El Maligno actuando fuerte en la crisis de salud.

Durante la crisis de salud que asoló al planeta, el mayor ataque vino del miedo que sembraron los demonios.

Ellos actuaron a través de los medios de comunicación aumentando la sensación de desprotección y de angustia.

Monseñor Roque Puyelli decía que permanentemente nos rodean unos 70 demonios y por eso tenemos al ángel custodio que nos protege todo el tiempo.

Y muchos de los problemas que sufrimos, incluso accidentes domésticos o en la calle, son fruto del ataque de los demonios.

Quienes nos agreden en el ámbito sensorial, psíquico y espiritual aunque no los podamos ver.

Aquí queremos darte una serie de consejos prácticos para defenderte de esos ataques, para precaverse antes que sucedan y repelerlos cuando pasen.

Primero que nada debemos admitir que el demonio existe.

Aunque hay una corriente contemporánea, incluso en la misma Iglesia, que intenta convencernos de que el demonio no existe. 

Por lo tanto si recibes el ataque de una persona por ejemplo, debes pensar que por lo menos el demonio está exacerbando el encono, cuando no directamente provocándolo.

Los demonios son ángeles caídos producto de un combate que hubo en el Cielo cuando Lucifer, el ángel de luz, se rebeló a Dios y fue vencido por San Miguel Arcángel y arrojados fuera de la presencia de Dios.

Desde entonces están haciendo la lucha contra nosotros, para pervertirnos. 

Los cuatro evangelios bíblicos dejan muy claro que Jesús afirmó la existencia de satanás.

Y dejan claro que Jesús expulsaba demonios que lo llamaban Hijo de Dios y se sometían a su autoridad. 

Y cuando el Señor envió a sus discípulos al mundo, cuyos descendientes hoy somos nosotros, les profetizó que expulsarían demonios. 

Por lo tanto no hay que tenerle miedo a los demonios porque Jesucristo nos dijo que los venceríamos.

Pero debemos ser astutos y estar bien informados para hacerlo.

Por otro lado, es absolutamente seguro que durante toda nuestra vida en la Tierra, estaremos en batalla contra el demonio.

Y no es un conflicto menor sino la principal batalla de nuestra vida, porque ellos tratan de destruirnos y evitar que lleguemos al Cielo, arrastrándonos al infierno. 

Resistir a la tentación que nos ponen los demonios es hacernos más rectos y puros, en el plan de Dios para cada uno de nosotros. 

Porque el diablo actúa mediante tentaciones que nos hacen caer en pecado de un modo sigiloso. 

En su actividad ordinaria, los demonios introducen en nuestras mentes diferentes pensamientos que nos pueden llevar al mal.

Aunque es cierto que a veces nuestras peleas con la carne y el mundo no son provocadas directamente por el diablo, pero siempre él se aprovecha de esas luchas.

Por ejemplo siembran dudas acerca de Dios y de su bondad, engaños, acusaciones, provocaciones y especialmente miedo.

Y es un acto de misericordia prevenir a otros sobre los ataques del demonio, aunque tengamos que soportar las burlas de los que no creen en espíritus malignos.

¿Y qué debemos hacer para estar protegidos?  ?

En primer lugar vive una vida moral, porque la base para defenderse del diablo comienza con la toma de decisiones morales.

¿Qué entendemos por moral? 

Nos referimos a la moral que se basa en amar a Dios, amarnos unos a otros y trabajar arduamente para cultivar los frutos del espíritu, que son: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio. 

Esto es lo que crea una vida moral.

Y si quieres estar seguro, considera involucrarte en tu iglesia local.

Porque te ayudará a crecer espiritualmente con el tiempo y te brindará el apoyo que necesitas para mantener esas buenas decisiones.

Abraza la humildad, porque si hay algo que es el polo opuesto del diablo, es la humildad. 

Incluso los exorcistas, en su intento por librar a las personas de los espíritus demoníacos, deben estar atentos a las señales de orgullo dentro de sí mismos.

Porque la falta de humildad puede exponerlos a un ataque demoníaco como ninguna otra cosa.

Después de todo el principal pecado de satanás fue el orgullo.

No seas rehén del diablo, no tengas miedo.

Para un cristiano, el miedo al diablo es completamente injustificado, porque la fe en Dios echa fuera todo temor.

Y el exorcista Padre Gabriele Amorth decía que en realidad es el demonio el que le tenía miedo a él.

Ora, reza.

La oración, o sea la conexión directa entre tú y Dios, es una de las defensas más efectivas y de fácil acceso contra el poder del Diablo.

Mantén una vida de oración diaria y especialmente reza el rosario y si puedes más de una vez al día. 

Y utiliza la alabanza a Dios como método de lucha porque el espíritu maligno huye ante ella.

Cuando uno es tentado, la oración es nuestra mayor arma, un arma tan poderosa como el mayor ejército. 

Los demonios conocen el poder de la oración y le temen.

Y ayuna. 

Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús por qué no podían expulsar a un demonio en particular, él respondió: «Este tipo de demonio no puede ser expulsado con otra cosa que la oración y el ayuno».

Y en casos más peligrosos di oraciones de liberación.

El padre Robert de Grandis hizo una oración de sanación intergeneracional para protegernos del demonio. 

Que fue concebida después de una extensa confesión a una bruja arrepentida, de la cual aprendió como ella utilizaba el poder de los demonios y quiso contrarrestarla con esta oración. 

Empieza con la recomendación que hacía San Pablo en la carta a los Efesios, de cubrirnos con la armadura de Dios, y en su parte central dice así:

«Yo me pongo en la presencia de Jesucristo y me someto a su Señorío. 

Yo me pongo la armadura de Dios para resistir las maniobras del diablo. 

Yo me mantengo con firmeza y tomo la verdad como cinturón, la justicia como coraza. 

Yo tomo en mi mano el escudo de la fe para apagar las flechas incendiarias del demonio

Yo acepto la salvación de Dios para que sea mi casco y recibo la palabra de Dios, del Santo Espíritu, para usarla como una espada».  

Otra cosa a hacer es invocar siempre la autoridad de Cristo.

Jesucristo fue el primer exorcista, y luego les dio a todos los cristianos el poder y la autoridad para repeler demonios. 

Por eso, su poder fluye de generación en generación y puedes invocarlo en cualquier momento.

Usa objetos sagrados.

El crucifijo es particularmente poderoso. 

Atormenta a los demonios porque les recuerda su derrota por la muerte de Jesús en la Cruz.

Por eso hacer la señal de la Cruz frecuentemente es un signo de protección y un exorcismo, di: «Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios Nuestro». 

También hay otros sacramentales para usar habitualmente, como el agua bendita, o una medalla de San Benito bendecida, y el resto de las imágenes religiosas y las reliquias que usan los católicos.

Por eso es recomendable tener imágenes sagradas bendecidas en tu casa y rociarlas con agua con sal exorcizada y también puedes usar el óleo santo. 

Y si la situación se pone difícil recurre a un sacerdote liberador.

Recurre a los sacramentos como el de la reconciliación, porque cuando pecamos, satanás ejerce su dominio sobre nosotros, así que una buena confesión es necesaria en el combate.

La Biblia habla del perdón de los pecados a través de la confesión como una curación del alma.

Y no olvides el mayor sacramento, la eucaristía.

Lee la Biblia. 

San Jerónimo dijo que «La ignorancia de las Escrituras es la ignorancia de Cristo». 

Por tanto, conocer las Escrituras es conocer a Cristo y su poder. 

Practica la devoción mariana.  

La Santísima Madre es un poderoso aliado para cualquiera que se enfrente a las fuerzas del mal. 

El diablo nunca pudo tocar a la Santísima Virgen porque estaba llena de gracia.

Invoca a tu ángel de la guarda y recuerda que tu ángel es más poderoso que el mismo diablo. 

Las Escrituras nos enseñan la importancia de nuestros ángeles.

En el Salmo 91 leemos: «Porque Él encargará a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos»

Pero también hay cosas que evitar.

No realizar prácticas ocultas como la brujería y el espiritismo, lo que es importante para no abrir puertas a los demonios.

Algunos exorcistas dan testimonio que el abuso de drogas, alcohol, el pecado sexual grave, la pornografía y la interrupción del nacimiento, saben a lo que me refiero, abren a la influencia demoníaca.

Y no debes desesperarte. 

Mantén siempre la esperanza, no albergues pensamientos negativos, hirientes, destructivos. 

Si notas que suceden, dirige tu mente hacia pensamientos positivos.

No hagas experimentaciones psíquicas por curiosidad o deseo de poderes psíquicos mayores.

No hagas meditaciones, respiración o mantras que induzcan al trance, ni que adormezcan la mente.

Tampoco sintonices repetidamente con las malas noticias, no escuches música deprimente o agresiva, no dejes que tu espíritu sintonice con la negatividad. 

Apaga la televisión y la radio, para evitar caer en tentación.

Y si sientes un ataque, que no cunda el pánico.

No está solo. 

Otros han sobrevivido a estas pruebas, y tú también puedes hacerlo.

Ponte inmediatamente a orar a Dios para que envíe Sus ángeles para ayudarte y ora para que se haga Su voluntad.

Ten pensamientos positivos sobre las bendiciones y cosas buenas que Dios te ha dado en tu vida. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre cómo protegerte de los ataques demoníacos.

Y me gustaría preguntarte qué otras cosas has hecho para protegerte.

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