Un navío del siglo XVI, en ruta hacia América, pasó cerca de la isla de La Gomera.
Sus tripulantes advirtieron en tierra muchas luces brillantes que salían de una cueva.
Atraídos por ello descendieron a tierra y encontraron en la cueva una pequeña imagen de la Virgen María con su hijo en brazos.
La trasladaron al barco.
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Pero por mas que intentasen no podían navegar.
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Devolvieron la imagen al mismo lugar que la encontraron.
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Se dirigieron al puerto cercano de San Sebastián de la Gomera, informando a las autoridades de todo lo sucedido.
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Todos fueron al lugar, llamado Punta Llana.
La escultura, de color moreno, de unos 25 centímetros de altura fue invocada como Nuestra Señora de Guadalupe, proclamándola celestial patrona de La Gomera.
Su ermita está en una marisma a la que se accede en pequeños barcos de vela y se realiza su bajada cada 5 años. Fue coronada canónicamente el 12 de octubre de 1973.
Esta Guadalupe de Canarias tiene un significativo entronque con la Guadalupe de Extremadura y con la Guadalupe del Tepeyac en México.
Sin duda, el viaje de Colón hacia América es considerado como uno de los periplos más importantes realizados jamás.
Y fue precisamente desde aquí, desde la Isla Colombina de La Gomera, desde donde el marino genovés soltó amarras rumbo a lo desconocido.
Resulta cuanto menos curioso, si no providencial, que el Almirante orase ante la Virgen de Guadalupe extremeña antes de iniciar su singladura, encontrándola después en su primera escala en las Islas Canarias.
Así como que sea ésta y no otra la advocación principal de la América hispana.
La Gomera es una de las siete islas principales de las Canarias.
Está situada en el Océano Atlántico, en la parte occidental del archipiélago.
Pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Su capital es San Sebastián de La Gomera, donde se ubica la sede del Cabildo Insular.
PATRONA DE LA GOMERA
Tradicionalmente se ha considerado a la Virgen de Guadalupe como la Patrona de La Gomera, pero ese patronazgo realmente comienza a ser efectivo bien entrado el siglo XIX.
En las primeras décadas del siglo XVIII cuando fray Diego Henríquez habla de la Patrona de la Isla se refiere a la Virgen del Buen Paso cuya ermita se erigió antes de 1544 y estaba situada a la entrada de la rada de la capital gomera
Lo que sí parece ser cierto, es que la devoción por la Virgen de Guadalupe data de principios del siglo XVI y está relacionada con la evangelización de América.
Al constituirse en una imagen extremeña que expandirá su culto por el Nuevo Mundo, un culto que propagarán más tarde en las Islas emigrantes canarios que retornarán con pinturas y tallas de Nuestra Señora, ya revestida con el atributo de Patrona de México.
Su llegada a la isla y su capilla se relaciona con el auto titulado primer Conde de La Gomera, Guillén Peraza de Ayala (1484-1565) que mantuvo buenas relaciones con el convento extremeño de Nuestra Señora de Guadalupe.
Por lo que no es casual que el santuario que, según la tradición, mandó a edificar, fuera dedicado a esta advocación.
Cabe recordar que la edificación del Santuario de la Virgen de Guadalupe, ubicado en el pago de Puntallana en la Gomera, se establece con anterioridad a 1542.
La decadencia de su templo en el siglo XIX fue tal que en 1862 su ruina era manifiesta y es precisamente a partir de 1871 cuando se erige la Bajada Lustral, el comienzo de las Fiestas Lustrales tal y como hoy las conocemos, por lo que podemos centrar en ese período y no antes su conversión en fiesta insular.
APARICIÓN DE LA VIRGEN
En un relato muy parecido al de tantas otras devociones marianas, cuenta la tradición -envuelta en leyenda- sobre la aparición de la imagen.
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Se dice que un navío, en aquella época de las primeras grandes rutas al Nuevo Mundo, pasó al amanecer cerca de la isla de La Gomera.
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Sus tripulantes (posiblemente extremeños, como tantos, cuya protectora es la Virgen de Guadalupe) advirtieron en tierra muchas luces brillantes que salían de una cueva.
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Atraídos por el resplandor y con la ayuda de una chalupa, descendieron a tierra.
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Allí encontraron, sobre un arbusto que se conoce con el nombre de Salado, una pequeña imagen sonriente de la Virgen María con su Hijo en brazos.
La trasladaron al barco y la colocaron en la cámara principal mientras el capitán ordenaba desplegar velas rumbo a la Península.
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Pero, por más que lo intentaban, no podían navegar.
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El velero no se movía de su sitio.
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Se cuenta que la tripulación, extrañada, contempló atónita cómo una fila de palomas blancas revoloteaban en torno a la peña donde fue encontrada la imagen.
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Formaban una cadena desde tierra hasta la nave.
En vista del prodigio, el capitán -consciente del significado- ordenó devolver entonces la imagen al mismo lugar donde la encontraron: la Señora de los Acantilados quería quedarse en La Gomera.
Tras depositarla cuidadosamente en el lugar donde la encontraron, se dirigieron presurosos al puerto cercano de San Sebastián, informando a las autoridades, al clero y al pueblo del hallazgo y de todo lo sucedido.
En multitudinaria procesión, todos fueron a pie al lugar, llamado Punta Llana, una marisma a la que se accede en pequeños barcos de vela, a rendir homenaje a la milagrosa imagen.
Ante Ella, se comprometieron a erigirle en su honor el pequeño santuario que hoy conocemos de la que, a partir de entonces, sería proclamada como Señora de la Gomera.
Se ignora quién la dejó en aquella costa, pues entonces la isla ya estaba conquistada y cristianizada.
Tiene cofradía propia que cuida celosamente de su fiesta y tradiciones.
Cada primer domingo de mes se acude al santuario -ubicado en un promontorio próximo al acantilado y al que también se accede por camino de tierra- para asistir a una misa solemne en honor de la Morenita de Puntallana.
El hallazgo en el siglo XVI en Puntallana de la imagen de la Virgen puede considerarse, según el prelado nivariense, don Bernardo Álvarez, una visita de María al pueblo gomero de entonces.
Ya que la imagen es encontrada, por lo que el hallazgo no es fruto de una búsqueda o investigación, sino que se trata de una visita no pedida, inesperada y gratuita.
LA IMAGEN DE LA VIRGEN
La iconografía guadalupana no es del todo extraña en el Archipiélago Canario.
Además de en La Gomera, también en Tenerife abundan las pinturas que representan a la patrona de México según su iconografía habitual: iconografía que fue acuñada por el pintor de esa escuela Miguel Cabrera en el siglo XVIII.
Así mismo en La Palma encontramos lienzos de esta advocación mariana.
Como por ejemplo el colgado en la escalinata de acceso al coro de la fastuosa iglesia de Santo Domingo de Guzmán en Santa Cruz de La Palma; o en el óleo sobre lienzo anónimo mexicano de San Juan Bautista de Arucas (Gran Canaria).
Muchas pinturas de esta Virgencita mexicana llegaron a Canarias enviadas por isleños que habían emigrado u ocupaban puestos de gobierno. Recordemos que la Virgen de Guadalupe es la patrona de Extremadura y llamada la Reina de las Españas.
Recordemos que fuera de las fronteras nacionales, hay santuarios de esta advocación en Portugal, Polonia, Río-Muni, y en especial en América y Filipinas, donde más de 600 lugares llevan el nombre de Guadalupe.
Y en donde destacan los santuarios de Nuestra Señora de Guadalupe de Tepeyac, Villa de Guadalupe (México); Sucre y Mizque (Bolivia); Pascamayo, Nespeña, Balsas, Nasca y Ayquina (Perú); Quito y Quinche (Ecuador); Santa Fe de Bogotá (Colombia); la catedral de Basse-Terre y Point-á-Pitre (Antillas), etc.
La imagen más sobresaliente en La Gomera, por su importancia no artística, sino religiosa, es la de Nuestra Señora de Guadalupe, que en el santuario de su mismo nombre, en el pago de Puntallana, se mantiene hoy en día como flamante Patrona, cuyas esperadas Fiestas Lustrales atraen a los gomeros de dentro y de fuera de las fronteras insulares.
La talla, en opinión de la doctora Constanza Negrín, procede de Malinas, según las características que tenía antes de la restauración a la que fue sometida.
Muestra la tradicional configuración de este tipo de piezas: la madre, con el cuerpo ligeramente doblado en el regazo, mira frontalmente con expresión dulce, mientras el Niño, abrazándola levemente, aparece de perfil.
La escultura, de color moreno, de unos 25 centímetros de altura, fue coronada canónicamente el 12 de octubre de 1973.
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Lleva al Niño en su brazo derecho, el que también recoge su manto.
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Representada como una joven adolescente, con el cabello largo y lacio, su rostro es de facciones muy menudas.
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Asoma por debajo de la túnica la punta de su zapatilla.
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El cuerpo de la delicada talla presenta un ligero arqueamiento propio del gótico.
A pesar de su arcaísmo, mantiene relación con la de Guadalupe de Teguise (Lanzarote).
Fue restaurada por el escultor orotavense Ezequiel de León, descubriéndose su primitivo manto, oculto por diferentes repintes.
En la actualidad se presenta como fue originalmente.
EL SANTUARIO DE PUNTALLANA
Una vez descubierta la Señora, se acordó construir una ermita.
La fábrica corrió a cargo de Guillén Peraza de Ayala y Bobadilla, I Conde de La Gomera, tal y como aparece indicado en el Libro de Mandatos que se custodia en la parroquial de la Asunción de la Villa capital.
El acaudalado noble tenía muy buenas relaciones con el convento extremeño de Nuestra Señora de Guadalupe, por lo que no es casual que el santuario que mandó edificar fuera dedicado a esta advocación mariana.
En la fachada principal del venerado y visitado oratorio está colgada una placa de piedra en la que se dice que fue fundado en 1542.
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Aún conserva parte de la fábrica original. Su planta en forma de T es única en la Isla.
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Tiene sólo una nave principal que termina en el presbiterio con tres capillas cuadrilongas.
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Riquelme nos informa de que el esquema constructivo, en cuanto a materiales y elementos arquitectónicos se refiere, guarda paralelismos con la ermita de San Sebastián, donde se encuentra el copatrono de la Isla.
Una profunda reforma tuvo lugar en el siglo XIX, tal vez la más significativa de su historia.
Se procedió a la ampliación de la ermita en cinco varas por la cabecera; también se reconstruyó el arco toral de medio punto en cantería, para así adaptarlo a la nueva dimensión de la única nave, descansando sobre pilastras.
La cubierta es un artesonado de par e hilera con tejado a dos aguas al exterior.
El pavimento es de piedra, la tradicional losa chasnera.
Dadas sus proporciones, de 12,78 m. por 4,8 m., en el que escasamente caben unas cuarenta personas, su cofradía presentó un proyecto de ampliación en 1994, que por fin fue aceptado.
LAS FIESTAS ANUALES
Esta Virgencita es honrada anualmente durante las llamadas Fiestas de Octubre o Fiestas de Puntallana.
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Y de manera especial, cada cinco años en la Bajada de la Virgen (años acabados en 3 y en 8), constituyéndose éste el ritual festivo más importante de los que tienen lugar en la Isla Colombina.
Todos los años -en los que no tiene lugar la Bajada- arrancan las fiestas marianas a partir de la víspera del primer domingo de dicho mes.
La noche del sábado es ya tradición secular el recorrido por las calles del casco de la Villa capitalina de San Sebastián, de un rosario cantado que sólo se interpreta para esta ocasión y al son de una música religiosa tradicional.
Al día siguiente, peregrinos llegados desde cualquier punto de la Isla Redonda se van desplazando hasta el pequeño santuario de la costa de Puntallana, donde su Virgen Protectora aguarda a su Pueblo.
Muchos van a pie a fin de pagar las promesas hechas, muchas de ellas, en la edición pasada.
Hay un recuerdo especial para los gomeros que ya no están.
La peregrinación por tierra es muy accidentada, pues debe de ser escalada la base de la montaña del Espigón, que cierra la playa y donde se hace necesario un breve descanso antes de remontar la pendiente peligrosa.
La Fuente es un paraje donde se hace un alto para almorzar; las Cruces es el lugar donde ya se divisa el santuario y se invoca la protección de la Señora de las Palmeras con el rezo de la Salve.
Por la pista se llegaba al Llano, para tomar el camino y descender a la playa de Ávalo, siendo necesario salvar una segunda montaña antes de cruzar Puntallana.
Cerca de la ermita se levantan muros de piedra seca que se habilitan para el descanso de los romeros.
Dentro del recoleto santuario, todos veneran esta pequeña y entrañable imagen a la que hacen ofrendas y demuestran su devoción pernoctando junto a su altar, dentro de la ermita y en las chozas de piedra de los contornos de la pequeña iglesia.
El mismo lunes existe un gran trasiego de feligreses y peregrinos que se van uniendo a los fatigados llegados en los días anteriores.
Es a mediodía cuando tiene lugar la tradicional función religiosa solemne y la posterior procesión de la Virgen de Guadalupe por los aledaños e inmediaciones del oratorio.
Luego llega la esperada comida comunitaria entre todos los presentes. Se organizan las parrandas y se baila el tajaraste.
También se celebra el tradicional baile de día.
De su organización se encarga una Comisión que se renueva cada año.
El traspaso de responsabilidades se lleva a cabo el lunes, al final de las Fiestas, en un acto público a las puertas de la abarrotada ermita y queda simbolizado mediante la entrega del tradicional ramo.
Éste consiste en un tronco de caña dulce recubierto y adornado con panes, frutas, flores, gajos… que el presidente de dicha junta saliente ofrece a la entrante, como si de un cetro de poder se tratase.
Ya al atardecer, los romeros inician su retorno a casa, bien por barco bien por tierra.
Virgen de Guadalupe,
morenita agraciada,
todo tu pueblo te aclama,
Gomera de Punta Llana.
Al regreso de los agotados, pero satisfechos peregrinos, se portaba tradicionalmente una rama de salado, planta que se había colocado como peana en la historia de la aparición de la Imagen.
BAJADA DE LA SEÑORA
Cada cinco años, en octubre, como decíamos, tiene lugar la Bajada
de la Virgen a la Villa de San Sebastián.
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Al contrario que sucede en las otras Bajadas de Canarias, ésta es la única que se realiza siempre por mar.
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La adornada nave principal, donde va ubicado el trono de la Virgencita Marinera, es custodiada por numerosas embarcaciones también engalanadas.
Esto sucede -según el programa oficial- a partir de las cuatro de la tarde del lunes siguiente al primer domingo de octubre.
Nada más tocar el muelle, la ansiosa población espera a ritmo de tambores y chácaras el desembarque de las andas de baldaquino que portan a hombros los orgullosos romeros.
Una vez en la rada de San Sebastián, los marinos desembarcan a hombros la imagen.
Es un honor para aquellos afortunados que consiguen trasladarla desde el barco engalanado hasta la orilla de la playa, momento en el que el estruendo de voladores y aplausos se unen a los sones de dichos instrumentos musicales.
Organizada la procesión, comienza el baile hasta que el cortejo solemne hace su llegada a las Casas Consistoriales, donde se produce la recepción oficial de la Patrona de los Gomeros.
El regidor municipal le entrega su bastón de mando a la Alcaldesa Honoraria y Perpetua de la Villa. Luego, la multitudinaria procesión continúa hasta la Parroquia Matriz de la Asunción, donde la Reina del Silbo es entronizada efímeramente para recibir la veneración de su emocionado Pueblo.
Una vez la red viaria lo permitió, a partir de 1968 empezó a tener lugar la visita de la sagrada imagen a todos los pueblos y municipios de La Gomera, al igual que ocurre cada cuatro años, en la Bajada de la Virgen de los Reyes de la vecina isla de El Hierro.
En cada uno de sus altares permanece aproximadamente una semana. Estos actos religiosos se compaginan con otros muchos populares. Se desarrollan desde encuentros folklóricos, verbenas, muestras de artesanía, conciertos, hermanamientos entre pueblos, etc.
Durante el fatigoso recorrido ascendente y descendente por todos los profundos barrancos que configuran esta bella isla, se producen numerosas muestras de devoción y fervor por los gomeros que no pierden la oportunidad de proferir vivas, hacer plegarias, lanzar piropos, cumplir promesas, recitar coplas… todo ello mezclado con los cantos de los romances y el baile y son del tajaraste.
Por cierto, el Gobernador de Armas de La Gomera, Juan de Castro, en su manuscrito de 1856, ya aludía al tajaraste o baile del tambor en el que se refería a los instrumentos musicales utilizados entonces: chácaras, flauta y tambor.
El retorno de la Virgen coincide con su onomástica, el 12 de diciembre, Día de Guadalupe. De la misma manera, esto es lo que ocurre cada lustro el día 5 de agosto, Día de la Patrona de La Palma, Nuestra Señora de Las Nieves, jornada fijada para su Subida al Real Santuario Insular.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_de_Guadalupe_(La_Gomera)
- https://es.wikipedia.org/wiki/Ermita_de_Nuestra_Se%C3%B1ora_de_Guadalupe
- http://www.bienmesabe.org/noticia/2013/Octubre/virgen-de-guadalupe-leyenda-e-historia-de-la-patrona-de-la-gomera
- https://www.facebook.com/Virgen-de-Guadalupe-La-Gomera-162502450442791/timeline/
- http://www.acvguadalupe.com/poemas-y-d%C3%A9cimas/historia-de-la-virgen/
- http://m.escapadarural.com/que-hacer/san-sebastian-de-la-gomera/ermita-de-nuestra-senora-de-guadalupe
- http://lagomera.es/index.php/component/k2/item/777-el-origen-de-la-virgen-de-guadalupe-esta-envuelto-en-leyendas-milagros-y-mitos
http://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/aguayro/id/3252
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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