¿Se avecina una tercera guerra mundial? Probablemente sí.
Porque las guerras son consecuencia de los pecados de la humanidad como reveló Nuestra Señora en Fátima.
Y el nivel de pecaminosidad del mundo es uno de los mayores de la historia, si no el mayor.
Esta vez la conflagración será entre dos bloques que engendran el mal, un punto fuerte en medio de la tribulación del fin de los tiempos.
Que será una agente de la purificación del mundo.
Del que saldremos por el triunfo del Inmaculado Corazón de María, con el que vendrá la era de paz prometida.
En este video hablaremos sobre las profecías de una tercera guerra mundial, sobre los bloques que serían los contendientes y sobre lo que deberíamos hacer los cristianos.
Por lo menos una guerra mundial será parte del futuro según lo que predice la Biblia.
Ezequiel capítulo 38 predijo la guerra de Gog y Magog, que sucederá antes de la tribulación o en la mitad de la misma.
Cristo dijo en Mateo 24 claramente que habría guerra antes de Su venida.
Y el Apocalipsis 19 habla de guerras y batallas como previas a la venida de Cristo, que parecen involucrar varias guerras.
Mencionar estas profecías no tiene como fin el alarmismo, ni causar pánico, ni desesperación.
Son anuncios hechos por hombres a quienes Dios les ha revelado cosas del futuro.
En todo caso para hacer esfuerzos para que esto no pase, o para que estemos preparados, o para leer los signos de los tiempos y calibrar la cercanía de ellas.
Las Sagradas Escrituras revelan que la gran guerra es un signo de un período final.
La consecuencia de una serie de eventos, que muestran que el pueblo se ha olvidado de Dios.
San Mateo dice que se oirán rumores de guerra, pero no tengan miedo, aún no es el fin.
O sea que el período del fin estará jalonado por conflictos permanentes.
Y luego dice se levantarán nación contra nación, habrá pestes y hambre. Y entonces eso será el principio.
Ciertamente que Jesús mencione los acontecimientos en un aparente desorden, no es producto de la casualidad, sino una advertencia al nutrido programa de conflictos que irán a suceder.
Cuando en el libro del Apocalipsis, se nos hace alusión al hambre y a la peste parecería lógico, porque es lo que de por sí traen todas las guerras.
Pero los menciona como un precedente de las guerras.
Y por lo tanto cuando el hambre y la peste aparecen, es porque está cercana la guerra o bien porque ya está comenzando.
Las profecías nos permiten interpretar la realidad que vivimos.
Y entonces deberíamos preguntarnos, si la peste que vivimos en esta crisis de salud que comenzó en el 2020 y el hambre que ha crecido notoriamente en el mundo a raíz de los confinamientos, no son indicadores de la cercanía de la guerra.
Desde que el mundo se ha hecho multipolar las guerras regionales se han multiplicado, al punto que en el 2014 Francisco dijo que la tercera guerra mundial ya está sucediendo, sólo que fragmentada.
Pero las profecías hablan de una conflagración mayor.
Y el padre Fortea, un estudioso del Apocalipsis, ha dicho que habrá una gran guerra, pero que los contendientes serán dos potencias del mal, no será que de un lado estarán los buenos y del otro los malos.
Naturalmente los que están a favor de uno de los bandos dirá que el suyo es el bueno y el otro el malo, y viceversa.
Y al respecto hay dos visiones de una gran guerra que experimentaron dos norteamericanos que tuvieron en experiencias cercanas a la muerte.
Ned Dougherty fue un expropietario de un club nocturno, que tuvo una experiencia cercana a la muerte en 1984.
Es allí donde una Dama de Luz, que descubre es la Virgen Santa, le dio tres profecías.
En una le muestra el futuro, y como la violencia se extendería por Oriente hasta Europa, y luego a la antigua Unión Soviética y de allí hasta China.
Esto sucedió en 1984, antes que se desplegara el terrorismo islámico.
Los grupos fanáticos supuestamente actuando en nombre de Dios, realizaban muchos ataques, pero decían que los actos de guerra y agresión formaban parte de los planes de Dios.
La profecía es que todo estos males iniciarán en China, que tenía un ejército de doscientos millones para atacar a occidente.
La Señora pidió en especial por la conversión de China y que rezaran por ese país.
Dijo que era necesaria la conversión de China para la salvación del mundo.
También un niño James Wilburn Chauncey de Georgia, Estados Unidos, tuvo una experiencia cercana a la muerte en 1946.
Se le mostró la conquista de toda África, de Asia y Europa.
Nueva York, Filadelfia y otras ciudades de Norte América eran bombardeadas por misiles.
Soldados desembarcaban en México y América del Sur.
Era gente islámica y tenían un pacto con Rusia
Al final empezaron a tirar bombas nucleares.
Estas visiones son consistentes con los dos grandes bloques mundiales que están cada vez más enfrentados hoy.
Por un lado occidente, con EE.UU. a la cabeza y Europa, aliados a Israel, Japón, India y quizás algunos musulmanes sunnitas como por ejemplo Arabia Saudita y Egipto.
Esta es actualmente una potencia del mal, porque occidente se está volviendo ateo, impulsando una reingeniería moral para terminar con la moral judeo cristiana, y la está exportando al resto del mundo.
Y en el otro bando tenemos a Rusia, China y los musulmanes chiitas liderados por Irán.
China es el dragón rojo, y el dragón es el símbolo del mal en el apocalipsis.
Y Rusia es el regulador del castigo para las naciones según las profecías de Fátima, porque esparciría sus errores por el mundo.
Esta es una alianza anticristiana, con Rusia a medio camino de su conversión luego de la caída de la Unión Soviética, pero todavía con pretensiones de imperio.
En Fátima Nuestra Señora dijo que las guerras son consecuencia del pecado de la humanidad, que para evitarlas la gente debe dejar de pecar.
Por lo que para evitar una tercera guerra falta un elemento esencial, Dios.
Las envidias, rencores y las guerras nacen precisamente cuando el hombre se olvida de Dios.
Es por ello que la Santa Virgen ha querido en diferentes momentos revelar su maternal protección.
Pero también advertir que Ella está haciendo todo lo posible para evitar esto.
En 1987 María Kizyn, la niña vidente de las apariciones de Hrushiw en Ucrania, tendrá encuentros con Nuestra Señora.
Le reveló que un ángel incendiaría el mundo.
Es decir el castigo de Dios, para que el mundo cambie, tal como fue mostrado en Fátima que los ángeles con espadas de fuego querían incendiar el mundo.
Pero se mostró que las llamas se apagaban en contacto con la mano de Nuestra Señora, o sea el auxilio de Nuestra Señora a la humanidad.
Ciertamente cuando hablamos de esta forma, debemos considerar que Dios no es el que envía el castigo.
La guerra es consecuencia de acciones humanas.
Dios deja en libertad al hombre, porque tenemos libre albedrío.
Y es en estas cosas que el hombre puede darse cuenta del peligro que corre si se olvida de Dios y de sus mandamientos, y de la oración.
Otros videntes han entendido que esta tercera guerra es una de las últimas antes de una era de paz.
De modo que es en sí una buena noticia porque es el agente de purificación, que sin ella no vendrá la paz.
Al padre Giuseppe Tomaselli, la Virgen le dijo que se dijera que pusieran intenciones en misa para evitar la guerra.
Pero para que eso sea masivo es necesario el cambio de vida y la fuerza de la oración.
Ya Pio IX dijo “Denme un ejército que diga al Rosario y yo conquistaré el mundo”.
Por lo tanto estamos frente a una profecía en la que el cristiano no debe olvidar lo fundamental, el rezo del rosario y pedir a Dios por la paz.
Pero además la consagración al Inmaculado Corazón de María a nivel mundial, como la misma Virgen pidió en Fátima.
Bueno hasta aquí lo que queríamos contarte sobre el rol que cumpliría una guerra mundial en el plan de Dios y los bloques que se perfilan para ser los actores, que en definitiva se aniquilarían entre sí.
Y me gustaría preguntarte si crees que una tercera guerra mundial es evitable o inevitable dado el nivel de pecaminosidad en que está el mundo.
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