicas del tallado y pintura.

Antes de comenzar su trabajo, hizo celebrar una Misa en honor de la Santísima Trinidad, para obtener sobre su obra la bendición divina.

En la Villa Imperial tomó como modelo una imagen de la Candelaria venerada en el templo de Santo Domingo, iniciando el trabajo que acompañó de afectuosas oraciones y ayunos el 4 de junio de 1582.

Algunos meses después, cuando ya estaba bastante avanzada la imagen, le fue presentada al obispo de la Plata como ejemplo de su arte una pintura en lienzo de Tito Yupanqui, lo que significó un nuevo motivo de aflicción para éste.

El prelado llegó a decir que era más a propósito para pintar monas que imágenes de Nuestra Señora. Humillado, acudió a la iglesia para pedirle al Señor acierto en el policromado de la imagen.

Con ella regresó a la ciudad de La Paz y se ofreció como ayudante del maestro Vargas, quien estaba dorando el retablo de la iglesia de San Francisco.

Tito Yupanqui le contó su historia y el dorador prometió ayudarle.

Resolvieron entre ambos traer la imagen a escondidas al taller.

Y mientras trabajaban de día en el retablo, por la noche hurtando horas al sueño se entretenían en dorar la imagen, hasta que quedó terminada.

Como suele suceder, el demonio desencadenó una controversia entre los indios de Copacabana, que se resistían a admitir una imagen que no fuera obra de español.

Llegaron hasta proponerle a Tito Yupanqui que vendiera la suya, para lo cual no faltaban interesados.

Sin embargo, la Divina Providencia, que escribe derecho sobre líneas torcidas, comenzó a mostrar en ella sus maravillas.
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Así, cada vez que fray Francisco Navarrete la llevaba a su habitación para rezar, le asombraban unos destellos que salían de la imagen:
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“No sé, hijos, qué es esto que veo en vuestra imagen –les dijo el siervo de Dios– que me parece que echa rayos de fuego”.

Estas noticias llegaron a oídos de don Gerónimo de Marañón, que a la sazón se encontraba en La Paz.

El Corregidor de Omasuyo, al que pertenecía Copacabana, encantado con la imagen ordenó su inmediato traslado al pueblo, para alegría de Tito Yupanqui.

En ello colaboró también el Alcalde de los Naturales, don Diego Churatopa, que asignó a diez indios y un huanto (andas), con los que partieron una venturosa mañana hacia el corazón del Lago.

El 2 de febrero 1583, en la festividad de la Purificación de María o Candelaria, fue ceremoniosamente entronizada en Copacabana la imagen de la Virgen.

Y a partir de ese momento comenzaría a derramar sobre los pobladores y peregrinos sus caudalosas gracias, que no han cesado hasta la fecha.

La fama de la singular Patrona del Lago hizo que varias réplicas fueran creadas por Yupanqui y enviadas a distintos lugares.

Se sabe que el escultor entregó al indígena Sebastián Quimichi una imagen similar que actualmente reposa en Cocharcas (Perú).

También hubo otra para el pueblo de Pucarani, actualmente desaparecida, así como otra que fue enviada a Tucumán, en el norte de Argentina.

Sin embargo, luego de la imagen que custodia el Lago Titicaca, la más famosa es la Virgen de Copacabana de Brasil, réplica también creada por Yupanqui, que fue trasladada hasta territorio carioca por un negociante español muy devoto, que había decidido regresar a su patria navegando por las costas de Argentina y pasando por Brasil.

El barco naufragó cerca de costas brasileñas, y él prometió a la Virgen que llevaba en un cajón de madera construirle una capilla si lo salvaba. Y así fue.

La playa donde se construyó la iglesia (actualmente desaparecida) era conocida como Praia do Forte (Playa del Fuerte), pero con el paso del tiempo y la extensión de la fe hacia la Virgen, los brasileños rebautizaron la conocida Praia do Forte como Playa de la Virgen de Copacabana.

Una herencia, por supuesto, de Yupanqui.

Tito Yupanqui, este indio noble y predilecto de María, dedicó el resto de su vida a servir y glorificar a tan gran Señora, muriendo piadosamente a sus pies hacia el año de 1608 siendo hermano lego agustino.

Francisco Tito Yupanqui podría convertirse en el primer beato boliviano si los trámites seguidos por la Conferencia Episcopal de Bolivia llegan a buen término.

Este hombre llevó una vida de santidad dedicada al prójimo

LA VIRGEN ATRAE A LOS INDIOS CON LA LLUVIA

Entre los primeros milagros que obró la imagen fray Alonso Ramos nos describe éste.

Para atender el culto de la Virgen determinaron los indios Anansayas sembrar una chacra.

A esta sementera no acudieron los Urinsayas, que se habían manifestado más reacios a la devoción, alegando la sequedad del tiempo:

“No obstante todo esto los Anansayas, no sé con qué actos de fe se fueron a la parte donde la sementera se había de hacer, y tomando sus tacllas o arados comenzaron a romper la dura tierra, ablandándola con el sudor de sus rostros, que por ellos corría con gran prisa a regar el áspero suelo.

Y estando el aire muy sereno, apenas hubieron comenzado cuando les cubrió una espesa nube, que defendiéndoles del riguroso calor, con que casi tenían tostadas las entrañas, les regó la tierra tan a medida de su deseo, que dejó envidiosos a los otros indios, pues sólo se dejó caer en el sitio que para la chacra o sementera de la Virgen estaba señalada”.

Más tarde el prodigio se volvió a repetir, durante la sequía que afectó a la comarca en 1587, fecundando la lluvia las tierras de los devotos Anansayas.

templo copacabana

CREACIÓN DEL TEMPLO MAYOR

Por pergamino Real de Felipe II, del 7 de enero de 1588, se ordenó que se levante un templo para morada de la Virgen.

El Santuario de Nuestra Señora de Copacabana, Patrona de Bolivia, se yergue majestuoso a orillas del Lago Titicaca, a unos 3,850 m.s.n.m. y a escasos 8 km. de la línea fronteriza con el Perú.

Desde un principio la imagen cobró fama de ser milagrosa, lo cual se extendió por toda la comarca, el Virreinato y el continente entero.
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Los padres Agustinos construyeron la primera capilla Mayor, entre los años 1614 y 1618.

El Virrey de Lima, Conde de Lemos, apoyó moral y económicamente la construcción de la Basílica desde 1668 y asistió a la inauguración de la misma en el año 1678.

En la actualidad la Basílica data del año 1805 y la imagen fue coronada durante el pontificio de Pío XI, con el paso del tiempo los fieles donaron, para adorno de la imagen, gran cantidad de valiosas joyas y el templo se llenó de regalos y tesoros.

Cuando se independizó Bolivia en el año 1825, existía un ascendiente y permanente presencia de la Vírgen de Copacabana, en la fe de todo el pueblo.

Sin embargo, en el año 1826 el Presidente de la República de Bolivia, el Mariscal Antonio José de Sucre, expropió todas las joyas coloniales del tesoro del Santuario de la Vírgen para fundirlas en las primeras monedas de oro y plata de Bolivia.

El 1 de agosto de 1925, año del primer centenario de la Independencia de Bolivia, la Vírgen de Copacabana fue coronada como Reina de la Nación.

El 7 de noviembre de 1940, el Templo Mariano de Copacabana, fue declarado Basílica Menor.

La Basílica de Nuestra Señora de Copacabana, o simplemente la Catedral de Copacabana es un edificio de estilo morisco, originalmente de estilo renacentista, que fue construida en 1550.

La Basílica posee una imponente belleza y una gran colección de objetos religiosos.

El templo fue construido en estilo renacentista entre los años 1601 y 1619, por el arquitecto Francisco Jiménez de Sigüenza, y concluido junto con el atrio y posas que lo rodean el año 1640.

A decir de los historiadores, Dn. José de Mesa y Teresa Gisbert, lo más extraordinario del conjunto de Copacabana es que conserva la Capilla Abierta o Capilla de Indios, que se puede ver adosada a la nave del templo.

Las Capillas Abiertas servían para oficiar el culto al aire libre dada la enorme cantidad de fieles que llegaban a estos lugares y porque los indígenas estaban acostumbrados a tener ceremonias religiosas al aire libre.

Hoy esta capilla no se ve muy bien, sus arcos están tapiados y está rodeada de construcciones modernas, pero se la puede ver desde su lado oeste.

Con el paso de los tiempos, el templo de Copacabana fue quedando pequeño para albergar a la creciente cantidad de peregrinos durante tiempos coloniales.

En 1651 se terminó la ampliación de la Capilla Mayor en lo que es la nave actual, contando para ese entonces con la Nave, la Sacristía, el Atrio y las Torres.

A la par que se iba remodelando la arquitectura de la basílica, se van mejorando los altares y retablos.

Bajo la orden de los franciscanos, desde 1910 hasta 1913, se levantó el actual Camarín de la Vírgen.

Desde entonces y hasta 1971 se han hecho una serie de refacciones, pintados, reposición de materiales y otros, que concluyeron en la Basílica que vemos hoy.

En nuestros días la Basílica es centro importante de peregrinaje tanto para bolivianos como para peruanos y católicos de otros lugares, por devoción a la Virgen de Copacabana.

Entre 1946 y 1947 se construyó en el cerro Calvario un Vía Crucis con sus catorce estaciones de piedra, a las cuales se accede con esfuerzo por una rústica escalinata.

De recorrido obligado para el peregrino, el sacrificio del ascenso es ampliamente recompensado por la maravillosa vista que se observa desde la cumbre, tanto del lago como del Santuario de la Virgen.

dibujo virgen de copacabana

ORACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II

Madre santísima de Copacabana,
al concluir esta celebración litúrgica
en la que hemos orado unidos
por las familias bolivianas,
imploro sobre ellas tu protección maternal.

Tú, que desde tu santuario nacional
acompañas con mirada bondadosa el caminar de este pueblo,
alienta con tu intercesión poderosa
a las familias de Bolivia,
que hoy confío a tus cuidados.

Protege e inspira
a las madres de familia de esta noble tierra,
que con dedicación admirable atienden
y dan consistencia a sus hogares,
guían a sus hijos por el camino del bien
y buscan su dignidad en lo cristiano y en lo humano.

Ilumina también a los padres
para que sepan ser siempre, en su vida familiar y social,
ejemplos de rectitud,
educadores responsables de sus hijos,
modelo de respeto a los valores religiosos y morales
que hacen estable y sana la familia.

Cuídate en especial de los hijos para que, a imitación de Jesús,
crezcan en edad, en sabiduría y en gracia,
recibiendo y difundiendo en su propio hogar
el amor y el respeto entre todos.

Modela su corazón joven
a fin de que, con comprensión y generosidad,
robustezcan la unión familiar,
vivan en obediencia a los principios cristianos
y sean así el apoyo de sus padres
y la esperanza de la sociedad boliviana.

Vela, Madre, con particular ternura
sobre las familias campesinas, que sufren el azote de la pobreza,
sobre los hogares de los mineros,
sobre los relocalizados, los que no tienen pan ni trabajo,
los más pobres y abandonados,
para que experimenten tu consuelo
y la solidaridad de los demás.

Enseña, finalmente,
a todos tus hijos bolivianos,
sin distinción de origen étnico o extracción social,
la fidelidad a la fe cristiana,
la valentía en la adversidad,
la convivencia de la idéntica dignidad de hijos y hermanos,
el empeño para mejorar la patria común,
el compromiso por la honestidad y la justicia,
la esperanza en un mundo nuevo
en el que reinen de veras el amor y la paz. Amén.

Fuentes:

 

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