El mundo externo sigue desafiante.
Estamos a un año de la renuncia de Benedicto XVI a su pontificado, el 11 de febrero se cumplió un año, y tenemos un nuevo Papa, Francisco, que ha cambiado algunas cosas en la Iglesia, aunque los temas centrales siguen tercos.
Cambió el estilo de comunicación del papado y se comenzó a practicar una comunicación pública con menos énfasis en la doctrina y más énfasis en la misericordia y el primer anuncio. Se agregó el compromiso de Benedicto XVI de apoyar al nuevo Papa. Pero los fantasmas sigue allí: la acusación de pedofilia, la presión para que la iglesia cambie la doctrina en dirección de la ideología de género, y la poco eficiente comunicación institucional vaticana.
LO QUE CAMBIÓ
Cuando asume un nuevo gobierno en un país, lo hace con muchas expectativas externas y con un cambio de nombres de sus colaboradores, cosa que sucedió con Francisco.
Pero la mayor modificación debe verse en el estilo propio de comunicación del Papa, que puso más énfasis en comunicar la misericordia que en aspectos teológicos y doctrinales de la fe.
Y en segundo lugar, bajó el umbral de lo que el papa comunica públicamente, centrándose en el anuncio central de Cristo y dejando aspectos más explícitos de la doctrina para ocasiones posteriores de iniciación.
Estas dos características le valieron una mayor receptividad de parte de los agentes exteriores a la iglesia, o sea los medios de comunicación del sistema y los políticos, y también de los sectores internos progresistas que estaban enfrentados con Benedicto XVI.
Y junto con la mayor receptividad descendieron los ataques, que se producían cada vez que Benedicto abría la boca.
LO QUE NO CAMBIÓ
Un año después de la renuncia de Benedicto XVI, la acusación de pedofilia, el enfrentamiento con la ideología de género, y las comunicaciones institucionales de la Santa Sede siguen siendo grandes problemas.
El documento de la ONU que ataca a la Iglesia por su actuación sobre la pedofilia [ver aquí nuestra interpretación], muestra cómo estos tres problemas está presentes y sin solución.
El documento tuvo la intención formal de denunciar que la Iglesia se había mostrado omisa en la crisis interna de los sacerdotes pedófilos, y no tuvo en cuenta ninguno de los argumentos y datos que había dado el Vaticano sobre su estrategia de lucha al respecto. Esto indica que las acciones que ha realizado el Vaticano y la forma en que las comunicó no han podido persuadir de los ataques.
Al final, el Papa Francisco debe enfrentarse a los mismos demonios y fantasmas que siempre han sido amenazantes la Iglesia.
El vil documento de la ONU no es tan significactivo respecto a las acusaciones sobre los casos de abusos sexuales de menores por parte del clero, sino más bien en el «alcance» de las observaciones finales, que piden el cambio en la doctrina de la Iglesia respecto al aborto, la homosexualidad y la anticoncepción.
El ataque ideológico es evidente, y el vocabulario de la ideología de género está muy extendido en el documento.
La última felicitación de Navidad de Benedicto XVI a la Curia romana se centró en la teoría de género. En esa ocasión – 21 diciembre de 2012 – alertó de la nueva filosofía de la sexualidad que pone en crisis la idea misma de la naturaleza humana, una crisis basada en el género
Agregó que en la ideología relativista de género,
“el hombre y la mujer como realidades creadas, como la naturaleza del ser humano, ya no existen. El hombre pone a su naturaleza en tela de juicio”, lo que también pone en tela de juicio la naturaleza de la familia.
Este discurso es parte del legado de Benedicto XVI, que en ese momento ya había decidido cuándo y cómo renunciar.
El Papa Francisco es llamado a retomar el hilo de nuevo y según las fuentes ha dicho en una audiencia privada con los obispos que la ideología de género es “demoníaca”. Sin embargo, hasta ahora, no ha habido una postura oficial del Papa sobre estos temas. El Papa no ha mostrado apoyo a los manifestantes de Manif pour Tous en Francia, que han protestado contra la institución del matrimonio del mismo sexo y la posibilidad de adopción para parejas del mismo sexo en Francia. Tampoco el Papa mencionó las protestas en Europa el 2 de febrero, poco antes de una votación sobre el Informe Lunacek; y todo esto seguramente por razones estratégicas.
El día después de la aprobación del Informe Lunacek, es que el Comité de la ONU sobre los Derechos de los Niños hizo las observaciones públicas, por lo que una declaración preventiva del Papa habría ayudado, teniendo en cuanta que la diplomacia del Vaticano sabía desde dos días antes su contenido.
Llamó la atención que no hubo una comunicación articulada y oportuna de la Santa Sede, desafiando el documento por su extralimitación jurídica. Este tipo de respuesta se produjo, si dos días después de la publicación del informe. Y esto está mostrando la dificultad del Vaticano para dar respuestas públicas institucionales coherentes, a tiempo y fuertes.
LO QUE SE AGREGÓ: BENEDICTO XVI EN LA RETAGUARDIA
Un hecho novedoso es que Benedicto XVI está ahí para auxiliarlo y tirarle líneas.
En su edición del 10 de febrero, «La Voce di Romagna» dio aviso de una reunión cinco días antes entre Ratzinger y dos amigos de larga data: el arzobispo de Ferrara-Comacchio Luigi Negri y Profesor Marco Ferrini, presidente y director general de la Fundación Internacional Juan Pablo II para la doctrina social de la Iglesia.
Ferrini cuenta:
«Le dijimos que, gracias a las enseñanzas de Juan Pablo II y suya hemos recuperado la continuidad de la fe y la cultura, con el compromiso social y político, con un poco de preocupación porque en la Iglesia aparece un retorno a un cierto tipo de dualismo, que parece llevar a la Iglesia a una posición de auto-marginación. Fue entonces que el Papa Benedicto XVI dijo: ‘Todo el dualismo cristiano es negativo’. Hemos hablado de la dificultad del contexto en el que la Iglesia opera hoy, bajo ataque cada vez más virulento del mundo. Y él dijo: ‘Si no hay lucha, no hay cristianismo’«.
Por otro lado, Hans Küng – una de las figuras más ‘progresistas’ de la Iglesia católica, que fue colega del entonces profesor Joseph Ratzinger en la Universidad alemana de Tubinga y uno de los mayores críticos del pontificado de Benedicto XVI – mostró este lunes al diario La Repubblica una carta que recibió del pontífice emérito, con fecha del día 24.
«El papa emérito me escribió, a mí, eterno rebelde, una misiva afectuosa en la que se compromete a apoyar a Francisco, con la esperanza de que tenga éxito«, aseguró el teólogo en una entrevista con el diario italiano.
Fuentes: Periodista Digital, Sandro Magister, Monday Vatican, Signos de estos Tiempos