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La explicación del crecimiento sistemático del mal en la tierra.

Ha caído sobre la humanidad un monstruoso engaño para debilitar a las personas y cambiar el rumbo a la cultura y a las instituciones.

Se trata de un procedimiento que se replica en forma exponencial.

Porque los que han sido contaminados a su vez contaminan a otros.

Mientras que quienes tenían la misión de enfrentarse a este engaño demoníaco están siendo neutralizados.

Y hasta en algunos casos se han transformado en agentes de ese engaño.

Aquí hablaremos sobre lo que contó Jesús de este plan de deterioro de la vida de las personas y de las instituciones, quienes lo están operando, cuál es la vía por la que actúa y cómo enfrentarlo. 

Sobre finales de la década de 1970 Monseñor Ottavio Michelini recibió mensajes de Nuestro Señor hablándole del gran engaño que ha caído sobre la humanidad.

El padre Michelini fue un sacerdote italiano que llegó a ocupar el puesto de Capellán de Su Santidad.

Perteneció al Movimiento Sacerdotal Mariano fundado por el padre Stéfano Gobbi.

Y luego de su retiro, en los últimos 4 años de vida, recibió mensajes de Jesucristo que publicó en varios volúmenes, mientras por esa época se desempeñaba como capellán de una asociación de discapacitados.

Las características de estos mensajes son de denuncia de la gravedad de la situación espiritual y moral que atraviesa el mundo.

Y la confusión y rebelión interna en la Iglesia, producto de una profunda crisis de fe. 

Y en varios mensajes durante noviembre de 1978 Nuestro Señor le habla sobre un monstruoso engaño al que está siendo sometida la humanidad y la Iglesia.

Concretamente le informa sobre,

«Un engaño colosal y monstruoso del que son víctimas muchas almas que pagan con sus sufrimientos, sin recibir el mínimo auxilio o consuelo de aquellos que, en el designio de Dios, habrían debido ser, sus naturales protectores y defensores»

Y Jesús le agrega,

«Todo el mundo humano ha sido monstruosamente engañado, y es mi Voluntad que la Verdad se haga camino entre todos los hombres»

Y le dice que está cerca la hora de que se revele el engaño, 

«Hijo mío, los tiempos se abrevian y está muy cercana la hora en la que las cosas se podrán y deberán llamar con su verdadero nombre, porque deberá ser frustrado el plan diabólico destinado a enmascarar estas dolorosas y malvadas realidades».

Pero curiosamente no se ha hablado casi nada de este ataque espiritual.

Y por eso es necesario hacerlo, presta atención.

¿A que se refiere Nuestro Señor? ¿Cuál es el monstruoso engaño del que habla?

Se refiere a la presencia de «fuerzas oscuras» ocultas que actúan sobre personas, lugares y cosas.

Con las cuales se crean situaciones de sufrimiento espiritual y material y destrucción de las relaciones, de la cultura y las instituciones. 

En concreto a una gigantesca red de maleficios que pasa desapercibida para casi todos.

Que por un lado genera sufrimiento en muchas personas, que es catalogado bajo el rótulo de sufrimiento humano y de alteraciones psicológicas.

Y por otro lado, estas fuerzas oscuras son las que permiten que los hombres de la Ciencia, de la Política, del Arte, de la Literatura, que se han adherido a la iglesia de Lucifer en la tierra, demuelan el patrimonio precioso de la verdad, la belleza y la gloria del género humano, con capciosos pretextos; único patrimonio de «verdadera» civilización.

Y le dice algo misterioso,

«queda como un hecho misterioso, que sean precisamente los hombres más dotados de dones naturales, los que se dejan cegar por la oscuridad demoníaca y se transforman en monstruos generadores de mal y de ruinas espirituales, materiales, intelectuales, morales y civiles».

El maleficio es una operación por la que una persona le desea el mal a otra persona o grupo de personas, o a instituciones humanas, para hacerles daño.

Y cuando esto sucede, automáticamente los demonios se hacen presentes para realizarlo, aunque la persona no sea consciente de ello.

Entonces, ¿cómo podemos interpretar todo esto?

Debemos considerar que ha caído una gigantesca producción de maldiciones que están cambiando el mundo.

Por un lado, hay una red de personas que está modificando el mundo hacia un formato luciferino y que surgen de dentro de los más destacados en la ciencia, la política, las artes.

Son ellos los que definen y dan el visto bueno sobre lo que se debe creer y no creer, y las partes de la cultura que son buenas y malas.

Y por otro lado, los demonios están generando sufrimiento en las personas.

Que no se pueden tratar como obsesiones o posesiones demoníacas, porque los que están definiendo lo que creer o no, lo impiden por su incredulidad.

Y entonces el Señor le dice a Michelini,

«Si el mundo rebosa de mal es precisamente porque en el mundo y en Mi misma Iglesia las potencias tenebrosas del Infierno no encuentran ya resistencia»

Y le agrega,

«Con pocas excepciones, el Infierno hoy domina, porque el gran ejército de mis soldados está en desbandada y desorganizado».

Y refiriéndose a la Iglesia el Señor se lamenta que esta red de maleficios, que es causa de indescriptible sufrimiento, suscita dudas e incredulidad aún en aquellos que son sus víctimas.

Y risas y burlas en quienes no creen.

Incluyendo a aquellos que deberían conocer su naturaleza, origen y causa, y que deberían sugerir modos y medidas para defenderse e indicar los medios para combatirlo.

Se refiere a los sacerdotes incrédulos y especialmente a los Obispos, que con fingido celo prohíben a los sacerdotes usar los medios buenos y eficaces, ya indicados en el pasado por la Iglesia, aceptados por la cristiandad y usados por todos los Santos, para combatirlos. 

Presentando como cobertura de su hipocresía la aplicación de la ciencia, porque el no hacerlo, podría disminuir el prestigio de la Iglesia.

Dice que, 

«Estos sacerdotes pueden muy bien ser comparados con Oficiales de un Ejército que no creen que deben combatir contra el enemigo que los ataca, afirmando, que no existe, que sólo es una fábula de tiempos pasados, mientras que sus soldados caen ante sus ojos».

Y entonces el Señor recomienda a Michelini dar crucifijos bendecidos a los buenos laicos, animados de un espíritu de fe y de caridad, a fin de que «bendigan», porque hay muchos sacerdotes que no sólo no bendicen ya, sino que se ríen de aquellos que animados por un verdadero espíritu sacerdotal, lo hacen aún.

También el Señor se lamenta de los sacerdotes y obispos que le quitan importancia al agua bendita y a los sacramentales, bajo la excusa de que son elementos supersticiosos.

Y también a los exorcismos y a las oraciones de liberación.

Y luego el Señor le da a Michelini una catequesis sobre los maleficios a personas.

Le dice que todas las almas pueden ser objeto de maleficios, incluso las más devotas.

Pero que depende de la voluntad permisiva de Dios.

Que todos los maleficios llevan el sello del infierno, ya sean realizados por satanistas, masones, o por los que invocan espíritus.

Que todos llevan al que es destinatario del maleficio, al sufrimiento espiritual y físico.

Que el maleficio producido por un consagrado reviste siempre una mayor gravedad.

Y que quien hace el maleficio puede determinar la naturaleza, la gravedad, el grado y hasta el número de las presencias de espíritus, que generalmente son tres.

Finalmente le dijo que expulsar demonios es la flor y nata de la pastoral católica.

Y entonces le habla sobre el poder otorgado a los discípulos de curar enfermedades que Él dio mientras caminó por la tierra, y su pedido expreso para que vayan por el mundo haciéndolo.

Y también se refiere a la tarea de los exorcistas.

Le dijo,

«para afrontar al enemigo a cara descubierta se necesita fe, valor, fuerza y otros dones que no tienen sus raíces en la soberbia, sino sólo en la humildad».

Pero que todos los bautizados tienen el carácter distintivo, invisible pero eterno, de soldados para combatir el enorme ataque que los demonios están realizando a las personas, a la cultura y a las instituciones del mundo a través de las maldiciones.

En resumen, el Señor le reveló a Monseñor Ottavio Michelini que ha caído sobre el mundo un monstruoso engaño demoníaco.

Que lleva a los más influidos por el demonio a maldecir a personas e instituciones.

Con lo que llaman a los demonios a realizar males en los maldecidos, aunque los que generen la maldición no sean conscientes de esto.

Y cuantas más maldiciones haya, más mal habrá sobre la tierra.

Pero quienes tendrían la misión natural de combatir esto han sido desarmados, porque ya una gran cantidad de sacerdotes, obispos y cardenales no creen en el demonio ni en las maldiciones.

Como tampoco creen en los antídotos, exorcismos, oraciones de liberación, agua bendita, sacramentales y las bendiciones.

Y por eso el Señor le sugirió a Michelini, que laicos con real espíritu de fe, caridad, valor, fuerza y humildad, combatan estos maleficios con sacramentales, bendiciones, agua bendita y oraciones de liberación, a las maldiciones que sufren personas e instituciones.    

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el monstruoso engaño que cayó sobre el mundo y que está operado a través de maldiciones.

Y me gustaría preguntarte si tu o alguna persona conocida ha tenido problemas por maldiciones que le han realizado.  

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