¡Descubrimos un misterio escalofriante! Exorcistas de todo el mundo han tenido encuentros con almas de muertos que deambulan por la Tierra. ¿Quiénes son estas almas? ¿Qué hacen aquí? ¿Cuál es el peligro para los vivos?
La piedad popular cuenta historias de muertos que actúan en la Tierra, apareciéndose a los seres humanos, infestando casas e incluso poseyendo a personas.
Muertos que no están en el Cielo, Purgatorio o Infierno.
Pero algunos muy apegados a algunas teologías, dicen que esto no puede ser, que son simplemente demonios, como opinan los protestantes.
Sin embargo, los exorcistas católicos, acostumbrados a discernir quienes son demonios y cuáles no en el propio campo, cuentan otra historia.
Se han cruzado en exorcismos y en trabajos de liberación de casas, con estas almas humanas de muertos.
También con demonios, pero además con otras almas que no se comportan como demonios, dicen que son seres humanos y dan pruebas de que lo son.
¿Son almas de condenados que son traídas a la Tierra de los vivos por los demonios?
¿Son almas errantes que aún no han ido a ocupar su lugar?
Aquí relataremos lo que han experimentado renombrados exorcistas sobre estas almas humanas de muertos en la Tierra: quienes son, por qué están aquí y que deberíamos hacer por estas almas.
Una vez en un congreso de exorcistas, el Padre Gabriele Amorth planteó la pregunta de si en los exorcismos se habían encontrado con almas de difuntos.
La mayoría dijo que sí.
Él contó que se encontró con almas de condenados, y vio que tras ellas había un demonio que las dirigía.
Y también se encontró con lo que llamamos almas errantes.
Las almas de los condenados son enviadas por el demonio a infestar a las personas.
Las descubrió al pedirles que le dijeran su nombre, que es algo básico en un exorcismo porque al decirlo el demonio pierde poder.
El alma condenada le revelaba las circunstancias de su muerte y el motivo de su presencia en aquel hombre.
Y cuando les preguntaba con insistencia: «¿Quién te guía? ¿Quién te da órdenes?», al final lograba que le dijeran el nombre del demonio que lo estaba guiando.
En el mismo sentido el padre Fernando Cárdenas contó el caso de un joven, que durante las sesiones de exorcismo, comienza a hablar alemán.
Nunca había estudiado alemán, no conocía esa lengua.
Desarrolló una fuerza que lo tuvieron que amarrar y tenía la capacidad de conocer lo que personas a distancia estaban hablando.
Y en la entrevista con el exorcista, este joven comentó que en su casa se encontró con unos libros sobre la Segunda Guerra Mundial y allí estaba el juramento de la Juventud Hitleriana de Adolfo Hitler.
Y comenzó a hacer ese juramento.
Al oír esto, el sacerdote exorcista consideró que era necesario realizarle un exorcismo.
Y durante el exorcismo, de varias sesiones, emergió el espíritu de Adolfo Hitler.
También monseñor Stephen Rossetti, exorcista de Washington, menciona que en un exorcismo se presentó un espíritu que dio el nombre de Judas.
Le preguntó más de una vez: “¿Es Judas el humano o es Judas un espíritu?” Y obtuvo como respuesta: “Es Judas el humano”.
Y dijo que se podía ver que era diferente a los demonios por cómo reaccionaba a las oraciones.
El exorcista padre Javier Luzón menciona un caso en Ecuador, de una joven que tenía unos 18 años.
Estaba posesa, tenía una oscuridad terrible.
Fueron a la capilla a orar y hablaba con dos muertos que, según el padre Javier Luzón, «se le habían pegado».
Logran expulsar a los demonios, pero aparecen los dos muertos.
Eran una niña de 4 años y un joven de 34 años.
Y a raíz de esto, Luzón concluye que el alma condenada no puede poseer a una persona, pero puede causar más daño, porque el alma condenada es un canal permanente hacia el demonio.
No toman la posesión de la persona, pero son un canal para que los demonios entren y actúen.
El padre Amorth contó el caso de un espíritu guía que resultó ser muy peligroso, un artista que se suicidó a los 40 años.
La familia de una chica lo consideraba un dios, ya que su arte les parecía divino.
Dentro de este clima de admiración idolátrica, la chica un día descubrió que tenía como espíritu guía al espíritu del artista.
Sus padres se sentían muy satisfechos, hasta que la joven empezó a padecer una fuerte tentación al suicidio.
Y se salvó gracias a la plegaria de liberación.
La familia dejó de idolatrar al artista y la chica, libre de espíritus guía, empezó a vivir equilibrada y serena.
¿Era un alma condenada? Probablemente sí.
Sin embargo el padre Gabriele Amorth cuenta un caso asombroso, que parece consolidar la idea de que no todas los espíritus de humanos que están en una persona están condenados, sino que también hay almas errantes.
Un día fue a verle una señora con dolores muy fuertes y raros.
Empieza a rezar y ella cae en una especie de trance.
Y Amorth vio una presencia en su interior: «En nombre de Dios, dime quién eres.»
Y dice ser un albanés.
Llegó a Calabria el día de todos los santos, murió al volante de un coche en estado de embriaguez y en el accidente mató a otro.
Notó que cuando habló del demonio y el infierno se horrorizó.
Y le preguntó: «¿Estás en el infierno?» Y respondió con fuerza: «No.»
«¿Dónde estás?». «En la oscuridad», contesta, dejándolo perplejo.
Le preguntó cómo había entrado en la mujer y le contó una historia que más tarde la señora, al salir del estado de trance, le confirmó.
Dijo que se vio obligado a entrar por culpa del vigilante del cementerio, que utilizó partes de su cadáver para un maleficio.
Amorth le preguntó si deseaba ver a Dios.
Y le respondió con un largo «sí» convencido y sereno.
Un día le habló de María Santísima. No sabía nada y comenzó a instruirlo y escuchó con interés.
Y al preguntarle si estaba dispuesto a pedirle perdón a Dios por sus pecados, le dijo que sí.
Lo confesó de forma muy somera, bajo condición, y lo absolvió bajo condición.
Según la tradición, San Francisco resucitó a una mujer fallecida en pecado mortal, la confesó y después ella descansó en paz.
Y después le preguntó: «¿Cuándo te irás?» «Dentro de 20 días», contestó.
«¿Y a dónde irás?». «A expiar mis pecados, tal vez al purgatorio».
Y aquella noche, cuando la señora regresó a casa, su presencia interior le dijo: «Te he hecho sufrir demasiado. No ha sido culpa mía. Cuando esté en el cielo, rezaré mucho por ti.»
Y también en las casas Amorth pudo constatar la presencia de almas de muertos.
Almas que a causa de su obsesión habían decidido permanecer en el lugar y atormentar a sus habitantes.
En un caso se enfrentó a un hombre y dos mujeres que habían muerto en una casa.
Estaban perturbando a la nueva familia que vivía allí.
Su estrategia fue adaptar algunas de las oraciones que rezaba a los muertos.
Y hacerles comprender a estas almas que la familia perturbada no albergaba ningún rencor hacia ellas, que las perdonaba.
Y concluyó que gracias a los casos de muchos exorcistas y a los numerosos testimonios que nos ofrece la historia, “sabemos que tras la muerte no todas las almas van de inmediato al cielo, al purgatorio o al infierno”.
Algunas de ellas quedan atrapadas debido a su estrecho vínculo con lo material, o por el odio y resentimiento que sienten hacia el prójimo, o por haberse entregado al demonio.
Sobre esto ha escrito mucho y en coincidencia el Padre Fortea, y ya lo hemos publicado.
Bueeeno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre las almas de muertos que se manifiestan en la Tierra y que no han venido a pedir oraciones como las del Purgatorio.
Y me gustaría preguntarte quienes crees que son esas almas que se manifiestan en la Tierra y no parecen del Purgatorio: son sólo demonios, o algunas son demonios y otras seres humanos.
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