En que consiste la batalla final.

Hay una clara estrategia maligna para quitar a la familia de en medio en la construcción del nuevo orden mundial.

Sor Lucía, vidente de Fátima, dijo en varias oportunidades que la Batalla Final será por la Familia.

Lo mismo que San Juan Pablo II.

El enemigo invisible, el maligno, ha apuntado todas sus baterías para allí y se encuentra muy activo el demonio Asmodeo, que disuelve vínculos familiares y golpea duramente a los que trabajan por las familias.

Y ante esta embestida vemos que los defensores del matrimonio y la familia tradicional siguen perdiendo batalla tras batalla contra los promotores de la reingeniería del mundo.

El ataque se está librando por un grupo de militantes que tienen poder, dinero y organización.

Dirigidos por el maligno, que quiere disolver el símbolo de la Sagrada Familia, José, María y Jesús, en un ataque contra Jesucristo.

Por eso el padre canadiense Michel Rodrigué recomendó como protección entronizar la Sagrada Familia en los hogares e insiste en ello.

En este video queremos contarte cómo el maligno está desmontando la familia y también decirte cómo defendernos y a que santos acudir para pedir intercesión por los problemas en las familias.

La guerra contra la familia se ha desarrollado a través de tres oleadas:

La afirmación de que el matrimonio hace a los hombres y las mujeres menos libres, que proviene del marxismo, y que justifica el divorcio, que nos entristece.

La otra oleada es que los niños son una carga, lo que proviene del movimiento eugenésico y contraceptivo. 

Y también apunta a bajar la cantidad de población del planeta.

Y la tercera oleada es la insistencia en que la diferenciación sexual es una ficción, y es el fruto de los teóricos de la ideología de género. 

Entonces aparecen las familias con padres del mismo sexo, los tríos de padres, incluso del mismo sexo, etc.

Esta es la conclusión de una larga guerra contra la familia, que está orientada incluso a que haya menos procreación y a hacer un mundo menos peligroso para las élites que siempre han estado aterrorizadas por los alzamientos populares.

El mensaje recibido por Sor Lucía, la vidente de Fátima, indica que el cielo no sólo ha previsto esta gran crisis, sino que nos ha prevenido.

Ella escribió en 1980 una carta a un cardenal en la que afirmó «la batalla final entre el Señor y el reino de satanás se hará sobre el matrimonio y la familia.

Porque cualquier persona que trabaje para la santidad del matrimonio y la familia siempre será agredido y acusado en todos los sentidos, porque esta es una cuestión decisiva».

Y luego ella concluye,

«De cualquier forma, la Virgen ya le ha aplastado la cabeza» al maligno y repite que su Corazón Inmaculado triunfará y que Jesús sigue siendo el jefe indiscutible de Su Iglesia.

También San Juan Pablo II nos advirtió, en Río de Janeiro en 1997, que la batalla decisiva del tercer milenio es por la familia, y que la lucha básica contra la dignidad del hombre está centrada en la familia y la vida.

Y la realidad actual es que los divorcios están a la orden del día, que cada vez hay menos casamientos, que los jóvenes se emparejan sin casarse y que consideran bien que una relación de pareja dure poco tiempo o sea casual.

Pero la crisis y desintegración de la familia no es gratis para las economías, tiene consecuencias dramáticas.

Empezando por la crisis demográfica que afecta al mundo, que genera pobreza en los países, provoca altos costos para la atención de salud, crisis en los sistemas jubilatorios y genera inestabilidad social.

Entonces, ¿Cómo puede una comunidad ser estable si se destruye su célula fundamental?

¿No será ésta la forma de buscar la inestabilidad? 

¿Y por qué se busca la inestabilidad?

Hay signos muy claros de que marchamos hacia un estado totalitario mundial.

Y destruir la familia es el objetivo de todo régimen totalitario, porque demoliendo la familia, el individuo se queda solo frente al Estado y a merced de él.

Chesterton dijo que la familia llega primero cronológicamente que el Estado y es el último punto de resistencia contra el poder del Estado.

Defender la familia natural es entonces la primera gran batalla de la libertad. Es una lucha civil.

Pero de hecho, pareciera que la defensa la está haciendo básicamente el cristianismo, y en particular el catolicismo.

Pero a decir verdad cada vez menos, porque están apareciendo cada vez más frecuentemente obispos y cardenales que torpedean los pilares básicos de la familia.

Los dicasterios ya no la defienden como antes. 

Y el Vaticano está cada vez más pegado a la agenda de la ONU, que sabemos es la punta de lanza para desarticular la familia tradicional.  

Por eso para defender la cultura occidental de estos ataques debemos apreciar claramente qué valores concretos está atacando, y luego buscar los antídotos.

Fortalecer la familia, la educación en el hogar, retomar el papel de padres y no de amigos de los hijos, luchar por el matrimonio a través de la oración y los sacramentos son algunos de los antídotos.

El hombre y la mujer en el matrimonio están llamados a encarnar el amor de donación de Cristo.

Difícilmente puede haber un testigo más atractivo del amor que se entrega, que una familia en oración.

El padre y la madre tienen un papel insustituible en los hogares.

Porque como el Papa Benedicto XVI ha observado, que en la noción misma de la familia, la seguridad de los niños está en juego.

El papel de la mujer en el hogar es fundamental.

Juan Pablo II sostuvo que:

«La sociedad debe ser estructurada de tal manera que las esposas y las madres de hecho no deben ser obligadas a trabajar fuera del hogar», en Familiaris consortio.

Y la presencia de autoridad del padre también lo es.

Dios nos entregó el modelo de lo que debe ser con San José, la cabeza de la Sagrada Familia, a pesar de que su hijo adoptivo era el mismo Dios.

No hay mejor manera de aprender a amar que en una familia abierta a la vida.

Así a diferencia de cualquier otro regalo, un nuevo bebé ofrece a los padres la oportunidad de crecer en el amor.

Y para ello debemos reconocer a nuestras parejas como personas imperfectas y amarlas lo mejor que podamos, en lugar de visualizarlas como nuestros salvadores personales.

Si queremos amar verdaderamente a alguien, debemos tener un sano sentido de nuestros defectos y los del ser humano.

¿Y cuáles son los puntos en los que hay que prestar atención?

Además de la oración para apelar a Dios en esta lucha por la familia, deberíamos poner énfasis en las familias numerosas, en la madre cuidando la crianza de los niños, en el rol de la fortaleza espiritual que deben dar los hombres, en el cuidado de la relación amorosa y unificativa de los esposos, y obviamente en la apertura a la fe y la oración en familia.

Y por otro lado, Dios nos ha dado a santos a los que podemos recurrir en auxilio de la familia, pidiendo su intercesión.

Hay muchos santos cuyo patrocinio incluye relaciones buenas, malas o de otro tipo.

Varios de estos santos oraron desinteresadamente por sus cónyuges o protegieron la santidad del matrimonio, a pesar de los desafíos de la vida matrimonial.

El patrono Universal de la Familia es San José, jefe de la Sagrada Familia.

El esposo de la Virgen María y el padre terrenal de Jesús sirve como un intercesor importante para las parejas casadas y las familias mixtas.

Su amor por la Virgen María y Jesús lo llevó a servir desinteresadamente a ambos. Y, al final de su vida mortal, se sintió honrado y reconfortado por sus presencias en el lecho de muerte.

Por su parte Santa Mónica ejerce el patronazgo de matrimonios en problemas.

Esta santa era la madre del hijo descarriado que no creía en Dios, San Agustín, pero también era la esposa de un marido malhumorado y tenía una suegra muy crítica.

Mónica persistió en una vida íntima de oración con Dios, y lloró mucho, intercediendo a menudo por los demás. 

A través de sus oraciones, Dios la recompensó con la conversión de su hijo, esposo y suegra.

También está Santa Rita de Casia, para invocar por los matrimonios difíciles.

Su marido era particularmente violento y le causaba mucho dolor y consternación. 

Sin embargo, después de muchos años difíciles de oración, el esposo de Rita se arrepintió y gozaron de una década de felicidad. Y luego de su muerte ella se transformó en monja y mística.

Santa Isabel de Portugal protege la paz familiar. 

Se casó con el rey Diniz a la edad de 12 años que era un réprobo moral, por lo que Isabel sufrió muchos años de abuso y adulterio; sin embargo, ella oraba continuamente por su conversión.

Debido a sus oraciones, Diniz reformó su vida y le pidió perdón por el dolor que le había causado.

Mientras que a San Rafael Arcángel se lo invoca como patrón de los que buscan cónyuge, porque unió a Sara y a Tobías en el Antiguo Testamento, enseñándoles a derrotar al demonio Asmodeo que mataba los esposos de Sara las noches nupciales.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contarte de la campaña del Nuevo Orden Mundial para destruir la familia, como parte de una estrategia del maligno y cómo se deben fortalecer los lazos familiares física y espiritualmente. 

Y me gustaría preguntarte qué tipos de problemas ves hoy que atacan más a las familias.

MIRA ESTOS VIDEOS

LEE ESTOS ARTÍCULOS

https://forosdelavirgen.org/la-sagrada-familia-en-egipto/

https://forosdelavirgen.org/la-guerra-que-ha-entablado-el-socialismo-contra-la-familia-2013-03-09/

https://forosdelavirgen.org/7-familia-150409/

https://forosdelavirgen.org/77013/la-familia-es-uno-de-los-mas-poderosos-signos-exorcisticos-2014-03-31/