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ORACIÓN PARA LOS MOMENTOS DIFÍCILES

Procuraré Señor, en mis momentos de angustia y amargura, recordar tu
nombre y alabarlo por ponerme a prueba.

Procuraré Señor, a la hora de pedirte, tener más fe que el día
anterior.

Procuraré Señor, al encontrarme en crisis, pedirte de la mejor forma
la luz para encontrar la solución.

Procuraré Señor, recordar que en el desaliento, tu eres el consuelo y
el impulso para seguir viviendo en medio de injusticias y sinsabores.

Procuraré Señor, la relación en comunidad con mis semejantes.

Procuraré Señor, dar amor en vez de odio, ayudar y no hundir, tender
la mano y no empujar.

Procuraré Señor, perdonar y no juzgar, la caridad y no la avaricia.

Procuraré Señor, la amistad a la enemistad, la unión y no la
desunión.

Procuraré Señor, la paz y no la guerra.

Procuraré Señor, en los momentos más controversiales, tener paciencia
y esperanza.

Procuraré Señor, alentar a los demás y no desalentarlos.

ORACIÓN DE LA DIFICULTAD

Dios mío gracias por estar aquí; siempre presente, dando paz y amor,
perdonando e iluminando. ¿Qué sería de mi sin tu aliento y sin tu amor? Yo
sería un cauce sin agua, un cuadro sin colores, una planta sin sol. Tú,
Señor, eres mi fuerza, la respiración de mi alma, mi fuente de energía, mi
inspiración y mi descanso. ¿Por qué me olvido de ti? ¿Por qué te busco sólo
cuando estoy rodeado de sombras y con las esperanzas rotas? No me dejes,
Dios mío, háblame, tócame, despiértame. No permitas que me aleje de ti y
naufrague en el mar del desespero.

Sé luz en mi mente, paz en mi corazón, sabiduría en mis decisiones, amor en
mis relaciones. Te necesito, Señor. Tu calmas mi desasosiego y alejas los
duendes del mal; contigo es fácil aceptar las asperezas y soportar el
dolor.

Contigo puedo ser comprensivo con los que me ofenden, fuerte ante el dolor
y amoroso con todos. Dame paciencia conmigo mismo y con los demás, una
paciencia que me aleje de la ira y el desaliento. Eres mi esperanza y mi
fortaleza, mi baluarte y mi descanso. En ti todo lo puedo, y con tu amor
los fardos son llevaderos. Tú me libras de las aguas turbulentas, apaciguas mis
males y conjuras mis temores. Te amo, Señor, te adoro, te bendigo y te doy
gracias.

Autor: Padre Gonzalo Gallo

ORACION PARA LOS MOMENTOS DIFÍCILES

Señor, sé que eres un abismo de infinita bondad, misericordia y amor; sé que me creaste solo por amor y para ser feliz; sé que me amas con un amor tan grande que me es imposible ni siquiera imaginar; sé que diste tu vida por mí. Además, sé que estás de continuo junto a mí, cuidándome, facilitando todo para mi bien, aun lo que a mí me parece negativo…

Sé también que eres un abismo de infinito poder: para ti no existen cosas
imposibles; sé que si me permites algo o mucho sufrimiento, es para mi bien; sé que, aunque no lo comprenda, lo malo que me suceda lo has permitido por tu infinita misericordia: nada escapa a tu sabiduría…

Sé que eres un abismo de infinita sabiduría; tú sabes más; tú sabes mejor
que yo lo que me conviene para encontrar la felicidad eterna en el Cielo,
que es lo único que verdaderamente importa.

Es esa esperanza la que me hace vivir alegre, lleno de gozo: me tienes
preparada una dicha sin fin; para eso me creaste.

Esa felicidad llenará absolutamente todos los anhelos de mi corazón: tu
infinita belleza, tu infinita bondad y tu infinita sabiduría colmarán mi ser
de todo lo que esperé siempre…

Además, todo lo espero de ti, confío total y exclusivamente en ti: confío en la inmensidad de tu bondad, poder y sabiduría.

Nada me hará temer: frente a los enemigos más poderosos, frente a los más grandes males, frente a los infortunios más graves, estaré seguro de ti, confiaré totalmente en ti.

Cuanto mayor sea el apremio, cuanto mayor sea el peligro, tanto más esperaré todo de ti; y si no viera tu mano providente, más y más confiaré en ti, me aferraré a la seguridad de que tu amor por mí es incalculable, ilimitado…

Señor, te amo con un amor diminuto junto al tuyo, pero con todo lo que puede amar esta criatura pequeña, pobre y pecadora.

Inflámame en tu amor para que me confunda contigo, que eres el Amor mismo: purifica mi miseria y quema todas mis impurezas con ese Amor ardiente, para que ya no tenga apegos por las criaturas y te ame exclusivamente a ti, el Creador: que no tenga apetitos desordenados por cosas, personas, ideas, ni por mí mismo… Así te amaré como tú mereces ser amado y viviré buscando únicamente tu Reino de Amor, de paz y de alegría, despreocupado de todo lo demás…

Señor, creo en ti, pero aumenta mi Fe.
Señor, lo espero todo de ti, pero aumenta mi Esperanza.
Señor, te amo, pero aumenta mi Caridad.



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