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Homenaje de los Foros de la Virgen María
Queremos dar con este post un homenaje póstumo al mariólogo argentino Giorgio Sernani, que falleció el 17 de junio de 2014. Publicó una serie de libros y artículos y su última gran obra fue el Himno a la Virgen de Luján

 

nuestro senor consuelo de los afligidos

 

Giorgio es un ferviente católico mariano, y a aunque a él no le gusta que lo llamen mariólogo, su obra escrita da fe de ello.
Este es su testimonio de la gracia que obtuvo de Nuestro Señor Jesucristo para ser portador de la advocación Consuelo de los Afligidos.

Relata como llego a sus manos, los mensajes de una vidente sobre el nombre con el cual el Señor quiso ser honrado (pueden leerse aquí los Mensajes) (pueden leerse aquí las Oraciones), y las oraciones para invocar a Nuestro Señor Jesucristo Consuelo de los Afligidos…

Este es el relato escrito por Giorgio.

PRESENTACIÓN

Soy argentino, y tuve la gracia de vivir más de dos años en la muy fraterna ciudad de Montevideo. A mi regreso, en la tarea de instalar mi pequeño departamento, necesitaba sillas. Todo era caro, y, como decía mi querida madre yo soy “pobre pero pretencioso”. Quería unas sillas que armonizaran con las cosas que tengo y que quiero, pocas, que conservé de María Grande, la casa quinta donde vivíamos con mi familia, que era de la Virgen y que era grande. La compré grande en razón de que tengo muchos hijos.

Al tener que dejarla, no quise vender tantas cosas como había allí, porque sé bien la actitud de los compradores en esos casos. Opté por canjearlas. Y así conocí a varios anticuarios. Uno de ellos ganó mi aprecio por su honestidad y amabilidad. A él recurrí entonces, sin dinero (pero con pretensiones) para conseguir mis sillas. Por teléfono me invitó a ver un par que tal vez me servirían; me acerqué a su local; las sillas me gustaron, pero ese tema queda de lado ahora, ante mi encuentro con un Cristo que me atrevo a llamar milagroso, y que ahora es “mi” muy querido Señor del Consuelo.

EL SEÑOR ESTABA EN MI CAMINO, Y YO “TROPECÉ” CON ÉL. AHORA ES EL DUEÑO DE MI CASA

Salía yo del local por un caminito abierto entre toda clase de muebles y objetos religiosos, despidiéndome de mi amigo Miguel, -que así se llama el anticuario- cuando veo una vitrina apoyada en el piso que me llamó la atención. Ante mi pregunta, Miguel la levantó para mostrármela, yo le di una mirada muy rápida.

Se trata de una vitrina de madera con una puerta de vidrio, sus medidas: 45x76x10. Dentro, un Crucifijo rodeado por tres Ángeles recortados en nácar (o nacarina) en actitud de asistir al Señor. Las puntas de la cruz, apenas más chica que la vitrina, tiene terminaciones también son recortadas en nácar. La Cruz y los Ángeles están fijados sobre el fondo, cubierto por un paño de color rojo intenso. La imagen del Señor Crucificado era de metal y pequeña en relación a la Cruz y los Ángeles. Me di cuenta que esa desproporción era lo que me disgustaba, además de ser un Cristo de fabricación en serie,” bañada en plata, me decía Miguel.

Al volver a casa, recordándola en el trayecto del viaje, me comenzó a gustar, sobre todo por sus Ángeles, con esa actitud tan lograda de asistir al Señor, con un particular movimiento y un brillo muy especial. Pensé que la imagen del Señor se podría cambiar por una mejor y de mayor tamaño, proporcionada a la Cruz.

Creo fue al día siguiente que llamé a Miguel, para ofrecerle algo en cambio. Aceptó de inmediato y el jueves, el Señor, acompañado de sus Ángeles llegó a mi casa.

Los Ángeles me habían convencido de que el Señor quería venir a mí, y me ayudaron a cumplir su voluntad, aunque yo no lo advirtiera en esos momentos. Sólo lo comprendo ahora, mientras escribo este relato. Ellos me ayudaron a cambiar la Imagen del Señor, por una hermosa talla de madera firmada “Masa”, proveniente también del negocio de Miguel (que se llama Trinidad, y él, Miguel Ángel, como el Príncipe de los Ángeles). Al colocarla, con la ayuda de Susana Carballo, querida amiga de nuestra familia, le di un color acorde con la Cruz con “betún de Judea” que ella me trajo (Otro nombre significativo ¿casualidad?)

UNA INTERMEDIARIA PROVIDENCIAL

Apenas el Señor estuvo en casa se me ocurrió pedir a Justina, como hice en otros casos, que le pregunte al Señor de dónde venía, pero esta vez agregué otra pregunta: ¿Cómo quiere el Señor que lo llamemos? Justina es una señora amiga, con dones especiales del Cielo, reconocida por su párroco y otros sacerdotes en este sentido y por sus frutos de verdadera cristiana, fiel a la Iglesia.

Ella tuvo enseguida la primera respuesta: La visión de un monasterio en las montañas, donde vio la torre de una capilla, la casa de los monjes, y hasta las tumbas de otros. Pero no tuvo respuesta sobre el nombre. Pero me habló de una misión: “venía para ser honrado”. Y anunció “que vendrían otras personas a honrarlo, y que yo tenía que invitar personas a conocerlo”.

LA BENDICIÓN DEL CRUCIFIJO POR UN OBISPO, EN LA MISA DE LA FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO (EL DÍA QUE SERÍA TAMBIÉN SU DÍA)

El 7 de octubre mi madre cumplía 97 años, teníamos todo programado para una Misa en nuestra Parroquia, a confirmar, según la salud de mi madre, convaleciente de una afección. Creo que fue también el 5 cuando llamé a Monseñor C.M. para invitarlo al pequeño festejo. Mientras marcaba su número, se me ocurrió pedirle que celebre la Misa en casa. Monseñor aceptó y así se hizo. El departamento estaba arreglado como se pudo. La única mesa disponible para convertirla en altar estaba contra una pared con unas cuántas cajas de mudanza debajo. La cubrí con un poncho de alpaca y sobre él un mantel blanco. Por ese motivo pude colocar la vitrina apoyada en la pared, si la mesa se hubiese puesto cara al pueblo, es evidente que no hubiese podido. Pedí a Monseñor que antes de la Misa la bendiga y bendiga la casa. Así tuvimos la Misa en honor de Nuestra Señora del Rosario y en acción de gracias por los 97 años de mi madre.

SU NOMBRE, UNA TIERNA ADVOCACIÓN

El 18 de octubre, fiesta de San Lucas, por la noche, Justina me contó con entusiasmo, que el Señor finalmente había respondido a mi pregunta, diciéndole que quería ser honrado con el nombre “Señor Jesucristo, Consuelo de los afligidos” Al contármelo sintió que el Señor le daba un mensaje, que transcribo aparte.

Al día siguiente de ese mensaje recibí yo mismo la primera gracia: la solución de un problema económico que me tenía muy preocupado, del que doy un especial testimonio de agradecimiento. El Señor comenzó por los problemas materiales, posteriormente me concedió muchas gracias de todo tipo, especialmente espirituales. Luego tuve dos mensajes más, también por medio de Justina. Al leerlos se verá que son de suma importancia, por eso los puse por escrito para enviarlos a los hermanos en la consagración mariana.

LA BENDICIÓN DE LA TALLA QUE SE PUSO EN REEMPLAZO DE LA PRIMERA IMAGEN

Unos días después de este primer mensaje, contemplándolo en oración, me hizo comprender que tenía que ver a Monseñor R. P. y contarle, porque era necesario apoyarse en un sacerdote. Después de varios días conseguí hablar con él. Fue el día de todos los Santos, y él me citó para el día siguiente, de los difuntos. Lo fui a ver. Escuchó el mensaje con mucho fervor, le pedí que venga a bendecir el Cristo (me refiero a la talla de madera, que compré después de su Bendición el 7 de octubre) aceptó y ése mismo día le llevé el Señor a la hora de su Misa, las 5 de la tarde, de la que participé yo sólo. Monseñor se preocupó mucho en colocar la vitrina en un sitial. Durante la Misa me conmovía mirarlo, tenía como un esplendor especial.

Antes, en el camino, le pedí que dé alguna prueba o señal a Monseñor. Y lo hizo: al bendecirlo comprobó que en la oración del Bendicionario que eligió, se pedía al “Padre Celestial que esa imagen de su Hijo sea Consuelo de los afligidos” Monseñor se sorprendió e hizo una pausa en la lectura, para señalarme el pequeño libro y asegurarme que él no había agregado esa frase al texto.

Después de un mes y un día, hubo un segundo mensaje y al día siguiente el tercero. En diciembre dos más y una moción sobre su día.

SU DÍA

En la Nochebuena de ese año el Señor nos hizo saber que la fecha en que quería ser honrado: El 7 de octubre (día en que fue bendecido y presidiera la Santa Misa del Obispo), en recuerdo de cuando en la batalla de Lepanto Don Juan de Austria hizo enarbolar el Cristo Crucificado -que le enviara el Papa San Pío V- junto con muchas imágenes de la Virgen, para orar antes de la batalla, que fuera luego el mayor triunfo cristiano de la historia, en razón del rezo fervoroso del Rosario que hizo toda la Cristiandad a pedido de santo Pontífice. El Señor nos muestra que en una situación aún peor como la que vivimos, debemos hacer lo mismo: Rezar muchísimo el Rosario y levantar a Jesús Crucificado como señal segura de triunfo.

CORONACIÓN DE LAS DOS IMÁGENES

El 7 de octubre de 2007 (98º cumpleaños de mi madre) el mismo Obispo celebró la Misa ante Él y la Imagen del Nuestra Señora del Rosario de Andacollo (de Chile) también en nuestra casa, y coronó privadamente esas dos Sagradas Imágenes.

COINCIDENCIAS PROVIDENCIALES

El 5 de octubre de 2008 falleció mi madre. Y si bien tuvo su Misa de cuerpo presente, la Misa a la que invitamos a todas las relaciones fue celebrada el 7, día en que hubiera cumplido 99 años. El 7, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, el 5, Primer Domingo, cuando se celebra en muchos lugares esa fiesta.

El 5 de octubre de 2006 el Señor había llegado a nuestra casa. El 7 había sido bendecido y se celebró la primera Misa ante Él.

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Al concluir este relato ruego disculpas si menciono hechos familiares y personales, pero me pareció que debía contarlos para que se comprenda mejor el relato. El Señor vino a mi casa como Consuelo de los Afligidos, dos años antes de llevarse a mi madre, sabiendo lo que yo hubiera sufrido sin su divino consuelo.

Agradezco a los Foros de la Virgen María la ayuda que me da al publicar estas maravillas de gracia. El no hacerlo como el Señor me lo pedía me traía cargo de conciencia y dolor en el alma. Por otra parte espero que los que hayan leído correspondan a los pedidos del Señor, y así nos unamos en el amor a Él y al Corazón Inmaculado de su Madre Corredentora.

Finalmente declaro que creo firmemente en la veracidad de los hechos que he escrito, y manifiesto que en todo me someto a la Santa Madre Iglesia, en la que quiero vivir y morir.

Buenos Aires, Cuaresma de 2009

Giorgio Sernani

 

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