Yecla tiene por patrona a la Inmaculada Concepción.
Pero no es precisamente con dicho nombre con el que más se la conoce en esta ciudad del Altiplano murciano.
Desde hace siglos se venera en un santuario emplazado en lo alto del cerro donde se alzaba la fortaleza de la villa, siendo este hecho el que acabó rebautizando a la advocación como Virgen del Castillo.
Yecla es un municipio de la Comarca del Altiplano en la Región de Murcia (España).
La aparición de un templo dedicado a Santa María en aquel estratégico lugar arranca de muy antiguo, documentándose la existencia de una primitiva iglesia mozárabe que llegó a ejercer de parroquia hasta 1540.
Y donde se venía venerando un legendario lienzo con la imagen de la Virgen, en la advocación de Nuestra Señora de La Encarnación.
Pero durante el reinado de Felipe IV, un hecho histórico cambiaría por completo la trascendencia religiosa del viejo santuario.
Los franceses habían invadido parte de Cataluña y, a la llamada del monarca, 61 yeclanos dirigidos por el capitán Martín Soriano Zaplana marchan a Vinaroz el 17 de julio de 1642.
Tras medio año de estancia en el frente regresan a sus hogares sin ninguna baja, lo que unido a su hondo sentimiento religioso, les impulsa a subir a la ermita para dar gracias ante el cuadro de la Virgen.
La Cofradía de la Purísima, fundada en 1691, sería la encargada de adquirir una talla de la Purísima Concepción que sustituyera al cuadro de La Encarnación, para ser venerada en el santuario.
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La imagen llegó a Yecla en 1695 traída por un franciscano anónimo, siendo entronizada en el templo como patrona y protectora de la ciudad.
El poder de convocatoria de esta Virgen ha ido acrecentándose con el paso de los siglos, constituyendo su santuario en la actualidad todo un referente para peregrinos de las provincias de Murcia, Albacete y Alicante.
De este modo, como recordatorio de la vuelta feliz de los hombres a sus casas y por la devoción mariana, empezó esta fiesta tradicional de gran arraigo.
Se ha repetido el ritual desde hace tres siglos y medio, haciendo tronar pacíficamente los arcabuces por las calles de la ciudad.
LA IMAGEN
La imagen de la Purísima Concepción que actualmente se venera en el altar mayor del santuario no es la original, pues se perdió durante la Guerra Civil Española.
Sería el escultor Miguel Torregrosa quien en 1941 realizara la nueva talla.
El 7 de diciembre de 1954, Año Santo Mariano, el obispo Ramón Sanabuja Marcé, acompañado de los prelados Arturo Tavera Araoz y Alfonso Ródena García, en nombre de S.S. Pío XII, corona canónicamente a la Virgen del Castillo, en uno de los actos mas solemnes de la historia local.
Se cumplía así un deseo largamente sentido y compartido por todos los yeclanos.
EL TEMPLO
El templo se eleva majestuoso en la cúspide del cerro dominando toda la ciudad, junto a los restos de la fortaleza árabe.
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El edificio actual se levantó sobre el primitivo a principios del siglo XIX, sufriendo continuas reformas.
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Y estando actualmente su fachada flanquedada por dos torres gemelas neoclásicas coronadas por sendas imágenes pétreas del Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.
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Que junto con la curiosa cúpula escalonada ofrecen una silueta muy peculiar del conjunto religioso.
Adosados al templo se encuentran la llamada «Casa del Ermitaño» y el museo mariano dedicado a la Virgen del Castillo.
LOS DOS PRIMEROS DÍAS DE FIESTA
La mezcla de historia y devoción en torno a la Ntra. Sra. del Castillo ha dado lugar en Yecla a unas singulares celebraciones festivas en honor a la patrona, actos con más de tres siglos de arraigo en la población.
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La subida al cerro que protagonizaran Martín Soriano y los suyos a mediados del siglo XVII para honrar a la Virgen, dio origen a una fiesta que hoy continúa más viva que nunca.
Los actos arrancan el día 5 de diciembre con el «Beneplácito», que consiste en la petición al Ayuntamiento por parte de las escuadras que representan al ejército yeclano para que comiencen las fiestas.
Quince cohetes se lanzan desde el Castillo, contestados por otros tantos desde la Plaza Mayor, al tiempo que se izan las banderas en el balcón del consistorio y voltean todas las campanas de la ciudad.
Al día siguiente tiene lugar la Misa de Pajes y el «Beso de la Bandera», ceremonia de exaltación a la enseña yeclana, con lo que se concluye la preparación a las grandes jornadas de fiesta que se avecinan.
LA BAJADA
El 7 de diciembre es el día de gozo popular, manifestado en tres formas distintas.
Primero la alborada, el anuncio real de que ya ha empezado la fiesta; los arcabuces suenan en cualquier plaza y en cualquier esquina, cuando el alba se vislumbra sobre el horizonte.
, la Bajada de la Purísima, pasando por la Iglesia Vieja, como recuerdo de que en ese templo se alojó hasta 1868.
Y, por la tarde, la alegre, la desbordante, la colorista Ofrenda Floral, cuando las familias llevan sus olorosos ramos a los pies de La Madre, tras recorrer, con ritmos musicales, diversas calles de la población.
Antes de que salga el sol el día 7 de diciembre, la tradicional «Alborada» despierta a toda Yecla para que el pueblo suba al Castillo a honrar a la patrona, llamamiento que se realiza en cada rincón de la ciudad con estruendosos disparos de arcabuz.
Los yeclanos acuden en masa al santuario conmemorando la ascensión del ejército de Martín Soriano, para luego volver a Yecla trayendo consigo la imagen de la Virgen.
La «Bajada» de la patrona se instauró de forma definitiva en 1711, con el objetivo de que la Virgen se encontrara en la ciudad el día de su onomástica, siendo trasladada con gran júbilo hasta Yecla.
La Purísima es recibida en la iglesia de la Asunción para luego ser procesionada hasta la Basílica, templo principal de la villa donde permanecerá durante todas las fiestas.
Ese mismo día, por la tarde, tiene lugar la ofrenda de flores.
Desde 1711 se regula la fecha de la Bajada de la entonces Villa.
Con la interrupción de quince años en el uso de la pólvora, el rey Carlos III, ante las súplicas unánimes de los yeclanos, declara, por Real Provisión de 25 de septiembre de 1786, que Yecla quedaba exenta de lo que era una probibición general.
Y en ese mismo año, el 15 de noviembre, son aprobadas las primeras ordenanzas de la fiesta; las actuales, establecidas dos siglos despues, en 1986, solo incorporan pequeños añadidos o retoques, sin modificar para nada el rito esencial.
LA GRAN FIESTA Y LA SUBIDA
El día 8 es la jornada grande, el día de la Virgen, celebrándose la Misa Mayor en la Basílica y una solemne procesión con la imagen.
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Más de quinientos arcabuceros acompañan a la Purísima en el desfile, descargando disparos en su honor e inundando nuevamente de pólvora toda la ciudad.
Mención especial merece la entrada de la patrona al templo, momento en que adquiere singular protagonismo el llamado «juego» u ondeo de la bandera que se realiza tradicionalmente frente al trono.
A partir de esta fecha se celebra un novenario que tiene su origen en 1793, prolongándose así la estancia de la Virgen en la Basílica hasta el día de la «Subida».
El Novenario son nueve misas que se celebran en los nueve días siguientes al 8 de diciembre, Día de la Purísima Concepción.
Tiene su origen en 1793 y hace que se prolongue la estancia de la Virgen en la Basílica hasta el día de la «Subida», el domingo siguiente a la última misa del Novenario.
Acabado el solemne novenario, en el domingo siguiente a su octava, el pueblo se despide de su Patrona.
Por la mañana, misa y su emotiva y secular minerva, durante la que el párroco bendice con el Santísimo Sacramento a todos los fieles, en medio de las imponentes «arcas cerradas» de la soldadesca.
Y a la tarde, la Subida, el nostálgico adiós por el zigzagueante camino del Castillo hasta llegar a su explanada, en donde el gentío da tres vueltas a la imagen en torno a un añoso pino.
Es la despedida a la que, desde su ermita, será «Faro y guía», como se canta en el himno a la Virgen del Castillo.
Todo acaba con la entrega de Insignias: Los clavarios pasan a ser, desde este momento, mayordomos; el del bastón o capitán, que elige a un niño como paje, y el de la bandera o alférez, cuyo paje será una niña.
ORACIÓN
Guapa Virgen yeclana, bendice nuestra ciudad y a toda esta región que tanto padece últimamente.
Líbranos de las sequías y de los terremotos que asolan nuestros pueblos.
Amen.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_del_Castillo_(Yecla)
- http://www.corazones.org/maria/castillo_virgen.htm
- http://es.unionpedia.org/Virgen_del_Castillo
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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