Profecías reveladoras sobre la Iglesia y el Mundo dadas a Pio XII y Fátima.
Las advertencias que nos trajo la Virgen de Fátima están siendo recortadas por los modernistas.
Interpretan que Ella vino sólo a pedir oración y conversión para evitar las guerras.
Pero en realidad alertó sobre mucho más, sobre los errores que esparciría el comunismo en el mundo y las consecuencias de ellos para la Iglesia.
Y hay algo que realmente ha permanecido oculto, las profecías que hizo Pío XII, cuando era aún cardenal, que amplían la comprensión sobre lo que Nuestra Señora nos advirtió en Fátima.
Aquí hablaremos sobre las advertencias que la Virgen de Fátima vino a traer al mundo en 1917, y las profecías que le siguieron de Pío XII, que fue un Papa que reinó sobre la Iglesia entre 1939 y 1958, y proclamó el dogma de la Asunción de María en 1950.
Podrás ver cuáles profecías de Pío XII se están cumpliendo hoy y cuáles están por cumplirse.
Nuestra Señora de Fátima bajó en 1917 para advertirnos de varios peligros.
Del comunismo, que esparciría sus errores por el mundo, si la jerarquía de la Iglesia no le obedecía.
Del castigo de la guerra si no oramos y nos convertimos.
De la apostasía dentro de la Iglesia y la percusión que sufriría.
De que la batalla final entre el Señor y el reino de satanás sería sobre el matrimonio y la familia.
Pero que Dios intervendría, y al final triunfará el Inmaculado Corazón de María y se concederá al mundo una época de paz.
Y que en este proceso será fundamental el liderazgo de la Santísima Virgen, por eso en Fátima se reveló que Dios quiere desarrollar la devoción al Inmaculado Corazón de María.
Y en 1933, dieciséis años después de estas apariciones, el entonces cardenal Eugenio Pacelli, futuro Papa Pío XII, era secretario de Estado del Papa Pío XI.
Y le hizo una serie de profecías a su amigo el conde Enrico Galeazzi y a varios cardenales.
El Cardenal Pacelli profetizó que, según las confidencias hechas por Sor Lucía de Fátima, el mensaje de Fátima era una advertencia contra el “suicidio” de la destrucción de la fe.
Dijo que el comunismo sería el más visible entre los órganos de subversión contra la Iglesia y la tradición de la revelación.
Y por lo tanto seremos testigos de la invasión de su impronta en todo lo espiritual: la filosofía, la ciencia, el derecho, la enseñanza, las artes, los medios de comunicación, la literatura, el teatro y la religión.
Le dijo, «Me preocupan las confidencias de la Virgen a la pequeña Lucía de Fátima.
Esta persistencia de la Buena Señora ante el peligro que amenaza a la Iglesia es una advertencia divina contra el suicidio que representaría la alteración de la fe, en su liturgia, su teología y su alma».
Y agregó, «oigo a mi alrededor a innovadores que quieren destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus ornamentos y hacerla arrepentirse de su pasado histórico.
Pero la Iglesia de Pedro debe afirmar su pasado, o de lo contrario cavará su propia tumba».
Sin embargo profetizó que los pueblos en ese momento subdesarrollados salvarían a la Iglesia.
Expresó en concreto,
«Llegará un día en que el mundo civilizado negará a su Dios, y la Iglesia dudará como dudó Pedro.
Se verá tentada a creer que el hombre se ha convertido en Dios, que su Hijo es sólo un símbolo, una filosofía como tantas otras.”
Y agregó,
«Entonces se levantarán sacerdotes de África, de Asia, de América, formados aquí en este seminario de las Misiones.
Que dirán y proclamarán que el ‘pan de vida’ no es pan cualquiera, que la madre del Dios hecho hombre no es una madre como los demás.
Y serán despedazados por testificar que el cristianismo no es una religión como las demás, ya que su cabeza es el Hijo de Dios, y la Iglesia es Su Iglesia”.
Nueve décadas después, las palabras del cardenal Pacelli contienen sorprendentes profecías cumplidas sobre el mundo y la Iglesia.
Somos testigos de que Rusia difundió sus errores del comunismo y la secularización por todo el mundo.
El marxismo mutado adquirió en occidente nuevos ropajes, a través del feminismo, la ideología de género, el wokismo o despertar, etc.
E ingresó en la Iglesia, a través del relativismo y la secularización doctrinal, moral y litúrgica.
El humo de satanás entró en el santuario, como diría Pablo VI en 1972.
Sin embargo, el mismo Pablo VI abrió la puerta a una “nueva misa” con fuertes influencias masónicas y protestantes.
Que fue propicia para que se produjeran graves irreverencias litúrgicas, que no fueron encauzadas, sino promovidas.
Hay una apostasía cada vez más extendida en la Iglesia y sus obispos, “ella dudará como dudó Pedro” diría el futuro Pio XII.
Y en estas 9 décadas posteriores hemos visto cómo la duda se extendió.
La jerarquía dudaría de la exclusividad de la salvación a través de la Iglesia Católica y de la realeza social de Cristo.
Las prácticas escandalosas del ecumenismo llevarían a un virtual abandono de la Comisión Divina de evangelización en favor de un “diálogo” entre religiones.
Dudará incluso de la validez universal de la Ley Divina.
Dudará de la eternidad y la realidad del infierno.
Y por tanto dedicará sus energías a utopías terrenas progresistas, promoviendo el ambientalismo, un gobierno mundial único, la inmigración masiva y la redistribución de la riqueza, en lugar de a la salvación de las almas.
Y mientras la Iglesia en África y el tercer mundo florece y se aferra a la fe católica, especialmente en la ética sexual, la Iglesia católica occidental está perdiendo la fe, abandonando la ética tradicional y desapareciendo.
Las profecías del cardenal Pacelli fueron especialmente reveladoras.
Afirmó que las advertencias de Nuestra Señora en Fátima se referían principalmente a amenazas internas a la Iglesia más que a las externas.
Advirtió sobre el “suicidio” de la “alteración de la Fe en su liturgia, su teología y su alma”.
Lo que va en contra de la narrativa modernista, que sostiene que el mensaje de Fátima sólo habló de conversión individual, y no advirtió de la crisis en el mundo y en la Iglesia que estamos viviendo hoy.
Pero de hecho, hemos sido testigos de cómo las advertencias de Pacelli sobre una Iglesia antropocéntrica se han hecho realidad.
Y hay que rescatar que las profecías del Futuro Pio XII, tienen dos predicciones optimistas.
La primera es que, “todas las herejías humanas que alteran la palabra de Dios son para que aparezca una luz mayor”.
De hecho, la crisis aguda en la Iglesia, especialmente en la última década, ha desenmascarado a muchos de los lobos con piel de oveja entre obispos, sacerdotes y comentaristas católicos laicos de carrera.
Y la segunda profecía esperanzadora es que los “pueblos subdesarrollados” de África, Asia y América “salvarán a la Iglesia”.
Esta predicción de Pacelli recuerda los comentarios del cardenal Robert Sarah hablando de la fuerte postura de África a favor de la familia.
Cuando dijo, “tengo una convicción, será África, y por tanto la Iglesia, quién salvará a la familia…
En esta profunda crisis antropológica, África, a pesar de su pobreza, y de hecho porque esta pobreza es la pobreza de Cristo en el Evangelio, puede dar a la Iglesia su tesoro más preciado: la fidelidad a Dios y al Evangelio, y el amor a la vida y a la familia”.
Bueno hasta aquí, lo que queríamos hablar de las profecías de Pío XII sobre los ataques a la fe que vendrían y cómo saldremos de esta situación.
Y me gustaría preguntarte si crees que los católicos de África, Asia y América podrán sacar la Iglesia de la crisis, o tienes matices.
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