Grandes enigmas de la historia.
El primer gran misterio de la Biblia es por qué Dios creador de todo lo que existe creó al hombre a Su imagen y semejanza.
Y la forma que eligió para revelarse, a través de personas elegidas, a quienes capacitó para comunicar a los seres humanos quién era Él.
Estas revelaciones luego fueron compiladas en la Biblia.
Y esos textos fueron distribuidos por la tradición oral al principio, hasta que luego fueron escritos.
Pero aún dentro de la Biblia hay otros misterios que permanecen sin develar, porque quizá Dios Padre no quiere revelarlos hasta el final de la historia.
En este artículo queremos hablar sobre lo que sabemos de la Biblia y los misterios que aún deja en pie.
Dios inspiró a Moisés para que durante los 40 años en el desierto escribiera los primeros cinco libros de la Biblia, hasta llegar a la tierra prometida.
Se denominan el Pentateuco, es decir cinco rollos: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
También es probable que escribiera el libro de Job y el Salmo 90.
No obstante, Moisés fue sólo uno de los cerca de cuarenta hombres que Dios usó para escribir la Biblia.
De algunos se conoce su nombre e historia y eran profetas como Ezequiel, Daniel, Isaías y Jeremías, y otros libros son de autor desconocido.
Dios inspiró la redacción de los libros de la Biblia y por lo tanto todo lo que se afirma es verdad, porque Dios habla la verdad.
Con esto queremos decir que Dios movió y guió a los escritores sagrados para escribir las cosas que Él ordenó y deseó.
Este criterio es herencia del pueblo judío, porque Moisés y los profetas se comprometieron a escribir el mensaje de Dios para entregárselo al pueblo.
Y los profetas eran considerados los intérpretes autorizados por Yavé que escribían en sus propias lenguas.
Aunque Daniel por ejemplo hizo una obra trilingüe en el libro que lleva su nombre, escrito en hebreo, arameo y griego.
El Papa San Juan Pablo II escribió que la Sagrada Escritura es verdaderamente divina, porque le pertenece a Dios verdadera y genuinamente.
Dijo que Dios mismo la inspiró, la confirmó y la habló a través de los escritores sagrados Moisés, los Profetas, los Evangelistas, los Apóstoles y a través de su Hijo, nuestro único Señor, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
De modo que Dios eligió personas, las capacitó y les dio una gracia especial para ayudarlo en el trabajo de escribir su revelación.
Estos autores escribieron con el lenguaje de su tiempo y sus propias palabras, que reflejan su personalidad y educación particular, con todas las limitaciones que esto supone.
Es por esto que en cada Evangelio por ejemplo, se puede ver estilos distintos que reflejan la educación, cultura y talentos de cada escritor: San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan, además de las cartas de San Judas Tadeo, Santiago y San Pedro. Y también a San Pablo.
La Iglesia Católica enseña que los 73 libros de la Biblia están inspirados por Dios, y no hay errores de fe ni de moral.
Pero además de estar inspirada, la Biblia está realizada de forma inspiradora para el lector.
Así se hicieron cada uno de los libros de la Biblia que fueron puestos en una sola publicación entre los años 350 y 405 después de Cristo.
Y elegidos por el mismo criterio de inspiración divina.
La Biblia está dividida en el Antiguo Testamento, que fue previo a Jesús, y el Nuevo Testamento, escrito luego de la crucifixión de Jesucristo.
Los 46 libros del Antiguo Testamento contienen lo que Dios reveló a la razón humana desde la creación del mundo hasta la encarnación de Nuestro Señor.
Hay libros que incluyen historia, hay otros que son de poesía como el Cantar de los Cantares y otros de profecía como el de Isaías.
Y en el Nuevo Testamento está lo que reveló Nuestro Señor Jesucristo por intermedio de los apóstoles y otros escritores sagrados.
Su corazón son los cuatro Evangelios.
Pero no es superior un testamento a otro.
Los católicos debemos leer el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo Testamento.
Esta unidad la describió San Agustín diciendo que lo nuevo está oculto en lo viejo y lo viejo está revelado en lo nuevo.
La fe católica dice que todo lo que afirma la Biblia es verdad, pero hay que interpretar esa verdad.
Por ejemplo, cuando el Génesis dice que Dios creó el mundo en seis días, ¿esto necesariamente lo debemos creer como una realidad fáctica?
No necesariamente, porque la verdad que quería transmitir el Génesis era que Dios creó el mundo de la nada y lo hizo planificadamente, por amor.
Y cuando Jesús dice que debes cortarte la mano si es causa de pecado, en Mateo ¿está sugiriendo que los pecadores debieran cortarse la mano?
Seguramente Jesús quiso poner dramatismo a la importancia de evitar las causas del pecado.
Por lo tanto debemos interpretar los libros de la Biblia de acuerdo a la intención del autor.
El Antiguo Testamento está centrado en la historia de un pueblo elegido por Dios, que es el pueblo judío.
Mientras que el Nuevo Testamento está centrado en la figura de Jesús, el Mesías.
Y así como la Biblia fue inspirada por Dios, también se necesita la interpretación del Espíritu Santo para comprenderla.
Las 40.000 denominaciones en que se dividen los protestantes es consecuencia de las diferencias en la interpretación bíblica.
Por lo visto no es tan sencillo entonces interpretar la Biblia.
La Biblia también tiene misterios que no han sido develados.
Estos misterios han surcado la imaginación cristiana durante siglos.
Y dejado perplejos a algunas de las mentes más grandes de la Iglesia.
Por ejemplo, qué le pasó al edén donde vivían Adán y Eva y fueron expulsados después de comer la fruta prohibida. https://youtu.be/p9FpwC_XnhI
Nadie está muy seguro de dónde se encontraba originalmente.
Aunque parece que hay un consenso general de que el jardín estaba en el Medio Oriente en alguna parte, tal vez en el actual Irak.
Es de suponer que el gran diluvio del Génesis habría acabado con él.
Santo Tomás de Aquino escribió que el paraíso terrenal estaba cortado por montañas o mares, o alguna región tórrida y dijo que no se podía cruzar.
Pero la realidad es que no sabemos qué pasó con el edén.
Otra incógnita es la de los gigantes que vivían antes del diluvio del Génesis que están envueltos en el misterio. https://youtu.be/npip_K5gsw4
Los hombres vivían hasta cientos de años.
Y una raza de gigantes caminaba la tierra, o eso leemos en Génesis 6: 4 que dice: que en aquellos días -y aún después- cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y ellas tuvieron hijos, había en la tierra gigantes y que “éstos fueron los héroes famosos de la antigüedad».
¿Eran una raza creada por los demonios a través de experimentos biológicos para cambiar el rumbo de la raza humana y por eso Dios mandó el diluvio?
Es una hipótesis relativamente moderna.
Otro gran misterio es el del sacerdote Melquisedec que irrumpe en la escena en Génesis 14. https://youtu.be/xtP4HMqDPMg
Se aventura fuera de una ciudad que se llama Salem – una posible precursora de Jerusalén – para bendecir a Abraham y ofrecer un sacrificio de “pan y vino”. Por eso algunos ven el trazo de Jesús en Melquisedec.
Melquisedec era también el príncipe de Salem, de ahí su nombre, que significa rey de justicia. ¿Quién era este hombre misterioso?
Más tarde la Escritura sólo plantea más preguntas que respuestas.
En Hebreos 7:3 leemos sobre Melquisedec que:
«No se mencionan ni su padre ni su madre; aparece sin antepasados. Tampoco se encuentra el principio ni el fin de su vida. Aquí tienen, pues, la figura del Hijo de Dios, el sacerdote que permanece para siempre.»
Su vida permanece escondida con el Cristo que él anunciaba.
Las diez tribus perdidas de Israel es otro de los grandes misterios de la historia del mundo. https://youtu.be/clEXMdYJ45o
En el año 732 antes de Cristo, Asiria destruyó el reino de Israel y trasladó a diez de las doce tribus al territorio de la antigua Mesopotamia.
Aparte de una mención en el libro de Tobías, estas tribus parecen haber desaparecido de la historia.
Su destino es parte de la leyenda.
Mientras que el Arca de la Alianza es uno de los objetos sagrados más enigmáticos de todos los tiempos.
Contenía las tablas de los Diez Mandamientos, algunos maná, y la vara de Aarón que reverdeció.
Revestida la madera de acacia con placas de oro y plata, estaba coronada por dos querubines de oro, ángeles asociados con la presencia de Dios.
En el antiguo Israel, el arca era una fuerza a tener en cuenta.
Dividió el río Jordán, tiró abajo los muros de Jericó, y mató al falso dios cananeo.
Incluso tocarla arriesgaba la muerte instantánea.
El arca representó durante su existencia la presencia de Dios, quien prometió según se lee en Éxodo y Levítico que allí ciertamente se presentaría y hablaría desde más arriba donde aparecería una nube.
Pero en el año 587 antes de Cristo, después del saqueo de Babilonia a Jerusalén, el arca desapareció.
Decenas de teorías se han hecho girar sobre lo que pasó con ella, pero la verdad es que su destino se desconoce. Tal vez simplemente fue destruida por los babilonios.
Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre la Biblia, cómo interpretarla y los misterios que contiene.
Y me gustaría preguntarte qué otras cosas misteriosas sin resolver tu piensas que hay en la Biblia.
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El Arca de la Alianza está escondida en una cueva del monte
Nebo, desde donde Moisés vio la Tierra Prometida. La ocultó el profeta Jeremías,
no dejando ninguna señal para encontrarla, para que sea hallada al final de los
tiempos. Ver II Macabeos cap.: 2.