Predijo tribulaciones que comenzarían al final del siglo XX.
Lo que estamos viviendo hoy de pérdida de fe y degradación moral en la Iglesia y el mundo fue avisado con mucha anticipación en apariciones de la Virgen María.
No sólo en La Salette en 1846.
En el siglo XVII Ella bajó a la tierra para avisarnos, que a partir de la segunda mitad del siglo XX, se produciría una apostasía de la fe y degradación de la moral, tanto en la Iglesia como en la sociedad civil, debido a la influencia masónica.
Ya de por si esto es un milagro mayúsculo porque ha sucedido.
Pero también dijo que al final Ella le aplastaría la cabeza a satanás y restauraría todo bajo el reinado de Su hijo.
Una gran promesa, incluso bíblica, que estamos esperando.
Pero también sucedieron otros milagros a Sor Mariana Torres, la vidente de esta aparición.
Nuestra Señora del Buen Suceso pidió que se le hiciera una estatua, que luego fue terminada por manos no-humanas.
Y le dijo con exactitud la fecha de la muerte de Sor Mariana, entre otros.
Aquí hablaremos de las profecías que Nuestra Señora del Buen Suceso le hizo a Sor Mariana de Jesús Torres en el Ecuador del siglo XVI, que fueron las primeras en alertar lo que estamos viviendo hoy: apostasía de la fe y alejamiento de la moralidad católica.
Entre 1594 a 1634, en Quito Ecuador, una hermana concepcionista recibió apariciones de la Santísima Virgen, bajo el título Nuestra Señora del Buen Suceso, que fueron aprobadas por el obispo local durante su vida.
Se trata de una de las apariciones más asombrosas en la historia.
Porque predijo, 400 años antes, la crisis actual de la pérdida de fe dentro de la sociedad y la Iglesia Católica, que hoy sucede.
Los mensajes hablaron de una catástrofe espiritual en la Iglesia Católica y en la sociedad, que comenzaría poco después de mediados del siglo XX.
Donde habría,
Corrupción moral generalizada
Profanación del Sacramento del Matrimonio
Sacerdotes depravados que escandalizarán a los fieles y causarán sufrimiento a los buenos sacerdotes
Lujuria desenfrenada que atraparía a muchas almas
Pérdida de la inocencia entre los niños y pérdida de la modestia entre las mujeres
Falta de vocaciones sacerdotales y religiosas
Y todo esto producido por la influencia de las sectas masónicas.
Su historia tiene un comienzo dramático.
En 1566, a la edad de 13 años, dejó su tierra natal de España con su tía, para fundar una orden Concepcionista en Quito, de la que más tarde sería Abadesa.
En el viaje a Ecuador, se levantó una gran tormenta y una serpiente de siete cabezas surgió del mar para oponerse a las mujeres en su misión.
Entonces Nuestra Señora se le apareció por primera vez durante la tormenta con el Niño Jesús, sosteniendo una cruz que tenía una lanza al final.
Ella mató a la serpiente y las aguas se calmaron.
Y más tarde, en 1582, vio la puerta del tabernáculo abrirse y Cristo emergió en medio de sus sufrimientos en el Calvario mientras su Madre lloraba lágrimas de perlas.
Mariana preguntó si ella tenía la culpa de esto y Nuestra Señora respondió:
«No; no tú, sino el mundo criminal del siglo XX».
Y entonces escuchó la voz del Padre y vio tres espadas sobre la cabeza de Cristo que representaban el castigo que comenzaría en el siglo XX.
Y le dijo: «castigaré la herejía»; «castigaré la blasfemia»; y «castigaré la impureza».
Nuestra Señora le pidió a Mariana que sufriera por los pecados del siglo XX y ella consintió.
Entonces las tres espadas luego cayeron de la cabeza de Cristo y se hundieron en Mariana, quien murió y se presentó ante el Trono del Juicio de Cristo.
Fue juzgada sin culpa y luego se le dio una opción: permanecer en el cielo o regresar a la tierra y sufrir por los pecados del siglo XX.
Ella eligió este último y resucitó milagrosamente.
El 8 de diciembre de 1634, los arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael se aparecieron a Mariana con la Reina del Cielo, y Gabriel llevaba un Copón lleno de hostias.
Y Nuestra Señora luego predijo eventos a más de doscientos años en el futuro en el reinado de Pío IX:
«Su infalibilidad pontificia será declarada dogma de la Fe por el mismo Papa elegido para proclamar el dogma del Misterio de Mi Inmaculada Concepción».
Esto ocurrió. En 1854, el Papa Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción, y en 1870 declaró el dogma de la infalibilidad papal, tal como lo definió el Concilio Vaticano I.
También predijo que en el siglo XIX,
«Habrá un presidente verdaderamente católico, un hombre de carácter a quien Dios Nuestro Señor dará la palma del martirio en la plaza contigua a este convento.
Él consagrará la República al Sagrado Corazón de Mi Santísimo Hijo, y esta consagración sostendrá a la Religión Católica en los años que seguirán, que serán desafortunados para la Iglesia».
Este presidente verdaderamente católico resultó ser Gabriel García Moreno quien consagró el Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús en 1873.
Fue asesinado, tal como dijo María, por miembros de una secta masónica y Pío IX le rindió homenaje «como víctima de su fe y caridad cristiana».
Pero lo que nos importa más hoy es lo que Nuestra Señora del Buen Suceso dijo a la Madre Mariana, sobre la turbulencia en la Iglesia después de mediados del siglo XX y cómo satanás causaría estragos a través de la secta masónica.
Dijo que los religiosos infieles harían mucho daño porque,
«bajo la apariencia de virtud y celo, se volvieron hacia la religión, que los alimentó de su pecho».
Los siete sacramentos serían atacados de diferentes maneras, sería difícil recibir el sacramento del bautismo y también el de la confirmación.
El maligno haría un gran esfuerzo para destruir el sacramento de la confesión por medio de personas en posiciones de autoridad.
Habría una profanación indecible de la Sagrada Eucaristía en nuestro tiempo, los enemigos de Jesucristo robarían hostias consagradas de las iglesias para que las profanen.
Dijo además que la gente no estimará el sacramento de la santa unción y muchos morirán sin recibirlo.
Y predijo que debido a esto, «muchas almas se verán privadas de innumerables gracias, consuelos y la fuerza que necesitan para dar ese gran salto del tiempo a la eternidad».
Entonces como la Eucaristía, el Sacramento del Santo Matrimonio sería profanado a través de
“leyes inicuas con el objetivo de acabar con este Sacramento, facilitarían que todos vivan en el pecado, favoreciendo la procreación de hijos ilegítimos nacidos sin la bendición de la Iglesia».
Y agregó,
«El espíritu cristiano se descompondrá rápidamente, extinguiendo la preciosa luz de la fe, hasta llegar a un punto en el que habrá una corrupción casi total y generalizada de las costumbres».
Las vocaciones sacerdotales y religiosas disminuirán enormemente y “el sacramento del orden sagrado será ridiculizado, oprimido y despreciado»
Y agregó,
«el demonio tratará de perseguir a los ministros del Señor de todas las formas posibles y trabajará con astucia cruel y sutil para desviarlos del espíritu de su vocación, corrompiendo a muchos de ellos».
Nuestra Señora le dijo a Mariana las cinco cosas que ayudarán a apagar la luz de la fe, la herejía; la pérdida de vocaciones, agitación y pérdida de vitalidad en los conventos; el espíritu de impureza; el descuido de los sacerdotes en el desempeño de sus deberes y debido al apego a la riqueza y mundo; y la indiferencia de los que tienen grandes riquezas para ayudar a la Iglesia mientras atraviesa tribulaciones y sufre privaciones.
Vaticinó también que a medida que se desarrollen estas profecías y los días se hagan cada vez más oscuros, el número de fieles será reducido y su fe será duramente probada.
Y le dijo que las almas que se mantengan fieles en estos tiempos necesitarán de una gran fuerza de voluntad, constancia, valor y confianza en Dios.
Sin embargo, en el momento en que parezca que todo está perdido, Nuestra Señora prometió que será el «feliz comienzo de la completa restauración».
“Mi hora llegará cuando Yo, de una manera asombrosa, derrotaré al orgullo de satanás, aplastándolo bajo Mi pie, encadenándolo en el abismo infernal, dejando a la Iglesia y a la Tierra libre de esta cruel tiranía».
De modo que Ella cambiará el rumbo.
Habrá una Gran Restauración y Jesús reinará a través de María.
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La Madre Mariana murió el 16 de enero de 1635, poco después de la última aparición en que profetizó la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción.
En 1906, cuando se abrió su ataúd, se descubrió que su cuerpo estaba incorrupto y olía a la fragancia de lirios.
La Arquidiócesis de Quito abrió su causa de canonización en 1986 y finalizó la etapa diocesana del proceso en 1997, haciendo Sierva de Dios a Mariana de Jesús Torres.
Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre la primera aparición de La Santísima Virgen en la Tierra, que nos alertó sobre la apostasía de la fe y el abandono de la moral cristiana que vendría en el siglo XX, propulsada por los masones.
Y también la restauración por el triunfo del Inmaculado Corazón de María.
Y me gustaría preguntarte si tú consideras que son los masones quienes más han atacado a la iglesia o no.
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