Estaba molesta por perder su aspecto.
El envejecimiento no es aceptado pacíficamente por mucha gente. Algunos buscan medicamentos y tratamientos con la fantasía de llegar a la “fuente de la eterna juventud”, pero otros prefieren escapar y se quitan la vida.
Oriella Caszzenello pagó € 10.000 por su suicidio asistido en la clínica suiza. La mujer de 85 años de edad, del norte de Italia, estaba sana mentalmente y físicamente. Pero terminó su vida porque ella sintió que fue ‘perdiendo el look de la que se sentía orgullosa’.
Siempre ha habido casos de personas que prefieren suicidarse a verse envejecer y perder el ideal de belleza y autonomía de la sociedad occidental, pero lo trágico de estos tiempos que vivimos es que la sociedad está aceptando eso – antes no lo hacía -, y está abriendo puertas para hacer legal quitarse la vida por ésta causa.
La mujer italiana sana que pagó a una clínica suiza para quitarse la vida, porque ella era «infeliz por la pérdida de su belleza», desapareció de su casa en Arzignano, cerca de Vicenza, en el norte de Italia, sin decirle a sus familiares dónde se dirigía..
Oriella Cazzanello, de 85 años, viajó a una clínica en Basilea, Suiza, donde se paga € 10,000 para un suicidio asistido. La clínica que realizó el suicidio asistido fue Dignitas en Pfaeffikon, cerca de Zurich, una de las principales clínicas de suicidio asistido que existen en Suiza. Dignitas es el grupo de suicidio asistido más grande de Suiza.
Su familia, que la había denunciado a la policía como desaparecida, sólo se enteró de su muerte después de recibir sus cenizas y certificado de defunción de la clínica. A principios de la semana pasada su abogado recibió sus cenizas y el certificado de defunción por correo y dio la noticia devastadora.
La Sra. Cazzanello decidió acabar con su vida porque estaba
«apesadumbrada por el envejecimiento y la pérdida inevitable del look del que se sentía orgullosa» según informó la agencia de noticias italiana ANSA.
El jubilada, de posición, acomodada también sufría de soledad.
Su hermano y otros parientes no habían sabido nada de ella desde el final de enero, pero no estaban excesivamente preocupados, porque la señora Cazzanello era una persona «independiente» que a menudo se tomaba los fines de semana en un spa.
El suicidio asistido es legal en Suiza, incluso si la persona que lo solicita no tiene una enfermedad terminal.
El 16 por ciento de los que viajan a una clínica de suicidio no tienen ningún problema de salud grave, pero están ‘cansados de la vida’, según un estudio realizado por la Universidad de Berna.
Fuentes: Daily Mail, Signos de estos Tiempos