Develamos el misterio de la convergencia de ambas apariciones.
Hemos expresado en varias oportunidades, que todas las apariciones verdaderas de Nuestra Señora y de Jesús, nos dan un mismo mensaje de guía, pero desde ángulos diferentes.
Aunque algunos se confunden con las circunstancias particulares que rodean a cada aparición.
Y entonces llegan a decir, «yo en tal aparición no creo, pero en esta otra si», observando solamente los hechos que rodearon a la aparición, por ejemplo cómo estaba vestida la Virgen, o por una determinado hecho del vidente, etc.
Y sin considerar el contenido del mensaje.
Aquí hablaremos sobre cómo las apariciones de Fátima y las recibidas por Santa Faustina Kowalska son casi idénticas, a pesar de las enormes diferencias externas y de las circunstancias.
Porque ambas dan el mismo mensaje, aunque con los énfasis puestos en distintos puntos.
Sor Lucía, el referente de los pastorcitos de Fátima, y Santa Faustina Kowalska, recibieron la misión de difundir el mismo mensaje, aunque con diferentes énfasis.
Mientras Nuestra Señora advertía a Sor Lucía sobre el juicio divino y la necesidad de penitencia, Nuestro Señor vino a Santa Faustina para animar a las almas a implorar Su misericordia, como último recurso para ser salvadas del juicio inminente.
Sor Lucía hizo saber que el mensaje de Fátima, con su Tercer Secreto, estaba relacionado con los terribles juicios globales que se encuentran en el Libro del Apocalipsis.
Y Nuestro Señor, se anticipó a estos futuros castigos por el pecado de la humanidad, diciendo a Santa Faustina, «antes del Día de la Justicia, envío el Día de la Misericordia».
Ambas apariciones tienen un mensaje de reparación.
Fátima advierte que los pecados tienen terribles consecuencias sobre el bienestar del mundo y del cuerpo místico de Cristo, es decir, la Iglesia, que sufre y sangra por tantas partes.
El mismo mensaje de reparación de la Divina Misericordia, que se evidencia claramente en el texto de la Coronilla de la Divina Misericordia.
Porque sólo mediante la reparación se puede devolver la Creación a su Creador.
Tanto Fátima como la Divina Misericordia son llamados primordiales al arrepentimiento.
En Fátima es directo.
Mientras que es retomado en las apariciones a Santa Faustina, argumentándolo a través de la oferta de la Misericordia infinita de Jesucristo.
Otro tema común es el de la misericordia.
En 1916 Dios envió al Ángel de la Paz a los pastorcitos de Fátima, diciéndoles que los Corazones de Jesús y de María tenían designios de misericordia para ellos.
Y 13 años después, en 1929, Sor Lucía recibió una visión donde se le mostró las palabras Gracia y Misericordia.
Mientras el mensaje que ha sido asociado básicamente al Jesús que se le apareció a Santa Faustina, es el de la misericordia.
Él le pidió que comunique a los pecadores Su insondable misericordia, que acudan a Él por Su misericordia, mientras haya tiempo, porque si no, van a tener que pasar por su justicia.
Y el lema «¡Jesús, en ti confío!», de la Divina Misericordia, es la forma operativa con que se demuestra la confianza en Dios.
A la vez que Fátima lo profundiza a través de la intermediación del Inmaculado Corazón de María, quien conducirá a los cristianos en el Final de los Tiempos.
Otro elemento en común entre ambas apariciones es la imagen del Ángel Destructor, que simboliza el castigo de Dios, si la humanidad no se convierte.
Santa Faustina contempló al ángel destructor listo para desatar el juicio inminente sobre el mundo.
Y comenzó a implorarle que esperara, que el mundo haría penitencia.
Y se encontró suplicando a Dios con la oración que le fue dictada «Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero; por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero».
Entonces vio la impotencia del ángel, que no podía ejecutar el justo castigo por los pecados.
Mientras Sor Lucía también tuvo una visión de un ángel destructor listo para infligir el castigo, con una espada de fuego que intentaba incendiar el mundo.
Pero las llamas se extinguían al contacto con el esplendor de Nuestra Señora, mientras el Ángel gritaba en voz alta, ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!
Sin embargo, le fue mostrado luego, en 1944, cómo la punta de la lanza del ángel tocaba el eje de la Tierra y venían grandes desastres naturales.
Y luego de esa purificación vio el resurgimiento de la verdadera Iglesia.
Otro elemento en común son las oraciones.
La oración de la Coronilla de la Divina Misericordia es muy similar a la que el Ángel de la Paz enseñó a los pastorcitos, “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo…”, etc.
Tanto la oración de Fátima como la oración de la Coronilla de la Divina Misericordia, son poderosas oraciones de reparación, que tienen una estructura sorprendentemente similar.
Ambas invocan explícitamente el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, Cordero de Dios, para reparar y obtener misericordia y conversión para las almas.
Y ambas están conectadas místicamente con la presencia eucarística de Jesús, los ángeles y la Santísima Trinidad.
Otro elemento común entre ambas apariciones es que les fue mostrado el infierno.
En Fátima la visión fue dada el 13 de julio de 1917.
Fue después de esta visión aterradora, que Nuestra Señora les enseñó una oración que se suele recitar como jaculatoria del Santo Rosario, “Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno…, etc.
Y 19 años después Santa Faustina recibió su visión del infierno.
Y al igual que los niños de Fátima, esta visión le fue dada como una advertencia para la humanidad.
Ella escribió en su diario, “Yo, sor Faustina Kowalska, por orden de Dios, he visitado los abismos del infierno para poder contarlo a las almas y dar testimonio de su existencia”.
E instó a orar fervientemente por la conversión de los pecadores para salvarlos del fuego del infierno, como sucedió en Fátima.
Otro elemento en común más es la presencia del número 3, que simboliza la perfección divina.
Fátima es famosa por sus tríadas.
Tres pastorcitos, tres días de prisión, la revelación de la Santísima Trinidad, tres apariciones del Ángel, tres secretos de Nuestra Señora, tres veces que el Ángel pide penitencia, etc.
Y Jesús le pidió a Santa Faustina que la Coronilla de la Divina Misericordia se recitara a las 3 de la tarde, llamándola la hora de la misericordia, que es cuando Nuestro Señor murió en la Cruz.
Y le llega a decir que no negará nada al pecador que le pida a esa hora.
Y otro elemento en común es el nexo con Juan Pablo II, uno de los Papas más relevantes de la historia moderna.
Pareciera que Juan Pablo II fue llamado de manera especial en ambas devociones.
Nuestra Señora de Fátima le salvó la vida tras el intento de asesinato de 1981, interviniendo de forma milagrosa, para desviar la bala que podría haberlo matado, y luego solucionando la hemorragia intestinal en el hospital.
En ambos casos intervinieron 2 monjas llamadas por Nuestra Señora.
Luego de lo cual tomó conciencia del mensaje de Fátima para el Final de los Tiempos y en especial del 3er Secreto.
Y también fue llamado por la Divina Misericordia, para aprobar el mensaje de Jesús Misericordioso y canonizar a otra polaca, Sor María Faustina Kowalska, promoviendo la devoción en todo el mundo.
Y vivió una vida extraordinaria de total entrega a Dios, a través de María, con su lema “totus tuus”, todo tuyo.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar, sobre las coincidencias entre las apariciones de Fátima y a Santa Faustina, que revelan que se trata de una misma aparición.
Y me gustaría preguntarte si ves otras similitudes entre ambas apariciones o no.
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