La Biblia repite muchas veces que Dios es fiel y cumple sus promesas.

Y eso es especialmente importante porque se han contabilizado en miles las promesas a los seres humanos que hay en la Biblia.

Muchas de las cuales seguramente has visto cumplidas en tu vida y en tus seres queridos.

Esas promesas son las que nos dan la seguridad de futuro.

Pero hay dos mega promesas de Dios que hoy están siendo especialmente cuestionadas y atacadas.

Aquí hablaremos sobre cuáles son esas promesas de Dios, cómo las debemos considerar y comprender, y cómo se cumplirán aunque algunos duden de ellas.  

Dicen que hay un total de 8.810 promesas de Dios en la Biblia. 

De las cuales, alrededor del 85% del total son promesas para nosotros.

Y son completamente confiables porque vienen de Dios.

Se cuenta que había un cristiano de toda la vida, muy devoto, cuya salud deteriorada lo confinó en su casa, pero que sin embargo, puso toda su confianza en la Palabra de Dios. 

Cuando su pastor fue a visitarlo, notó que en los márgenes de la Biblia del hombre, estaba escrita una y otra vez la palabra «probado».

Y el hombre le explicó que llevaba un registro de las promesas de Dios en la Biblia, y escribía esa palabra «probado», cada vez que una de ellas se hacía realidad en su vida.

Si repasamos nuestra vida seguramente encontraremos infinidad de promesas de Dios que se han cumplido en nosotros.

Las promesas son una parte muy importante de la relación de Dios con su pueblo. 

En los días de Noé, Dios limpió el mundo del pecado por medio del Gran Diluvio, pero después hizo un pacto con Noé y su familia, de que nunca más serían destruidas todas las criaturas con tal calamidad.

Tenemos esa seguridad.

Y puso un arco iris en el cielo como recordatorio de este voto, lo que según San Pedro prefigura el bautismo cristiano.

Dentro de la enormidad de promesas que Dios nos ha hecho deberíamos recordar algunas porque son importantes para nuestra vida.

Que Dios nunca dejará de amarte.

Siempre te protegerá. 

Te dará fuerzas para cada batalla. 

Te dará las gracias necesarias para soportar todo sufrimiento. 

Te perdonará aun cuando hayas pecado contra Él. 

Y también las palabras concretas que Jesucristo nos ha dejado, como,

El que a Mí viene no tendrá hambre.

Pedid y se os dará, y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré.

Nada hay oculto que no haya de ser revelado.

Busca el reino y lo demás vendrá por añadidura.

Todo es posible con Dios.

Pero hay dos mega promesas que encajan especialmente para nuestra época.

Una está relacionada con la promesa de que nuestro futuro es vivir junto a Dios por toda la eternidad y que lo que sucederá allí será lo contrario a lo que sucede en la Tierra.

No habrá llantos ni dolor, ni enfermedad ni muerte.

Es un lugar que no se puede pensar con la finitud de nuestra mente, por eso dice que ni ojo vio, ni oído escuchó.

Y tenemos atisbos por lo que ha contado el Resucitado Jesucristo, por las experiencias cercanas a la muerte y por las visiones de santos.

Y no es una repetición de lo que sucede en la Tierra, sino que allí los últimos serán los primeros, en una suerte de moralidad inversa a la de la Tierra

Y dios nos da algunos indicios de esta nueva realidad actuando ya en la Tierra.

Recordar esta promesa es muy importante porque la existencia de Dios y del cielo está cada vez más cuestionada por el mundo.

Porque las élites en la Tierra son cada vez más ricas y planean profundizar su primacía, como todos sabemos.   

Y en términos más estructurales porque son muy pocos los que pasan la vida sin algún tipo de padecimiento más o menos importante. 

Jesús predicó que en la vida eterna en el Cielo «los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».

Es como que todo se va a dar vuelta, Mateo 19: 30 y Marcos 10: 31.

El sistema de valores del Cielo será muy diferente al sistema de valores de la Tierra.

Y veremos que no se trata solamente de la riqueza, sino también de la estimación y el respeto.

Aquellos que son despreciados en su vida en la Tierra y rechazados por el mundo, serán recompensados por Dios en la otra vida.

Dios interpreta las cosas de una manera diferente a la que nosotros interpretamos en el mundo.

Y por lo tanto, si nosotros queremos la vida eterna junto con Dios, no debemos caer en el error de interpretar las cosas como las interpreta el mundo.

Porque si no, el día del juicio, nos vamos a sorprender.

¿Pero hay algo malo en ser próspero y disfrutar las buenas cosas de la vida?

No hay nada malo.

Pero la seguridad de las riquezas terrenas puede cegarnos y volvernos sordos.

Volviéndonos incapaces de comprender cuál es el llamado de Dios y cuáles son los valores que Él trata de impulsar en la humanidad.

Es por esto que la Iglesia que sigue a Jesucristo no condena la riqueza ni tiene como ideal la pobreza económica per se.

Sino que el ideal es la pobreza de soberbia, o sea la humildad de ponerse en manos de Dios.

Pero también el llamado en el Antiguo y en el Nuevo Testamento es a cuidar a los desfavorecidos y trabajar activamente para lograr la justicia económica de todos los seres humanos.

Por eso el evangelio es una gran promesa para los marginados, porque les muestra que Dios se preocupa profundamente por ellos.

No sólo prometiéndoles un cambio radical en el Cielo, sino que también llama a la justicia social dentro de la Tierra.

El germen de la gran inversión de valores que propugna Dios ya está activa en la tierra, porque Dios entrega la victoria a los pequeños.

Hay muchas historias bíblicas en las que utiliza los pequeños restos y la «semilla de mostaza» para lograr la victoria.

Y basta ver a quienes la Santísima Virgen está dando los mensajes en sus apariciones para comprender que Ella está prefiriendo a los pequeños.

Ella, que es la encargada por Dios para informar al mundo sobre lo que vendrá, no utiliza a los poderosos para las revelaciones sino a los humildes.

Los videntes en general suelen ser niños y pobres, pensemos en Fátima, en Lourdes, en La Salette, en Pontmain en Banneux y Beauraing, en Kibeho, y también en Medugorje y en Garabandal.

Y la segunda promesa para nuestra época es referida a la Iglesia, que Jesucristo fundó para guiar a los hombres a la vida eterna, que es la meta de nuestra existencia.

El Señor prometió que la Iglesia que Él fundó no puede ser destruida y las puertas del infierno no podrán prevalecer sobre ella.

Lo que es muy importante tomar en cuenta, en momentos que la persecución contra los cristianos crece año a año en el mundo, tanto en términos físicos como en formas más sutiles. 

Y también en momentos en que es notoria la apostasía dentro de la Iglesia y da la sensación que los pecados y las herejías se están engullendo a la jerarquía, nos estamos quedando sin buenos pastores que guíen al rebaño y se pierden muchas almas por falta de predicación sobre los pecados.

En Mateo 16 se relata que Jesús le prometió a Pedro que sobre él edificaría la Iglesia, y que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. 

Y le dio además una promesa derivada del poder de la Iglesia: que le daría a Pedro las llaves del Reino de los Cielos, y que lo que atara en la tierra quedaría atado en los cielos, y lo que desatara en la tierra quedaría desatado en los cielos.

Lo que es un indicador del perdón de los pecados a través de la confesión.

Pero Jesucristo no sólo prometió que la Iglesia va durar para siempre, sino que permanecerá con la plenitud de la verdad, el sacrificio eucarístico de la misa se ofrecerá continuamente y seremos llamados a estar con la Iglesia para siempre. 

Sin embargo que la Iglesia que fundó Jesús dure hasta el fin del mundo no implica necesariamente que tendrá el volumen de ahora.

Porque el Señor nos advirtió que antes de Su Segunda Venida, habría una apostasía de la fe producida por un gran engaño.

Que sería tan convincente que incluso los mismos elegidos caerían en la trampa.

Y el teólogo Joseph Ratzinger profetizó en 1969, no bien terminado el Concilio Vaticano II, que la Iglesia en un futuro no sería capaz de habitar los edificios que construyó en tiempos de prosperidad.

Y que con la disminución de sus fieles, también perdería gran parte de los privilegios sociales.

Pero acotó, que cuando la prueba haya pasado, un gran poder fluirá de una Iglesia más espiritualizada y simplificada.

Ella no puede extinguirse según la promesa de Jesús, pero el número de sus miembros puede disminuir, sus hijos pueden caer, abandonar la fe, volverse apáticos, pecar mortalmente, morir de hambre espiritual por la confusión y la falta de conocimiento, e ir al infierno por la eternidad.

La persecución de sus enemigos y la apostasía interna, podrá causar un daño importante a las almas, en forma temporal.

Pero también como profetizó Ratzinger la Iglesia tendrá su re florecimiento en un futuro, en línea con la promesa que el Señor le hizo a Pedro.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las promesas de Dios para los seres humanos, y especialmente las dos mega promesas más atacadas en nuestro tiempo. 

Y me gustaría preguntarte cuáles crees que son las promesas que Dios ha cumplido en tu vida.

MIRA ESTOS VIDEOS

LEE ESTOS ARTÍCULOS

Las 5 Promesas de Jesucristo para la Iglesia de todos los tiempos https://forosdelavirgen.org/las-5-promesas-de-jesucristo-para-la-iglesia-de-todos-los-tiempos/

Las Profecías de Joseph Ratzinger sobre la Iglesia [que se están Cumpliendo] https://forosdelavirgen.org/la-profecia-de-joseph-ratzinger-sobre-la-iglesia-2014-02-10/

A qué se debe la Promesa de Dios que los Últimos Serán los Primeros https://forosdelavirgen.org/gran-reversion/

Cuáles son las Promesas que Dios hizo a la Humanidad [y está cumpliendo] https://forosdelavirgen.org/promesas-de-dios-a-humanidad/