Las escrituras dicen que al final de la historia todos los cuerpos de los que hayan vivido en la Tierra resucitarán, tal como lo hizo Jesucristo en un cuerpo glorioso, y se unirán a sus almas que bajarán a la Tierra.
Algunos vendrán desde el Cielo, otros desde el Purgatorio y otros desde el Infierno.
Y allí se ratificará el juicio particular que tuvo cada uno al morir, pero será a la vista de todos.
Y entonces bajará del Cielo a la Tierra la Jerusalén Celestial, donde vivirán los salvados la eternidad junto a Dios.
El purgatorio desaparecerá y las puertas del infierno serán clausuradas y selladas para siempre.
¿Cómo será esa Jerusalén Celestial en que vivirán los que están inscritos en el libro de la vida?
Tenemos sólo vislumbres que nos dan las escrituras y testimonios de personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte, que dicen haber estado allí, pero volvieron porque no era su tiempo.
Es tan impresionante lo que se le mostró al apóstol Juan para que escribiera el Apocalipsis, y a las personas que tuvieron experiencias cercanas a la muerte, que las palabras parecen ser insuficientes para describir la Jerusalén Celestial.
Aquí describiremos lo que han dicho las escrituras y testigos sobre cómo será la Jerusalén Celestial, en que todos los salvados vivirán la vida eterna junto a Dios.
Luego de la segunda venida de Jesucristo y del juicio final bajará a la Tierra la Jerusalén Celestial, que será la morada donde viviremos la eternidad junto a Dios.
La visión que fue dada a San Juan de la ciudad celestial la describe en los capítulos 21 y 22 del libro del Apocalipsis.
Pero es insuficiente para conocer detalles y cómo será el proceso, sólo podemos tener atisbos y muchas preguntas.
La Jerusalén celestial bajada a la Tierra será nuestra morada eterna, por lo tanto allí vivirán los salvados, una vez que pasaron el juicio final y se hayan unido nuevamente su alma a los cuerpos.
El hecho de que las escrituras dicen que bajará del cielo y se posará en la Tierra la Jerusalén Celestial, indica que ya existe en el cielo, solo que no físicamente, de la misma manera que vive allí el alma de los salvados sin unirse aún con su cuerpo.
Esta ciudad que bajará será mucho más que una versión mejorada o moderna de la Jerusalén antigua, la de la Tierra.
Como dice el Apocalipsis 21:1,
«vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya.
Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios»
Esta morada eterna incluirá a Dios con su pueblo en un ambiente perfecto y eterno de paz.
Para dar una idea más clara de su impresionante dimensión el Apocalipsis 21: 15 habla de un cubo que tendrá 2222 kilómetros por lado y más de 600.000 pisos de altura, si lo llevamos a las medidas de hoy.
Esto quiere significar que cabrán todos, no deberíamos tomarlo como un indicador de su tamaño, sino de que será enorme.
Tendrá 12 puertas con los nombres de las 12 tribus de Israel.
Además de 12 pilares con los nombres de los apóstoles.
La ciudad será de tal magnificencia, que Juan dice está construida en una amplia gama de joyas y de oro, en un intento de explicar su esplendor.
Hablamos de una ciudad, pero bien podría ser entendida como una dimensión en la que fácticamente pudiera haber varias ciudades, campos, ríos, etc.
Esta nueva ciudad no incluirá templo, ni sol ni luna, el Cordero o sea Jesús, cumplirá esa misión.
Dios Padre y el Cordero, Jesucristo, servirán como templo y luz, proveyendo las necesidades de los habitantes de la Nueva Jerusalén.
En última instancia, la mayor alegría será morar juntos con todos los creyentes en la presencia del Señor, para siempre.
Y así, la tierra que comenzó con los humanos en un jardín morando junto a Dios, terminará de la misma manera.
Y su existencia será perfectamente pura y sin pecado, porque, nada profano entrará en ella, estarán allí solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Estas descripciones son perfectamente compatibles con quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte.
Sólo que se han referido a que han visto como una cadena de ciudades de luz.
Y algunos edificios, que han supuesto que eran catedrales por su aspecto exterior.
Estas ciudades de luz han sido descritas por varios de los que tuvieron experiencias cercanas a la muerte usando adjetivos tales como: oro, hermoso, sobrenatural, cuento de hadas, indescriptible, más allá de todo lo que se puede describir, muy superior a cualquier cosa en la Tierra.
Un mundo entero hecho de luz y amor, que se irradia con luces multicolores, con música trascendental, lleno de seres ligeros, construidos de la luz más pura.
Por ejemplo Randy Gehling, que pasó por una de esas experiencias cercanas a la muerte, relata que vio una ciudad de oro con torres como castillos europeos.
Toda la ciudad parecía brillar con luz que se elevaba hacia el cielo como un reflector gigante.
Pudo ver que algunas de las cúpulas de la ciudad eran rojas, otras eran de oro, y algunas eran azules.
Y que las puertas y las paredes de la ciudad parecían estar hechas de luces brillantes azules, rojas y violetas.
Otro que también volvió de la muerte, Don Piper, habla de puertas como de perlas con calles pavimentadas de oro literalmente.
Todo era brillante, con los colores más brillantes que sus ojos habían visto jamás.
Una magnificencia que describe el Apocalipsis 21:18, que dice que las murallas estaban hechas de jaspe, y la ciudad era de oro puro, semejante a cristal pulido.
Los cimientos de la muralla de la ciudad estaban decorados con toda clase de piedras preciosas.
Las doce puertas eran doce perlas y la calle principal de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.
Da la sensación que las palabras limitaban lo que Juan podía describir, dejando claro que se trata de algo mucho más allá de todo lo que la tierra haya visto.
Lo que resaltan más quienes tuvieron experiencias cercanas a la muerte, es el brillo y la luminosidad.
El Dr. George Ritchie, un ateo, dice que vio una interminable y brillante ciudad de luz y amor muy a lo lejos.
Todo brillaba desde las mismas paredes y calles.
Todo en la ciudad parecía estar hecho de luz, así como la figura que le estaba acompañando durante el recorrido.
Y los seres que la habitaban estaban llenos de amor.
La biblia nos dice que viviremos la vida eterna en nuestros cuerpos gloriosos y llenos de amor.
Estos cuerpos serán nuevos, eternos, y muy mejorados sobre los actuales.
Pero no muy distintos, porque parece claro que seremos capaces de reconocernos unos a otros en el Cielo.
El ejemplo supremo es Jesús que resucitó en un cuerpo de alguna manera diferente pero reconocible.
Y en la Transfiguración, en Mateo 17, los cuerpos de Moisés y Elías eran diferentes, pero también claramente reconocibles.
Es a lo que alude 2 Corintios 5, que seremos vestidos con ropa nueva.
Este evento de la Transfiguración nos muestra además que tendremos una cualidad luminiscente en nuestros cuerpos.
Moisés y Elías se mostraron con un halo de esplendor hablando con Jesús.
El mismo que mostró Jesús después de su ascensión, porque su rostro era tan brillante como el sol.
Parece ser la luminosidad que describen las experiencias cercanas a la muerte.
Además las escrituras dan otras características de nuestros cuerpos gloriosos.
Nuestros cuerpos de resurrección serán superiores a nuestros cuerpos actuales, pero serán físicos y reales, corporales y reconocibles.
Serán incapaces de morir, pero también serán incapaces de sufrir dolor y lágrimas.
Nuestros cuerpos tendrán cualidades extra-dimensionales, como Jesús tenía la capacidad de desaparecer y traspasar paredes y puertas, luego de su resurrección.
Nuestros cuerpos de resurrección estarán en la flor de la vida.
Todos pareceremos estar quizá alrededor de los treinta y tres años en el cielo, porque esa es la edad en la que Jesús estaba en el momento de Su resurrección.
Esa es una época que parece expresar lo mejor de la vida.
Sin embargo hay experiencias cercanas a la muerte que dicen que han visto niños también en el cielo.
Nuestras identidades raciales y de sexo probablemente seguirán en el cielo.
El propio Juan menciona en Apocalipsis 7:9 que vio una gran multitud, que nadie podía contar, o sea impresionantemente grande, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero.
Y Emanuel Swedenborg, otro caso de experiencia cercana a la muerte, dice que las personas son llevadas a diferentes lugares, a diferentes comunidades.
Dice que todo el cielo se divide en comunidades sobre la base de las diferencias que viene del deseo del lugar donde nos gustaría vivir.
Para ubicarlos en el lugar son guiados por los pensamientos que tuvieron durante su vida física, o sea que nuestro lugar definitivo ya lo podemos vislumbrar desde aquí.
Cada espíritu que es elevado al cielo es llevado a la comunidad donde está su deseo, y una vez allí están donde pertenecen, es como si estuvieran en casa, donde nacieron.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo será la Jerusalén Celestial que baje a la Tierra el último día.
Y me gustaría preguntarte si tu has o alguna persona conocida ha tenido algún vislumbre de cómo es el Cielo.
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