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El relieve de los abuelos para la trasmisión de la fe.

 

Un libro que acaba de publicarse en Italia recoge 50 interesantes anécdotas de la vida del Papa. Y un extracto del mensaje de la «nona» Rosa que Jorge Bergoglio lleva consigo a todas partes.

 

bergoglio joven y la nona rosa

 

«Mi abuela Rosa (fue) muy importante para mí. En mi breviario llevo su testamento y lo leo con frecuencia: para mí es como una oración», contó el Papa en la entrevista que dio al director de la revista jesuita Civiltà Cattolica, padre Antonio Spadaro.

«Ella fue una santa que sufrió mucho, incluso moralmente, y siempre fue hacia adelante con coraje».

El libro I fioretti di papa Francesco (Las florecillas del papa Francisco, un título que evoca al Santo de Asís del cual el Papa tomó el nombre), del vaticanista Andrea Tornielli, periodista del diario italiano La Stampa, reproduce una parte de ese testamento de la abuela Rosa:

«Que mis nietos, a quienes he dado lo mejor de mí misma, tengan una vida larga y feliz. Pero si un día el dolor, la enfermedad o la pérdida de una persona querida debieran llenarlos de aflicción, que no olviden nunca que un suspiro hacia el Tabernáculo, donde está guardado el más grande y más venerable de los mártires, y una mirada hacia María al pie de la cruz, pueden hacer caer una gota de bálsamo sobre las heridas más profundas y más dolorosas». 

En la foto que acompaña esta nota se ve a la familia Bergoglio en pleno. De izquierda a derecha y de abajo hacia arriba: la hermana de Jorge Bergoglio, María Helena, su madre, Regina Sívori, su hermano Alberto, Jorge, el futuro Papa, su hermano Oscar, su hermana Marta, su cuñado Enrique Narvaja. Sentados: su abuelo Juan Bergoglio, su abuela Rosa y su padre Mario.

La abuela Rosa es también la que le decía a su nieto y futuro Papa una frase que éste hizo famosa en el mundo, cuando tronando contra la idolatría del dinero, afirmó:

«La mortaja no tiene bolsillo».

Desde que fue electo, el Papa no se cansa de reivindicar el lugar de los viejos en la sociedad y en la familia, haciendo referencia en especial, a partir de su propia experiencia, al papel de las abuelas en la transmisión de la fe.

«Sí, los abuelos son un tesoro. Cuando papá y mamá no estaban en casa, e incluso tenían ideas extrañas, que la política de aquel tiempo enseñaba, fueron las abuelas las que transmitían la fe», dijo en una homilía el 19 de noviembre pasado.

Y en un encuentro en el cual varios jóvenes le hicieron preguntas, el Papa ya había evocado a su abuela:

«He tenido la gracia de crecer en una familia en la cual la fe se vivía en un modo simple y concreto, contó el Papa. Fue sobre todo mi abuela quien me marcó el camino de la fe. El Viernes Santo nos llevaba a la procesión de las velas y frente al Cristo yacente la ‘Nona’ nos hacía arrodillar y nos decía: ‘Ojo, ha muerto, pero mañana resucita’. ¡He recibido el primer anuncio de esta gran noticia en casa, con mi familia! Esto me hace pensar en el trabajo de tantas madres y abuelas en la transmisión de la fe. La fe no se encuentra en lo abstracto, es una persona que te lo dice, una persona la que te anuncia la fe».

Este testamento de la abuela Rosa ayuda en mucho a entender la personalidad el Papa.

Fuentes: Infobae, Signos de estos Tiempos

 

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