Quienes son los que preparan el terreno para el Anticristo final y cómo lo hacen.

La Iglesia sostiene en el Catecismo que habrá un momento en que el maligno se hará dueño absoluto del mundo a través de un personaje a quien dará poder, el Anticristo.

Este Anticristo sería el que obligará a la gente a ponerse la marca de la bestia, el 666, aunque quizás haya otros que intenten hacerlo también.

Gobernará por poco tiempo y será el momento en que Jesucristo haga su segunda venida a la Tierra, derrote definitivamente al mal y produzca el juicio final y el fin de la historia.

Durante toda la historia el maligno ha estado preparando el terreno con precursores del anticristo.

Y en nuestra época esto parece haberse acelerado. 

Aquí hablaremos sobre quienes son esos precursores del Anticristo final en nuestra época, que a veces se les denomina anticristos menores, y cuales son los aportes que hacen para que se den las condiciones para la llegada del Anticristo final de la historia.

En la Biblia se habla del Anticristo de dos formas diferentes y complementarias.

Una es diciendo que anticristo es todo el que se opone a Jesucristo, es un falso profeta, que actúa en medio de un sistema que podemos denominar espíritu del anticristo.

Y en la primera carta de San Juan capítulo 4 dice que está en el mundo desde el principio. 

Sería el anticristo con minúscula.

Lo que significa que encontraremos anticristos en cada época histórica, como una persona, o como sistemas que encarnan la idea del anticristo.

Y la otra forma de hablar del anticristo es lo que el Catecismo de la Iglesia Católica, en los numerales 675 y subsiguientes, llama la impostura religiosa suprema, que se producirá antes de la Segunda Venida de Jesucristo y que fue mencionado en Lucas 18, Mateo 24 y Juan 14.    

Esto se producirá al final de la historia, un tiempo antes del juicio final.

El Catecismo dice que será «un pseudo-mesianismo en el que el hombre se glorifica a sí mismo en lugar de Dios y de su Mesías encarnado». 

Será el tiempo en que será abolido el continuo sacrificio de la misa y se revelará la abominación de la devastación según Daniel 12.

Y será en medio una crisis de fe sin precedentes, que llegará incluso a lo más alto de las instituciones eclesiásticas, como fue anunciado en las apariciones de La Salette en 1846, cuando dice «Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo… La Iglesia será eclipsada y el mundo estará consternado».

En otro video ya explicamos que en el mensaje de La Salette se habla de dos tribulaciones, una menor y más cercana en el tiempo, y otra mayor y al final de la historia, donde actuará este personaje, el Anticristo con mayúscula.

Al que las escrituras llaman la bestia, que sale del mar, y que recibe el poder del dragón o sea satanás

En cada época histórica entonces hubo anticristos con minúsculas.

Y muchos de quienes vivieron en la época de los emperadores Nerón y Diocleciano, que ejercieron una dura persecución a los primeros cristianos, pensaban que podrían ser el Anticristo con mayúsculas.

Como también los coetáneos de la revolución protestante y la revolución Francesa por ejemplo, pensaban que de ellas iba a emerger el Anticristo con mayúsculas y estaban atentos a su surgimiento, pero no sucedió.

Aunque la simiente estaba plantada desde antes, Judas fue uno de los precursores del Anticristo final, había cambiado radicalmente sus convicciones más profundas sobre la persona y misión de Cristo antes de vender a su Señor por treinta piezas de plata.

Y desde el siglo XX para acá también ha habido varios sistemas de los que podría haber emergido el Anticristo con mayúscula y no lo hizo.

El padre Vincent Miceli en el libro «El Anticristo: la campaña final contra el Salvador» los llama precursores del Anticristo y son las señales de que se está preparando el escenario para él.

Son los precursores que van dejando caer ideologías y propuestas filosóficas y políticas que refuerzan lo que propondrá el Anticristo del final de la historia. 

Ha habido precursores intelectuales y precursores activistas del Anticristo, y ha existido una simbiosis entre los dos. 

Y la raíz de todo esto es una pérdida de la fe a nivel individual, que se multiplica e institucionaliza a través de los movimientos políticos y religiosos. 

En la segunda carta a los Tesalonicenses capítulo 2, San Pablo dice, «no se dejen engañar de ninguna manera, primero tiene que producirse la apostasía», o sea antes de que aparezca el Anticristo con mayúscula, el del final de la historia. 

En esta carta, el Apóstol afirma claramente que la segunda venida del Señor, lo que comúnmente se llama la «parusía», tendrá lugar después de dos acontecimientos íntimamente ligados: la apostasía y la revelación del hombre inicuo, es decir, el último Anticristo. 

Estamos viviendo «días de gran apostasía» dijo Juan Pablo II en la exhortación apostólica «Ecclesia in Europa» del 2003.

Y agregó, 

«La cultura europea da la impresión de una «apostasía silenciosa» por parte del hombre saciado, que vive como si Dios no existiera».

Y Nuestra Señora habla permanentemente de la «apostasía» en sus mensajes. 

E incluso parece que la apostasía habría sido lo central de la parte no revelada aún del tercer secreto de Fátima, al que se le suele denominar cuarto secreto.

El cardenal Oddi declaró que en el Tercer Secreto la Santísima Virgen María nos estaba advirtiendo contra la amenaza de la apostasía en la Iglesia.

El cardenal Ciappi, reveló que en el tercer secreto está profetizado, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia partirá de su vértice. 

El jesuita Malachi Martin, que conocía bien el tercer secreto de Fátima, decía que la Virgen se había aparecido en Garabandal en 1961 precisamente para revelar el tercer secreto de Fátima, que no fue revelado en 1960. 

Uno de los mensajes de Garabandal afirma que «los Sacerdotes, Obispos y Cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas».

Y en la famosa entrevista radiofónica del 13 de julio de 1998, Malachi Martin dejó claro que lo que más le asustaba del tercer secreto, no eran tanto los trastornos en la naturaleza, como una crisis de fe sin precedentes.

Y el padre Christian Curty, exorcista, ha dicho que el desencadenamiento de las grandes tinieblas, o sea el avance de la apostasía y el poder del anticristo, podrían alcanzar su clímax tras la muerte de Benedicto XVI, de eso se trataba la profecía de Garabandal sobre los papas.

De modo que seguimos en los precursores del Anticristo final, los que preparan el terreno en el siglo XX y XXI.

¿Y quienes han sido?

Uno ha sido el modernismo y el relativismo moral.

Fue llamado «la síntesis de todas las herejías» por el Papa San Pío X.

El Modernismo afecta particularmente a la Iglesia desde el siglo XIX hasta la actualidad.

Se caracteriza por el indiferentismo religioso, o sea la creencia gnóstica de que todas las religiones son caminos hacia la verdad, y priorizan la «experiencia» subjetiva del hombre sobre la verdad objetiva.

Los responsables de esta perversión son, en el campo religioso la Reforma protestante; en el campo filosófico la Ilustración; y en el campo político la Revolución Francesa. 

Este error produce una mentalidad de todo vale, la excusa para el pecado, y mentiras envueltas en sofismas.

Otro es el fascismo, o la deificación del superhombre y la creencia de que el poder hace al derecho.

Es el orgullo satánico del poder y la fuerza, sin ancla en la verdad.

Una adoración y glorificación del hombre que termina en genocidio.

Y en este caso algunos supusieron que el Führer era el Anticristo con mayúsculas. 

El siguiente es el comunismo.

Los frutos del comunismo hablan por sí solos, matanzas masivas, abusos a los derechos humanos, persecución. 

Pero la mayor pista de que el comunismo es una doctrina del anticristo está en su ateísmo. 

Algunos vieron a Stalin en su época como un posible Anticristo con mayúscula.

Otro precursor es la revolución sexual que comenzó en la década de 1960.

En la que se establece una clara conexión entre la doctrina pecaminosa de la «liberación sexual», la proliferación del control de la natalidad, la destrucción de la familia y la epidemia de la interrupción artificial del embarazo, las que han ganado la protección de la legalidad actualmente.

Y otro es el resurgimiento del satanismo y el ocultismo.

El satanismo literal ha experimentado un renacimiento y se ha establecido como el espíritu de la época. 

Los íconos culturales populares en Hollywood y en la música, desde mediados de siglo XX en adelante, han incluido imágenes ocultas en su trabajo.

Y a veces, incluso admiten rotundamente que vendieron sus almas al diablo por la fama en este mundo. 

El ocultismo se ha puesto de moda a través de portales engañosamente benignos de horóscopos, tarot, cristales, brujería, etc.

En definitiva, el mundo se está preparando para el advenimiento del Anticristo final a través de precursores.

Cada uno de los cuales será una versión modificada de las mismas viejas herejías, enraizadas en el primer pecado del orgullo e inspiradas por el mismo satanás bajo disfraces diferentes y más elaborados. 

El mal y la tragedia están tanto en los precursores como en el Anticristo con mayúscula, el del final de la historia.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los precursores que han venido abonando el terreno para el Anticristo final.

Y me gustaría preguntarte si crees que en tu vida verás la llegada del Anticristo final o no.

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