Nuestra vida en la Tierra es una batalla espiritual, queramos o no.
Porque sufrimos ataques constantes para apartarnos del camino.
Y debemos saber cómo defendernos.
Debemos saber el arsenal que tenemos a nuestra disposición y las tácticas del enemigo.
Entrar en una batalla a ciegas con el enemigo nos llevará al desastre.
Sin conocerlo a fondo y sin una planificación y preparación adecuada, vamos a perder una batalla tras otra.
En el famoso Manual del “Arte de la Guerra” de Tsun Tzu – escrito cuatro siglos antes de Cristo -, el autor dice que el arte consiste es vencer al enemigo sin llegar a una batalla frontal cuerpo a cuerpo.
Sino ganándole la batalla moral y cultural, e incluso negociando y engañándolo.
El libro de C.S. Lewis, “Cartas del Diablo a su Sobrino” (The Screwtape Letters) – en la cual un demonio avezado le da clases a uno más joven para tentar y hacer caer a los que él llama “sus pacientes”- es una invalorable ayuda para descubrir las tácticas del maligno.
En este artículo estamos siguiendo una ponencia de Philip Koloski sobre las tácticas del maligno que menciona Lewis..
Pero para saber de qué se trata todo esto comencemos definiendo que es la batalla espiritual y cuales son nuestras armas.
QUE ES LA GUERRA ESPIRITUAL
La guerra espiritual a la que están sometidos los cristianos tiene una dimensión invisible y sobrenatural.
Pero esto no significa que la guerra sea sólo en el cielo sino que ésta radicada en la Tierra.
San Pablo específicamente nos dice en Efesios 6: 12 que no luchamos contra la carne y la sangre, sino contra los principados sobrenaturales, gobernantes de las tinieblas de este mundo.
Sin embargo algunos católicos rechazan la palabra guerra o batalla porque la consideran muy bélica, a pesar que el Antiguo y el Nuevo Testamento están llenos de expresiones bélicas.
Este rechazo sucede porque no comprenden en qué consiste la batalla o guerra espiritual.
En Efesios 6: 14 San Pablo nos habla de las armaduras que debe usar los cristianos en esta guerra, que son la verdad, la Justicia, la fe, el espíritu, la palabra de Dios, la oración…
Qué son los escudos y las armas para batallar contra los dardos de fuego del maligno.
A lo largo de la Biblia se ve como Dios utiliza estas armas.
Por ejemplo el rey Josafat envío cantantes para causar desorden entre el enemigo.
Y Josué uso las trompetas para derribar los muros de Jericó.
Y ni que hablar del poder de la oración, que es el arma más importante.
Las armas también en esta batalla son el discipulado cristiano para conformarse a imagen de Cristo.
Y la liberación de los pecados, de la opresión del maligno y de las maldiciones, incluyendo los exorcismos.
En especial la guerra espiritual es un continuo camino para contrarrestar las tácticas del maligno que veremos a continuación.
Hay que considerar que esta guerra espiritual se produce dentro de nuestro interior, en las luchas cotidianas de la vida para no ceder a la tentación.
Todo esto comenzó en el cielo cuando lucifer se rebeló contra Dios separándose de la comunión con Él.
Luego el diablo tentó a los primeros padres en el Jardín del Edén quiénes también desobedecieron a Dios.
Y con su caída fueron expulsados del Jardín del Edén y debieron trabajar con el sudor de su frente para sobrevivir; entró la enfermedad y la muerte en la humanidad y las mujeres debieron sufrir en el parto.
O sea que las dificultades físicas y emocionales que hoy tenemos son consecuencia de una vida fuera de la comunión con Dios.
Entonces, la guerra espiritual entonces es la lucha para repeler aquellas insidias que nos alejan de la Comunión con Dios.
Y para permanecer en comunión con Él, necesitamos permanecer en el camino del Cielo y en comunión con la Santa Iglesia Católica.
Lo cual requiere la visita continua a los sacramentos y vivir apuntando a la santidad, en una vida de oración.
Pero la dificultad que hay alguien que nos quiere apartar de esto, y debemos tener muy en claro cuál son las tácticas del maligno para no caer.
Táctica # 1: Satanás oculta su existencia presentándose como una figura cómica
Durante siglos el diablo se ha tomado gran trabajo en convencernos de que no existe, que es un invento del Medioevo.
Esta su política de auto ocultación, vino acompañada de la duda repetida y finalmente aceptada en la cultura moderna sobre la existencia de Dios.
Mientras el mundo creyó en Dios, también creía en el diablo.
Esto comenzó a cambiar en la segunda mitad del siglo XX.
Una cosa trajo la otra, o sea que, si Dios no existe, el diablo tampoco.
Y astuto como es, para reforzar esa idea de su no-existencia, ha inspirado esa figura cuasi cómica de un hombrecito en malla roja, con cuernos puntiagudos y tridente.
Visto desde ese punto de vista, no parece alguien a quien temer ¿no es así?
Por lo tanto, se desecha la posibilidad de su existencia.
En la otra vereda se encuentran aquellos que, sin creer en Dios, sin embargo sí creen en el demonio, pero en vez de rechazarlo, se sienten atraídos por él y se sumergen en ocultismo, brujería, hechicería, tablas ouija, etc.
Tanto C.S.Lewis, como Peter Kreeft están de acuerdo, en que ambas conductas – el ignorarlo y el adorarlo -, regocijan enormemente al demonio.
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Porque alimentan su soberbia y facilitan enormemente su trabajo.
Como católicos debemos tener bien claro que el demonio existe, ya que su presencia está revelada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Desde el Génesis, pasando por Job y llegando a Jesús, existen menciones inapelables de su maldad, de su mentira y de su astucia.
La figura del diablo rojo con cuernos y tridente es una variante de la “inofensiva” serpiente que en el Jardín del Edén tentó a Eva.
Pero no nos engañemos, satanás no es lo “poco” que él quiere hacernos creer.
En el Antiguo Testamento se menciona al monstruo Leviatán, y en el Apocalipsis al Dragón, «un enorme dragón rojo en los cielos», el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y satanás, el cual engaña al mundo entero»
Para que no tengamos dudas, el Catecismo afirma:
Satanás o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos que se han negado libremente a servir a Dios y Su plan.
Su opción contra Dios es definitiva e intentan asociar al hombre en su rebelión contra Dios. (C.414).
O sea que, el diablo es un enemigo temible y debemos estar siempre en guardia contra él.
Él existe y tenemos que ponernos la armadura de Dios para ser protegidos de sus flechas mortales.
Una vez que hemos comprendido que él es letal, debemos tener un sano temor del poder de Satanás.
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Pero también tener muy claro siempre, que Jesucristo es El que vence al enemigo y ya lo ha derrotado.
Táctica # 2: La pérdida de la razón y de la posibilidad de debatir
La “pérdida de la razón” es el abandono por parte de la humanidad de la saludable práctica del debate.
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El intercambio de argumentos a lo largo de la historia, hizo crecer a la humanidad.
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Ya que, cuando dos oponentes se enfrentaban, uno de los dos salía convencido y adoptaba aquella idea que le había sido razonablemente demostrada.
En la cultura moderna, eso ya no funciona así.
El mundo está lleno de “expertos” que lanzan sus ideas en los medios de comunicación, y de receptores de esas ideas que las aceptan sin siquiera comprobarlas ni cuestionarse si son ciertas o no.
Y es que el demonio ha ido inspirando una sustitución de palabras, de manera que ya no se habla de una doctrina con términos de “verdadera” o “falsa”, sino de “moderna”, “académica”, “práctica” “obsoleta”, etc.
Es lo que se llama “cultura de expertos”, en la cual ya nadie pide pruebas para aceptar lo afirmado.
Si algo aparece en la prensa o en la televisión, es verdad, si Fulano o Mengano que son tan famosos, lo hacen o lo dicen, es cierto, aunque esas cosas a ojos vistas sean falacias.
Incluso los actos más atroces, como el suicidio asistido, o la extirpación de mamas sanas por miedo a contraer cáncer, pueden presentársenos como verdaderos actos de misericordia
Una cosa es evidente: el demonio odia la vuelta a la razón.
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Educar a nuestros hijos para que sean capaces de aceptar en el plano terrenal sólo aquello que es razonablemente demostrado, sería suficiente para destruir la telaraña del demonio.
Lamentablemente, se han eliminado de muchos planes estudiantiles materias tales como lógica o filosofía.
No nos dejemos engañar y utilicemos la capacidad de pensar y razonar que Dios nos regaló.
Táctica # 3: Centrarse en los pecadores de la Iglesia
Sabiendo que tanto nosotros los católicos, como el mundo secular, estamos convencidos de que la Iglesia es un lugar de “aspirantes a santos”, el demonio va a tratar por todos los medios de sacar a luz pecados ocultos de aquellos que asisten a Misa los domingos.
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Como forma de provocar decepción tanto en la propia grey como en el mundo.
Pero no se limita a eso.
También va a tratar de distraer al feligrés que asiste a la Eucaristía, enterándolo de que algunos de los que lo rodean tienen doble vida y se hacen los devotos.
Eso lleva a la decepción, tanto personal como colectiva y muchas veces a abandonar la práctica católica.
Por si esto fuera poco, utiliza los medios masivos de comunicación para hacer resaltar el “escándalo de los sacerdotes”, y hacer quedar a la Iglesia como una comunidad de hipócritas que dicen una cosa y hacen otra.
En vez de presentar a la Iglesia como un “Museo de santos”, se la debería presentar como un “Hospital para pecadores” (inspirado en la frase de Jesús, en el Evangelio de Lucas 5, 3:1, de que “no es el sano el que tiene necesidad de médico, sino los enfermos”).
Lo que sería mucho más efectivo para combatir las maniobras de satanás, ya que siendo como somos “todos” pecadores, no tendremos inconveniente en recibir a otros pecadores dispuestos a realizar un cambio en su vida, tal como lo intentamos nosotros.
El mismo Jesús sostuvo siempre que Él no había venido a “salvar justos sino a pecadores” (Lucas 5. 3:2).
No nos avergoncemos de ver pecadores en la Iglesia.
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Todos lo somos y aún así formamos parte de ella, porque deseamos ser sanados por el único y verdadero Médico que nos puede llevar a la vida eterna.
Táctica # 4: Magnificar los “alfilerazos” diarios
Una de las tácticas en las que Satanás es un experto, es convertir pequeñas situaciones, comunes en una relación, en catástrofes exageradas que a menudo terminan mal.
Las pequeñas molestias diarias que nuestro carácter o malos hábitos pueden causar en nuestros familiares y viceversa, son exageradas por los diarios “alfilerazos” con que él y sus secuaces exasperan los ánimos.
Si esas cosas no se hablan, se produce una “infección” subyacente, un volcán escondido, que al explotar puede provocar divisiones entre familiares o vecinos de una comunidad que pueden durar años o toda una vida, incluso pudiendo llevar a una pareja bien formada al divorcio.
San Ignacio de Loyola decía que el diablo es “secretero”, así que va a intentar por todos los medios que esas cosas no se conversen, ya que al sacar a la luz los problemas y hablarlos, estos pueden perder fuerza.
Por lo tanto, ya que el diablo está activo en todas las cosas y le gusta causar división en las relaciones creando tensión, contrarrestemos sus diarios «alfilerazos» hablando entre nosotros.
Táctica # 5: Desprestigiar la Liturgia
Esta táctica consiste en hacernos creer que nosotros no somos una unidad compuesta de cuerpo y alma, sino que ambos son algo separado.
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El diablo atenta contra esta unidad, inspirándonos la idea de que nuestra alma es “buena” y nuestro cuerpo es “malo”.
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Por medio de esta separación, nos sugiere ideas tales como que la Liturgia, sus ornamentos y gestos, nos distraen de nuestra oración.
Astutamente, aprovecha la falta de preparación de los católicos, para introducir en sus mentes que los gestos no tienen nada que ver con la adoración a Dios.
Sin embargo, lo que hacemos con nuestro cuerpo sí tiene un impacto directo en nuestra alma.
Esta unidad permite que todos nuestros sentidos (vista, oído, gusto, oído, tacto) se involucren en la oración, lo que ayuda a nuestra alma a ser elevada hacia Dios.
El Catecismo nos dice: Si la oración se expresa en palabras o gestos, es todo el hombre el que ora (2562).
Como seres creados que somos, compartimos la Tierra con otras criaturas: aire, agua, fuego, animales, árboles, astros, etc.
Dios no nos colocó en un mundo invisible. Nuestro mundo se aprecia a través de los sentidos y ha sido grato al Creador que así fuera.
Él se nos manifiesta por medio de la Naturaleza, por lo que nosotros, como parte de ella, nos comunicamos entre nosotros por medio de gestos visibles, de amor o de amistad, y de palabras que hacen más explícitos los sentimientos que expresaron esos gestos.
Y si nos comunicamos entre nosotros de esta manera, ¿por qué tendría que ser diferente entre nosotros y Dios?
Como bien expresa el Catecismo, la Liturgia enriquece esa comunicación, que se realiza por medio de gestos y palabras, tendientes a elevar al Señor nuestra adoración y alabanza.
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La Liturgia no es un conjunto de “gestos vacíos”, sino que cada gesto tiene su explicación y significado y todos están destinados a la mayor gloria de Dios.
Táctica # 6: El diablo nos hace creer que la muerte nunca vendrá
El enemigo utiliza toda su influencia para tratar de impedir que nos preparemos para la muerte.
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Su mayor temor es que nos demos cuenta de que la vida es corta y que en vez de avanzar en nuestras perspectivas para el futuro, vivamos cada día como si fuera el último.
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Intenta que pasemos nuestros días como si pudiéramos vivir para siempre y trata de “acunarnos” con esa idea.
La calidad de vida, el confort y los adelantos de la medicina, le facilitan hacernos creer que la muerte es algo tan lejano que no nos alcanzará en muchos años.
Logra engañarnos haciéndonos posponer nuestros preparativos finales.
En lugar de estar dispuestos cada día a emprender el viaje, tenemos la ilusión de que la muerte es algo que «no nos va a pasar.»
No sabemos ni el día ni la hora en que Dios nos va a llamar.
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Vivamos cada día preparados y listos para volver a casa, a los brazos de nuestro Salvador.
Táctica # 7: Satanás nos anima a ser caritativos con personas que no conocemos
Esto nos parece sorprendente, porque ¿cómo el demonio va a influir para que hagamos algo bueno como la caridad?
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Sin embargo, rápidamente nos damos cuenta de que él está tratando de alejarnos de la práctica de la caridad cotidiana con aquellos que vemos y conocemos en favor de actos “imaginarios” de bondad que no fomentan una vida virtuosa.
Lo que el demonio hace es muy astuto y en una primera instancia podemos pensar que nos propone algo bueno.
Y como además, muchos de nosotros, preferimos dar dinero o donaciones para misiones que están lejos en lugar de involucrarnos con nuestro vecino que perdió el trabajo y está en una situación desesperada.
Escogemos dejar de hacer una caridad evangélica para hacer una caridad “imaginaria”, que es la que más satisface al demonio.
No es que sea malo sostener las Misiones, todo lo contrario, pero esa caridad debe acompañarse con gestos de igual generosidad con las personas de nuestra cercanía.
Las obras de misericordia corporales (dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, albergar al sin hogar, visitar al enfermo y al preso y enterrar a los muertos), nos ayudan a cultivar esa virtud que tanto odia el enemigo, porque es en el amor que finalmente seremos juzgados.
La Madre Teresa nos encarece que no pensemos sólo en dar dinero.
Los necesitados lo son también de amor, de consuelo, de una mano que los sostenga, de un abrazo que los cobije.
Es el idioma del amor el que se nos pide y por supuesto, el que satanás rechaza, porque su lenguaje es el odio.
Si empezamos practicando de a poco la caridad con las personas a las que encontramos diariamente, seremos capaces de cambiar el mundo entero, la familia y hasta el vecindario, todo a la vez.
Táctica # 8: El diablo deforma el placer para convertirlo en una piedra de tropiezo para muchos
Satanás sabe que el placer es una buena cosa.
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También sabe que Dios creó los numerosos placeres de la vida.
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Pero en lugar de permitirnos disfrutar de ellos naturalmente, el enemigo sabe que para arrastrar nuestra alma a las profundidades del infierno, debe distorsionar el placer en algo antinatural.
Conoce de sobra nuestra naturaleza y sabe exactamente cómo torcer algo que está destinado a ser bueno, para convertirlo en algo que será la causa de nuestro alejamiento de Dios.
¿Cómo lo hace?
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Pues como él no puede crear nada, anima a los seres humanos a tomar los placeres que ha creado Dios, pero en las formas o en los grados que el Señor ha prohibido.
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Siempre trata de trabajar fuera de la condición natural de cualquier placer.
El Creador estableció que en la función [generativa], los cónyuges deben experimentar placer y una satisfacción del cuerpo y del espíritu.
Por lo tanto, los esposos no hacen nada malo procurando este placer y disfrute. Aceptan lo que el Creador les ha destinado.
Los cónyuges deben también saber cómo mantenerse dentro de los límites de una justa moderación.
El placer, en su contexto natural, es algo bueno.
Es el diablo quien intenta distorsionarlo y convertirlo en un fin en sí mismo.
Beber en una fiesta o con amigos es un momento de alegría compartida, pero el diablo tratará de inducirnos a beber en soledad.
Nos rendimos a las mentiras del enemigo y tomamos lo bueno que Dios ha creado, pero utilizándolo de tal manera que terminamos alejándonos de él.
Táctica # 9: La trampa de vivir una doble vida
Otro complot artero del diablo es convencernos de que podemos vivir dos vidas paralelas sin consecuencias.
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Es mucho lo que disfruta con los que vivimos nuestra vida diaria divorciados de nuestra fe, pero que aún así nos acercamos al altar el domingo para recibir la Eucaristía.
Muchas veces Satanás no induce al hombre a cometer grandes pecados, sino a dividirse en dos y disfrutar del hecho de ser dos personas diferentes sin que su entorno lo sepa.
Por ejemplo asistir a Misa el domingo y reunirse el sábado anterior a beber y decir chistes obscenos con los amigos mundanos, sintiéndose en ambas ocasiones superior a los que lo rodean, gozar divirtiéndose sabiéndose pecador en un lugar santo y santo entre sus amigos pecadores.
Y esto es más común de lo que pensamos, pero no es para lo que se nos envía al terminar la Eucaristía.
Después de la bendición, el sacerdote dice: “Pueden ir en paz. Glorifiquen al Señor con sus vidas.”
Esta despedida colectiva fue deliberadamente elegida por el Papa Benedicto XVI para mostrar la continuidad que debemos tener en nuestra vida.
La belleza del testimonio cristiano expresa la belleza del cristianismo.
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Desde el encuentro con Cristo brota, en una acción dinámica interior con el apoyo de la Gracia, la santidad de los discípulos y su capacidad para mejorar en virtud y belleza la vida en común y la de sus vecinos.
Táctica # 10: El camino más seguro al infierno es el gradual
Siempre pensamos en el asesinato o adulterio, como los pecados que nos llevarán al infierno.
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Pero satanás es mucho más listo y puede atraer a una persona al infierno llevándola toda la vida a cometer “pequeños pecados”.
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Para asegurarse que se mantiene obstinada y permanentemente separada de Dios.
El camino más seguro hacia el Infierno es el gradual, la suave pendiente, sedosa bajo los pies, sin giros bruscos, sin hitos, sin señales.
El diablo sabe que si la persona se entera de que está caminando hacia el infierno, se detendrá y tratará de desandar el camino.
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Entonces, nos va distrayendo con errores que no distinguimos, haciéndonos pensar que somos humildes o generosos cuando sólo lo aparentamos.
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Que en realidad no hacemos nada malo, porque no robamos ni matamos y además, todos hacen lo mismo.
La Enciclopedia Católica lo expresa así:
El pecado venial deliberado y frecuente disminuye el fervor de la caridad, predispone al pecado mortal, y dificulta la recepción de gracias que Dios de otra manera nos daría.
No dejes que el pecado venial pueda hundirte. ¡Vete al confesionario!
Abraza los brazos amorosos de Dios Padre, que siempre está ahí para darnos la bienvenida a casa.
Si este listado te sirve para evaluar tu vida y entender las tácticas del enemigo, entonces cumplimos el objetivo.
Fuentes:
- http://www.philipkosloski.com/
- https://lahistoriadeldia.wordpress.com/2009/07/30/sun-tzu-el-arte-de-la-guerra-descargar-libro/
- http://www.mercaba.org/Filosofia/Lewis/Lewis,%20C.%20S%20-%20Cartas%20del%20diablo%20a%20su%20sobrino.pdf
- http://es.wikipedia.org/wiki/Cartas_del_diablo_a_su_sobrino
- http://es.wikipedia.org/wiki/El_arte_de_la_guerra
- https://www.allaboutfollowingjesus.org/spiritual-warfare.htm
- https://liturgicalyear.wordpress.com/2014/07/20/a-catholic-understanding-of-spiritual-warfare-in-daily-life/
María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada
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La estulticia del progre-modernismo ha contribuido grandemente a descreer en el Demonio entre los catòlicos. Tambièn hay muchos que creen en su existencia pero en realidad no tienen mucha idea de «que» es, y cual es su fuerza y su peligrosidad. Creen la victoria de Cristo sobre èl se aplica mecànicamente a cualquier bautizado, y aùn peor, a veces a cualquier hombre. Tambièn hay algunos, poquìsimos, para los cuales el Diablo tiene casi el mismo poder que Dios, pero estos son poquìsimos y no tienen la menor gravirtaciòn.
Lo «normal» hoy en dìa, es la estùpida falta de discernimiento y atrofiada espiritualidad del progre-modernismo que lo ha convertido en simbolo o personificaciòn imaginaria de las tendencias oscuras del corazòn humano.
Pero toda la Biblia, desde el Gènesis al Apocalipsis habla de èl. Jesùs no lo trata como a un fantoche inùtil, lo llama «El Prìncipe de este mundo», y aùn despuès de la Pascua salvìfica del Señor, San Juan dice «el mundo entero yace bajo el Maligno»; San Pablo lo designa como «el dios de este mundo», mientras que San Pedro lo identifica con un «Leon rugiente que busca a quien devorar»…..Dos milenios de vidas de santos tienen experiencia del diablo como ser personal, poderoso, astuto y peligroso. Y el Magisterio de los Papas lo ha definido siempre con claridad., Recordemos a Pablo VI al concluir el II Concilio Vaticano: «El humo de Satanàs se ha filtrado en el Templo de Dios».
Ademàs, una objetiva y recta y realista mirada a la historia humana, aùn sin creer en Dios, dice claramente que tras las atrocidades cometidas tiene que gravitar una maldad que va mas allà de la mente y las fuerzas del hombre….
Pero las tendencias que quieren acomodarse al mundo y no desentonar con èl, dentro del catolicismo; las orientaciones que prefieren dejar de lado a Dios y la Iglesia y la Verdad para ser «aceptadas» por el mundo, le hacen el jûego al Demonio convirtièndolo en sìmbolo o arquetipo pasado de moda, o residuo de oscurantismo medieval, cuyo molesto humo se encargarà de hacer desaparecer el «progreso» del Mundo, que es el verdadero dios de esas tendencias mundanas dentro del catolicismo.
Sabemos que Cristo es mas fuerte que èl y lo ha vencido. Pero ahora nos toca vencerlo a nosotros, con la fuerza y la gracia de la victoria de Cristo.
Creer que no existe es ya estar derrotado y devorado por èl Diablo -aunque la conversiòn a Cristo libere al cautivo.
Los que ocultan su existencia o no creen en ella y asì lo predican, se convieten en tìteres del diablo y contribuyen a sus planes: concientes o inconcientes -verdaderos y tràgicos idiotas ùtiles estos ùltimos.
Si borramos de la prèdica la verdad dell Demonio, como hace la estulticia progre-modernista-light, desaparece tambièn Cristo. Si no existe ni demonio ni infierno eterno, de que nos salva Cristo? el vaciamiento de la Verdad es total,
Nada se puede ocultar ni mutilar impunemente de la Verdad Revelada. Mutilar la Verdad para tratar abyecta y miserablemente de quedar bien con el mundo, es mutilar el Cuerpo de Cristo para quedar bien con el mundo.
Conociendo la Verdad integra, nos salvamos. La Verdad, y solo la verdad, nos libera. Los cuentos y catàlogos de buenos modales humanos del progre-modernismo nos redituaràn el aplauso del mundo, pero la apostasìa y el pulgar abajo del Señor.
Solo se combate eficazmente al Enemigo cuando se lo conoce, a èl y a sus tretas y se advierte a los demàs de su peligrol,.Ignorarlo es suicida. Èl no desaparece de la realidad porque uno lo ignora; todo lo contrario, se agiganta y ya està venciendo.
Los que quieren hacer una «evangelizaciòn» moderna y lo ocultan o lo ridiculizan, ya estàn vencidos y tragados por el diablo, pero lo peor es que estàn llevàndose gente con ellos tambièn al infierno.
El Señor vence, pero vence con la Verdad, no con la vergûenza cobarde de ser catòlico y la licuaciòn de la doctrina y un evangelio amañado y light….
El Señór vence, pero debemos luchar con Èl y con la Verdad.
Su dominio del tema es elocuentemente amplio mi estimado Juan. Mi experiencia personal en el tema coincide plenamente con su reflexión: Ya nadie cree en el demonio. Y en ciertos grupos de mi área (la ciencia médica) menos aún, aquel que habla de Jesús, de la existencia del alma, de lo crucial del rezo del Rosario, de la confesión… sin duda es mirado con ojos que van de la ternura a la descalificación «no te da pena tener licenciatura y posgrado y seguir creyendo en esas cosas» y después todos se asombran cuando un ginecólogo celebra su aborto número 10 mil, o cuando un neurocirujano opera a pacientes con diagnósticos de tumores cerebrales inoperables que tienen nulas posibilidades de sobrevivir porque cobra (por adelantado) 50 mil dólares, la deshumanización se debe ver en todas las áreas aunque yo solo hablo de lo que conozco.
El ser humano que no conoce o que niega al demonio se convierte en su esclavo, el que lo invoca en su títere y el que lo adora en su ungido y su salario será la muerte.
Pero tenemos a nuestra madre inmaculada que siempre acudirá gustosa a aplastar su cabeza, pero tenemos que invocarla, rezar y rezar hermano.
Felicitaciones por su comentario y sus luces. Un saludo y que Jesucristo y la Virgen María lo acompañen en su andar.
Gracias amigo. Es estimulante que personas que estàn en el àrea de disciplinas cientìficas (un àmbito que està confinado a la inmanencia, a la atrofia espiritual, generalmente) tengan espiritualidad cristiana seria y acepten la Verdad.
No hay que dejarse abatatar por las estùpidas burlas de los cientificistas. Cuando ellos ven que uno sostiene la discusiòn con argumentos, humildad pero con alta autoestima y autoridad, son ellos los que quedan «tecleando». La humildad y la mansedumbre cristianas no son cobardìa ni estupidez ni genuflexiòn ante el mundo.
Como Ud. dice, la Virgen, con el Poder de Aquel que Era, que Es y que Vene, su Hijo, le aplastarà la cabeza al Demonio. Pero nosotros tenemos que luchar, fuera, y lamentablemente dentro de la Iglesia, contra la estulticia y la apostasìa de las tendencias mundanas progres-modernistas-buenistas-light, que el Enemigo supo, con gran astucia, destilar en el seno de la Iglesia. Pero venceremos si «Permanecemos en la Verdad» con el Señor.
Un abrazo y gracias nuevamente.