El ingenio de satanás para tentarnos no tiene límites.
Comienza por tentarnos con algo, pero si no le seguimos nos tienta con la inversa.
Es así como satanás hoy nos tienta para ser tan rígidamente escrupulosos sobre la ‘democracia’.
Que llega a infundirnos la idea que democracia significa uniformidad.
Y que cualquier particularidad o virtud especial de una persona atenta contra la democracia.
Esto es especialmente fuerte hoy a partir del discurso políticamente correcto.
También nos tienta para hacernos pensar que la manera en que nuestro grupo de amigos piensa, siente y practica el cristianismo es la única manera correcta.
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Y que los demás cristianos son despreciables como paganos o no conversos, llevándonos a formar ‘grupos de iniciados’.
Podemos definir estas dos tácticas de tentación del demonio como las de la la hiper igualdad y la hiper diferenciación.
CÓMO SATANÁS NOS TIENTA A UNA SOCIEDAD DE FALSA IGUALDAD
Hay un antiguo truco de satanás mediante el cual busca crear una sociedad de pura «igualdad», sin distinciones de ningún tipo.
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Este truco está funcionando hoy más que nunca en occidente a partir del discurso políticamente correcto.
Aquí es cómo Escrutopo en el libro de C.S. Lewis, “Cartas del Diablo a su Sobrino” (The Screwtape Letters) dice:
“La democracia es la palabra con la que debes conducirlos por la nariz…
A continuación, haz una transición cautelosa en sus mentes de este ideal político a la creencia fáctica de que todos los hombres son iguales”.
“[Esto lleva al paciente] resentido a todo tipo de superioridad sobre los demás; denigrándolos; deseando su aniquilación.
Que él sospeche que cada mera diferencia debe ser una reivindicación de superioridad.
Nadie debe ser diferente de él mismo en la voz, la ropa, los modales, recreaciones, la elección de los alimentos.
Si fueran del tipo adecuado serían como yo.
No tienen por qué ser diferentes.
Es antidemocrático”.
Y además,
“Quiero fijar tu atención sobre un movimiento general hacia el descrédito, y finalmente a la eliminación de toda clase de excelencia humana, moral, cultural, social o intelectual por la democracia o por el espíritu de la democracia (en sentido diabólico).
Que conduce a una nación a no tener grandes hombres, y a ser moralmente flácida por la falta de disciplina en la juventud y soft.
Y eso es lo que el infierno desea que la gente sea, lo más democrática posible”. (The Screwtape Letters)
Este tipo de «igualdad» que a satanás le gusta no es el tipo de igualdad que tenemos, de hecho, y todos compartimos.
Todos somos iguales en dignidad, merecemos ser respetados y amados como hijos de Dios.
Pero a lo que Escrutopo se refiere es a un tipo exterior de igualdad, por el que se borran todas las diferencias entre tú y tu vecino.
Es una búsqueda de la «homogeneidad» que finalmente triunfa sobre nuestra libertad.
La afirmación se convierte en: “todo el mundo debe ser igual con el fin de preservar la ‘democracia’”.
Es muy fácil ver esta influencia en la sociedad de hoy en occidente.
Por ejemplo la educación estatal, en particular, está cada vez más obsesionada con la idea de que todos los niños deben ser exactamente iguales.
Cada niño es juzgado por el mismo estándar y se elimina la individualidad.
La Religión y todos los demás sistemas que promueven la virtud son objeto de eliminación.
El Estado prefiere que no se promueva «ninguna religión» en la esfera pública, con la imposición de una norma general sobre todos.
No permitiendo que las diferencias en los puntos de vista puedan discutirse.
La cultura y las artes están cada vez más desacreditadas porque diferencian a las personas.
IGUALDAD
Más recientemente, en la adaptación cinematográfica de El Dador (The Giver), vemos los resultados de una búsqueda de la «igualdad».
En una búsqueda de la seguridad y el deseo de una sociedad perfecta, todo el mundo está obligado a ser lo mismo.
Incluso los sentimientos son reprimidos y todos están vacunados de los sentimientos de rabia, así como de los sentimientos de amor.
La sociedad va tan lejos como para proteger a todos de ver los colores o escuchar música.
En reacción a todo el dolor, la guerra y el sufrimiento en el mundo, el «ancianos» de la sociedad hacen una elección en nombre de la humanidad para «protegerla».
A sus ojos, la seguridad sólo puede mantenerse si todo el mundo es igual.
Lo que se pierde en la confusión es nuestra individualidad y nuestra singularidad como personas humanas.
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Todos tenemos algo que aportar a la sociedad en nuestra propia manera única.
No deberíamos estar obligados a adaptarnos a un «molde» en particular, de modo que todo el mundo que se gradúa de la escuela secundaria por ejemplo sean idénticos entre sí.
Todos tenemos dones y talentos que están destinados a ser utilizados por el bien de la sociedad en particular.
Si todo el mundo es lo mismo, como señala CS Lewis, la excelencia se ahoga. Nadie puede ser virtuoso en una sociedad donde se nos dice que debemos encajar en un molde en particular.
La virtud es entonces perseguida, ya que hace que otras personas parezcan mejores que nosotros.
Todo el mundo recibe una medalla.
No hay diferencia entre niños malos y buenos.
Todos son iguales y reciben los mismos elogios.
Permitámonos combatir esta búsqueda de la «uniformidad» o «igualdad» afirmando nuestra unicidad y tratando de ser virtuosos.
Todos somos únicos y tenemos algo diferente que ofrecer al mundo. Cuidémonos de las tentaciones que intentan convencernos de «ser como los demás» o seguir «a la multitud».
CÓMO SATANÁS NOS TIENTA PARA TRATAR EL CRISTIANISMO COMO UNA CAMARILLA
A medida que avanzamos en la batalla, tengamos cuidado del diablo y sus muchas tácticas.
Él está ahí fuera «rondando como león rugiente, buscando a quien devorar», y si no somos sensibles a una de sus tácticas nos tienta con la inversa.
Una forma muy astuta de como el demonio trata de influenciarnos es poniendo en nuestra mente la idea de que nosotros, los cristianos, somos parte de un grupo exclusivo o hermandad.
El demonio busca que desliguemos al cristianismo de Jesucristo, de los evangelios o la Iglesia Católica.
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Pero que sí lo asociemos con el subconjunto de miembros del pueblo cristiano con quienes nos reunimos regularmente.
Screwtape explica el retorcido plan:
“Tú debes enseñarle [al paciente] a confundir entre el círculo que le encanta y el círculo que le aburre, como si fuera el contraste entre cristianos e incrédulos.
Él debe sentir “lo diferente que nosotros los cristianos somos”: y por “nosotros los cristianos” debe en realidad entender “mi equipo”, y “mi equipo” no se refiere a “la gente que en su caridad y humildad, me ha aceptado” sino “la gente con quien me uno por derecho”…
“La idea de pertenecer a un círculo interior, es muy dulce para él.
Juega con eso.
Lo grandioso es hacer que el cristianismo sea una religión de misterio en la que él se sienta uno de los iniciados”. (The Screwtape letters)
Desafortunadamente esto se manifiesta en nuestras vidas a diario y es una verdadera tentación.
Esta tentación particular está activa y viva en diversas maneras en occidente.
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Lo que ha pasado es que en el proceso de lucha por la ortodoxia, terminamos diferenciando a grupos de gente a quienes vemos que no se alinean exactamente con nuestros puntos de vista y son “incrédulos”.
Esta tentación se extiende a cada parte de la práctica y devoción cristiana.
Por ejemplo, si pertenecemos a una parroquia que usa comulgatorio, estamos tentados a ver mal a todo aquel que no lo usa y que recibe el Sagrado Sacramento de pie.
O podemos llegar incluso a comparar a un visitante de nuestra parroquia que recibe la Eucaristía en la mano con un pagano.
O podríamos ser confundidos con un nuevo sacerdote, que hace las cosas de manera distinta al pastor anterior.
Un grupo de parroquianos podría organizar rápidamente una reunión con el pastor para explicarle “como se hacen las cosas en la parroquia”.
En complemento con estas diversas prácticas católicas, hay una fuerte tentación de creerse parte uno mismo de una parroquia particular o seguidor de un tal pastor.
Es común ver a un grupo de parroquianos seguir a un sacerdote a donde sea que vaya en la Diócesis.
Cualquier otro pastor que venga a su parroquia no es igual de ortodoxo como aquel sacerdote.
En consecuencia, lo siguen y forman un “anillo interior” o “conjunto” de personas y faltar al seguimiento de este sacerdote se iguala a ser pagano o no estar suficientemente convertido.
Lo que resulta es el hecho de que el cristianismo o el catolicismo ya no se centran en Jesucristo, sino en estas creencias o prácticas a las que nuestro grupo se adhiere y faltar a ellas es blasfemar.
Además, nuestro grupo de cristianos se transforma en una especie de equipo de atletismo, en el que nos enfrentamos contra otros cristianos o católicos esperando ganar.
Combatamos esta tentación y regresemos nuestra atención a Jesucristo y a la Iglesia que Él fundó.
Nuestra fe no debería ser un conjunto de reglas o costumbres que seguimos y que de alguna forma nos hace superior a otras personas, sino debería estar centrada en Jesucristo, quien murió por nosotros para llevarnos a todos al Cielo.
Examinemos nuestras vidas y determinemos donde comprometemos nuestra lealtad.
Esto mismo esta sucediendo con algunos analistas católicos que usan categorías políticas para describir la crisis en la que está inmersa la Iglesia.
Así hablan de una lucha entre conservadores y progresistas.
Entre los conservadores que apoyan las posturas de los tres últimos Papas para bloquear el ‘espíritu del Concilio Vaticano II’ y los progresistas que apoyan al papa Francisco.
Estas categorías de análisis se olvidan que la Iglesia es está en un bando claramente definido en la lucha universal del bien contra el mal, y que en su seno se reproduce esta lucha.
Es a esta categoría cristiana a que los católicos nos debemos referir y no a categorías políticas.
Fuentes:
- http://www.philipkosloski.com/19-how-satan-desires-a-society-of-equality/
- http://www.philipkosloski.com/18-how-satan-tempts-us-to-make-christianity-into-an-exclusive-club/
- http://thegiverfilm.com/
- http://www.mercaba.org/Filosofia/Lewis/Lewis,%20C.%20S%20-%20Cartas%20del%20diablo%20a%20su%20sobrino.pdf
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Excelente.
La nivelaciòn hacia abajo. La «dictadura del Relativismo», que es lo mismo que la dictadura de lo tibio, lo insignificante, lo masivo (en el peor de los sentidos), lo mediocre.
Un chico que se saca con justicia todo «10» es un atentado discriminatorio para sus compañeritos lelos, por lo cual hay que ponerle 10 a todos, o aprobarlos a todos para «que no se sientan discriminados»…
Por eso en Argentina la educaciòn es al revès, los delincuentes tienen mas derechos que la gente que trabaja y los presos ganan mas que alguien que trabajò toda su vida.
Es la imbecilidad institucionalizada y cristalizada en una tabla de valores, TENIENDO COMO EJEMPLO TIPICO LA ARGENTINA.
En otro orden de cosas, y siguiendo con los distintos tòpicos del artìculo, dentro de la Iglesia hay grupos que se creen mesiànicos, los que ostentan el monopolio de la relaciòn con Dios,, y tienen sus propios supersacramentos…
Muy bueno. Es el artìculo que hace falta.
Me surgen algunas inquietudes. No nos engañemos. Hay en este momento muchas cosas que pueden no gustarnos de la Iglesia. No nos gusta la excesiva secularización que se ha apoderado de nuestras parroquias. No nos gusta que se hayan eliminado los comulgatorios, porque el momento de la Comunión ha perdido fervor. Nonos gusta la Comunión en la mano. No se toma conciencia por parte de muchas personas, sobre a Quién estamos recibiendo. Los participantes en el coro, si lo hay, muchas veces están sentados de espalda al altar. El otro día, durante una misa, vi a una «monaguilla» detrás del altar. A pesar de los muchos mensajes que Jesús ha revelado por medio de videntes, de que «los laicos NO pueden tocar Su Cuerpo y de que los llamados Ministros de la Eucaristía NO fueron creados por Él», seguimos la corriente y aceptamos todo. Así, perdemos la imagen de una Iglesia Universal y nos quedamos en nuestra «chacrita», donde todo es amable y todo puede suceder y nos dejamos llevar, sin poner una voz de «alto», porque seríamos impopulares. Esto es un gran peligro, porque perdemos espiritualidad, nos creemos cristianos cumplidores y tal vez, sin saberlo, estamos tomando una senda que no nos conduce a Dios. Entonces, puede ser lícito concurrir a una parroquia donde sentimos que se respeta aquello que debe ser respetado, que gracias a Dios las hay, y alejarnos de aquellas modernistas que no nos ayudan a ser mejores cada día. Si dedicáramos unos minutos de nuestro día a leer o escuchar los sermones del Santo Cura de Ars, quedaríamos en shock, nosotros, que nos creemos tan católicos y cumplidores de la Ley de Dios. Estamos muy lejos. Bendiciones.
Estoy deacuardo con Ángeles. Pero…hay un problema. Y es que algunos si lo decimos, pero (desgraciadamente) existen Iglesias en donde no se puede decir ni mu. porque el Sacerdote está convencido de que él sabe más (que no lo dudo) y «como todo el mundo lo hace así…» no vengas tú a decirnos que no comulguemos con la mano. Ni vengas tampoco a recordarnos que lo conveniente sería que nosotros mismos repartiéramos la Eucaristía y no un laico cualquiera, porque se formarían unas colas…que no acabaríamos nunca ( eso me dijeron una vez que expresé mi perplejidad porque en la escuela católica en la que me crié me dijeron que debeía hacerlo el Sacerdote no una de las feligresas. De hecho la cosa fue más allá y cuando dije que la Comunión era mejor no tocarla con las manos me preguntaron si había estudiado con Matusalén porque eso estaba pasadísimo de moda). Digo esto, porque los feligreses no siempre tenemos voz y voto. Está claro qeu deberíamos hablar más, pedir más, preguntar más. Pero…
Por otro lado, es verdad que falta formación por todas partes. Yo he oído a frailes predicar en favor de la Eutanasia y la muerte digna. Y a curas justificar abortos en el caso de una violación. También los he oído pronunciarse a favor de políticos «comunistas». ¿Por malicia? No. Falata de profundidad, de verdadera doctrina. La relajación en asuntos doctrinales cada vez es más generalizada. Parece que el único punto que de verdad les importa es la paz mundial. Que está muy bien, claro que si. Pero buscan una paz…¿cómo decirlo? Que nadie se meta con nadie. Pero si estamos más o menos formados o más o menos convertidos, eso no es importante. El caso es que todo el mundo se esté quietecito y no haya líos. Y el que quiera que pida ayuda. Y el que no, asunto suyo.Cuando, en realidad, todos los cristianos somos, o debiéramos ser, apóstoles. Y llevar la Palabra a todas las regiones.
En cuanto a lo que poene el artículo 100% decuerdo.En mi país no se puede suspender al alumnado en Primaria. Es así, Ni se le puede obligar a repetir el curso. No buscan que la gente sea buena en algo. Buscan que todos terminene su estudios, disfrazándolo de una pretendida igualdad. Que todo el mundo tenga unas oportunidaddes mínimas igualitarias.Pero es que no todo el mundo sirve para lo mismo.
Y ojo al dato con la pretendida igualdad. Que el mundo es injusto, lo sabemos. Que los que tiene podrían repartir un poco, lo sabemos. Que no es justo lo sabemos. Pero tampoco es justo arrebatárselo todo por la fuerza a quien lo tiene (normalmente conseguido con mucho sacrificio) para dárselo a los que no tienen nada. Y eso, para empezar. Porque ya sabemos como acaba esto. Al final, esa igualdad que parecía tan buena al principio se traduce en que todo el mundo vive miserablemente menos el Gobierno.
Entocnes, la pregunta es: ¿Satnás está detrás de todo esto? Yo creo que si. Porque le interesa que el hombre se disperse tratando de conseguir una sociedad igualitaria, una comunidad en la que se comparta todo ( que al final eso no va a ocurrir pero se trata de que el hombre así lo crea)…y así , mientras tanto, se va olvidando de Dios. Si tenemos un mundo idílico, donde todos somos hermanos, iguales en el pensar, el vestir, el comer, el vivir ¿para qué necesitamos a Dios? Podemos hacerlo solos. Somos mejores que Dios…que es lo mismo que dijo Satanás hace ya unos cuantos siglos.