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Argumentos de los modernistas para negar los milagros de Jesús, del traslado por Ángeles de la Casa de Nazaret y de la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Uno de los milagros más impresionantes que se ha producido en la Tierra en estos 2000 años fue el traslado de la casa donde vivió la Sagrada Familia en Nazaret, por medio de ángeles y por el aire a Italia.

Hay numerosas pruebas de que fue así, desde visiones y mensajes, hasta estudios arqueológicos e históricos, y los sucesivos Papas desde el siglo XIII lo han refrendado.

Sin embargo el racionalismo de los modernistas los lleva a no creer en los milagros y ensucian la verdad con hipótesis que no pueden mostrar, pero que siembran cizaña, más tratándose de algo dicho por un sacerdote.

Aquí hablaremos cómo los modernistas descreen de los milagros, por qué lo hacen, cómo esto sucede con la aparición de la Virgen de Guadalupe y especialmente cómo lo usan para desacreditar el milagro del traslado angélico de la Casa de Loreto, para privilegiar políticas solamente humanas.

Durante el siglo XX y hasta nuestra época los modernistas dentro de la Iglesia han estado tratando de desmontar la credibilidad en los milagros.

Parten de considerar, por ejemplo, que los milagros de Jesús son hechos que no sucedieron como los cuenta el Evangelio, que no son hechos históricos sino sólo metáforas para reforzar la fe.

A pesar que la veracidad y la historicidad de los Evangelios ha sido siempre afirmada por la Iglesia y también por el Concilio Vaticano II, al que suelen invocar espuriamente.

Por ejemplo el cardenal Walter Kasper sostiene que la mayor parte de los milagros referidos en los Evangelios son relatos compuestos literariamente por las primeras generaciones cristianas para expresar su fe en Cristo.

Porque parte de la base que Dios jamás actúa en su omnipotencia alterando el orden de la creación.

¿Y entonces qué deberíamos hacer con la Biblia? 

Porque por ejemplo, de los 666 versículos del Evangelio de San Marcos, un 31% refieren a milagros, y en los primeros diez capítulos es aún más acentuado, un 47% se refieren a milagros.

Sin embargo en la propia Biblia aparece la explicación de por qué los milagros fueron tales.

Los milagros de Jesús fueron realizados para verificar la verdad de Sus palabras, en Juan 10:38 leemos «aunque no me creéis a Mí, creed a las obras».

Y algunos casos, como por ejemplo la muerte de Lázaro, que estuvo muerto por cuatro días, y ya olía mal, vuelve a la vida por la palabra de Jesús, en Juan 11, y no puede considerarse sino por una alteración momentánea del orden natural permanente, salvo que el escritor bíblico se empeñe en tergiversar la realidad. 

Esta guerra contra los milagros de Jesús contados en la Biblia, se trasladan con más razón a los milagros realizados en las apariciones marianas.

El caso más llamativo lo encontramos en la Virgen de Guadalupe del Tepeyac.

Nada menos que el el abad de la Basílica de Guadalupe por 33 años, Guillermo Schulenburg negaba la existencia histórica del indio Juan Diego, que es lo mismo que negar las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

Por lo que el cardenal Norberto Rivera terminó expulsándolo de la Basílica.

El 27 de septiembre de 1999, el padre Schulenberg y tres clérigos de la Basílica enviaron una carta a Roma donde advertían el error de canonizar al indio Juan Diego, y añadieron además que, del examen de la imagen de la Virgen de Guadalupe se deduce que reúne «todas las características de una pintura hecha por mano humana, con el deterioro propio de la antigüedad».

Esto es sólo la parte visible del iceberg, que muestra que hay una veta de guadalupanismo eclesiástico que descree del milagro de la aparición.

Y esto mismo se puede ver respecto al milagro del traslado angelical por los aires de la casa de Loreto desde Tierra Santa a Italia en el siglo XIII.  

La sagrada morada donde nació la Santísima Virgen y que había sido el lugar de la Anunciación y de la Encarnación de Nuestro Señor, donde el Niño Jesús había crecido bajo el cuidado de María y de José, fue colocada por los ángeles en la vía pública que lleva a Ancona según han sostenido sucesivos Papas desde esa fecha, arqueólogos e historiadores.

Hay innumerables pruebas de que se trata de la misma casa que hoy ha desaparecido de Nazaret.

Las medidas de los tres muros sagrados de la casa de Italia coinciden con los cimientos de Nazaret. 

Los análisis científicos sobre el suelo, las piedras, la argamasa, la orientación de la casa, así como múltiples testimonios y datos históricos, confluyen en sustentar la milagrosa traslación. 

Sin embargo, hoy preferimos creer en otra cosa, porque es un milagro demasiado portentoso para ser cierto, para nuestra mente racionalista.

En los últimos 100 años han aumentado los escépticos y los negacionistas, y hoy la traslación angélica se reduce a considerarla una leyenda piadosa, olvidada o relegada a un segundo plano

Y es especialmente nocivo en el ámbito eclesial, que podría beneficiarse mucho en reevaluar uno de los mayores milagros que Dios nos ha regalado, que además tiene una cantidad considerable de documentación histórica, arqueológica y científica que va de la mano con el hecho de la fe.

La historia de este milagro comienza en 1291, cuando la caída del último bastión cristiano en Tierra Santa y la expulsión de los cruzados. 

Apenas unos días antes de su derrota final a manos de los musulmanes, la Santa Casa de Nazaret fue arrancada de sus cimientos y llevada por ángeles a Trsat, hoy un distrito de la ciudad de Rijeka, Croacia, en la noche entre el 9 y 10 de mayo de 1291.

Para asegurarla de la amenaza de destrucción a manos de los turcos.

A un párroco local, Don Alessandro Giorgiewich, se le apareció la Virgen, curándolo de hidropesía y revelándole que las tres paredes que aparecieron de improviso en Trsat eran su casa en Nazaret.

Y el mismo sacerdote fue a Tierra Santa, y pudo comprobar que en Nazaret los tres muros sagrados, sobre los que se había construido la Basílica de la Anunciación, no existían más.

La Santa Casa permaneció en Trsat durante tres años y siete meses, siendo trasladada nuevamente por los ángeles, esta vez a Italia, en la noche entre el 9 y el 10 de diciembre de 1294.

La casa de la Sagrada Familia tocó por primera vez suelo italiano, quedando cerca de Ancona, en la localidad de Posatora.

Unos nueve meses después, tuvo lugar la tercera traslación documentada, a un bosque de una señora llamada Loreta, en un lugar llamado luego «Veleta».

Pero debido al peligro de los bandoleros de la zona, se produjo un cuarto traslado, al Monte Prodo, a terrenos de los hermanos Rinaldi, quienes, arrebatados por la codicia de la afluencia de peregrinos, intentaron apoderarse de la propiedad de la Santa Casa. 

Y al final en 1296, después de cuatro meses en esta granja, la Santa Casa partió y aterrizó en la vía pública que conecta Recanati y Ancona, donde permanece hasta el día de hoy.

Hay numerosas manifestaciones del Cielo de este fenómeno y pruebas arqueológicas.

Y existe por ejemplo un santuario construido en el siglo XIII en memoria de la permanencia de la Santa Casa en Trsat, donde se puede leer en el mármol, «la Casa de la Santísima Virgen María vino de Nazaret a Trsat, en el año 1291, el 10 de mayo y partió el 10 de diciembre de 1294».

Y San Nicolás de Tolentino, vio a los ángeles que transportaban la casa a la región de Marche en Italia, en 1294.

Numerosos Papas y Santos han considerado estas pruebas como fidedignas, y los arqueólogos e historiadores que han estudiado el caso, consideran que hubiera sido un milagro aún mayor que la casa hubiera soportado cinco traslados por barco y por tierra manteniendo su estructura, que si la hubieran trasladado los ángeles.

Sin embargo, la idea del milagro no entra en la cabeza de los modernistas.

Y entonces apareció el padre Giuseppe Santarelli por lo años ’70, un capuchino que llevó adelante una férrea campaña negando el traslado angelical de la casa, y formulado la hipótesis, con débiles pruebas, que la casa había sido trasladado por la familia Angeli desde Tierra Santa a Italia por barco, y de ahí que se confunda que fueron los ángeles.

Y últimamente, el 8 de septiembre de 2022, apareció un artículo del Padre Giuseppe Faraci en el órgano oficial de la Basílica de Loreto, respaldado por el obispo de Loreto y también por el redactor jefe de la revista, Vito Punzi.

Este artículo promueve la falsedad de que la casa fue traslada en barco, con una prueba falsa y para justificar el discurso políticamente correcto que predomina en el Vaticano, de promoción de las migraciones.  

Tomó una serigrafía del artista Valeriano Trubbiani del año 2003 en que retrataba la casa siendo trasladada por barco y dijo que era del siglo XVII, haciendo ver que desde hace siglos se cree que la casa fue trasladada en barco.

Y escribió,

«Recordemos que también la Santa Casa llegó en un barco como refugiada en busca de un lugar de desembarco… Se movió por tierra y por mar, y corría el riesgo de perder pedazos, pero hoy está aquí en el santuario de Loreto, ella también llegó por mar como tantos de nuestros hermanos».

Bueno hasta aquí lo que queríamos exponer sobre cómo la verdad de las manifestaciones del Cielo en la Tierra a través de milagros, están siendo negados dentro de la Iglesia.

Porque se rechazan los milagros y se usan los hechos, que siempre la Iglesia consideró milagros, para promover políticas e ideologías humanas, como las referidas a migraciones, en lugar de reconocer la intervención directa y visible de Dios en el mundo.  

Y me gustaría preguntarte si te has encontrado con sacerdotes y laicos católicos que descreen de los milagros o no.

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