Hacia donde está cambiando el mundo que conociste.

Si miras cómo era el mundo hace un par de décadas atrás te darás cuenta que hemos entrado en un caos inentendible.

Como si hubiera una varita mágica que toca cada cosa de nuestro mundo y dice «hágase el caos».

Bueno, te tengo una noticia. Esa varita existe y no trabaja al azar.

Tiene el objetivo de cambiar la civilización cristiana que se fue tejiendo desde hace siglos por una de corte luciferino, con una moral y objetivos distintos a los que Dios propuso a la humanidad.

Aquí hablaremos sobre quienes manejan esa varita mágica, por qué están tan apurados por hacer cambiar la civilización, cuál será el resultado final y como mantenerse firmes ante las convulsiones que suceden.

Desde hace unas décadas estamos asistiendo a una reinvención de la sociedad por la fuerza.

En la que las verdades básicas se dan la vuelta y se reemplazan por nuevas verdades, a menudo ridículas, que nadie parece comprender por completo, pero que se promueven rabiosamente.

La mayoría de ellas atentan contra la supervivencia de la especie humana, como la guerra contra los nacimientos o inculcar la idea de la eutanasia o que hay que reducir la población del planeta.

O contra la sanidad mental de las nuevas generaciones, a través del ataque contra la familia y contra el sexo con que las personas fueron creadas.

Y también contra la cohesión de las sociedades y su estabilidad económica, como los conflictos que impulsan las feministas, los de la ideología de raza, los que aceptan barrios enteros en sus países donde se practica la ley sharia musulmana y no la ley del país.

Es claro que esto no es por azar, todo tiende a la destrucción de la civilización occidental y cristiana, suplantándola por un nuevo orden mundial.   

Pretenden una forma colectivista de gobierno, que consiste en una mezcla de ingredientes del comunismo, el fascismo y el capitalismo.

Y para ablandar a la gente, deben acabar con los ideales y las creencias.

Para ello es necesaria la constante amenaza de una agresión externa.

Ya sean otras naciones los agresores, o los virus que nos atacan, o el agresor del cambio climático.

Es necesario inventar conflictos. La gente debe vivir con miedo a un enemigo que las élites señalan cual es.

Y el producto final es el regreso a la servidumbre.

El siervo moderno tendrá un televisor de pantalla plana y un teléfono inteligente, pero sus creencias y su identidad se perderán hasta tal punto que no podrá hacerse cargo de su propia vida. 

Porque el nuevo orden mundial necesita que la gente confíe en el estado para satisfacer sus necesidades tanto como sea posible. 

Esto lo hace dócil.

¿Y por qué tanta locura ahora? ¿Por qué tanta presión ahora para hacer el cambio? ¿Por qué no introducirlo gradualmente, posiblemente durante varias décadas?

Porque el concepto mismo de un Nuevo Orden Mundial, se basa en que un número muy pequeño de personas dominan a millones.

Y los más conspicuos representantes quieren hacerlo posible en sus vidas.  

Henry Kissinger tiene 97 años, su amigo cercano George Soros ahora tiene 90 años, el barón Rothschild ahora tiene 85 años, Klaus Schwab, el creador del Foro Económico Mundial, tiene 83 años.

Lo que estamos viendo es la camarilla de las personas y entidades comerciales política y económicamente más poderosas del mundo, tratando de hacer el mundo a su medida.

Pero eso no puede durar. No en términos de Dios. Pero ni siquiera en términos humanos. 

Sin embargo, mientras estén tratando de lograrlo, asistiremos a un desastre de proporciones míticas y los próximos años serán inestables y confusos. 

Y el resultado será que al final el mundo cambiará para siempre.

Pero no en la dirección que ellos quieren, sino en la que Dios quiere.

Dios aprovechará el caos, que estas camarillas están organizando, y lo hará para purificar el mundo y arribar a una era de florecimiento de la fe y de la civilización humana.

Estamos en la última etapa de la lucha por el mundo.

Estas camarillas no son ateas, sino que creen que existe un guía que es lucifer.

Por lo que en última instancia asistimos en nuestra época a una batalla épica entre los ángeles de Dios y los ángeles caídos aquí en la tierra.

Por eso los católicos estamos enfrentando una verdadera guerra, no sólo contra nuestros derechos humanos fundamentales, protectores de nuestra libertad personal y social, sino sobre todo contra los valores cristianos que construyeron la sociedad occidental. 

La verdadera guerra tiene como objetivo acabar con nuestra fe en Dios, en Nuestro Señor Jesucristo y en la Iglesia que Él fundó, como la única salvación para todos los hombres. 

Naturalmente que esta guerra no es de ahora, comenzó luego de la creación de Dios.

San Agustín dirá que el amor fundó dos ciudades.

Mientras que el amor de Dios por los hombres fundó la Ciudad de Dios, el amor propio fundó la ciudad de satanás.

El principio de la ciudad de satanás es el orgullo y la mentira; él gana sus batallas mintiendo, como ahora lo vemos descaradamente que miente y miente. 

Su actividad hoy se puede ver cada vez más claro en todas las instituciones de la tierra, inclusive dentro de la Iglesia, a la que hábilmente ha logrado infiltrar.

Su batalla es contra la fe en Dios que tienen los católicos, porque eso los hace rebeldes.

Y su poder destructivo de la verdadera fe es tanto más eficaz cuando puede contar con la complicidad ciega de los católicos liberales.

Ellos no se han opuesto a la destrucción de la moral cristiana, y es más, la han apoyado.

Incluso se han puesto al frente con políticos autodenominados católicos, que promueven morales contrarias a la cristiana y sin embargo sus obispos insisten en darles la comunión, dando un mensaje equivocado a los fieles.

La ideología totalitaria del nuevo orden mundial apunta, ante todo, a destruir la familia natural, los derechos inalienables de las personas y la moral de los mandamientos de Dios.

Y tiene agentes tanto fuera como dentro de la Iglesia.

¿Y cómo pudo pasar esto? porque la Iglesia debería ser un dique de contención de estas perversiones.

El mundo cristiano está colapsando porque la Iglesia colapsó primero.

Esta crisis de la Iglesia es anterior a las consecuencias del Vaticano II. 

El Concilio Vaticano II se ha convertido en una especie de chivo expiatorio en la mente de muchos católicos, que miran toda la confusión que siguió al Vaticano II y la atribuyen al Concilio.

Esa es una noción muy simplista y errónea. 

Las consecuencias del concilio pudieron generarse porque las semillas ya habían sido plantadas durante décadas por los modernistas, que se escondieron hábilmente dentro de las grietas de la Iglesia como termitas que la fueron corroyendo. 

Y todo lo que sucedió después del Vaticano II, es que salieron a la luz.

Ahora, si participas en esta batalla para ayudar a restaurar la fe sin darte cuenta de a qué te enfrentas, te desanimarás. 

Por lo tanto, primero, debes aceptar el hecho de que la Iglesia ha sido infiltrada y que deberás discernir quienes están trabajando para el nuevo orden que nos quieren imponer, quienes no y quienes son ingenuos respecto a lo que sucede.

Y segundo, el ataque de satanás y sus aliados sobre el mundo se intensificará en los años venideros. 

Pero eso será por un tiempo, el tiempo necesario para la ruina del régimen tiránico del gobierno mundial que se basa en mentiras.

Y para la purificación del mundo y de la Iglesia.

Con la purificación de sus fieles y especialmente de sus sacerdotes, Jesús se propone preparar la próxima etapa de la historia, con una Iglesia completamente renovada donde haya triunfado el Inmaculado Corazón de María. 

Ten en cuenta esto.

Dios predice que la serpiente, satanás, morderá el talón a la descendencia de la mujer vestida de sol, es decir Cristo nacido de la Virgen María, y los cristianos fieles que son sus hijos. 

Pero en esta profecía que está al principio de la Biblia, en el Génesis 3:15, dice que después la mujer le aplastará la cabeza para siempre, en una victoria completa. 

Los siervos del diablo, a los que San Juan llama la «sinagoga de Satanás» (Ap 2: 9), aunque posean una inmensa riqueza material que les permite el poder para intentar una dictadura mundial, serán más pronto que tarde condenados a la eterna esclavitud del infierno.

Si permanecemos firmemente fieles a Jesucristo y a su doctrina, que no puede cambiar porque es divina, podemos decir con absoluta confianza y alegría que Junto con Jesús y María venceremos.  

Ganaremos en esta guerra públicamente declarada contra nuestra fe católica y contra la moral cristiana que ha civilizado a los pueblos.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo un católico debe interpretar lo que está sucediendo en el mundo y la iglesia, y en qué debemos depositar la confianza.

Y me gustaría preguntarte si los católicos que conoces son conscientes del ataque contra el cristianismo que se está dando en estos tiempos o no. 

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