La tergiversación que hace el demonio sobre las reliquias.
Mientras Dios nos ofrece caminos para llegar a Él y afianzar nuestra fe, el demonio trata de desvincular estos caminos de Dios y su mensaje.
Tal es el caso de las reliquias, que son recordatorios que nos elevan la mente y el corazón hacia Dios, y suscitan nuestra confianza.
Pero la maniobra del maligno es desvincular ambas cosas, haciendo creer que el objeto físico, la reliquia, tiene poder por sí misma, y que no es necesaria la fe en Dios para que ella actúe.
Aquí te contaremos como las reliquias de Jesús son tergiversadas adjudicándoles poderes mágicos por sí mismas.
Tal vez la más famosa reliquia de la que se habla por sus poderes curativos es la del santo grial.
Esta es la copa utilizada por Jesús en la última cena.
Los judíos utilizaban la mejor copa para la Pascua, y como es natural, la familia de San Marcos puso en el Cenáculo lo mejor de su vajilla.
Según la tradición esa copa la utilizó San Pedro cada vez que celebraba misa.
Los sucesores del apóstol Pedro la siguieron usando hasta que san Lorenzo para salvarla de la persecución religiosa en Roma, la envió a su familia.
Y luego de un periplo llega a Valencia, España, que la guardaría como la preciosa reliquia de la última cena de Cristo.
Sin embargo, diversos autores engalanaron sus novelas con la historia de la búsqueda del grial.
Creando así una famosa leyenda en la que se involucran personajes reales en historias ficticias.
Y propagandearon que el santo grial curaba enfermedades per se, incluso si estabas a punto de morir y bebías de esa copa podías recuperar tu salud.
Algunos apuntaban que era la copa que daba la vida eterna.
Todo esto desvinculado del real poder que es de Dios y no de objetos.
Fue así que se creó una leyenda en la que diversos personajes custodiaban la reliquia para evitar que cayera en manos equivocadas.
Según algunos autores el santo grial o cáliz de la cena del Señor, sería la piedra filosofal, que daría la vida eterna.
Otros lo vinculan con el Corazón de Cristo.
Todas estas historias nacen de la leyenda en la que Perceval, uno de los legendarios Caballeros de la Mesa Redonda del rey Arturo, toma el grial de un castillo, y ese grial tiene una oblea.
Al dársela a comer al padre del rey, este revive.
Aquí hay una atroz tergiversación para cambiar el foco, que debería estar en Dios, para ponerlo en la reliquia.
En primer lugar en la leyenda de Perceval se habla de una oblea que da vida, la referencia última es a la Eucaristía obviamente.
Y el santo grial y quien beba de él, tiene referencia a las palabras de Cristo que dice que quién beba de ese cáliz tendrá vida eterna.
Pero Jesús hace mención de su cuerpo y sangre, y no al pan y el vino, y a la vasija.
O sea que está claro que la idea del grial, no es otra más que la relacionada a la Sangre de Cristo y es deformada por historias ficticias para quitarle el foco central.
Más adelante el alemán Otto Rahn vinculado al régimen nazi, escribió un libro sobre el tema del grial.
Y se cree que su entrada a la SS fue para buscar el Grial, y así vincularlo con temas ocultos.
Tal vez nos puede parecer un poco falto de credibilidad el que un régimen perseguidor de los cristianos haya estado en búsqueda de una reliquia de la pasión del Señor.
Sin embargo el régimen nacionalsocialista era profundamente ocultista y ya sabemos quienes son los seres sobrenaturales que manejan el ocultismo: los ángeles caídos.
El führer creía también en el poder de la lanza de Longinos y la estuvo buscando hasta lograr tenerla en su poder.
Esta lanza era la que había abierto el costado del Señor en el Calvario, aquel primer Viernes Santo.
La creencia era que quién poseyera esta lanza tendría todo el poder del mundo, y sería invencible.
Existen muchas copias que intentan recrear la posible lanza que habría atravesado el Corazón del Señor.
Algunas no tienen sentido histórico porque no pertenecen a las ideas de la época, o bien han sido realizadas inspiradas en aquel evento.
Pero lo cierto es que el führer logró conseguir la lanza que se creía era la original, que estaba en el museo de Viena.
Sin embargo, cuando los soldados estadounidenses lograron hacerse con la Lanza de Longinos fue en el mismo momento en que el führer aparentemente se suicidó en el búnker, al saber que había perdido la guerra.
De esta manera los ocultistas ven en el evento de la pérdida de la lanza, el que el führer también haya perdido todo su poder.
Esa lanza se encuentra ahora en el Museo Hofburg, recuperada por los aliados el 30 de abril de 1945.
Otra de las reliquias que también estuvo obsesionado en buscar fue el Arca de la Alianza.
Y en general todas las reliquias cristianas son objeto de este tratamiento mágico por parte de los paganos y los ocultistas.
Es una forma que tiene el maligno de desviar la fe en Dios hacia las reliquias, endiosándolas.
Estas reliquias en realidad recuerdan o nos acercan al santo que las usó, y no tienen un poder mágico u oculto como tal por sí mismas.
Pero las leyendas han transformado el valor real de las reliquias convirtiéndolas en objetos mágicos de gran poder, desvinculadas del santo y del mensaje que nos dio con su ejemplo.
El cielo valora las reliquias santas y llama a su veneración para que por medio de ellas lleguemos a la fe en Dios y en sus milagros, y no para que las pensemos independientes de Él.
Santa Elena, por ejemplo cuando fue a Tierra Santa a localizar la cruz de Jesús, descubrió la cruz por medio de un milagro de Dios.
Porque los judíos habían enterrado los instrumentos de la pasión del Señor para evitar las peregrinaciones y así borrar su memoria.
Luego los cubrieron con tierra y por último con una edificación.
Así que santa Elena, por ser la madre del Emperador, llegó a Jerusalén y con su influencia logra localizar a informantes que le dijeran dónde estaba enterrada la cruz.
Proceden a excavar y por fin encuentran tres cruces.
Pero el problema fue cómo se podía identificar cuál era la cruz del Señor.
Así que Santa Elena hace traer un moribundo.
Lo manda que sea colocado en una de las cruces, pero al ponerlo en la primera se muere en vez de sanar.
Así que Santa Elena supone que esa es la cruz del mal ladrón.
Vuelve entonces a pedir que lo pongan en la otra cruz, y la persona vuelve a su estado anterior, o sea vivo pero moribundo.
Así que Santa Elena cree que esa es la cruz del buen ladrón.
Y por último lo colocan en la última cruz, donde la persona se sana y queda en todo su esplendor.
Por ello cree que esa es la verdadera cruz de Jesús.
¿Entonces qué se debe hacer para descubrir si una reliquia es verdadera?
Preguntarnos si frente a la reliquia han ocurrido hechos milagrosos de Dios.
Santa Elena regresa a Roma, llevando una parte de la cruz de Cristo, arena del Calvario, las gradas y la columna donde fue flagelado el Señor, así como otras reliquias menores.
Todas ellas conservadas hoy en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma.
Y cuando iba en su viaje en barco de regreso a Roma, se desató una terrible tormenta, al punto que pensaban iban a naufragar.
Entonces Santa Elena amarró el clavo que había sujetado al Señor al madero de la cruz y dejó que tocara un poco el agua.
En ese momento se calmó el mar.
También se cuenta cómo una vez una poseída por el demonio se enfrentó al fragmento de la santa Cruz que estaba en Roma.
Y huyendo del madero, afirmó que odiaba esa madera porque era el elemento que lo había derrotado.
Estos dos ejemplos con reliquias de la pasión de Jesucristo muestran que ese fragmento de la cruz sí había pertenecido al madero donde Cristo había redimido al género humano.
De modo que los milagros son parte de la revelación privada, nos ayudan a consolidar nuestra fe.
Y es por ello que Dios manda estas extraordinarias señales, para que entendamos que hay reliquias que no son inventos del pasado, sino realidades históricas
Y que si no fueran por estos prodigios no se creerían.
Pero el mensaje es que hay que depositar la fe en Dios y no en los objetos.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la tergiversación que el maligno hace sobre las reliquias de cosas santas, desvinculándolas del mensaje que dio el santo, para que la gente piense que los objetos tienen poder por sí mismos.
Dios alienta la devoción a las reliquias pero para que nos eleven la mente y el corazón hacia el santo con el que se relacionan.
Y me gustaría preguntarte si conoces personas que tienen más confianza en las reliquias que en Dios.
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