La relación de la Virgen María con Judas Iscariote.

La vida de Judas es una de las más enigmáticas de la historia de la salvación.

Se dice que está en el infierno y que colabora con los demonios en la posesión de seres humanos.

Aunque por otro lado, su traición hizo posible que se cumpliera el plan de Dios.

Que Su hijo fuera apresado, condenado, crucificado y muerto, para cumplir su misión de tomar sobre sí los pecados de la humanidad y curar las heridas de la desobediencia a Dios, que le infringieron Adán y Eva.

Y hay unas revelaciones que Judas ha realizado en un exorcismo sobre su relación con la Virgen María, que ponen luz adicional sobre lo que sucedió en esos días. 

Aquí hablaremos sobre las revelaciones de Judas Iscariote de su vida en el infierno, y del momento de la traición a Jesús, que sucedió y cómo actuó la Virgen María.

En medio de la apostasía que hoy afecta a los cristianos ha surgido la herejía de que el infierno no existe, o lo que dicen algunos ordenados para no contradecir las enseñanzas de la Iglesia, que está vacío, porque Dios es tan misericordioso que no enviaría a nadie allí.

Afirmar que el infierno puede estar vacío es una contradicción, porque la condenación en sí misma es el rechazo deliberado del hombre de Dios.

No habría gente en el infierno si nadie negara a Dios, pero la realidad muestra que hay seres humanos que tienen un rechazo deliberado, persistente y militante hacia Dios.

Y sabemos que al cielo entran solo los que aman a Dios. 

Por otro lado sabemos de su existencia porque varios videntes de las apariciones marianas han sido llevados al infierno, pensemos nomás en Fátima, en Santa Faustina Kowalska, en la Beata Ana Catalina Emmerich.

Y cuentan que no está vacío, que han visto seres humanos y demonios allí.

Otra corroboración es lo que han dicho los demonios en exorcismos.

Que el infierno existe, no está vacío porque ellos viven allí y también hay seres humanos junto a ellos.

Este debate debería estar zanjado, pero sin embargo aún hay cristianos que siguen pensando que el infierno no existe o está vacío.

Y entre los que aceptan la existencia del infierno, que por lo cierto aún son la mayoría de los cristianos, ha habido dos debates.

Uno es si Judas Iscariote, el que traicionó a Jesús está en el infierno o no.

Hasta mediados del siglo XX se había aceptado que Judas estaba en el infierno.

Tanto el Concilio de Trento, como los Padres y Doctores de la Iglesia, la liturgia, eran unánimes sobre la creencia de que Judas estaba en el infierno.

Y hay videntes que lo han visto en el infierno.

Pero hoy, sin embargo, se sostiene que no se sabe, de la misma forma que se supone que el infierno está vacío. 

Y otro debate es si los seres humanos, que han caído en el infierno, pueden poseer personas como los demonios.

Porque la experiencia en varios exorcismos es que se ha encontrado a Judas Iscariote entre los seres que poseen a una persona.

Cuando se exige a los demonios que contesten la verdad en el nombre de Jesús lo hacen obligados, y también sucede cuando se les exige que lo hagan en el nombre de la Virgen María.

Y hubo casos en que un ser poseyó a distintas personas, detectado por distintos exorcistas, admitió ser el mismo Judas que mencionan los evangelios, el ser humano, el Iscariote.

Y se ha encontrado que es más difícil de expulsar que los demás.

Parece que Judas es impermeable al Rito del Exorcismo, al agua bendita y a casi todo lo demás. 

Y además que finalmente la Virgen María es quien tiene la capacidad de expulsar a este Judas.

¿Por qué tanta dificultad para expulsar a un ser humano humilde cuando pueden expulsar demonios poderosos como satanás, belcebú, asmodeo en el nombre de Jesús?  

La respuesta parece ser que Jesús dio a sus discípulos Su autoridad para expulsar demonios, pero no para expulsar a los seres humanos caídos. 

Entonces los exorcistas no tienen autoridad para expulsar a Judas.

Marcos 16:17 pone en la boca de Jesús ese permiso a los apóstoles «estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios».

Y junto con esto les dio también autoridad sobre las enfermedades, sobre las fieras, sobre los venenos y sobre el lenguaje.    

Ahora, ¿qué informaciones ha dado este Judas cuando ha sido obligado a hablar mientras poseía a una persona?

En un exorcismo realizado en 1975 a una mujer, Judas reveló que luego de su resurrección Jesucristo no sólo fue al lugar dónde las almas de los justos estaban esperando por él.

Sino también al infierno, dijo,

«Vino para mostrar que también había muerto por nosotros. Fue terrible para nosotros. 

Fue necesario que Miguel y los ángeles nos encadenasen, para evitar que nos precipitásemos sobre Él».

Es que el infierno es un lugar de odio y desesperación.

Y es por esa desesperación la necesidad de aferrarse a su gente poseída que tienen los demonios, y no sólo porque es su misión. 

Una y otra vez Judas y los demonios dicen que no quieren irse de la persona poseída.

Lo que nos hace recordar a los demonios «Legión» en la Biblia, que rogaron a Jesús, mientras los exorcizaba, para entrar a los cerdos.

Pero en realidad los demonios y Judas deberían considerar que el Infierno es su casa, porque viven allí por la eternidad.

Al punto que un demonio expresó así,

«Dios no hizo el infierno. Nunca hubiera pensado en un lugar así. Nosotros lo hicimos» 

Aunque quizás quiso decir que si bien Dios lo creó, los demonios le dieron la impronta del odio que se respira allí, por eso el infierno es tan horrible.

Pero lo cierto es que a pesar de ser su casa, los demonios intentarán todos los trucos para quedarse. 

Se esconderán, harán pensar que se han ido, intentarán evitar que la persona poseída vaya a las sesiones. 

En las sesiones ellos mismos suplicarán y alargarán lo más posible su estadía en ese cuerpo poseído. 

Y Judas también suplica que lo dejen, diciendo que el infierno no sólo es terrible en sí mismo, sino que además, los demonios no lo quieren tener en el infierno.

El infierno es una jerarquía que se rige por la maldad y el castigo, los demonios más poderosos castigan a los menos poderosos.

Satanás visita cuerpos de personas poseídas y aunque los otros demonios están cumpliendo su misión, aún así son castigados por él.

Pero Judas la tiene peor, ha dicho en tono de desesperación, 

«¡Vosotros no sabéis lo cruel que es el infierno, no sabéis lo que es eso!. Tengo un rincón horroroso ahí abajo».

Y su mensaje es una advertencia para nosotros, porque dijo, 

«Decid a todos que tengo un rincón horroroso. Vivid honestamente. 

Haced todo lo que podáis para llegar al cielo, aunque tengáis que ser torturados durante mil años».

Y agregó,

«¡Resistid, el infierno es horrible! Nadie sabe lo que es el infierno. Es mucho peor de lo que podéis creer. ¡Es terrible!».

«Decid a la juventud, a los herejes, a todos: ¡Existe un infierno! Y es execrablemente terrible». 

Ahora bien, sabemos que el demonio es un mentiroso y que es obligado a decir la verdad en el nombre de Jesús.

Y algunos pueden tener dudas de si cuando los demonios hablan en los exorcismos no mienten.

Sin embargo en este caso precisamente está previniendo a los seres humanos para que no caigan en el infierno, o sea haciendo todo lo contrario que lo que debería hacer un habitante de ese lugar, que sabe que no podrá salir de allí.

Pero quizás lo más importante que Judas reveló, fueron algunas cosas sobre su caída.

En primer lugar habla de su relación con la Santísima Virgen diciendo que Ella lo amaba,

«¡Me ha amado tanto! ¿Sabéis lo que es eso?»     

En segundo lugar, recuerda que luego de la traición a Jesús no tuvo la esperanza de acudir a Él arrepentido, para pedir el perdón de su pecado, y sabemos que el Señor lo hubiera hecho.

Lo hizo con Pedro cuando lo negó 3 veces.

En cambio su falta de esperanza lo llevó al suicidio, se ahorcó.

Y en tercer lugar revela que hubo una gestión de la Santísima Virgen para que él no se condenara, para que se arrepintiera y fuera a pedir perdón al Señor, dice,

«Si hubiera escuchado a la Santa Virgen y no me hubiera pasado la cuerda alrededor del cuello, hubiera tenido esperanza» 

 «Ella me advirtió, pero no la escuché. ¡Si la hubiera escuchado! La desprecié».

No hizo caso al consejo de María y su condenación no estuvo dada por la traición, sino por el pecado de no pedir perdón por la misma, no arrepentirse y ahorcarse. 

Y también revela algo que ya se suponía, dijo,

«En realidad, desde el principio no había venido por Jesús.

Había esperado el poder y la realeza, y al no realizarse esto, me decepcioné».

O sea que había apostado a que Jesús fuera un mesías político y revolucionario.

Bueno hasta aquí para concluir que en definitiva Judas está en el infierno, porque no aceptó pedir la misericordia de Jesucristo cuando lo traicionó y que Nuestra Señora lo intentó llevar a la esperanza y él no aceptó.

Y me gustaría preguntarte cuál es tu impresión sobre Judas y qué relación supones tenía con la Santísima Virgen.

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