¡Venezuela Bajo Control Demoníaco! Cómo la Magia Negra Sostiene al Chavismo

El poder demoníaco desplegado en Venezuela que vino a través de Cuba.

Venezuela, una sociedad otrora próspera se convirtió en el fantasma de Haití.

El país más pobre y desgraciado del continente.

Y en un remedo de Cuba, que luego de más de 60 años de gobierno comunista la población vive en la miseria.

¿Y qué tienen en común estos tres países?

Haití fue el único país del mundo consagrado al demonio.

Y en Cuba y en Venezuela comenzó a gobernar una elite que usó la magia negra para aferrarse al poder.

Lo que sucedió y sucede en Haití, Cuba y Venezuela no puede explicarse sólo políticamente.

Lo único que lo explica es que el mundo preternatural se hizo cargo de esas naciones a través de sus dirigentes.

Aquí queremos hablar sobre cómo la magia negra se hizo del poder en Venezuela a partir de la influencia cubana. Algo en lo que los cristianos deberían reflexionar.

Cuando los esclavos de África fueron llevados a una América colonizada por los cristianos europeos, llegaron con sus religiones animistas mágicas, que estaban pobladas de demonios.

De Togo y Benín vino el vudú que se instaló más fuertemente en Haití.

De la cultura yoruba de Nigeria llegó lo que luego se convirtió en la Santería, y el Palo Mayombe vino del Congo.

Y de los cultos de los bantúes de África Central, especialmente de Camerún, salió la Macumba de Brasil.

Estas religiones se comunican con los muertos.

Y realizan rituales para obtener resultados directos en la vida, para traer buena suerte a sus devotos o para dañar a sus enemigos.

Y tienen ritos de magia blanca y de magia negra; lo que a veces suele llamarse por derecha y por izquierda.

El artífice de lo que sucedió en Venezuela fue Fidel Castro.

Cuando Fidel Castro tenía seis años, y padecía fiebres muy altas, una mucama de la finca le dijo a la madre que lo llevara a un santero.

Ella lo hizo y durante el ritual Fidel fue sometido a un “registro”, es decir, un estudio mágico sobre su futuro, para averiguar si la sanación estaba permitida por los orishas.

Y desde entonces quedó bajo la protección de Ayaguna, divinidad de la que derivan todos los dioses guerreros.

Durante los combates en la Sierra Maestra, el entonces guerrillero encargó a unas mujeres que les fabricaran talismanes para la buena suerte.

Y los revolucionarios tomaron La Habana luciendo esos collares de la santería.

Fidel se guardó bien para mantener todo en secreto.

La única vez que se le vio vestido de blanco, la vestimenta de la santería, fue en un viaje a Guinea.

Donde le leyeron su Itá, libro de la vida para los santeros, y lo iniciaron en la santería con el sacrificio de un elefante, típicamente asociado con Oddua, que se representa como Jesucristo.

En ese viaje, se dice que pactó con las fuerzas más oscuras, ofrendando sangre de todo tipo de ser vivo, para ganar la protección necesaria para sobrevivir a todos los ataques que le harían.

Allí radicó la fuente de su poder y de su vitalidad.

Para muchos cubanos no pasaron inadvertidos los animales exóticos que llegaban a la isla desde Angola, transportados por aviones militares y nunca llegaron a ningún zoológico.

Castro evadió más de 600 intentos de acabar con su vida.

Sobrevivió a todos los desafíos durante seis décadas: la Guerra Fría, el embargo comercial estadounidense, la crisis de los misiles, la caída del Muro de Berlín, la guerra contra el terrorismo, la caída de la Unión Soviética su protectora.

También sobrevivió a invasiones militares, enfermedades, cirugías, huracanes, desastres naturales.

Y hasta a docenas de ataques psíquicos y rituales malignos emprendidos por sus enemigos.

Lo que llevó a Octavio Paz a decir que Fidel Castro es más que un dictador vulgar, “representa el retorno de los brujos”.

Se dice que Castro encerró a Cuba en la jaula más grande del mundo, poniéndole un círculo protector de magia negra.

Y hay testimonios que dicen que practicaba rituales de transferencia de salud o cambio de cabeza, para extender su vida.

Se comenta que su última gran víctima fue el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, otro practicante de la brujería, a quien transfirió sus dolencias y enfermedades.

Chávez se inició en la santería bajo el signo de Shangó en un ritual celebrado en La Habana, según explica el santero cubano Carlos Valdés.

Pero desde joven tenía inclinación hacia la brujería.

Se relata que siendo joven, una pitonisa llamada Cristina Marksman, le profetizó que sería presidente de Venezuela, pero iba a estar preso primero.

Y antes de los 60 años iba a enfermar gravemente y a morir, lo que sucedió a los 58 años.

Chávez se conectaba con el más allá a través de amuletos, la ‘ouija’, las apariciones de su bisabuelo Maisanta, las charlas con el espíritu de Simón Bolívar, las ánimas de la sabana y la santería cubana.

Cuando Chávez ingresó en la santería cubana, cada ministro, cada presidente de empresa pública, junto a algunos gobernadores, lo acompañaron.

Fueron decenas de chavistas a La Habana a iniciarse en la santería.

Y la santería importada desde Cuba, modificó la forma de hacer política en Venezuela y la de su círculo más cercano.

Cientos de babalawos cubanos, sacerdotes de la santería, estuvieron de asesores espirituales de los ministerios y empresas públicas del país, y también de los dirigentes políticos del chavismo.

Así se impuso la santería como religión oficial del chavismo.

Estos babalawos a su vez eran miembros de la inteligencia cubana, lo que le permitió a Cuba manejar políticamente al chavismo.

A la vez que hacerse de su cuantiosa ayuda de petróleo para la isla.

David Placer, que escribió “Los Brujos de Chávez”, dice que vio en los salones del Palacio de Miraflores frutas en el suelo, la cabeza de un caimán, un ancla enorme que representaba a Yemayá.

Y los propios custodios de Miraflores le confesaron que en esos salones se realizaban actos espiritistas y se invocaba a los espíritus de los libertadores.

Y que se llegaron a celebrar ceremonias con animales muertos.

Varios testigos aseguran que Chávez dejaba una silla vacía en las reuniones para Simón Bolívar, con quien incluso mantenía charlas a altas horas de la madrugada.

Y cuando almorzaba a solas pedía otra ración para el libertador.

Y hay un convencimiento generalizado, que la exhumación de los huesos de Simón Bolívar en 2010, sobre los que realizó un ritual santero hablándole a los huesos y fue retransmitido por televisión, significó una maldición para Hugo Chávez.

Luego, Nicolás Maduro y los jerarcas del chavismo continuaron atados a la santería tras su muerte.

No fueron más que los continuadores del cerco de magia negra con que Chávez encerró al país.

Adujeron que su muerte fue una maldición.

Y posiblemente haya sido así, porque el maligno al final termina traicionando a los que trabajan para él.

Los herederos del chavismo original recurrieron a la experiencia cubana en el manejo de la dictadura, a través de la santería, para amarrarse al poder que heredaron de su líder.

A Cilia Flores, la esposa de Maduro, se la ha visto rodeada de santeros y babalawos cubanos y locales.

Y Maduro agregó para su invocación al mundo preternatural, la devoción al santón indio Sai Baba, que murió en el 2011.

Al que visitó en Puttaparthi junto con jerarcas de su régimen.

Un retrato de Sai Baba había acompañado a Maduro en todos los cargos públicos a los que accedió, de modo que también tuvo auxilio preternatural para ascender dentro del chavismo.

Sai baba fue un líder espiritual acusado de abusos sexuales, delitos financieros y de haber construido un enorme imperio económico.

Bueeeno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo el maligno se hizo cargo del manejo de Venezuela a partir de la influencia cubana.

Y me gustaría preguntarte si crees que los católicos que conoces estarían de acuerdo con esta interpretación de que la magia negra fue la responsable de la caída de Venezuela o no.