Francisco no se ha expresado sobre el tema.
En los últimos meses algunas figuras significativas de la Iglesia Católica se han manifestado a favor de las uniones civiles homosexuales como alternativas a los “matrimonios” homosexuales, como si fuera la punta del iceberg del algo más grande. Pero hasta hoy no hay señales que insinúen que el papa Francisco vaya a cambiar la doctrina oficial.
Sin embargo, informaciones periodísticas recurrentes han señalado que el Cardenal Bergoglio habría apoyado la opción de las uniones civiles gays cuando la discusión del “matrimonio homosexual” finalmente aprobado en Argentina en el 2010. Su posición era la de aceptar un mal menor ante el grandísimo mal, operado por el maligno, del “matrimonio” del mismo sexo. Pero finalmente su posición fue minoritaria en la Conferencia Episcopal Argentina y se plegó a la mayoría.
LA POSICIÓN FORMAL DE LA IGLESIA
Un documento – “Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales”, de la Congregación para la Doctrina de la Fe – que lleva la firma del entonces cardenal prefecto de la Congregación, Joseph Ratzinger, y del entonces arzobispo secretario Angelo Amato, que fue aprobado el 28 de marzo del 2003 por el beato Juan Pablo II y publicado el 3 de junio dice lo siguiente:
«La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede llevar de ninguna manera a la aprobación del comportamiento homosexual o al reconocimiento legal de las uniones homosexuales».
«El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad».
En consecuencia:
«Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no sólo aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo de la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad».
Por lo tanto:
«La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad».
DECLARACIONES DE FIGURAS VATICANAS
El 4 de junio de 2013, en la vigilia de sus 80 años el cardenal Godfried Danneels, arzobispo emérito de Malinas-Bruselas hizo declaraciones a la prensa diciendo que,
la Iglesia «no se ha opuesto jamás al hecho que exista una especie de `matrimonio´ entre los homosexuales, pero se habla entonces de `una especie´ de matrimonio, no del verdadero matrimonio entre un hombre y una mujer, por eso es necesario encontrar otra palabra para el diccionario».
Y concluyó diciendo:
«Sobre el hecho que sea legal, que se torne legítimo a través de una ley, sobre esto la Iglesia no tiene nada para decir».
El diario belga «Le Soir», al informar las palabras de Danneels, agregó que
«la posición del cardenal es compartida por monseñor André-Joseph Léonard«, su sucesor como arzobispo de Malinas-Bruselas.
También otros purpurados y prelados han declarado en los últimos meses palabras favorables al reconocimiento legal de uniones homosexuales:
– el arzobispo Piero Marini, presidente de Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales y ex maestro de las ceremonias litúrgicas papales;
– el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, posteriormente corregido;
– el cardenal austríaco Christoph Schönborn, arzobispo de Viena;
– el cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá, obligado a una rápida retractación antes de recibir la birreta cardenalicia en noviembre de 2012.
El pasado 24 de abril el “portavoz vaticano”, el padre Federico Lombardi, al ser interrogado respecto a la aprobación parlamentaria definitiva del “matrimonio gay” por parte de la Asamblea Nacional francesa, respondió que:
se debe «poner claramente en evidencia que el matrimonio entre un hombre y una mujer es una institución específica y fundamental en la historia de la humanidad. Esto no quita que se puedan reconocer de alguna manera otras formas de unión entre dos personas».
Interrogado después sobre una eventual reacción papal a la decisión parisina, el padre Lombardi dijo:
«Es el Papa quien debe hablar, lo dejo hablar a él».
LA INCOGNITA BERGOGLIO/FRANCISCO
Hasta ahora el papa Francisco no ha dicho una palabra sobre la decisión francesa de elevar a matrimonio las uniones civiles homosexuales, que inclusive ya estaban legitimadas desde hace años con el nombre de «Pacto Civil de Solidaridad», PACS.
Sin embargo, el cardenal Bergoglio parecería que tenía afinidad con el reconocimiento de las uniones civiles gay, quizás como mal menor.
El pasado 19 de marzo, seis días después de la elección del papa Francisco, el «New York Times» publicó que cuando en Argentina se encendió el debate sobre la introducción del “matrimonio gay” – entre el 2009 y el 2010 –, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio estuvo a favor de una solución de compromiso que legitimase una unión civil para las personas del mismo sexo.
Lo qué sucedió realmente es controvertido. Según reconstrucciones periodísticas confiables, durante una reunión de la Conferencia Episcopal los obispos argentinos discutieron efectivamente sobre cómo afrontar la cuestión. La línea que prevaleció al final no habría sido la de las “palomas”, encarnada por Bergoglio, sino la de los “halcones”, guiada por el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer.
Sin embargo, la divergencia no estaba en la oposición al “matrimonio gay”, sino en la forma de hacerlo y en la aceptabilidad de un compromiso que admitiese las uniones civiles sin utilizar la palabra matrimonio.
John L. Allen Jr., del Nationat Catholic Reporter manifestó que una fuente de esa historia fue el periodista argentino Sergio Rubin, co-autor con Francesca Ambrogetti de un libro entrevista con Bergoglio titulado El Jesuita.
La versión de Rubin de eventos rápidamente fue desmentida por Miguel Woites, director de la Agencia de Información Católica Argentina, un medio de comunicación vinculado a la archidiócesis de Buenos Aires. Woites insistió que Bergoglio «nunca» ha favorecido a ningún tipo de reconocimiento legal de las uniones entre personas del mismo sexo y dijo que lo del Times, informe era un «error total».
Sobre este punto, le dijeron tres fuentes en Argentina que Bergoglio, de hecho, estaba a favor de las uniones civiles.
Esto le fue confirmado en el fondo por dos funcionarios de alto nivel de la Conferencia Episcopal de Argentina, quienes trabajaron con Bergoglio y tomaron parte en las discusiones de la conferencia que trató de dar forma a su posición.
«Bergoglio apoya las uniones civiles», uno de los funcionarios me dijo.
Mariano de Vedia, veterano periodista de La Nación, que ha cubierto asuntos de la iglesia en Argentina desde hace años y le dijo que podía confirmar que la posición de Bergoglio que había descrito el Times era correcta.
Guillermo Villarreal, periodista católico en Argentina, dijo que fue muy conocido en el momento que la posición moderada de Bergoglio fue rechazada por el arzobispo Héctor Rubén Aguer de La Plata, el líder de los halcones. La diferencia no fue sobre si oponerse al matrimonio gay, sino cómo para hacerlo y si había espacio para un compromiso sobre las uniones civiles.
BERGOGLIO REAFIRMA SU POSICIÓN CONTRA EL MATRIMONIO GAY
Pocas semanas antes que se aprobara la ley, el 15 de julio de 2010, que legalizó en Argentina el matrimonio homosexual, junto con la posibilidad de adoptar hijos, Bergoglio escribió una carta a los cuatro monasterios carmelitas de Buenos Aires.
En ella, después de haber reiterado que en realidad
«no se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento)» sino de «una ‘movida’ del padre de la mentira que desea confundir y engañar a los hijos de Dios», pedía que «clamen al Señor para que envíe su Espíritu a los Senadores que han de dar su voto. Que no lo hagan movidos por el error o por situaciones de coyuntura, sino según lo que la ley natural y la ley de Dios les señala».
Bergoglio veía actuar en la nueva ley,
a «la envidia del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y conquistar la tierra».
Para afrontar el desafío Bergoglio confió más en las oraciones de las monjas de clausura que a proclamas públicas, declaraciones solemnes o manifestaciones en una plaza.
Fuentes: Sandro Magister, John L. Allen Jr. para National Catholic Reporter, Signos de estos Tiempos