Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre de la Salud, hoy nosotros venimos hacia tí, plenamente confiados en tu corazón maternal.
Hoy consagramos nuestras obras y sacrificios, todo lo que poseemos y lo que somos. Reina sobre nosotros queridísima madre, que todos nosotros podamos estar en la prosperidad y en la adversidad, en la alegría y en la tristeza, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte.
Por tí, nosotros alabamos a la Santa Iglesia Católica. Protégela contra todos los ataques de sus enemigos. Por ti, nosotros alabamos la raza humana. Haz que los hombres y las naciones puedan comprender y cumplir con los preceptos de tu Divino Hijo.
Ama a tu prójimo de modo que la paz sincera pueda establecerse profundamente en la justicia y la verdad. Amén.