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Hasta los años de 1631 y 1632 se remonta el feliz origen de la milagrosa imagen y título de Santa María de El Pueblito.

Fue éste el tiempo en que el humilde religioso franciscano fray Sebastián Gallegos esculpió en su taller esta Imagen.

Que representa a la Santísima Virgen María en el misterio de su Concepción Inmaculada.

virgen y el niño del pueblito

El padre Gallegos regaló la pequeña Imagen a su hermano de hábito fray Nicolás de Zamora.
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Entonces cura de la ciudad de Querétaro y doctrinero de los lugares circunvecinos.
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Quien, angustiado por la pertinaz insistencia de los habitantes de El Pueblito en su culto idolátrico, a pesar de la instrucción cristiana, la colocó, el año de 1632, en una capillita cercana al cué o adoratorio donde los nativos practicaban la idolatría.

Se ignora cuál fue el lugar exacto que esta capilla ocupó.

Don Valentín F. Frías, que publicó sus Leyendas y tradiciones queretanas en el lapso entre 1896 y 1898, dice que en ese tiempo existían aún, «a la falda del Cerrito, lado oriente», los restos del lugar en que el padre Zamora la colocó y lamenta que nadie los cuidara, sino que antes iban haciendo desaparecer las piedras.

En El Pueblito, municipio de Corregidora en Querétaro existe una pirámide prehispánica.

Se dice que la Virgen del Pueblito tiene por dentro un ídolo proveniente de esa pirámide.

 

LA CONVERSIÓN DE LOS NATIVOS

Los nativos, al ir a sus reuniones, encontraron la Imagen, la contemplaron.
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Y primero hechizados por sus bellezas y, después, convencidos por los prodigios que Dios empezó a obrar desde luego por su medio, experimentaron el cambio que los llevó, abandonada definitivamente la idolatría, a la fe cristiana.
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¡Dios que no desdeña servirse de medios humildes, se valió de la insignificancia de la Bendita Imagen para llevar a los naturales de esta región a la unión con Cristo!

He aquí la forma en que narran el histórico momento dos escritores, uno antiguo y el otro contemporáneo:

Entróles el amor a María por los ojos, mirando y admirando tanta belleza y majestad en esta maravillosa Imagen, que no será la primera vez que los ojos son las armas con que los corazones se rinden.

Para que ninguno me reprenda si dijese que les entró la fe y el amor a la religión por la vista de esta celestial Conquistadora, disponiendo y facilitando las puertas de los oídos, para hacer más segura y más suave la entrada por medio de la predicación evangélica, en […] aquellas obscuras almas.

Perdió luego el demonio su antiguo imperio en aquel sitio; cayó del trono, que con solapado ardid, tenía erigido en aquel campo; y se convirtió el seminario de idolatrías y supersticiones, en un solar de maravillas y en un cielo de prodigios.

(Fray Hermenegildo de Vilaplana, Histórico y sagrado novenario de la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora del Pueblito, cap. II)

Graciosa, ingrávida, frente a la colosal pirámide tolteca, en donde se refugia la idolatría indígena nuevo David contra Goliat se yergue la figura celeste de la Virgen Pequeñita. Vestida va de cielo.

Las estrellas cintilan en su manto. La luna pósase a sus plantas ¡Su sola vista arrebata el corazón gentil!

En aquella mañana, con estrépito grandioso, resquebrájase el centro de la noche y su sombría corona rueda al abismo.

El momento, solemne y grandioso, tiene resonancia de pavor y efluvios de ternura.

¡Milagro!, pronuncia reverente el aborigen. ¡Milagro!, prorrumpe el misionero. ¡Milagro!, exclama el conquistador. ¡Milagro!, proclaman las generaciones.

(J. Guadalupe Ramírez, Ecos de la coronación de Santa María del Pueblito, Querétaro, 1949, P- 25)

Y es que la Imagen, a pesar de que no se sujeta del todo a los cánones universales de la belleza artística, tiene algo muy especial que inspira confianza filial y roba el corazón.

Su frente es amplia y despejada, sus ojos son cristales nítidos por los que asoma un corazón pleno de misericordia y bondad, sus labios finos y cerrados están prontos a la sonrisa amable, su nariz perfecta y su barbilla de ligero hoyuelo indican nobleza.

La plenitud de su rostro ovalado y trigueño refleja inocencia y candor; sus manos, conchas que guardan solícitas las perlas de las bendiciones divinas, despiertan paz y dicha en el alma.

Y en fin, su porte y presencia de Señora y Madre es dulce, sereno, tierno, delicado y amable; es, toda ella, un verdadero «trasunto de la Madre que está en el cielo»

(J. Guadalupe Ramírez, Ecos de la…, p. 22).

Y a esto tenemos que añadir el don singular de taumaturga con que la dotó el cielo.

Para que el amable lector pueda darse una leve idea de ese excepcional don de milagros, bastará con que lea la obra antes citada, escrita por el padre Vilaplana.

Y contemple el sinnúmero de testimonios de todos los bienes y gracias que Dios derrama sobre sus hijos a solicitud de su Madre Santísima que por ellos ha sido invocada en su venerable título o Imagen de El Pueblito.

Fue así como, por estos motivos, el año de 1632 se inició la veneración entre los habitantes de estos lugares, a la Santísima Virgen María, la Madre de Jesús, nuestro Dios y Salvador, en la venerabilísima Imagen de Santa María de El Pueblito.

ns del pueblito

 

LA IMAGEN

Es, la Venerable Imagen, una talla entera que representa a la bienaventurada Madre de Dios, de pie.
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Con las dos manos juntas por las palmas y sobre el pecho.
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Las puntas de los pies, que calzan en color negro y sin figuras, aparecen en el parco orlado del borde de la túnica.
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Y posan sobre una media luna que sólo asoma los extremos por los lados derecho e izquierdo de la Sagrada Imagen.
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Y todo el conjunto descansa sobre una pequeña y sobria peana circular.

La Imagen en su totalidad mide cincuenta y tres centímetros y medio y pesa un kilo cincuenta gramos.

Peso y medida que fueron constatados por el Reverendo Padre fray Leopoldo Campos, el 31 de marzo de 1965 en presencia de algunas de las religiosas del entonces convento de Capuchinas de la ciudad de Querétaro y convento de Clarisas en la actualidad.

El mismo día y año, el escultor J. Jesús Rodríguez y el ebanista Antonio Tovar, tras detenido examen de la Imagen, opinaron que «está hecha con el frágil material de caña de quiote»; pero la verdad es que está hecha de caña de maíz.

Lleva como atuendo una túnica de cuello circular que, ceñida en la cintura, corre en ligerísimos pliegues hasta descansar, con suave movimiento, a los lados de los pies.

A ella se agrega un manto cuyos extremos, uno oculto y el otro visible, se juntan en el lado izquierdo de la cintura, cayendo el resto, en una onda, sobre su rodilla derecha.

Tiene la Venerable Imagen, junto a sí, a su lado derecho, una imagen del Niño Jesús.
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También de pie, sosteniendo con la mano izquierda un pequeño globo terráqueo metálico y con la derecha en actitud de bendecir.

Parece que esta Imagen se le puso posteriormente y lo parece por razones como las siguientes.

No existe un solo caso en el que se haya representado a la Virgen Santísima, en su Concepción Inmaculada, teniendo junto a sí al Niño Jesús.

El material con que está hecho es madera sólida y no del material de la Imagen de la Dulce Madre.

Y a diferencia de ésta, que tiene los ojos sólo dibujados, la Imagen del Divino Niño tiene los ojos de esmalte; esto, además de que no ha faltado «voz única y volante», que le fue puesto después (Valentín F. Frías, Leyendas y…, p. 163).

La Imagen del Unigénito de Dios Padre mide veinticinco centímetros de altura, pesa doscientos sesenta gramos.

Es de talla completa sin vestido alguno y, hasta finales del siglo XIX, llevaba la cabeza tocada con potencias, en tanto que desde el primer lustro del siglo xx luce corona y aureola.

Una nube en forma de triángulo hace de peana a ambas imágenes, la cual se apoya por el vértice y con un saliente en la parte superior derecha sobre el que aparece la Imagen del Divino Infante.

Es muy probable que esta nube sea también de principios del siglo pasado.

Pues don Valentín F. Frías ni en 1898, al publicar La Patraña de Querétaro, ni en 1900, cuando aparecen las Leyendas y tradiciones queretanas, la menciona y antes da a entender que, por su ausencia, la Imagen del Niño Dios descansa sobre el piso.

«La Venerable Imagen tiene a sus pies al lado derecho el Niño Dios en pie», dice después de haber afirmado que una escultura de San Francisco «sostiene sobre su cabeza tres mundos sobre los que descansa la Sagrada Efigie».

Y don José María Zelaá e Hidalgo, que escribió en 1803 sus Glorias de Querétaro, dice claramente: «el niño que la acompaña está abajo a su lado diestro, junto a una estatua de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, que le sirve de peana».

Junto al lado frontal de la nube, está una estatua de San Francisco de Asís.
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En la que el Patriarca aparece de rodillas y sosteniendo con ambas manos tres mundos que se apoyan sobre su cabeza y simbolizan las tres órdenes que fundó: frailes, religiosas y franciscanos seglares.
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La escultura es de madera sólida, mide sesenta y un centímetros de la cabeza a las rodillas y de éstas a la orilla del hábito, veintiséis centímetros.
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En opinión de don Valentín Frías Frías se trata de una talla que data alrededor de los años 1830-1840.
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En realidad, ésa y una de San Buenaventura fueron hechas en 1869 con el mismo fin.

Del 29 de marzo al 3 de abril de 1965, don Antonio Tovar removió las pinturas que se le habían puesto, de las cuales la última, ya decolorada, era rosa en la túnica y azul verde en el manto.

Y le restableció el dorado original, que actualmente se extiende incluso a la parte del pelo, que es lacio, normalmente abundante y termina sobre la espalda, casi a la altura de los hombros.

santuario del Pueblito

 

EL TEMPLO

Construido en el siglo XVIII, su fachada presenta paramentos lisos en blanco, con portada de un cuerpo en cantera labrada.
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La decoración interior, se caracteriza por contar con elementos de inspiración neoclásica.

Fue edificado gracias al generoso aporte de Pedro de Urtiaga.

El templo data de 1735 y presenta una fachada de cantera labrada, en la que sus ornamentaciones y, en la parte superior, una escultura de la Virgen del Pueblito.

Al lado está el convento de los frailes franciscanos que data de 1775. Se localiza a 8 kilómetros de la Capital del estado, en el centro de la Cabecera Municipal.

Su arquitectura corresponde al Barroco Mexicano.

El interior del santuario tiene piso de piedra de San Andrés. De este mismo material es el hermosísimo altar, la catedral, el trono y el piso de la Capilla

Por las crónicas sabemos que en 1714 dio inicio la construcción del Santuario, gracias al capitán Pedro Urtiaga que costeó la obra, en señal de gratitud por un favor alcanzado por la intercesión de la Santísima Virgen de El Pueblito.

El templo se inauguró sin estar terminado, ya que aún faltaba el camarín, el 5 de febrero de 1736, cuando la Imagen de Nuestra Señora fue trasladada de la segunda ermita a su nuevo templo.

En el año de 1743, el maestro canterero Ignacio Mariano de Las Casas ejecutó las obras del camarín donde estaría colocada la Sagrada Imagen.

Para enero de 1745 las obras de construcción del Santuario fueron concluidas.

Más tarde se inició la construcción del convento anexo al Santuario, siendo autorizada en 1765 e inaugurándose diez años después, el 8 de julio de 1775.

Se sabe que durante la Guerra de Reforma se perdió el retablo barroco que adornaba el altar así como numerosos tesoros artísticos. Tiempo después, al ser restaurado se construyó un nuevo retablo de estilo neoclásico.

En 1875 y 1906, se hicieron trabajos de restauración y remodelación, a causa de los estragos que había sufrido el Santuario en la época de la Reforma.

En la segunda fecha se incluyó la renovación de pinturas, colocación de vitrales, el cambio del piso por uno de madera.

Además, para ampliar el Santuario se derribó el retablo, conectándolo con el camarín, en donde estaba un ciprés de cantera que servía de trono a la Virgen, obra del maestro canterero Librado Saavedra.

El 7 de septiembre de 1910, el Excelentísimo Señor Obispo de Querétaro, Don Manuel Rivera inauguró la obra.

Tiempo más tarde, en 1943, el piso de madera fue sustituido por uno de mosaico.

En 1971 se comunicó el Santuario con la sala guardianal, situada en el costado, izquierdo, convirtiéndose en la Capilla de La Pasión.

En este mismo año se derribaron las bardas que circundaban el atrio del Santuario y se elevó el nivel del piso.

Para conmemorar dignamente el cincuentenario de la Coronación Pontificia, en marzo de 1996, se iniciaron trabajos de embellecimiento.

Se quitó el piso de mosaico y fue colocado uno de mármol; el antiguo altar fue sustituido por uno muy hermoso de mármol con incrustaciones de bronce.

El presbiterio también sufrió modificaciones, así como las capillas laterales y la sacristía. Además se restauró el antiguo baptisterio que quedó convertido en capilla votiva.

Para 1997 el ciprés sufrió cambios en su ubicación y diseño, se le dotó de un mecanismo hidráulico que coloca de manera automática a la Santísima Virgen en su trono.

El altar que estaba delante del ciprés fue removido juntamente con el manifestador, y colocado en la antigua sacristía que pasó a ser la Capilla del Santísimo Sacramento, inaugurada en 1999.

estampita ns del pueblito

 

LAS FIESTAS

En la actualidad la población le hace tres celebraciones:
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La más antigua y autóctona, que culmina el domingo llamado de carnaval.
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La litúrgica, que se realiza el sábado anterior al cuarto domingo después de Pascua.
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Y el aniversario de la coronación, que suele realizarse dos domingos después del 17 de octubre.

En la actualidad, también visita tres veces la ciudad de Querétaro.
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La primera, con motivo de su fiesta litúrgica en Catedral, celebrada el segundo sábado después de Pascua.
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El 5 de junio para la novena del buen temporal —hasta 1978 esta salida se hizo el 26 de julio.
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Y el 6 de octubre, para el aniversario de la coronación.

Se inicia con la Velación, como toda fiesta importante entre el pueblo mesoamericano, es la noche de la purificación, donde las flores, nube, hinojo, clavel y las velas, más el sahumador, son los utensilios para “la limpia”.

Se prepara una Paranda o mesa hexagonal, con figuras de azúcar y bulbos de orquídeas, simulando vasos de chocolate y rebanadas de fruta, melón, sandía, caña, que será entregada a la mayordomía entrante. Este es uno de los momentos importantes de la celebración.

En las fiestas de febrero existe una ceremonia llamada Tratoli, consistente en llamar a la puerta, tres veces, por parte del mayordomo saliente al mayordomo entrante, lo sahúma, mientras la banda de música toca y los cohetes son lanzados al cielo.

A la ceremonia de cambio de mayordomía se le conoce como La Remuda, donde se coloca sobre la cabeza de cada tenanche, un paliacate, un sombrero de azúcar y se le entrega un platón con figuras de dulce, son doce los tenanches que dejan el cargo y doce los que lo reciben.

Para la preparación de la fiesta existe un día llamado “Paseo del buey”, donde dos bueyes adornados con verdura, zanahoria, coles, ajos, cebolla y tortillas de colores, son paseados por el pueblo y después sacrificados para alimento de los festejados.

Todas estas ceremonias narradas sucintamente, forman parte de otras muchas ceremonias ya españolizadas o adheridas en los últimos tiempos, para celebrar las milenarias fiestas de febrero o del Pan Blanco o de la Madre de los dioses en el Pueblito.

Estas fiestas ahora son dedicadas a la Virgen esculpida por un fraile franciscano y puesta en la pirámide por el cura de Querétaro y retomada como una devoción indígena sincrética, mientras los frailes propagaron en la ciudad la devoción castellana u occidental de la misma imagen llamada cariñosamente, La Virgen Del Pueblito.

Pueden considerarse a las fiestas de El Pueblito o Tlachco, como síntesis de las manifestaciones culturales de la región, desarrolladas por la población local o grupos naturales de América.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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