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Durante las últimas semanas de Cuaresma y en Semana Santa nos enfocamos en la Pasión de Cristo.

Y muchas veces no nos damos cuenta del sufrimiento que tuvo Su Madre.

Quién sufrió un martirio blanco en su corazón.

El arte revela Su martirio a través de las imágenes de la Santísima Virgen Dolorosa.
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Y un caso es la Virgen de la Concha de Guatemala, que tiene una extraordinaria historia y hermosos relatos piadosos.

Los teólogos afirman que la Virgen María no experimentó ni los dolores de la muerte ni los dolores del parto.

Sin embargo creen que tuvo intensos dolores y angustias en la Pasión de Su Hijo: al ver a su hijo flagelado, cargando la cruz por la vía dolorosa, crucificado y enterrado en la tumba.

Su dolor es la conclusión de la espada que se le clavó en el corazón, desde cuándo San Simeón le dijo que su corazón sería traspasado debido a Su Hijo, en el momento de su presentación en el templo.

La Santísima Virgen tuvo su propia pasión, coincidente con la de Su Hijo.

Y transfirió su sufrimiento a la humanidad cuando Jesús en la cruz le dijo “ahí tienes a tu hijo”, señalándole a San Juan y a través de él a la humanidad.

Las penas y aflicciones de Su Hijo pasaron a través de Ella al hombre mortal y pecador.

  

LO QUE NOS DICE LA VIRGEN DE LOS DOLORES

La imagen de Nuestra Señora en sus dolores recuerda al cristiano todas las angustias y penas, los sufrimientos y preocupaciones de la Madre de Jesús.

Así el cristiano frente a todas las tribulaciones puede sentir que la Virgen también le acompaña, que Ella no fue una mujer sin preocupaciones ni trabajos.

Dice el Papa emérito Benedicto XVI:

Contemplamos a María que comparte la compasión de su Hijo por los pecadores.

Como afirma san Bernardo, la Madre de Cristo entró en la Pasión de su Hijo por su compasión.

Al pie de la Cruz se cumple la profecía de Simeón de que su corazón de madre sería traspasado por el suplicio infligido al Inocente, nacido de su carne.

Igual que Jesús lloró, también María ciertamente lloró ante el cuerpo lacerado de su Hijo.

Sin embargo, su discreción nos impide medir el abismo de su dolor; la hondura de esta aflicción queda solamente sugerida por el símbolo tradicional de las siete espadas.

Se puede decir, como de su Hijo Jesús, que este sufrimiento la ha guiado también a Ella a la perfección, para hacerla capaz de asumir la nueva misión espiritual que su Hijo le encomienda poco antes de expirar: convertirse en la Madre de Cristo en sus miembros.

En esta hora, a través de la figura del discípulo a quien amaba, Jesús presenta a cada uno de sus discípulos a su Madre, diciéndole: “Ahí tienes a tu hijo”.”

Por ello al representar la imagen de la Virgen dolorosa se ve también a la Madre que acompaña al pecador.

 

PROMESAS EN LA MEDITACIÓN DE SUS DOLORES

En la meditación de sus dolores puede encontrarse gran fruto tal y como Ella misma se lo revelo a Santa Brígida.

  • Pondré paz en sus familias.
  • Serán iluminados en los Divinos Misterios.
  • Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
  • Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
  • Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
  • Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
  • He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente.

Pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.

Y le pidió que rezara la corona de sus siete dolores, aquí para más información.

La devoción de los siete dolores de María tiene un fundamento bíblico.

  • La profecía de Simeón (Lc 2: 34–35)
  • El huida a Egipto (Mt 2:13)
  • La pérdida de Jesús en el templo (Lc 2: 43–45)
  • El encuentro de Jesús y María en el camino al Calvario (Lc 23:27)
  • La crucifixión de Jesús (Jn 19:25)
  • El descendimiento del cuerpo de Jesús de la cruz (Mt 27: 57–59)
  • Jesús es colocado en la tumba (Jn 19: 40–42)

Virgen de los Dolores del Manchén en Guatemala

   

LA VIRGEN DE DOLORES EN GUATEMALA

Aunque la Virgen siempre es la misma, los artistas se gozan en representarla en diferentes poses, con diferentes atuendos.

Así en Guatemala se puede ver como existen representaciones de la Virgen en diferentes pasajes de su vida.

De gran importancia fue la devoción a la Virgen de Dolores, engalanándose con siete capillas dedicadas a cada dolor en Santiago de Guatemala.

Cada lugar celebra con hermosas imágenes de la Virgen en sus dolores las tradiciones de cuaresma y del Triduo Pascual.

Y también existen numerosas leyendas, narraciones y anécdotas que las personas han guardado en su corazón y las han contado a sus hijos de generación en generación.

Tal es el caso de la Patrona de la Diócesis de Sololá – Chimaltenango: la Virgen Dolorosa, llamada popularmente la “Virgen de la Concha”.

Es una pintura muy pequeña de la Virgen con su rostro hacia lo bajo, vestida de rojo y envuelta en manto azul, con siete dagas en referencia a sus dolores.
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Está enmarcada en una gran concha de plata que custodia la casa de la Virgen.

Se observa un ángel que abre sus brazos para mostrarla y dos sirenas que la llevan en gracioso movimiento.

Virgen de la Concha

  

LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LA CONCHA

La historia popular cuenta que:

Un mercader llegó con un cuadro.

Llevaba muchas cosas, para vender y comprar.

Pero luego de realizar varias transacciones, quiso como hacía siempre, irse a dormir un rato.

Tomaba el atrio como su dormitorio.

Pero no queriendo pasar como un mal cristiano, tomaba siempre un cuadrito de Nuestra Señora y entre sus objetos lo llevaba.

Su belleza era tal que él creía que Ella siempre le miraba.

Ponía su petate y sus cosas por un lado, y el cuadro sobre la pared de la iglesia, la que sería la Catedral.

Mientras otros mercaderes también usaban el atrio para descansar, y como si la sombra de la iglesia les cobijara, se quedaban profundamente dormidos.

Tal como el Salmo 133 dice: y ahora bendecid al Señor, los siervos del Señor, los que pasáis la noche en la casa del Señor.

Y el Salmo 4, 9: En paz me acuesto y en seguida me duermo, pues tú sólo, Señor, me das seguridad.

Así como cobijados por la iglesia y protegidos por la mirada maternal del cuadrito de la Virgen, pasaban dormidos.

Cuando por fin el dueño del cuadrito se despertó, hizo lo que acostumbraba al despertar: desperezarse.

Se levantó enrolló su petate, y lo puso con el resto de cosas.

Vio con cariño la imagen de la Madre de Dios y la quiso tomar de la pared.

¡Pero sorpresa!

El cuadro parecía estar pegado a la Iglesia.

Lo intentó despegar del muro y no pudo.

A los compañeros les pareció raro aquel forcejeo que tenía con la imagen.

Pensando en que cada uno podía tomarla con facilidad, pasaban unos y otros.

Pero ninguno pudo quitarla.

Entre tanto ajetreo uno de los individuos tuvo la idea de llamar al padre de la iglesia.

El sacerdote incrédulo también intentó quitar el cuadro.

Haciendo una oración y luego pidiendo la bendición de Dios, la imagen pudo ser removida.

Con cantos y en solemne procesión, el cura la llevó adentro de la iglesia.

Y el prodigio recorrió la boca de cada cristiano.

Convertido en lugar de peregrinación, la Virgen presidía su altar, atendida por el cariño de sus hijos, que la llegaban a ver cada día.

Y enamorados de su tierna mirada la engalanaban con rezos, plegarias, flores.

Los abuelos contaban la historia a sus nietos y ellos convertidos en abuelos se la decían a sus nietos.

Así las grandezas que Dios había hecho por Sololá, se propagaban de generación en generación, celebrando a la Virgen de Dolores con la feria dedicada en su honor.”

Vieja fotografía de la veneración a la Virgen de la Concha

Esta historia piadosa, tal y como la cuentan ha sido trasmitida por las personas que viven allí.

Algunos han oído versiones donde la Virgen se había aparecido y le había dado el cuadro al mercader.

Que también la concha en plata había sido donación de unas sirenas que habían salido del lago de Atitlán.

La concha está formada por varias partes.

La casa de la Virgen, que es el marco: adornada por un ángel que con sus manos abiertas presenta a la Santa Señora.

Se afirma que estaba adornada por rubíes y otras piedras preciosas.

Una gran concha de plata acoge la casita.

Y una más pequeña como si fuera una mesita sostiene la casita.

Con unas decoraciones pequeñas que sirven de división, dos sirenas están una de cada lado.

La ambición del hombre siempre ha sido el de tomar cosas valiosas y poseerlas como si fuese objetos mágicos.

Así manos malvadas la intentaron llevarla a otros lugares con fines de fundirla, o de venderla.

Afortunadamente la casualidad impidió esos intentos.

La gente al ver a la Virgen fuera de su iglesia, se aglomeraba para impedirlo y tocar las campanas para alertar a todo el pueblo.

El 27 de julio de 1921 fue erigida la diócesis de Quetzaltenango, a la que perteneció el departamento de Sololá, hasta su erección como nueva diócesis el 10 de marzo de 1951.

Y casi diez años después la Virgen de Dolores es nombrada patrona de la Diócesis de Sololá – Chimaltenango.

El patronazgo refiere como un grupo de fieles recuerdan a la protección de algún santo, la Virgen o Jesús; o bien es un recordatorio para vivir las virtudes propuestas por determinada advocación.

El Papa San Juan XXIII dio el visto bueno para proclamar a la Virgen de la Concha como la patrona, porque aunque la Virgen siempre es Madre, es también nuestro refugio.

El Corazón doloroso de María invita a la pureza, la santidad pero sobre todo a la confianza en Dios a pesar de cualquier sufrimiento.

En la actualidad la Catedral tiene una réplica de la Virgen de la Concha, pues después de tantos intentos, se la robaron.

Tristemente la Diócesis se quedó sin la imagen de la patrona.

El significado material se perdió. Pero lo que representa, no.

  

LA VIRGEN DOLOROSA DE LA CONCHA ES UN PUNTO DE PARTIDA PARA LOS GUATEMALTECOS

Para un católico las imágenes son muy importantes porque refieren un punto de partida.

Son una ayuda para la oración, un recordatorio de nuestra esperanza y de lo que creemos.

San Juan de la Cruz en su libro de “Subida del Monte Carmelo” comenta como la imagen no debe atar sino ser un instrumento para unirnos a Dios y que en cualquier momento se pueda dejar de utilizar.

Ahora bien como referente histórico, artístico y de enseñanza cristiana, las personas ha de lamentarlo profundamente.

Pues la obra pictórica contiene un recuerdo de como los abuelos, los sacerdotes entre otros han evangelizado.

La representación escultórica de la Virgen de la Concha es un símbolo del católico en Sololá.

Un signo para sentirse orgulloso de su fe.

La réplica de esta imagen solo recuerda lo que el pueblo ha de imitar: las virtudes del Corazón doloroso de María.

Así la imagen de la Virgen de la Concha, preside desde la Catedral, y recuerda a quien se le acerque las promesas que Ella misma hizo a Santa Brígida.

Así Ella es la consolación y la alegría, y proclamada como el orgullo de su pueblo. (Jth 15, 9)

Fuentes:


Enrique Alfaro, de Guatemala, Profesor de Arte y Teología

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