Cómo Jesús traspasó el corazón del Padre Pío y generó esta devoción.

Una cosa poco conocida del Padre Pío, fue la unión que logró su corazón con el Sagrado Corazón de Jesús, que latían al unísono.

Y que no fue sólo mística, sino que terminó siendo física, cuando el Corazón de Jesús penetró en el suyo, cuando le sucedió la Transverberación del Corazón, que fue el primer estigma físico que tuvo el Padre Pío, el del costado.

Y entonces, al unir ambos corazones, le fue posible crear la Oración Irresistible para pedir gracias, basada en las propias palabras de Jesús.

Y a la que el Señor no se puede resistir, porque se basa en Sus propias promesas.

Aquí hablaremos sobre cómo sucedió la transverberación del corazón del Padre Pío y enseñaremos a rezar la Oración Irresistible a Jesús.  

El Padre Pío fue un sacerdote escogido por Dios para compartir la intimidad del amor divino.

No hay ningún Santo en el último siglo que haya tenido los dones sobrenaturales que tuvo él.

Y precisamente Dios lo levantó en la época más incrédula de estos dos mil años, cuando la fe se está apagando y la apostasía está penetrando en la propia Iglesia.

Lo conocemos por los grandes dones espirituales extraordinarios y carismas.

Incluyendo el don de sanidad, bilocación, profecía, milagros, discernimiento de espíritus, los estigmas, etc.

Y a veces también algunos lo conocen por sus enseñanzas espirituales, simples, pero de una sabiduría que es sobrenatural.

Donde destacan frases como, 

«No tienes que ser digno, solo tienes que estar dispuesto».

El Señor nos pide que seamos perfectos sino que aceptemos el desafío diciendo que sí a seguirlo.

«Sirve al Señor con una sonrisa».

Debemos tomar la vida con alegría, porque de esa forma podemos hacer que los inconvenientes propios y de nuestros hermanos no sean angustiantes.

«Dios siempre nos dará más de lo que merecemos».

Si entregamos la conducción de nuestra vida a Dios, Él nos proveerá de cosas tan buenas, que incluso no somos capaces de pedir ni de imaginar.

«Dios nunca permitirá que nos pase nada que no sea para nuestro mayor bien».

Todas las cosas funcionan para bien de quienes aman a Dios, por lo tanto nos queda a nosotros confiar en los caminos del Señor sin titubear.

Y sobre todo la más conocida,

«Ora, espera, no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y oirá tus oraciones».

Siempre habrá algo por lo que preocuparse, pero si nos quedamos fijados en la preocupación no vamos a solucionar el posible problema.

Y como el Señor escucha cada una de nuestras oraciones, no tenemos más que orar y esperar.

El Padre Pío se definía a sí mismo como un pobre fraile que ora.

Y toda su enseñanza se concentró en la primacía de la oración y en la necesidad de convertirse en oración, como había sucedido con Jesús.

Su oración no era la ocupación de la madurez o la vejez, como les sucede a muchos, sino una dimensión continua de su existencia terrena.

Decía, «tan pronto como empiezo a orar, inmediatamente siento que el alma comienza a alcanzar una paz y tranquilidad que no se puede expresar con palabras». 

La vida del Padre Pío ha sido una oración continua, día y noche, solo y con gente, con rosario o sin rosario, no hacía más que rezar.

Decía, «no te preocupes por obtener los resultados de punto y coma de inmediato, siempre ora y nada más». 

Incluso en los momentos oscuros, en la larga noche de los años de persecución dentro de la Iglesia, el Padre Pío no abandonaba la oración, cuanto más oscuro era el horizonte, más ferviente era su oración. 

Con la oración encontraba serenidad y fuerza, y ganaba las batallas de la vida.

La oración durante su larga misa y durante su visita al Santísimo Sacramento se volvió famosa, porque la gente se dio cuenta de que era lenta, tranquila, larga, serena, silenciosa y dolorosa.

Siempre estaba con un rosario en la mano y cuando le preguntaban «¿cuántos rosarios al día reza, tres, cuatro?».

Y su respuesta era muy enfática, «¡que tres o cuatro! Cien, doscientos rosarios al día».

Un día sus hijos espirituales le pidieron que les dejara su herencia espiritual y respondió inmediatamente sin pensar siquiera, «el Rosario».

Tenía una pasión especial por María, de joven escribió que toda su vida estuvo bajo el manto de la Virgen, se sentía «protegido y guiado por tan tierna Madre».

Pero el amor al Sagrado Corazón de Jesús que cultivó el Padre Pío fue sobrenatural, y lo más importante de su devoción. 

Su corazón palpitaba siempre al unísono con el de Jesús, hasta fundirse con Él, y lograba esa sincronización a través de la llamada Oración Irresistible, que rezaba diariamente. 

La sincronización de su corazón con el de Jesús fue tal, que a los 31 años, tuvo una experiencia que completó su itinerario espiritual y lo transformó físicamente: la transverberación del corazón.

Que es una gracia santificadora en que el alma, ardiente de amor por Dios, logra una unión íntima con Dios y siente su corazón traspasado por un fuego sobrenatural.

El 18 de abril de 1912 diría a su guía espiritual, 

«El Corazón de Jesús y el mío, se fundieron, no eran ya dos corazones que latían, sino uno solo. 

Mi corazón había desaparecido, como una gota de agua que se pierde en el mar».

Y del día 5 al 7 de agosto de 1918 le ocurrió el fenómeno místico de la Transverberación del Corazón o Asalto del Serafín, que significó la unión física real de su corazón con el de Jesús. 

Y que fue el preludio de la aparición de los estigmas, que ocurrirán el día 20 de septiembre de ese mismo año, cuando oyó la voz del Señor que le dijo «te asocio a mi Pasión».

Cuenta que estaba confesando y de repente apareció un serafín con un hierro, con una punta muy afilada y fuego en el extremo, que le hirió el corazón.

Se sintió morir y ese martirio duró hasta la mañana del día siete.

Fue la dolorosa unión con el Corazón de Jesús, una herida que debió dividir en dos su corazón.

Esa misteriosa herida era viva, real y visible en su carne.

Comenzaba en la parte baja del corazón y se extendía hacia abajo de la espalda.

Era la llaga del costado que sufrió Jesús.

Tenía la forma de una aspa o X y la apariencia de una profunda quemadura en el costado.

Y esa unión, entre otras cosas, le llevó a crear la Oración Irresistible que rezaba todos los días.

Sobre la que decía que el Señor no se podía resistir, porque esta forma de petición de gracias se basa en tres promesas que Jesús mismo hizo. 

La Oración Irresistible se basa en la Palabra de Dios que aparece en Mateo 7: 7 Pidan y se les dará; en la promesa de Juan 14:13, que todo lo que pidan en el nombre de Jesucristo al Padre, Él lo dará; y la promesa de que su palabra es para todos los tiempos, en Mateo 24:35 dice que Su palabra no pasará.

La oración es la siguiente: 

«Oh Jesús, que dijiste: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá’ 

Te pido la gracia… y ahí se pide la gracia.

Luego se reza un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Y la jaculatoria «Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío y espero».

A continuación se invoca la segunda promesa.

«¡Oh Jesús, que dijiste: ‘Todo lo que pidan en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo’.

Te pido la gracia… y ahí se pide la gracia.

Luego se reza un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Y la jaculatoria «Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío y espero».

Y luego se invoca la tercera promesa.

«Oh Jesús, que dijiste: ‘El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán’

Te pido la gracia… y ahí se pide la gracia.

Luego se reza un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Y la jaculatoria «Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío y espero».

Y se puede completar con otras dos oraciones adicionales.

Una es una oración al Sagrado Corazón de Jesús:  

«Oh Sagrado Corazón de Jesús, a quien es imposible no tener compasión por los desdichados, ten piedad de nosotros, pobres pecadores, y concédenos la gracia que te pedimos, por intercesión del Inmaculado Corazón de María, nuestra tierna Madre. 

San José, padre adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros».

Y la otra es la Salve Regina: 

«Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén».

Esta Oración Irresistible se puede rezar también en novena, 9 días consecutivos, para pedir una gracia urgente.

El texto de estas oraciones lo puedes copiar ingresando a un artículo de nuestro sitio web, cuyo link está en la descripción de este video.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la devoción del Padre Pío al Sagrado Corazón de Jesús, que llevó a la unión mística de ambos corazones y que tuvo evidencias físicas, y que culminó en la Oración Irresistible para pedir gracias al Señor.   

Y me gustaría preguntarte cuál es la oración que usas más para pedir gracias a Dios.

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