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En 1270 la Virgen María se le aparece a un pastor.

Y le pide que la población vaya en procesión y desentierren una imagen suya que fue escondida en razón de la invasión musulmana por el siglo VIII.

ns de la nativifaf de mentrida

Al principio no le creyeron al pastor.
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Pero luego la Virgen le entregó una carta de su puño y letra para el párroco.
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El que creyó y el pueblo se encaminó al lugar y desenterró la milagrosa imagen.

Méntrida es una población española de la provincia de Toledo en Castilla-La Mancha, cuenta con uno de los conjuntos urbanos de origen medieval más interesantes de la provincia.

Su emplazamiento, en unos pequeños cerros próximos a la vega del arroyo de Méntrida, le confiere gran belleza.

En su conjunto destaca la iglesia parroquial de San Sebastián, de transición del gótico al renacimiento y elementos de los s. XV al XVII.

El término «Méntrida» podría derivarse de la forma antigua mentida que aún se conserva en catalán y occitano con el significado de ‘terreno en el que abundan los desprendimientos’ o ‘curso de agua intermitente’.

 

APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN EL MONTE DE BERCIANA

Una inmemorial tradición fija en los días 24 y 25 de abril de 1270 la aparición al pastor Pablo Tardío de una imagen de la Virgen María.
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Que habría sido escondida por la comunidad cristiana de Berciana, allá por el año 719, por temor a que fuera profanada ante la invasión árabe.
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Con intención de recuperarla en fechas más propicias.

La imagen fue traída con toda solemnidad a Méntrida y colocada en la primitiva parroquia de Santa María, siendo venerada primeramente con el título de Santa María de Berciana.

Para luego recibir culto con la advocación de Nuestra Señora de la Natividad.

Catorce años después, don Braulio Gómez, ejerciendo de teniente cura, escribió el relato del aparecimiento.

Aquel suceso influyó social y religiosamente en la pacífica vida aldeana, pues de los alrededores afluían devotos a rezar ante la milagrosa imagen.

Desde entonces, cada 25 de abril, la venerada imagen es conducida procesionalmente en típica romería al monte de su aparición, en cumplimiento de un antiguo voto, en número creciente de devotos, que admiran las viejas costumbres de la fiesta, que ha merecido ser declarada de Interés Turístico Regional.

procesion de mentrida

 

RELATO DEL APARECIMIENTO DE NUESTRA SEÑORA EN BERCIANA SEGÚN DON BRAULIO GÓMEZ, EN 1284

 

PRIMERA APARICIÓN EN ABRIL DE 1270

Vive este año de mil doscientos ochenta y cuatro del nacimiento de Nuestro Señor y Redentor Jesucristo en este Lugar de Méntrida, un hombre de sesenta años, Pablo Tardío llamado.

Empleábase éste en guardar cabras, a las que pastoreaba para la conservación de su vida, en los montes y dehesas de esta población de Méntrida cercanas; siempre que entraba con sus cabras en la dehesa de Berciana, sentía en su corazón no sé qué misteriosa novedad, que ya le causaba alegrías y ya le infundía temores.

Y esto le acaecía con mayor fuerza los sábados, pues en todos, por espacio de más de diez años, hacia un pequeño cerro, que está a la otra banda del arroyo, unas veces oía música que le alegraba.

Otras veces estruendos que le atemorizaban; por las noches advertía muchas candelillas encendidas que circundaban el pequeño cerro.

Juzgaba este pastor que era ilusión de sus sentidos o patrañas del enemigo, y así no hacía caso de ello, antes bien se encomendaba a Dios y a su Madre Santísima por medio de sus oraciones.

Un día que se aumentaba la música sintió en sí el pastor Pablo Tardío impulso superior de subir a la pequeña cumbre, para saber cual fuese la causa de tanto sonoro instrumento.

Púsose muy de veras en Dios, y con humildad y temor comenzó hacia la cumbre a caminar, y al llegar a ella, vio, advirtió y registró que estaba patente y al descubierto la Reina soberana de los cielos y tierra María Santísima Señora Nuestra.

A quien servía de alfombra el tronco pequeño de una cortada encina, estando María Santísima colocada sobre él, como sobre un trono de zafir.

Al ver tal prodigio, quedóse el pastor lleno de temor, admiración y espanto.

Admirábase de la hermosura y belleza con que la soberana Señora resplandecía y brillaba.

Causábale terror y espanto lo nuevo y peregrino de suceso tan elevado, como de sus ojos nunca visto ni aun de su entendimiento imaginado.

Enajenados los sentidos, no acertaba ni a hablar; y embarazadas las potencias con visión tan prodigiosa, no podía discurrir en lo que había de ejecutar.

Arrojóse humilde y reverente al suelo, adorando y besando la tierra, que pisaba tan soberana como prodigiosa Reina.

Estando Pablo Tardío postrado en el suelo, se dignó María Santísima a hablarle de este modo:
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“Anda, Pablo, a Méntrida, da cuenta de lo que estás viendo.
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De mi parte diles a los sacerdotes y justicia que vengan con reverente procesión a este sitio.
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Y saquen una imagen mía, que está aquí oculta, para que la lleven a colocar a su iglesia.
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Pues quiero enriquecerlos con ella, y de los peligros y ahogos sacarlos y libertarlos”.

Alentado el pastor Pablo Tardío con estas dulcísimas palabras de María Santísima, se levantó de la tierra y, puesto de rodillas, cándido y sencillo, la respondió de este modo:
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“Señora, con mucha voluntad iré a Méntrida a dar tan grande nueva, haciendo lo que me mandas.
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Pero no hay quien me guarde mis cabras, y se me perderán mientras voy y vengo”.

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A este temor de Pablo Tardío, satisfizo la clementísima Reina diciendo:
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“No temas que tus cabras se pierdan, yo seré pastora de ellas, ejecuta lo que te mando, que tu ganado a mi cargo queda”.

 

COMUNICACIÓN A LOS SACERDOTES Y JUSTICIA DE MÉNTRIDA

Obedeció el pastor a lo que la soberana Reina le mandaba y, dejando sus cabras, sin más réplica, corrió a Méntrida con acelerado paso.

Apenas entró en este lugar, cuando comenzó a dar voces comunicando el maravilloso suceso.

Llegó al teniente cura, que se llamaba Fortunato Vidal, intimóle la comisión que traía, y el cura, no dándole crédito, comenzó a reírse del pastor.

Instaba éste en su demanda.

Juntóse la justicia, Lope Rodríguez y Faustino Gómez; llegóse Antonio Moreno, padre de Misa, a todos declaraba Pablo Tardío el suceso y lo que les mandaba la Reina soberana de cielo y tierra, que quedaba en la dehesa de Berciana, y que fuesen a sacar su soberana imagen, que estaba allí escondida.

Ninguno de ellos, como de otros muchos que a la novedad se juntaron, quisieron creer al pastor, antes bien, hicieron de él burla y, de lo que decía, ningún aprecio.

Tratáronle de fatuo, tonto y novelero, y que como tal venía a engañar al pueblo con aquella fantasía, que había soñado, que se volviese a sus cabras a contarlas aquellas locuras y patrañas, y si no, que le pondrían como loco preso en una cadena.

procesion mentrida fondo

 

NUEVA APARICIÓN EN 25 DE ABRIL, CON ENTREGA DE SEÑAL

Comenzó a desabrochar botones de perlas el alba, y el pastor, de humilde confianza lleno, salió de su cabaña o choza.
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Enderezó sus pasos a la pequeña cumbre de la dehesa y, al descubrir el tronco cortado de la encina, registróle florido y fecundo con la imagen sacrosanta de María Santísima, de la misma forma que antes se le había aparecido.
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Consolóse muchísimo el afligido pastor, y postrado en tierra, la refirió lo que le había pasado en Méntrida.
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“Señora, no me quieren creer; responden a lo que les dije de orden tuya, que es sueño, fantasía y mentira levantada de mi cabeza; que soy un tonto y que no se debe hacer caso de mi dicho”
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A estas palabras se dignó la Purísima Virgen responderle:
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“Toma esta carta, vuelve con ella a Méntrida, entrégala por señal, que a ella darán fe, y a todo lo que has dicho entero asenso y creencia”
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Levantóse el pastor del suelo y, recibiendo con suma reverencia y acatamiento la carta de mano de Nuestra Señora, caminaba presuroso con ella a Méntrida; pero, al dar vista al lugar, le salieron los demonios en varias y horribles figuras al encuentro.

Procuraron detenerle y le instaban a que atrás volviese; pero como no pudieron, con golpes y empellones le maltrataron.

Apenas le vieron las gentes, cuando comenzaron a hablar unas con otras: allí vuelve el tonto y sobre tonto, porfiado; ello es sueño, y si no es sueño, está loco.

¿Hay mayor delirio, pues nos quiere persuadir de una cosa tan difícil de creer? ¡Ahora estuviera la Virgen María escondida en Berciana!.

Pero el pastor, con claras voces, prorrumpió en estas palabras: ¡Ea!, señores, ya me creerán lo que ayer, de parte de la Señora Reina María Santísima les dije.

Ahora me vuelve a enviar para que den crédito a lo que les digo, que vayan a Berciana a sacar y descubrir una imagen suya que está escondida.

Y para que sepan que es cierto y verdad lo que les refiero, tomen esta carta, que es la señal que me ha dado, para que os la entregue.

Tomó el cura la carta y, habiéndola leído delante de todos, ya de temor, ya de alegría y regocijo se quedaron como absortos y pasmados, mirándose unos a otros.

Luego que se recobraron de la admiración, que les causaba tan prodigiosa novedad, se postraron en tierra, dando gracias a la Reina y Señora María Santísima.

Dieron al pastor entero crédito; besaban y veneraban la carta como cosa bajada del cielo, y cada vez que esto ejecutaban, sentían en sus corazones júbilos y contentos.

Divulgaron el prodigio por todos los lugares circunvecinos, para que todos fuesen participantes de tan admirable portento.

 

EL PUEBLO CAMINA A BERCIANA AL ENCUENTRO DE LA IMAGEN

Ordenóse luego al punto una devota y arreglada procesión de los sacerdotes, justicia y plebe compuesta y, cantando la letanía de Nuestra Señora, caminaron presurosos, (aunque en orden puestos), del pastor Pablo Tardío guiados, a la dichosa dehesa de Berciana.

Llegaron al sitio y tronco cortado de la encina, pusiéronse todos de rodillas, derramando tiernas lágrimas y afectuosas súplicas.

Luego, cavaron con mucha reverencia a la misma raíz del cortado tronco de la encina y, a poca diligencia, hallaron una arquita de madera.

Sacáronla de la tierra, diciendo en altas voces: Aquí esta la imagen de Nuestra Señora, aquí está el tesoro que buscamos, y aquí está la efigie de Nuestra soberana Reina.

Abrieron la feliz arquita los dos sacerdotes, y vieron, ¡oh maravilla y prodigio!, dentro de ella, a esta nuestra poderosa y sacrosanta imagen de María Santísima, quien de su divino rostro despedía tantas luces y resplandores, que a todos causó admiraciones.

Y exhalaba tan subidos olores y fragancias, que a todos inundaron de tantos consuelos, que pasaron algunos de los circunstantes a quedarse absortos, pues, ni el olfato podía sufrir tanta abundancia de suavidades, ni los ojos tolerar tanta copia de luces como salían de la imagen de Nuestra Señora.

Estaba vestida la soberana imagen de Nuestra Señora con una camisita de antiquísimo lienzo, su juboncito antiguo de damasco, al parecer azul, del cual pendía una basquiña o saya de la misma tela, sin más adorno que una franja negra, cairelada, en la parte inferior, cuyo vestido hoy le tiene puesto.

Y me dicen todos haber intentado quitársele para ponerle otro, y no haber podido. Es más largo que la sacrosanta imagen, e ignoro el misterio.

Extendió el cura la mano a la sacrosanta imagen de Nuestra Señora, sacóla del arca, y enseñóla a la gente, que ya por verla se atropellaban unos a otros impacientes.

Pero, al verla en las manos del cura, todos se pusieron de rodillas, venerando a María Santísima en su imagen aparecida.

Lloraban de puro alegres y, más con lágrimas que con palabras, la daban gracias infinitas.

Volvieron luego la soberana imagen a su arquita y, cogiéndola el cura entre los brazos, la trajeron en procesión a Méntrida.

Colocáronla, metida en el arca, en el altar grande de la iglesia, en donde hoy se venera con mucha devoción, no sólo de todos los vecinos de este pueblo de Méntrida, sino también de otros lugares circunstantes y distantes, que vienen cada día a hacerla fiestas, a tributarla cultos y veneraciones y a pedirla en sus necesidades remedio, con quienes ha hecho muchos milagros.

 

LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD

La antigua imagen de la Virgen de la Natividad fue quemada el día 16 de agosto de 1936, al comienzo de la Guerra Civil.
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Dos años después, una nueva talla, obra del talaverano José Gallego, sustituyó a la destrozada, siendo venerada como Patrona de la Villa hasta 1950, año en que se decidió la ejecución de la actual imagen.

Lamentablemente, la imagen de 1938 fue robada del Cementerio, en cuya capilla ha estado depositada en los últimos tiempos, durante la noche del 25 al 26 de agosto de 1998.

La nueva imagen, obra de Juan José García de Arce, bendecida solemnemente el día 24 de abril de 1950, es una hermosísima talla de bulto redondo, de 71 centímetros de alto, dispuesta sobre una peana de 23 centímetros.

Posee brazos articulados y está tallada en madera de aliso, salvo la cabeza y las manos, realizados en madera de boj.

Representa la imagen de María 1nmaculada, en actitud orante, sobre una nube.

Toda ella está policromada. Esta escultura ha sido sometida a tres procesos de restauración, desde su realización hasta nuestros días.

ermita de metrida

 

ROMERÍA EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DE LA NATIVIDAD

En la noche del 23 al 24 se lleva a cabo el anuncio solemne de la fiesta, que lo hace la mayordomía a son de clarines y tambores, recorriendo las calles del pueblo.

Ya el 24 de abril, muy de mañana, será el grupo de los danzantes quienes anunciarán con su alborada la proximidad de fiesta mentridana por excelencia.

Y lo recordarán nuevamente el chupinazo y el volteo general de campanas.

Luego –siguiendo una reciente costumbre–, en la puerta de la ermita tendrán lugar el pregón y la ofrenda floral, con la muestra de sargentos y danzantes, terminando el acto con la participación de la banda de música en su alegre recorrido por las calles del pueblo.

En la tarde, se organiza una solemne y concurrida procesión, para trasladar la venerada imagen de la patrona al templo parroquial, a la que acompañan los danzantes y la mayordomía.

Después, en la plaza mayor, se procede a la tradicional muestra de sargentos y danzantes con la recitación de los típicos dichos.

Concluye la jornada con la quema de una vistosa colección de fuegos artificiales.

 

DÍA 25 DE ABRIL: SAN MARCOS

Va escoltada por la mayordomía –el capitán portando gallardamente la bandera de la hermandad, el alférez con la bandera multicolor, sargentos y mochilleres– y el grupo de danzantes, bailando ante la hermosa carroza de la Virgen,

todos ellos vestidos a la antigua usanza, lo que contribuye a dar mayor vistosidad y colorido a esta ancestral romería, que conserva su tipismo, como en tiempos remotos.

Comienza la romería con la emotiva salida de la Virgen del templo parroquial a las ocho en punto.

La imagen de Nuestra Señora de la Natividad recorre luego lentamente las estrechas calles del pueblo, entre el fervor y entusiasmo de sus muchos devotos, que se agolpan junto a ella.

En las afueras de la población, junto al Pinote, en las proximidades del solar que ocupara la antigua ermita de San Ildefonso, la comitiva se detiene para hacer una salva a Nuestra Señora y despedirse ésta del pueblo.

Ya en Berciana, cuando la procesión da vista a la ermita, al cobijo de una vetusta encina se implora la bendición divina sobre los campos y las cosechas.
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Poco después, al llegar al arroyo, la comitiva queda detenida a la espera de la santa imagen, que pasará bajo arcos adornados con guirnaldas, gallardetes y enseñas nacionales.
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Una vez pasado el puente del arroyo, los danzantes reanudan sus bailes por la empinada cuesta que conduce al cerro de su aparición, animados con los sonoros instrumentos.

Allí, en la cima del montículo, junto a la ermita, tiene lugar la solemne concelebración eucarística presidida habitualmente por un sacerdote hijo del pueblo.

Promediada la jornada, el numeroso público forma un amplio círculo en la explanada de la vega para presenciar la Muestra de Sargentos y Danzantes, que está presidida por el párroco, el alcalde, el hermano mayor de la Hermandad de la Virgen y diversas personalidades –autoridades provinciales, regionales y nacionales– invitadas a la romería.

Terminada la muestra, las familias se dispersan por el monte para congregarse en torno a los tradicionales ranchos. Es el momento de degustar las buenas viandas, preparadas con todo esmero como manda la tradición.

El cordero es el plato fuerte, bien regado con los tintos y claretes de la tierra.

El rancio se reserva para el aperitivo, a base de embutidos y jamones, pero también para el exquisito complemento repostero: rosquillas bañás, retorcíos, perronillas, y un dulce etcétera.

Cuando declina el día, el campanillo de la ermita anuncia el momento de retornar al pueblo, y los romeros van apiñándose junto a la patrona, que se despide del monte con el mismo ceremonial con que entró.
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Traspasado el histórico arroyo, el cortejo procesional reemprende el lento caminar hacia la parroquia con paradas en la cruz de Silva y puerta del cementerio.

Mientras tanto, otro grupo procesional sale de la parroquia al encuentro de la Virgen, llevando en carrozas las imágenes del Resucitado, San Marcos, San Juan Bautista y San Ildefonso, acompañadas del párroco, algunos sargentos y fieles, que darán la bienvenida a la patrona en la entrada del pueblo, en donde tendrá lugar el emotivo Recibimiento.

El jubiloso encuentro de ambas comitivas se produce junto a la cruz de Gabriel Rodríguez, con la actuación de todos los músicos y la intervención de los sargentos y danzantes, que irrumpen con sus bailes en medio de las dos agrupaciones.

Concluido el acto, ambas comitivas se encaminan hacia el templo parroquial.

La imagen peregrina de la Natividad hará su entrada en la iglesia en las primeras horas de la noche, despidiéndose de ella sus devotos, después de cantar el popular himno.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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