Cuales son los sacrificios y cómo hacerlos.

El pecado es el mayor adversario de Dios y de nuestra felicidad en la Tierra.

Piensa nomas que si los seres humanos no hubieran sido seducidos por el pecado hoy viviríamos en el Jardín del Edén, sin que existiera la muerte ni las enfermedades.

Pero el pecado entró en el mundo y en los últimos tiempos no hace más que crecer en cantidad y calidad.

Y eso está llevando al mundo a una tribulación y a una purificación que serán más o menos fuertes, dependiendo de cómo evolucione la cantidad de pecado en el mundo. 

Y esto requiere la colaboración de los cristianos.

Por eso, Nuestra Señora en sus apariciones, nos pide oración y sacrificio por la conversión de los pecadores.

Todos sabemos que significa hacer oración, pero tal vez no tengamos tan claro qué significa hacer sacrificios.

Aquí hablaremos sobre lo que significa para Dios hacer sacrificios por la conversión de los pecadores y las formas en que podemos hacerlos.

Hemos hablado reiteradamente en los videos que la degradación de la humanidad y la causa de nuestra tribulación es el pecado.

El pecado está destruyendo el plan de Dios y eso Él no lo puede permitir indefinidamente.

La purificación del mundo que Dios ya está haciendo y que se acentuará, es consecuencia de que el pecado no cesa.

De modo que si no hubiera tanto pecado, o sea violación de los mandamientos de Dios, no tendríamos que esperar tribulaciones fuertes y viviríamos en paz.

Por eso en las apariciones marianas de las últimas décadas, Nuestra Señora pide nuestra colaboración, llama a orar y hacer sacrificios por los pecadores, para la conversión de los pecadores.

Al punto que la Hermana Lucía nunca dejó de repetir que la esencia del mensaje de Fátima consistía en el llamado a la conversión de los pecadores y el regreso de las almas a Dios. 

Y que las oraciones y los sacrificios por la conversión de los pecadores eran el punto fundamental de la devoción al Inmaculado Corazón de María, según lo que Nuestra Señora le comunicó en las apariciones de 1917.

Incluso tan central es que cuando Nuestra Señora se despidió de los pastorcitos, el 13 de octubre de 1917, previo a la danza del sol, las últimas palabras que les dijo fue que los pecadores deben arrepentirse y pedir perdón por sus pecados.

Y que no ofendan más a Dios, Nuestro Señor, porque ya está demasiado ofendido.

De modo que el pecado está asociado a las ofensas a Dios, y las ofensas no se trata solamente de hablar mal de Dios, sino de rechazar sus mandamientos también.  

Por otro lado, el cumplimiento de este pedido de colaboración será premiado.

A quienes abrazan la devoción al Inmaculado Corazón de María, Nuestra Señora les prometió la salvación. 

Y la oración y los sacrificios por la conversión de los pecadores son la práctica principal de esta devoción 

De modo que de hecho está prometiendo que a todos los que hacen oración y sacrificios por los pecadores, la Santísima Virgen les promete la salvación.

El concepto de orar por los pecadores está claro, es recitar oraciones por su conversión.

Y en las apariciones de Fátima es donde aparece más evidente, porque el Ángel de Portugal y la Virgen dictaron a los pastorcitos varias oraciones, que puedes ver en el artículo del que te pongo un link en la descripción de este video.

Cuando la Virgen les mostró el infierno a los niños, el 13 de julio, les pidió que se sacrificaran por los pecadores y les enseñó esta famosa oración,

«¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén»

Recomendándoles decirla luego de cada misterio del Rosario.

Lo que significa hacer oración es comprensible, ¿pero ¿qué significa hacer sacrificios?

En la aparición del 13 de mayo de 1917, Nuestra Señora preguntó a los pequeños videntes: 

«¿Quieren ofrecerse a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiere enviarles, como un acto de reparación por los pecados por los que se lo ofende, y como súplica por la conversión de los pecadores?»

A lo que los niños dijeron que sí.

Entonces se dispusieron a soportar y ofrecer los sufrimientos que Dios les enviaría en reparación por las ofensas a Dios y por la conversión de los pecadores.

Lo que sería muy evidente en las expresiones de Jacinta y Francisco, durante los sufrimientos cuando estaban hospitalizados antes de su muerte.  

Esto es lo que significa el espíritu de penitencia, soportar los sufrimientos con paciencia.

Luego, más adelante, Sor Lucía tuvo una aparición del Señor que le explicó en detalle el significado de hacer sacrificio y penitencia.

Dijo que las exigencias consisten sobre todo en el sacrificio que cada uno debe imponerse para el cumplimiento de sus propios deberes religiosos y materiales.

Por tanto, hacer sacrificios y penitencia no se trata de imponerse mortificaciones ni de recitar muchas oraciones.

Lo que el Cielo pide es que cumplamos honestamente con nuestro deber de Estado de Vida, que respetemos la ley divina y que ofrezcamos los esfuerzos que esto nos exige, para la conversión de los pecadores y para reparar los ultrajes cometidos contra los corazones de Jesús y María.

De modo que los sacrificios y penitencias son para reparar los pecados con los que se ofende a Dios y para rogar a Dios que convierta a los pecadores.

¿Pero qué significan los esfuerzos que nos exige nuestro estado de vida?    

El ángel de Portugal ya les había hablado de oración y sacrificio al Altísimo en las apariciones de 1916.

Allí Lucía le preguntó: «¿Cómo debemos hacer sacrificios?»  

Y el ángel le respondió: «todo sacrificio que puedas ofrecer a Dios, en reparación por los pecados que le han ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores». 

Y agregó algo importante,

«Sobre todo, acepta y soporta con sumisión los sufrimientos que el Señor te enviará».

La respuesta del ángel es muy específica, porque en nuestra vida diaria tenemos muchas oportunidades para ofrecer sacrificios. 

Él dice haz sacrificios de todo lo que puedas.

Y en todo lo que podamos significa en cualquier dificultad que encontremos en nuestro camino.

Las posibilidades que tenemos para ofrecer nuestros sacrificios con un sentido penitencial, son innumerables, en particular todas las molestias de la vida diaria.

¿Quién no se enfrenta a diario con algunas molestias, con cosas desagradables que le suceden o que no le gusta realizar?

Se trata de ser pacientes con estas situaciones y ofrecer el sacrificio por la conversión de los pecadores y en reparación por las ofensas a Dios.

El ángel no habla de sacrificios que uno se impondría. 

Sino que los sacrificios que se ofrecerán son, en su mayoría, los que Dios ha elegido para nosotros.

Entre los sufrimientos que la Divina Providencia nos permite afrontar, encontramos la soledad, la enfermedad, la pobreza, las angustias, el hambre, la pérdida de un ser querido, la incomprensión, etc.

Todos estos son sufrimientos que nos encontramos en nuestra vida y que no podemos evitar. 

Nuestro Señor nos pide que los acojamos, y que veamos en ellos un medio para unirnos a Su Pasión y ofrecerlos por la conversión de los pecadores.

Y el espíritu con el que se deben realizar estos sacrificios es aceptarlos, soportarlos con sumisión y ofrecérselos. 

Sin quejarnos, casi con una sonrisa. 

Viéndolos como un regalo de Él, que luego podemos ofrecérselo a Él nuevamente.

Por ejemplo, nos viene un dolor de cabeza, en lugar de quejarnos y lamentarnos, podemos decirle al Señor, «te lo ofrezco en reparación por las ofensas que te hacen y por la conversión de los pecadores».

¿Y qué pasa con el ayuno que también ha sido pedido por Nuestra Señora en varias apariciones? porque no es algo que nos viene sino una decisión nuestra.

El ayuno no es algo que nos manda la Divina Providencia a nuestra vida, sino un paso más en nuestro ofrecimiento de vida al Señor.

Es comprometerse más con el plan de Dios.

La Reina de la Paz de Medjugorje propone el ayuno miércoles y viernes a pan y agua, todo el pan y agua que quieras.

Y como a algunas personas se les dificulta, la recomendación es que lo comiencen con pocas horas hasta llegar a todo el día más adelante.

¿Y este pedido de sacrificio y oración es sólo por los vivos?

¿Podemos sacrificarnos por las almas del purgatorio también?

Sin duda que si, es una tarea de caridad hacia quienes están sufriendo la purificación en el purgatorio, para que salgan cuanto antes para el cielo.

Puedes optar por dos formas de ofrecimiento cuando tengas una dificultad que no puedes superar.

Lo ofreces genéricamente diciendo «te lo ofrezco Señor», para que luego Él lo distribuya a su manera, o lo puedes ofrecer por la conversión de una persona particular o alma del purgatorio.  

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre qué significa sacrificarse por la conversión de los pecadores y cómo hacerlo en forma práctica. 

Y me gustaría preguntarte si tu realizas ofrecimiento de tus penas, dolores, dificultades al Señor y cómo lo haces.

ORACIONES SEGÚN EL SANTUARIO DE FÁTIMA

ORACIONES ENSEÑADAS POR EL ÁNGEL

¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman!

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.

ORACIONES ENSEÑADAS POR NUESTRA SEÑORA

¡Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados que tanto ofenden al Inmaculado Corazón de María!

¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas! 

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