¿Cuáles son los Signos de un Ataque Espiritual? Cómo Combatir los Ataques del Maligno
En el camino de la fe, todos enfrentamos batallas espirituales.
El enemigo intentará desviarnos de nuestro propósito y debilitar nuestra conexión con lo divino.
Pero no estamos solos en esta lucha.
Como creyentes, hemos sido dotados con un poderoso escudo: la promesa de protección del Señor, quien nos asegura en Lucas 10:19 que nada nos hará daño.
Sin embargo, es importante entender que esta promesa no nos exime de los embates del enemigo, sino que nos fortalece para resistirlos.
A menudo, estos ataques espirituales pueden pasar desapercibidos, minando nuestra fe y desviándonos del camino.
¿Cuándo y cómo nos ataca el enemigo? ¿Cuáles son los síntomas que nos alertan de su presencia en nuestras vidas? ¿Como liberarnos?
Aquí exploraremos en profundidad estas cuestiones vitales para la vida de cada cristiano.
Aquí analizaremos las formas y los momentos en que te ataca el demonio, cuáles son los síntomas de que estás siendo atacado y cómo liberarte del ataque.
Prepárate para un viaje de descubrimiento espiritual, donde encontrarás las herramientas necesarias para enfrentar las batallas de la fe.
Empecemos por ver los 7 momentos principales en que el maligno ataca a una persona que tiene fe.
Uno, cuando te deslizas hacia una actitud indiferente hacia las cosas espirituales.
Cuando el diablo quiere capturar el alma de un hombre, lo primero que hace es crear una división entre Dios y ese hombre.
Sabe que una vez que Dios está fuera de lo que interesa centralmente a la persona, tal alma se vuelve fácilmente accesible.
Así que, cuando comienzas a sentirte hastiado de las cosas del espíritu, como oraciones, dar testimonio o ayuno, esta es una señal potente de que el diablo está tras de ti.
Por eso debes siempre velar y orar. No des espacio a lapsos en tu relación con Dios.
Dos, el diablo te ataca cuando estás demasiado ocupado y cansado con los problemas de la vida.
Y literalmente te quedas dormido a las cosas del espíritu.
Estás en la lucha por tu sustento o tus ingresos o tu futuro.
Y entonces imperceptiblemente te pones en un escenario de elegir entre Dios o el dinero, por ejemplo.
Cuando esto pasa, el diablo está librando una guerra contra tu alma.
Y la mayoría de las veces, se aprovecha de tus deseos, busca lo que no puedes prescindir y lo usa contra ti.
Tres, el demonio te ataca cuando llevas una vida de oración débil.
La oración no es una actividad que puedas realizar en la carne.
El Espíritu Santo tiene que instigarte y ayudarte para que puedas orar.
Tu aversión a la oración significa que el Espíritu Santo ya no controla tu alma, te has alejado de su voz.
Entonces el demonio te lleva a ver la oración como una carga.
Y eso es un indicio de que te has distraído de Dios.
De modo que ante todo el enemigo causará una distracción en tu vida.
Cuatro, cuando te sientes abrumado, confundido e indefenso el enemigo ataca.
Porque si estuvieras en conexión fuerte con Dios no te sentirías así, ya que nada confunde a una persona llena del Espíritu.
Cuando estás en una situación difícil, recurres a Dios y viene la respuesta de Él.
Sin embargo, el diablo te hace creer que estás solo y te enreda, confunde y te hace sentir abrumado.
Debes recordar el salmo 121 que dice, que “El Señor te guardará de todo mal”.
Esto significa que el Señor estará contigo en todo momento.
Por lo tanto, no debes dar lugar al miedo y la ansiedad.
Cinco, el enemigo te ataca cuando renacen viejos hábitos y estilos de vida.
Cuando te conviertes, confiesas tus pecados y renuncias a tus viejas maneras, vives tu vida según los mandamientos de Dios.
Y deberías vivir de esta manera hasta tu último aliento.
Pero a veces, por alguna razón, estás de vuelta en tus viejos estilos de vida y hábitos.
Esto no sucederá de repente, podría ser a través de llegar a relaciones incorrectas o participar en algunas actividades pasadas.
Y antes de que te des cuenta, estás de vuelta a lo que una vez renunciaste.
Por lo tanto, la conversión significa cortar con el pasado tentador y pecaminoso de raíz y no volver.
Seis, eres atacado cuando te alejas de las relaciones piadosas.
Cuando estás lleno de Dios, amarás la comunión con los hermanos.
Todo lo que anhelarás es el tiempo para estar con los hermanos de fe.
E ir a la Iglesia, acercarte a los sacramentos.
Todo esto sucede porque aún estás vivo para Dios.
Pero cuando te resulta difícil ir a reuniones con los hermanos es el comienzo de un alejamiento más profundo.
Y ni que hablar de ir a misa.
El diablo sabe que cuanto más te alejes de esto, más perderás el contacto con Dios.
Hay más seguridad dentro del rebaño que vagando solo.
Y siete, cada hombre está en la Tierra por un propósito.
Y este propósito se aclara cuando comienzas a cumplirlo.
Cuando el diablo comprende que te diriges a cumplirlo, te convertirás en una poderosa herramienta en manos de Dios.
Y por eso lo combate con fuerza.
Pero a veces sucede que tu no estás seguro, de que lo que antes pensabas que era tu misión, realmente lo sea.
Y entonces te vuelves frágil porque no puedes seguir lo que Dios quiere de ti.
Hasta aquí vimos los 7 momentos en que el demonio te ataca.
Pero primero debes caer en la cuenta de que estás siendo atacado, para luego buscar la causa y luego el remedio.
Por lo tanto, lo inicial es alcanzar la conciencia de que estás sufriendo un ataque.
¿Y cuando la alcanzas?
La tienes cuando te sientes frustrado.
Cuando te sientes inusualmente débil y cansado.
Nervioso, con falta de sueño. Con falta de paz.
Con falta de pasión espiritual.
Confuso respecto a tu propósito o con un fuerte impulso para salir de él.
Añoras viejas relaciones y te apartas de las relaciones sanas.
Y parece que has cambiado tus valores y prioridades.
Aunque a veces se trata de un ataque tan masivo que pareciera que no hay ningún ataque, sino que sencillamente tú has cambiado.
Hay momentos en que parece que todos los recursos se secan al mismo tiempo.
Y eso te debe alertar tanto como los síntomas individuales.
¿Y entonces cómo salir de los ataques?
Necesitas recordar a tu creador.
Y debes estar espiritualmente alerta y saber que el enemigo ataca y cómo suele hacerlo.
Cuando el diablo ataca, muchos cierran su corazón a Dios, pero para liberarte debes humillarte y volver a Él.
Acercarte a la iglesia y revivir las relaciones piadosas que te seguirán llevando a hacer lo correcto.
Muy relacionado con esto es someterte bajo una autoridad espiritual, un asesor.
Debes aprender a dominar tus deseos, porque el diablo no ataca de la nada, es el hombre quien cae en la trampa.
Y no debes dejar la oración diaria y la concurrencia a los sacramentos, por más que se te dificulte.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos analizar de las estrategias del enemigo, los signos de su influencia y, cómo liberarnos de su yugo opresor.
Y me gustaría preguntarte si has sentido ataques del maligno, cómo te has dado cuenta del ataque, cual debilidad tuya lo propició y cómo te liberaste del ataque.
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