El rostro es la principal señal para identificar a una persona, reconocemos a las personas por sus rostros.

Y además el rostro es la puerta de entrada para apreciar el alma de la persona.

Y por eso no es de extrañar que se haya desarrollado desde temprano la devoción al Santo Rostro de Jesús, e incluso solicitada por Él. 

Nuestro Señor pidió que el martes anterior al Miércoles de Ceniza se celebre la Fiesta a Su Santa Faz.

El Papa Pío XII aprobó la fiesta, pero lamentablemente ha caído en el olvido.

Te queremos hablar sobre cómo nació esta devoción, de los místicos que han sido los impulsores, de las gracias que Nuestro Señor prometió a los que oren a su Santa Faz y de la importancia de practicar la devoción al Santo Rostro de Jesús.

Te invitamos a ver este video sobre el tema

La devoción al Santo Rostro de Jesús puede encontrarse en la historia del venerable Leo Dupont quien murió en 1876 y fue llamado «el apóstol de la Santa Faz».

Pero un mojón importante en esta historia es la Sierva de Dios francesa Sor María de San Pedro, que falleció a los 32 años en 1848.

En la época de Santa Teresita, en el siglo XIX, las revelaciones celestiales con la Santa Faz en el centro se multiplicaron. 

Y tuvieron su apogeo con los mensajes de Jesús a la hermana italiana Maria Pierina De Micheli ya en el siglo XX.

Esta devoción nos recuerda la necesidad de reparar los ultrajes causados a la Santa Faz de Nuestro Señor.

Recordando que el Rostro de Jesús fue abofeteado, escupido, arañado, coronado de espinas durante la Pasión.

Y a lo largo de los siglos ha seguido sufriendo todo tipo de ofensas.

La contemplación del Divino Rostro es la eterna recompensa para el justo.

Y por eso legiones de almas han alimentado una gran devoción a la Santa Faz.

El Santo Rostro de Jesús ha aparecido en muchos lugares y épocas distintas, pintado, estampado, fotografiado.

Una de las más famosas es la imagen obtenida a partir de la Sábana Santa de Turín.

Y es la imagen de la Santa Faz que se utiliza hoy para la devoción a su Santo Rostro.

Se trata de la mortaja de Jesús, y que es diferente de la imagen de Jesús en el velo de la Verónica, que fue la primera utilizada en las devociones.

En 1898, el fotógrafo italiano Secondo Pia fue sorprendido por el negativo de la imagen en su cuarto oscuro, cuando tomó la primera fotografía de la Sábana Santa.

Secondo Pia había recibido la aprobación del rey para intentar la primera fotografía de la Sábana Santa para una exposición.

Y dijo que en la tarde del 28 de mayo de 1898, casi se desmaya y rompe la placa fotográfica de la conmoción de ver la imagen del rostro de la Sábana Santa, por primera vez, en el negativo.

En la tradición católica, el Santo Rostro de Jesús es el centro en actos de reparación por los ultrajes del mundo a Jesucristo.

Por eso la tradición de venerar a su Santo Rostro comenzó en el día de su crucifixión.

Pero las dos verdaderas iniciadoras de esta devoción son las religiosas María de San Pedro del Carmelo de Tours y María Pierina de Micheli de la congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción.

La hermana María de San Pedro que era carmelita de Tours en Francia, informó en 1843 de visiones y conversaciones con Jesús y la Virgen María.

En la que le instaron a difundir la devoción a la Santa Faz de Jesús, en reparación por los muchos insultos que sufrió Jesús en su Pasión.

La segunda monja impulsora de la devoción fue la hermana Maria Pierina De Micheli, que vivió en la década de 1930 en Milán, Italia y en Buenos Aires, Argentina.

A quien Nuestro Señor le indicó Su voluntad de instaurar la fiesta a Su Santa Faz en 1938, pidiendo la fiesta para el martes de Quincuagésima, o sea el día anterior al inicio de la Cuaresma.

El 24 de noviembre de 1843, Nuestro Señor le dijo a Sor María de San Pedro:

«Deseo que mi Rostro, el cual refleja las íntimas penas de mi alma, el dolor y el amor de mi Corazón, sea más honrado».

Entre sus visiones está la devoción a la Santa Faz de Jesús que comenzó a extenderse entre los católicos de Francia a partir de 1844.

El 11 de octubre de 1845, Nuestro Señor le dijo a Sor María de San Pedro:

«Busco Verónicas para enjugar y venerar mi Divina Faz, la cual tiene pocos adoradores».

Y le dictó entonces una oración de reparación a la Santa Faz:

«Padre Eterno, te ofrezco la adorable Faz de tu amado Hijo por el honor y la gloria de tu Nombre, para la conversión de los pecadores y para la salvación de los moribundos».

También le dijo que «de acuerdo con el cuidado que tengan en la reparación a mi cara, desfigurada por los blasfemos, voy a cuidar de sus almas que han sido desfiguradas por el pecado».

«Mi cara es el sello de la Divinidad, que tiene la virtud de reproducir en las almas la imagen de Dios».

Nuestro Señor hizo promesas a aquellos que honren a Su Santa Faz, le dijo a sor María de San Pedro:

Todos aquellos que honran mi cara en un espíritu de voluntad de reparación, al hacerlo, realizan el encargo de la piadosa Verónica.

Al ofrecer mi cara a Mi Padre Eterno, nada se negará, y se obtendrá la conversión de muchos pecadores.

Por Mi Santo Rostro, van a hacer maravillas, aplacar la ira de Dios, y concitar la piedad de los pecadores.

Al igual que en un reino pueden adquirir todo lo que se desea con una moneda estampada con la efigie del rey, en el reino de los cielos van a obtener todo lo que desean con la preciosa moneda de Mi Santo Rostro.

Los que en la tierra contemplen las heridas de mi cara la verán en el Cielo radiante de gloria.

Ellos recibirán en sus almas una irradiación luminosa y constante de mi Divinidad, que por su semejanza con mi cara brillarán con especial esplendor en el cielo.

Voy a defenderlos, voy a preservarlos y les aseguro la perseverancia final.

La otra gran impulsora de esta devoción fue la Hermana Maria Pierina De Micheli, que informó en 1936 de visiones de Jesús y María

Quienes le instaron a hacer un escapulario con el Santo Rostro de Jesús que después se transformaría en la medalla que se acuña en los tiempos actuales.

Tenía doce años la hermana Pierina cuando un viernes santo esperaba en su Parroquia mi turno para besar el crucifijo, cuando una voz clara le dijo:

«¿Nadie me da un beso de amor en el rostro para reparar el beso de Judas?»

La experiencia se repite cuando tiene 25 años, pero con otro prodigio, besa el rostro de Jesús vivo.

Y la devoción al Divino Rostro se va consolidando de un modo concreto gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen.

Quien ordena y dispone un escapulario y los medios para costearlo.

El escapulario fue presentado a Pierina por la misma Virgen.

Una franela llevaba la imagen del Divino Rostro de Jesús y escrito alrededor en latín Ilumina, Señor, Tu rostro sobre nosotros.

La otra franela tiene una Hostia circundada por unos rayos y con la inscripción: Quédate con nosotros Señor.

Jesús le dijo: 

«Quiero que mi Rostro sea honrado de un modo particular el martes». 

Y después señaló que ese día se puede hacer una visita al Santísimo Sacramento.

Pierina obtuvo el permiso del fotógrafo Bruner para hacer copias de la Sábana Santa, reproducida por él, y la autorización para hacerlo por la Arquidiócesis de Milán el 9 de Agosto de 1940.

Y más adelante la Virgen le diría,

«Hija mía, tranquilízate porque el escapulario queda suplido por la medalla con las mismas promesas y favores: falta solo difundirla más».

Después de un gran esfuerzo, la hermana María Pierina logró obtener el permiso para lanzar la medalla con la Santa Faz y su uso empezó a crecer en Italia.

La primera medalla de la Santa Faz fue ofrecida a Pío XII quien aprobó la devoción y la medalla.

Pero siguió esperando más medios financieros para divulgarla.

Y una mañana vio sobre una pequeña mesa un sobre, lo abrió y encontró 11.200 liras italianas que era el dinero que necesitaba para difundir la devoción. 

El diablo, enfurecido por esto, cayó sobre su alma para asustarla y prevenir la distribución de las medallas: la tiró al suelo en el pasillo y escaleras abajo, la golpeó, rasgó las imágenes y fotos de la Santa Faz, pero ella logró recuperar todo.

Con la Segunda Guerra Mundial, muchos soldados y marineros recibieron la Medalla de la Santa Faz como un medio de protección y muchos se salvaron. 

En 1958, se declaró formalmente la Fiesta de la Santa Faz de Jesús para el martes de carnaval (el martes antes del Miércoles de Ceniza), que seguramente Jesús quiere que en estos tiempos de apostasía se ponga en práctica otra vez.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contarte de la poco difundida devoción al Santo Rostro de Jesús y el uso de su medalla.

Y me gustaría preguntarte si conocías esta fiesta y su medalla o no.

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