GRACIAS A TI, MARÍA

Dios se hará Niño
y nos traerá la alegría
Dios se hará hombre

virgen de la esperanza

GRACIAS A TI, MARÍA

Dios se hará Niño
y nos traerá la alegría
Dios se hará hombre
y comprenderá nuestras situaciones
GRACIAS A TI, MARÍA

El mundo conocerá la paz
El mundo sonreirá un poco más
El mundo mirará hacia el cielo
GRACIAS A TI, MARÍA

Jesús habitará en medio de nosotros
Dios habitará en medio de nuestro pueblo
Dios nos enseñará su rostro de AMOR
GRACIAS A TI, MARÍA

Cantarán los ángeles en Navidad
Los pastores adorarán al Niño
Los Magos se pondrán en camino
GRACIAS A TI, MARÍA

Alumbrará la estrella en el portal
Sonarán cánticos de gloria
Cesarán los odios y la violencia
GRACIAS A TI, MARÍA

1968-junio 68_cartier-bresson

QUIEN DESESPERA, ES PORQUE NO ESPERA

En Adviento, quien desespera, es porque no espera ni quiere esperar en nada ni en nadie.
En Adviento, quien no espera, es porque –tal vez- sólo espera en sí mismo.
En Adviento, quien aguarda, es porque sabe que lo bueno está por llegar.
En Adviento, quien confía, es porque intuye que Alguien está por llegar.
¿Qué tienes Adviento que truecas la noche en día y transformas la soledad de vértigo en compañía?
¿Qué tienes Adviento que nos empujas y nos animas contra toda desesperanza?
¿Qué tienes Adviento que nos despiertas del letargo de la monotonía?
¿Qué tienes Adviento que levantas nuestra vista hacia el horizonte?
Tienes la luz que iluminará la noche más estrellada de la Navidad
Posees el despertador que espabila la fe dormida o amordazada
Tienes, más allá de la Navidad, la llegada de Aquel que de una vez por todas vendrá hasta nosotros
Escondes, en ti mismo, la fuerza que nos invita a pensar en un Dios que viene al encuentro del hombre

¿Qué nos das, Adviento, para que en ese dar, siempre siembres un poco de paz y de sosiego?
¿Qué secreto te traes entre manos, Adviento, para que se nos vayan desvelando tantos misterios?
¿Qué grandeza nos descubres, Adviento, para que el corazón vuelva del rencor al amor y el hombre de la violencia a la paz?
Fluyes en la Palabra que, según se había entretejido desde antiguo, por fin se cumple
Regalas la capacidad de asombrarnos ante un mundo que nos adormece
Presentas, entre otras cosas, la caricia de Dios que hace que desparezca la parte más negativa del ser humano.

Gracias, Adviento, porque haces de nuestra mente un pensamiento para Dios.
Gracias, Adviento, porque nos invitas a volvernos sobre nosotros mismos.
Gracias, Adviento, porque cuentas con nosotros como vigilantes de un gran amigo.
Gracias, Adviento, porque aún siendo hijos de Dios, sabemos que tenemos mil defectos que dejar en el camino, para poder entrar con libertad, sin dificultades y con amor en Belén.

madonna di montalto

¡DANOS TU FE, MARIA!

Para que Dios nazca en nosotros sin pedir nada a cambio
y, sea nuestro corazón,
una cálida cuna donde Jesús encuentre cobijo y consuelo.

¡DANOS TU FE, MARIA!
Para que, en estas horas de santa tensión,
donde el cielo y la tierra juegan a juntarse
podamos también nosotros hambrear
el manjar de Amor que se sirve en Belén.

¡DANOS TU FE, MARIA!
Queremos que, Tú, seas una puerta
por la que podamos entrar
y disfrutar del Misterio de Dios humanado.
Una puerta que, cuando se abra desde fuera
entendamos y comprendamos
que es Dios quien lo hace desde dentro
que es Dios quien tira desde el cielo.

¡DANOS TU FE, MARIA!
Para que no vacilemos ni en el amor ni en la fe
Para que nos pongamos en camino hacia Aquel que viene
Para que seamos heraldos de la Buena Noticia
Para que, el Niño que quiere salir de tus entrañas,
encuentre aquí y ahora
hermanos que le amen, le ayuden y le sigan

¡DANOS TU FE, MARIA!
Para que Dios esté pronto con nosotros
Para que nosotros, pronto estemos con El
Para que creamos, aun sin ver
Para que aún sin ver, creamos por encima de todo

¡DANOS TU FE, MARÍA!
Sólo así, podremos vivir, celebrar
cantar y festejar el encanto de la Navidad.
Sólo así, en este Año Santo de la Fe,
podremos conocer, sentir, vivir,
amar, testimoniar y celebrar
al DIOS que viene pequeño por Navidad

Dios esta viniendo

DIOS ESTÁ VINIENDO

Él viene en su Palabra,
en su Espíritu que nos da la fe,
en los sacramentos de la Iglesia,
en las luchas y alegrías de la vida,
en cada uno de nuestros hermanos,
sobre todo en los más pobres y sufridos.
Hay que saber esperar a Dios.
Hay que saber buscar a Dios.
Hay que saber descubrir a Dios.

Y mira que hay muchos que se cansan de esperar,
porque la vida se ha puesto muy dura
y los poderosos siempre aplastan al pueblo.
Y hay muchos que no saben buscar a Dios
día a día, en el trabajo, en casa, en la calle,
en la lucha por los derechos de todos,
en la oración, en la fiesta alegre de los hermanos unidos,
e incluso más allá de la muerte.

El maíz y el arroz están naciendo, hermosos.
Ha llegado el Adviento.
Luego llegará la Navidad.
Dios está llegando siempre.
Abramos los ojos de la fe,
abramos los brazos de la esperanza,
abramos el corazón del amor.

En ese Dios que siempre viene,
os abraza vuestro hermano.

Pedro Casaldáliga

jesucristo

CREO EN ÉL

Creo en Él, el que vendrá, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob que liberó a nuestros padres cuando eran esclavos e hizo pacto con ellos y que hoy nos sigue llamando a la libertad, al amor y a la justicia.

Creo que puso la tierra en las manos del hombre para que la domine y la haga habitable en la hermandad. Creo que se identifica con los oprimidos y reclama la sangre de Abel cada mañana y cada tarde.

Creo también en Jesucristo, su hijo, nuestro hermano, Signo y manifestación definitiva del Padre, palabra suya hecha carne, que nació de la Virgen María, al ser transformada por el Espíritu Santo en templo de su divinidad, y vivió pobre entre los pobres  y nos trajo las buenas noticias y murió ajusticiado según las leyes por un tribunal romano, pero vive y está sentado a la derecha del Padre y nos ha abierto la esperanza de que también nosotros estaremos con Él

Creo en el Espíritu Santo, que nos habló por los profetas de la justicia y del amor y sigue con nosotros y actúa en la comunidad de los creyentes.

Creo en la Iglesia, Sacramento de Salvación y Sacramento de Unidad.

Creo  que Dios ha puesto verdad, bondad y belleza en todos mis hermanos hechos a su imagen, aunque pertenezcan a otra Iglesia, o tengan otro credo.

Creo que, al final se establecerá plenamente el Reino de Dios, triunfará la justicia, y habrá paz y fraternidad entre los hombres.

maria orando

MARÍA DE BELÉN

María de Belén, tú nos diste a Jesús, el Dios con nosotros, el Dios que nos salva, el Emmanuel: nos lo diste en la primera Nochebuena de la historia, y los primeros en recibir la noticia fueron los pequeños, los humildes, los pastores.

Nosotros queremos recibir hoy, otra vez, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús. Queremos que Jesús nazca en nuestro corazón.

Por eso te pedimos que tú misma nos prepares dándonos un corazón pobre, humilde y pequeño, silencioso y contemplativo, dispuesto a la ofrenda y al don; un corazón como el tuyo.

María de Belén, haznos experimentar de este nuevo nacimiento, y mientras tanto haz que realicemos contigo un mismo camino de espera y de esperanza.

Amén.

Cardenal Eduardo F. Pironio

vela consumiendose

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR

Preparado para que, cuando Tú llames, yo te abra
Despierto para que, cuando Tú te acerques, te deje entrar
Alegre para que, cuando Tú te presentes, veas mi alegría

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR
Que, el tiempo en el que vivo, no me impida ver el futuro
Que, mis sueños humanos, no eclipsen los divinos
Que, las cosas efímeras, no se antepongan sobre las definitivas

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR
Y que, cuando nazcas, yo pueda velarte
Para que, cuando vengas, salga a recibirte
Y que, cuando llores, yo te pueda arrullar

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR
Para que, la violencia, de lugar a la paz
Para que los enemigos se den la mano
Para que la oscuridad sea vencida por la luz
Para que el cielo se abra sobre la tierra

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR
Porque el mundo necesita ánimo y levantar su cabeza
Porque el mundo, sin Ti, está cada vez más frío
Porque el mundo, sin Ti, es un caos sin esperanza
Porque el mundo, sin Ti, vive y camina desorientado

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR
Prepara mi vida personal: que sea la tierra donde crezcas
Trabaja mi corazón: que sea la cuna donde nazcas
Ilumina mis caminos: para que pueda ir por ellos y encontrarte
Dame fuerza: para que pueda ofrecer al mundo lo que tu me das

QUIERO ESTAR EN VELA, SEÑOR
Entre otras cosas porque, tu Nacimiento,
será la mejor noticia de la Noche Santa
que se hará madrugada de amor inmenso en Belén.
¡VEN, SEÑOR!

campana-de-oracion

QUIEN DESESPERA, ES PORQUE NO ESPERA

En Adviento, quien desespera, es porque no espera ni quiere esperar en nada ni en nadie.
En Adviento, quien no espera, es porque –tal vez- sólo espera en sí mismo.
En Adviento, quien aguarda, es porque sabe que lo bueno está por llegar.
En Adviento, quien confía, es porque intuye que Alguien está por llegar.`

¿Qué tienes Adviento que truecas la noche en día y transformas la soledad de vértigo en compañía?
¿Qué tienes Adviento que nos empujas y nos animas contra toda desesperanza?
¿Qué tienes Adviento que nos despiertas del letargo de la monotonía?
¿Qué tienes Adviento que levantas nuestra vista hacia el horizonte?

Tienes la luz que iluminará la noche más estrellada de la Navidad
Posees el despertador que espabila la fe dormida o amordazada
Tienes, más allá de la Navidad, la llegada de Aquel que de una vez por todas vendrá hasta nosotros
Escondes, en ti mismo, la fuerza que nos invita a pensar en un Dios que viene al encuentro del hombre

¿Qué nos das, Adviento, para que en ese dar, siempre siembres un poco de paz y de sosiego?
¿Qué secreto te traes entre manos, Adviento, para que se nos vayan desvelando tantos misterios?
¿Qué grandeza nos descubres, Adviento, para que el corazón vuelva del rencor al amor y el hombre de la violencia a la paz?

Fluyes en la Palabra que, según se había entretejido desde antiguo, por fin se cumple
Regalas la capacidad de asombrarnos ante un mundo que nos adormece
Presentas, entre otras cosas, la caricia de Dios que hace que desparezca la parte más negativa del ser humano.

Gracias, Adviento, porque haces de nuestra mente un pensamiento para Dios.
Gracias, Adviento, porque nos invitas a volvernos sobre nosotros mismos.
Gracias, Adviento, porque cuentas con nosotros como vigilantes de un gran amigo.
Gracias, Adviento, porque aún siendo hijos de Dios, sabemos que tenemos mil defectos que dejar en el camino, para poder entrar con libertad, sin dificultades y con amor en Belén.

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