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Sólo visibles cuando se juntas las 3 manifestaciones.

En los mensajes del cielo dados a los videntes Dios nos habla de forma didáctica, llamándonos a la conversión y a la oración.

Mostrándonos su argumento desde ángulos diferentes y agregándole elementos que tienen que ver también con la situación específica de ese momento histórico.

Pero sólo podemos tener una visión completa si unimos estos mensajes y los consideramos como uno sólo.

Allí cobran significación cosas que antes estaban ocultas.

Y hay un trío que muestra bien esto, las apariciones de Lourdes, de Fátima y el sueño de las Dos Columnas de Don Bosco.

Aquí hablaremos sobre el mensaje oculto que tiene Dios para la humanidad, que se hace claro analizando estas tres manifestaciones.

Entre los católicos, existe la impresión de que Lourdes y Fátima tienen poco que ver entre sí, más allá de que Nuestra Señora apareció en ambos lugares. 

En Lourdes pareciera que se muestra básicamente como una madre llena de compasión por los enfermos, que hace brotar aguas curativas y obra curaciones maravillosas. 

Y en Fátima, que nos da profecías inquietantes y secretos misteriosos. 

Estas cosas pueden hacernos pensar que las apariciones de Lourdes se tratan de la misericordia y la bondad de Dios, mientras que Fátima se trata de la justicia de Dios.

Pero la verdad es que Lourdes y Fátima son dos episodios de la magnífica epopeya de la intervención de Dios en la historia y del papel de Nuestra Señora en los asuntos mundiales. 

Lo que Nuestra Señora comenzó en Lourdes, lo continuó en Fátima y ambas apariciones constituyen el mismo llamado al arrepentimiento a un mundo pecador, a la conversión y nos dice como obra y obrará el poder de Dios.

Y es rematado con el sueño dado a Don Bosco sobre las bases del triunfo de Dios en la tierra.

Las apariciones de Lourdes, que ocurrieron 60 años antes que las de Fátima, tienen varios detalles importantes que se ampliarán en Fátima.

En primer lugar, el agua de la fuente que surgió allí muestra el poder de Dios para sanar, pero actúa por la confianza que las personas depositan en Dios por la intercesión de la Virgen.

En segundo lugar, la Virgen se identifica como en otras tantas apariciones como la Inmaculada Concepción, es decir sin pecado y llena de gracia.

Y en tercer lugar, hay un llamado a la conversión, por medio de la oración del rosario, la penitencia y la intercesión por los pecadores.

Vayamos por partes.

Primero, cuando Nuestra Señora apareció a Santa Bernardita en Lourdes, Charles Darwin estaba escribiendo un libro sobre la teoría de la evolución que convencería a multitudes de que Dios no era nuestro creador. 

Y el filósofo Friedrich Nietzsche proclamaba que «Dios ha muerto». 

Estos falsos profetas fueron escuchados con entusiasmo, porque le dieron a la gente de la época una excusa para expulsar a Dios de sus vidas.

Se había instalado una creencia orgullosa en el poder de la ciencia, que había llevado a la gente a pensar que ya no necesitaba a Dios.

Pero la aparición de Lourdes mostró que la ciencia no podía explicar las curas espectaculares que comenzaron a ocurrir allí.

Y los científicos, a quienes todos admiraban, fueron incapaces de obrar las curaciones de Nuestra Señora. 

Diría Pío XII, que Lourdes es «la respuesta misericordiosa de Dios y de su Madre celestial a la rebelión de los hombres».

Pero Lourdes no se trató sólo de mostrar la compasión materna de la Virgen, sino de recordarnos el poder de Dios.

Y la súplica al mundo para que se convierta, porque lo más destructivo, el mayor pecado, es el ateísmo que estaba inundando al mundo, por la creencia engreída de que la ciencia podía solucionar todos los males.  

Segundo, en Lourdes la Virgen María dijo a Santa Bernardita y al mundo «Yo soy la Inmaculada Concepción», con lo cual confirmó el dogma proclamado cuatro años antes por Pío IX, señalando que la Iglesia Católica tiene la doctrina correcta.

Es un dogma que nos enseña que la Santísima Madre fue concebida sin pecado.

Y en las apariciones de Fátima nos diría la función que cumpliría ese Inmaculado corazón suyo.

En Cova de Iría Nuestra Señora diría a los 3 pastorcitos que Dios «quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón».

Y más adelante les hará la promesa de que «al fin, Mi Inmaculado Corazón triunfará», por sobre el maligno.

¿Y por qué Nuestra Señora dijo que Su Inmaculado Corazón triunfará y no Dios?

Porque es lo que Dios previó desde el comienzo de la creación.

Fue por María que Dios vino al mundo y por María Dios salvará al mundo.

En el libro del Génesis 3:15, Dios predice que esa Mujer aplastará la cabeza de satanás.

O sea que lo que Eva perdió por el pecado, María lo recuperó por la virtud. 

La del Génesis 3:15 es la profecía de Nuestra Señora en Fátima, de que Su Inmaculado Corazón triunfará. 

De que después de que todas las tribulaciones hayan ido y venido, lo que quedará es la victoria suprema, total y espectacular de María.

Por lo tanto Dios puso en las manos de María la hora actual del mundo.

Y tercero, el núcleo de esa derrota consiste en el triunfo del Inmaculado Corazón de María en el corazón de cada hombre.

Entonces por eso, en las apariciones de Fátima pedirá no sólo la consagración a su Inmaculado Corazón, sino también la reforma moral de costumbres, la oración y los sacramentos, representados por el rezo del Santo Rosario y las comuniones de los primeros sábados.

Y poco antes de morir la pequeña Santa Jacinta Marto le diría a su prima Lucía, «Tú te quedas aquí para hacer saber que el Señor quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María». 

Entonces, el mensaje sustancial de Lourdes es de penitencia, pero es repetido tres veces en Fátima por el ángel dispuesto a castigar a la tierra «¡Penitencia, penitencia, penitencia!».

Y las consecuencias de no hacer penitencia luego fueron mostradas 6 décadas después en Fátima, cuando la Virgen mostró a los pastorcitos el infierno, que es donde van a parar los pecadores impenitentes.

Y les dijo que las guerras son un castigo de Dios.

Esto sucedió porque durante los sesenta años entre Lourdes y Fátima la humanidad no se había enmendado, sino que se había hundido cada vez más en el pecado.

Por lo tanto el mensaje central de ambas apariciones es la conversión.

La que incluso en Fátima se asocia a la curación, porque durante la última aparición, el 13 de octubre de 1917, Lucía le pide a María la curación de algunos enfermos.

Y Nuestra Señora le responde que algunos se curarán y otros no, pero le insistió «deben enmendar sus vidas y pedir perdón por sus pecados».

Entonces, tanto en Fátima como en Lourdes la Virgen inculca la idea del horror al pecado, el temor al infierno, la oración por los pecadores y el recuerdo continuo de la salvación eterna.

Y en Fátima nos habla de la Iglesia, la llama a intervenir con la Consagración de Rusia a Su Inmaculado Corazón.

Y en la visión del tercer secreto muestra las tribulaciones por las que pasará con el martirio de un Papa, sacerdotes y laicos.

Lo que está presente en el sueño de las dos columnas de Don Bosco, a quien se le mostró en 1862, la parábola en imagen de una batalla naval, donde un Papa es muerto y otro Papa triunfa anclando el buque de la Iglesia a una columna que tiene a la Inmaculada en su vértice y otra que tiene a la eucaristía.

O sea, el triunfo del Corazón Inmaculado de María y el reinado eucarístico de Jesús real, durante la era de paz que profetizó la Virgen de Fátima.

En resumen, las apariciones de Lourdes, las de Fátima y el sueño de Don Bosco de las dos columnas cuentan la misma historia secuencialmente y muestran cosas ocultas.

El mundo se ha desviado de los mandamientos de Dios.

Y con el ateísmo, el pecado y el orgullo vinieron el desenfreno de las pasiones, el odio y la guerra. 

Y eso está tocando a la Iglesia también.

María entonces pretende detener esta carrera hacia la miseria y la destrucción.

Muestra el poder de Dios, en ese caso para sanar, que escapa a lo que puedan hacer los seres humanos. 

Hace un llamado a la conversión ante un mundo crecientemente pecador.

Pide penitencia y oración por los pecadores.

Profetiza que al final triunfará el Inmaculado Corazón de María, en quien Dios depositó el liderazgo en este período de la historia.

Lo cual es bíblico.

Y que luego de pasar tribulaciones, ese triunfo producirá una era de paz con el Reinado Eucarístico de Jesús real.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo hay una misma línea argumental y de pedidos del cielo en las apariciones de Lourdes, de Fátima y el sueño de las dos columnas de Don Bosco.

Que no es ajeno a otras apariciones, pero en este trío de mensajes sobrenaturales se ve bien el plan de Dios y su respuesta ante los males del mundo.

Con cosas que no se ven en cada una aislada. 

Y me gustaría preguntarte si crees que el mundo se ha vuelto más pecador desde que tú naciste, o no.

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