Cuál es el mayor Cambio en la Fe que se está Realizando Silenciosamente en la Iglesia.
La fortaleza de la Iglesia Católica está en cumplir el mandato con que fue diseñada: custodiar y difundir el Depósito de la Fe que le legaron los apóstoles.
Pero si por alguna causa se desvía de este camino, entonces se hará menos trascendente para la civilización, crecerán sus conflictos internos y será podada por el Señor para que dé más frutos.
Y eso es lo que pasa hoy, las herejías y amenazas de cisma la recorren.
En los últimos tiempos hemos visto dentro de la Iglesia, crecer el cuestionamiento sobre que exista ese Depósito de la Fe para todo tiempo y lugar, y cuál es su contenido.
Aquí hablaremos de cuáles son los cuestionamientos sobre el Depósito de la Fe y a donde estas diferencias están conduciendo a la Iglesia.
Las cuatro marcas de la Iglesia, son que es una, santa, católica y apostólica.
La Iglesia es santa porque su fundador, Jesucristo, es santo y porque la Iglesia existe para llevar a toda la gente la salvación, mediante los Sacramentos.
No significa que todos los seres humanos imperfectos que forman la Iglesia, vivan una vida santa.
La Iglesia es católica porque es universal, en el sentido que es total e integral, porque Cristo siempre está presente en ella.
La Iglesia es apostólica porque Jesucristo la fundó sobre los Apóstoles y continúa gobernándose mediante sus sucesores, los obispos.
Y la Iglesia es una porque proviene de la Trinidad, que es una.
Cristo prometió “un solo rebaño con un solo pastor».
Pero lo más importante es que la Iglesia católica debería enseñar las mismas doctrinas en cualquier tiempo y lugar del mundo.
Eso significa que existe un Depósito de la Fe, que es el conjunto de verdades divinamente reveladas, que han sido confiadas por Dios para que la Iglesia Católica las custodie y las difunda.
Jesucristo fundó una Iglesia para que todas las generaciones de discípulos se mantengan unidos en la auténtica enseñanza de los Apóstoles.
Y el Depósito de la Fe preserva a la Iglesia de que los fieles desistan de hacer su propia interpretación de la doctrina.
Estas verdades se consideran infalibles e inmutables, ya que son de origen divino.
Y la Iglesia tiene la responsabilidad de proteger y transmitir este depósito de la fe a lo largo de los siglos, a través de la enseñanza y la predicación de los magisterios, los sacramentos y la vida de los santos.
Cualquier católico que no sea modernista sabe esto.
Pero los modernistas dicen que realmente no existe tal cosa como un Depósito de Fe, o que es poco trascendente.
Que el conjunto de verdades que enseña la Iglesia nació mucho después de los Apóstoles.
Y que en el fondo no es más que la interpretación que los primeros cristianos del siglo primero hicieron, de su experiencia de haber vivido con Jesucristo en un determinado momento histórico, y algunos dicen con su mito.
Aunque se cuidan mucho de repetirlo en público, porque saben que la gran mayoría de los católicos no lo aceptan.
Entonces optan por un trabajo de hormiga, hablando cuando les parece prudente, y sobre todo se dedican a deconstruir el depósito de la fe, señalando contradicciones y denunciando que debe actualizarse.
Y para muestra basta un botón.
En agosto de 2023, haciendo una interpretación del pasaje del diálogo de Jesús con la mujer cananea en Mateo 15, el jesuita Antonio Spadaro describió a Jesús como “enojado e insensible”, “burlón e irrespetuoso” y “cegado por el nacionalismo y el rigor teológico”.
Spadaro no es un personaje marginal en la Iglesia, es subsecretario en el Dicasterio para la Cultura y la Educación, y asesor directo del pontificado.
Y expresa un nuevo arrianismo, que sin negar expresamente la divinidad de Cristo, lo concibe en la práctica como un mero ser humano, falible y lleno de defectos y limitaciones, como los demás hijos de Adán.
Retrata a Jesús como alguien incapaz de trascender los prejuicios de su tiempo y lugar.
Y si Jesús no logra trascender los prejuicios de su época, entonces no puede haber transmitido verdades para todo tiempo y lugar, y por lo tanto no hay un Depósito de la Fe infalible que recorra toda la historia. ?
Algo está cambiando radicalmente y hay muchos indicadores.
En la ‘Iglesia sinodal’, los obispos no son tanto sucesores de los Apóstoles, para custodiar y enseñar el Depósito de la Fe, como delegados del pontificado para “cumplir el programa” que la cúspide del Vaticano está implementando.
En el reciente suceso en que el obispo de Tyler, Joseph Strickland fue cesado de su cargo, vemos que cumplir el programa de la cúspide vaticana está por encima de ser fiel al Depósito de la Fe.
La causa central por la que Strickland fue cancelado es que el nuncio le advirtió que no pusiera énfasis en el Depósito de la Fe sino que cumpliera el programa del Vaticano.
Lo cual implica que el programa no es una expresión clara del Depósito de la Fe.
Y luego de su cancelación, Strickland se refirió al doble rasero del Vaticano, que cancela a defensores abiertos de la ortodoxia doctrinal como él, mientras que permanecen en el cargo obispos relacionados con casos de abuso.
Y en el mismo sentido, el nuevo criterio del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, del cardenal Tucho Fernández, es que no se considera defensor y promotor del Depósito de la Fe, sino simplemente del «magisterio reciente», o sea del programa.
De modo que los límites de la fe se vuelven borrosos.
Y los ordenados no están teniendo la orientación adecuada para hacer su trabajo de definir a los fieles sobre qué creer y que no.
Mientras vemos aumentar los conflictos y problemas en la Iglesia.
Porque la Iglesia está siendo podada por el Señor, ya que está perdiendo su función central de conservar y difundir el Depósito de la Fe.
Y es previsible entonces que los diversos órganos administrativos se debiliten cada vez más, y que los fieles vean aún más discordia, como lo profetizó Nuestra Señora en Akita, obispos contra obispos y cardenales contra cardenales.
La Iglesia se está convirtiendo cada vez más en el caldo de cultivo propicio para los falsos profetas.
En el evangelio de Mateo, Jesús predice que vendrán “falsos cristos y falsos profetas” y que “vienen vestidos de ovejas”.
Juan habla de “muchos anticristos” y Pablo de que estarán “disfrazados de apóstoles de Cristo”.
¿Y cómo podemos identificar a estos falsos profetas? Por el grado en que se desvían del evangelio.
Pablo advierte a los corintios contra aquellos que predican “otro Jesús distinto del que nosotros predicamos…” o “un evangelio diferente del que habéis aceptado…”
Y advierte a los gálatas contra aquellos que “quieren pervertir el evangelio de Cristo».
Y mientras eso sucede, numerosas encuestas muestran que la mayoría de los católicos no están de acuerdo con la Iglesia sobre el aborto, su doctrina de la sexualidad, la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
Que lo que se considera bien y mal es simplemente una cuestión de elección personal.
Y muchos líderes de la Iglesia alientan esta anarquía.
Ya no enseñan sobre el bien y el mal, sino que defienden el “relativismo”, el “subjetivismo”, el “contextualismo” y los “nuevos paradigmas”.
Y esto se debe a que muchos ya no creen que haya un Depósito de la Fe para todo tiempo y lugar.
Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar de que la creencia de que existe un Depósito de la Fe es lo que mantiene fuerte y eficaz a la Iglesia, de lo contrario se llena de conflictos.
Y me gustaría preguntarte si en los últimos años has visto crecer las diferencias doctrinales entre los católicos o no.
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