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Testimonio que la promoción del aborto no es por la defensa de valores sino por ganar dinero

Estrategia comercial económica disfrazada de defensa de los derechos humanos.
El mes pasado una ex abortista dio su testimonio en Canadá. Y aunque no sorprendió a muchos militantes pro vida, sus declaraciones reconocieron que existe un entramado pare generar abortos artificialmente con fines de ganar dinero.

 

cierra de clinica de abortos

 

La promoción de la promiscuidad sexual en las escuelas y de los anticonceptivos entre los jóvenes, terminaría provocando más abortos, y por ende generando más dinero para las empresas abortistas.

Carol Everett, entre 1977 y 1983 dirigió una cadena de cuatro centros abortistas en Texas (Estados Unidos), y fue responsable del aborto de unos 35.000 niños no nacidos. Unos años después, se arrepintió y abandonó el negocio del aborto.

El pasado 9 de mayo, compartió su testimonio durante un acto benéfico después de la Marcha por la Vida en Ottawa (Canadá), que fue recogido por la agencia provida canadiense Lifesitenews.com.

Everett explicó que su equipo trabajaba por comisión, así que a más abortos, más ingresos. “Teníamos el objetivo de que cada chica abortara entre tres y cinco veces de los 13 a los 18 años”; pero, para eso, no bastaba sólo con satisfacer una necesidad. Había que crearla, y la forma de hacerlo era a través de la forma que tenían los jóvenes de ver la sexualidad.

EROSIONAR EL PUDOR NATURAL DESDE LA GUARDERÍA

“Empezábamos en la guardería. Pones a los niños en un círculo, y recorres la sala preguntándoles a todos la misma pregunta: ¿Cómo llaman tus padres a tus partes íntimas? Vosotros y yo sabemos que cada familia usa una palabra diferente. Así que, cuando llegas al tercer o cuarto niño, les queda claro que los padres no saben qué tienen. Pero nosotros lo sabíamos. Les decíamos: Niños, esto es lo que tenéis vosotros; y niñas, esto es lo que tenéis vosotras”.

Estas actitudes tenían como objetivo erosionar en los niños el sentido de pudor natural. Todo estaba pensado para “separar a los niños de sus valores y de sus padres”.

Después, en Primaria, empezaba un ataque más directo: en tercer grado, se enseñaba a los niños diagramas explícitos del coito. En cuarto, se les animaba a masturbarse, solos o en grupos del mismo sexo. Durante quinto y sexto, se daba el paso de la educación sexual al aborto.

En este momento, Everett se implicaba personalmente:

“Mi meta era conseguir que fueran sexualmente activos tomando una píldora anticonceptiva de baja dosis que, para proporcionar un nivel de protección, se tiene que tomar cada día exactamente a la misma hora. Y vosotros y yo sabemos que no hay ningún adolescente en el mundo que haga todo a la misma hora cada día”.

En Estados Unidos, muchos centros que practican abortos son también clínicas de atención a la mujer: distribuyen anticonceptivos y realizan tareas informativas sobre salud sexual y reproductiva.

UN EQUIPO DE TELEOPERADORES ESPERANDO EL FALLO DE LAS PÍLDORAS

Aquí entraba en juego el efecto paraguas, por el cual una persona que toma la píldora piensa que está a salvo de un embarazo no deseado, por lo que tendrá relaciones con más frecuencia que las que no toman la píldora.

Lo que es novedoso es que se reconozca que los abortistas distribuían a propósito un tipo de píldoras que sabían que fallarían con más facilidad. Y, gracias a la educación sexual que habían recibido, cuando esa chica se quedara embarazada, creerá que su única opción es el aborto.

“Así, conseguiríamos nuestra meta de entre tres y cinco abortos entre los 13 y los 18 años”.

De hecho, una chica acudió a su centro para abortar por novena vez.

Cuando se ponía en contacto con el centro abortista, se encontraba con empleados entrenados para dirigirla hacia el aborto.

“Cuando sonaba el teléfono, estábamos listos. Habíamos entrenado a la gente para responder al teléfono como tele operadores. Vendían el aborto por teléfono. Pero no podíamos llamarlos tele operadores, eso es muy duro. Les llamábamos consejeros telefónicos. Les entrenábamos con un guion diseñado para superar todas y cada una de las objeciones al aborto. En esos consisten las ventas, ¿no? En superar las objeciones y conseguir el encargo; en este caso, el aborto”.

La conferencia de Everett acabó con la recomendación de que cada persona esté pendiente de la educación sexual que sus hijos y nietos reciben en el colegio.

“Es fundamental que lo sepamos, porque ellos avergüenzan a los niños, y si están avergonzados por lo que oyen, no van a llegar a casa y contarte lo que han oído. Os animo a que vayáis a vuestra biblioteca pública y a vuestros colegios y preguntéis que se usa para la educación sexual”.

Fuentes: Alfa y Omega, Signos de estos Tiempos

 

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