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El nuevo mundo está al otro lado del miedo.

Estamos cursando una de las épocas más turbulentas de la historia humana.

Los eventos largamente profetizados parece que se han comenzado a materializar.

Y el maligno aprovecha para lanzar una extensa campaña para sembrar el miedo en la población mundial.

Con el objetivo de no perder el dominio que actualmente tiene sobre la mayoría de los corazones.

El miedo es el recurso del demonio por excelencia y la sabiduría de la Iglesia tiene recursos efectivos y probados para combatirlo.

Aquí hablaremos sobre la campaña del miedo que fogonea el maligno en el mundo y cuales son los antídotos exitosos y eficaces para defenderte.

Parece que el mundo se está derrumbando. La enfermedad tiene variantes sin fin. 

Los pases de salud se están extendiendo creando una especie de dictadura de lo que podría ser el antecedente de la marca de la bestia, el 666. 

Irán se acerca a tener armas nucleares y los talibanes tomaron de nuevo Afganistán fortaleciendo a los terroristas internacionales.

Los errores morales ahora están gobernando occidente. La Iglesia está cada vez más cerca del cisma. 

El mundo parece haber entrado en los eventos largamente profetizados, o sea su purificación previa al triunfo del Inmaculado Corazón de María, y en muchos produce pavor.

Hay desempleo y hambre graves en algunas zonas del planeta. Y todo lo que puedas agregar.

Esto no puede ser otra cosa que un ataque masivo del demonio.

Y es posible porque nuestro mundo ha abrazado un espíritu de miedo, ha aceptado a un demonio que es agresivo y posesivo como el temor.

El ingrediente clave en la fortaleza de este demonio es el pecado y el alejamiento de Dios, que son tan omnipresentes hoy en el mundo, como el aire que respiramos

La estratagema básica del demonio es implantar continuamente en la población un pánico extremo. 

Porque una población temerosa es una población servil.

El miedo perpetuo es el requisito para la intervención perpetua de los secuaces del demonio en nuestras vidas.

De modo que si cedemos al miedo nos estamos condenando a una vida servil.

Y esta forma de actuar del demonio, la pone clara la sabiduría de siglos del tradicional rito de exorcismo de la Iglesia, que enfrenta los casos más extremos de ataque del maligno, que es donde se ve mejor su forma de actuar.

Ahí se describe a las personas poseídas como envueltas por el diablo en un miedo estremecedor.

Dice que sus facultades mentales quedan aturdidas, manteniendo desconcertado al que es atacado, atemorizado y aterrorizado.

El rito pinta un cuadro en que el demonio que posee a una persona la sumerge en una atmósfera oscura.

Y que su esfuerzo constante será, mientras la posesión dure, de aplastar a la persona con el miedo.

Por eso el rito prevé que el exorcista implore al Señor que proteja a la persona para contrarrestar la técnica del asalto diabólico. 

Los exorcistas oran para que Nuestro Señor, vele por su razón, gobierne sobre sus emociones y lleve alegría a su corazón.

Y el rito del exorcismo termina su combate con el diablo emitiendo la orden de que el demonio se vaya.

Primero invocando las imágenes de la dignidad de la humanidad, la misma dignidad que el demonio trata de socavar y profanar. 

Entonces se le ordena, en el nombre de Jesucristo, que el mismo demonio tenga miedo del cuerpo del hombre que es la imagen de Dios.

Y luego se le ordena que salga del cuerpo del poseso.

Finalmente sucede esto, porque son muy muy raros los casos en que el demonio no es desalojado.

Por lo que debemos prestar atención a la eficacia de esta sabiduría de la Iglesia.

El ritual de exorcismos nos da pautas para mantener la paz y la esperanza en nuestras propias almas, para que no sucumbamos a los sutiles esfuerzos corrosivos del demonio.

El rito proporciona la forma de inyectarnos un antídoto para nuestro miedo, afirmando que no debemos temer a satanás si nos aferramos a Cristo, porque Cristo ha vencido al demonio.

Por eso, al final de este combate, en el rito se suplica a Nuestro Señor que otorgue a los poseídos el espíritu de paz y el fin del temor. 

Pide concretamente 

«Entre en este hombre la bondad y la paz de Nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos sido redimidos, y no temamos mal alguno, porque el Señor está con nosotros».

Esta defensa vale para cualquier ataque del demonio.

El exorcista padre Stephen Rossetti cuenta un caso muy interesante que nos puede servir en la vida diaria.

Dice que una de las integrantes de su equipo de exorcistas, una laica sensible a visiones sobrenaturales, estaba orando en medio de la noche.

Y de repente quedó llena de miedo. 

Su conciencia quedó paralizada por el miedo en una experiencia abrumadora.

Y por su experiencia sabía lo que debía hacer. 

Ofreció el miedo a Dios, una y otra vez a los Inmaculados y Sagrados Corazones, para que los miedos fueran quemados y perdieran poder. 

Una y otra vez a lo largo de la hora, ella ofreció este miedo y pánico a Dios, y una y otra vez se quemaban.

Durante la hora santa ella oró sin descanso, «Jesús, en ti confío. Jesús, en ti confío». 

Y finalmente, al final de la hora, se acabó y regresó la paz.

Esta experiencia es particularmente didáctica cuando vemos que el miedo se apodera del mundo y entra en nosotros. 

Los espíritus malignos del miedo, el pánico y el terror hoy están por todas partes, como nunca, tratando de destruir nuestra confianza en Dios. 

Y la solución es clara, encomiéndalo todo a los Sagrados e Inmaculados Corazones con la oración «Jesús, en ti confío». 

Así el miedo se quemará y quedará inofensivo.

No hay que tener miedo al futuro.

Hay cosas que irremediablemente sucederán porque Dios quiere la purificación del mundo.

Porque Dios ama a cada persona humana que creó y no quiere que se pierda.

Los eventos que vendrán son una bendición no una maldición.

Así hay que tomarlos y no ceder al demonio del miedo que nos quita la paz.

Es en momentos como estos, cuando a menudo hay un precio que pagar, que comenzamos a tomar nuestra fe más en serio.

Ahí comenzamos a ser más conscientes del valor de la fe y de las promesas de Nuestra Señor y la Santísima Virgen.

Y de la veracidad de las profecías de que Dios no iba a dejar que se destruyera su plan de amor con que ideó a la creación.

En medio de lo que está sucediendo y sucederá, debemos guiarnos por la fe.

Debemos confiar en el plan amoroso de Dios para nuestra vida.

Nuestra mente no debería congelarse ni el corazón ser presa del miedo, sino confiar y tener fe.

Cuando estemos derrumbados por el temor y la incertidumbre, debemos pensar en el futuro, donde queremos terminar. 

Que no se trata de creer en nosotros ni en ninguna otra fuerza humana.

Sino de creer que Jesús hace las cosas a su modo y que al final Él nos estará guiando y salvando.

Y claro que será una prueba para los seres humanos.

Pero cuando Nuestro Señor nos somete a una prueba, es porque sabe que lo necesitamos; necesitamos encontrarnos con Él allí.

Escucha bien, sus heridas son tu refugio: tienen el poder de curar tus heridas.

Pero por otro lado hay otro lado positivo en medio del dolor y la desorientación que padecen especialmente los alejados.

Es en momentos como este cuando el reino de Dios avanza poderosamente.

En momentos como este es cuando la gente se despierta de su complacencia. 

Empiezan a hacerse preguntas serias sobre el significado y el propósito de la vida. 

Se dan cuenta de su propia fragilidad. 

Se dan cuenta de que debe haber algo más y pueden pensar en la vida eterna.

Piensa que hay un simple principio que, mientras todo se sacude a nuestro alrededor, solo quedará lo que es inquebrantable.

Y por tanto asumamos personalmente la promesa de que aunque todo a nuestro alrededor tiemble, si ponemos nuestra confianza en el Señor y lo honramos con nuestra vida, nunca seremos conmovidos.

Cuando tengas miedo ante los acontecimientos es porque el trabajo del demonio está surtiendo efecto en ti y tu confianza en Dios se está debilitando.

Y el único antídoto es orar Jesús, en ti confío con todas tus fuerzas, con la mente y con el corazón. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la estrategia de miedo que está utilizando masivamente el demonio en el mundo en este momento.

Y cual es la forma de defenderos, que ha sido probada por siglos por la Iglesia y que ha sido eficaz.  

Y me gustaría preguntarte si ves que las personas a tu alrededor tienen miedo en estos tiempos y a que le temen más. 

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