En el norte de Lituania, en la ciudad de Siauliai está la Colina de las Cruces, Kryziu Kalnas.
Símbolo de resistencia del pueblo católico.
Sobre una pequeña colina se han acumulado a través de años e incluso siglos, muchos cientos de miles de cruces.
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Que representan la devoción cristiana y un monumento a la identidad nacional de Lituania.
La colina de las cruces es un testimonio solemne ante el sufrimiento, la resistencia, y el amor de los lituanos por su fe católica.
Nadie sabe concretamente cuando se inició.
Algunos hablan del siglo XIV, pero la parte central parece haber sido después de la sublevación de 1831 de los ejércitos lituanos y polacos contra los rusos.
Después de la batalla, Lituania vivió bajo la violencia opresiva de los rusos, que sólo obtuvo su independencia total en el 1991.
Durante la ocupación soviética de la zona, que duró desde 1944 hasta 1991, la Colina de las Cruces se convirtió en un símbolo, al parecer de desafío.
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Tres veces durante la ocupación soviética la colina y sus cruces fueron arrasadas.
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A pesar de estos intentos de poner fin a la simbología de este sitio, los lugareños y peregrinos una vez más comenzaron a erigir cruces.
El número exacto de los cruces no se conoce, pero se estima en alrededor de 55.000 en 1990 y 100.000 en 2006.
Miles visitan el sitio cada año, que se hizo más famoso en 1993, cuando San Juan Pablo II llegó para dedicar el sitio.
Sus palabras están grabadas en un mojón de piedra al pie de la subida:
«Gracias, lituanos, por esta colina de las cruces que testimonia a Europa y a todo el mundo la fe de la gente de pueblo»
Una ermita se ha construido para ayudar a los visitantes y los fieles, que están invitados a hacer su contribución a esta inusual colina.
SÍMBOLO DE LA RESISTENCIA CONTRA EL COMUNISMO
Más recientemente se convirtió en símbolo de la resistencia contra el comunismo ateo.
La URSS había deportado a una quinta parte de los lituanos a Siberia e instauró un férreo sistema ateísta que pretendía arrancar la fe del alma de este pueblo.
Por ello, los lituanos se agarraron a la fe y convirtieron esta colina como un signo de su lucha por conservar lo más profundo de su ser.
Pero este extraordinario lugar se hizo más notorio en la década de 1970, cuando comenzó a tomar interés la lucha de la Iglesia católica por la libertad religiosa en Lituania, y por una «república».
Pese a la ocupación soviética y la prohibición de colocar cruces, poco a poco la colina iba teniendo cada vez más.
De noche y de manera sigilosa conseguían colocarlas en aquel lugar sacro.
Esa lucha fue encabezada por algunos hombres y mujeres notables.
Entre ellos dos sacerdotes que hicieron época en los campos de trabajos forzados del Gulag, el padre Sigitas Tamkevicius, SJ, y el padre Alfonsas Svarinskas.
Y una monja clandestina, Nijole Sadunaite, cuyo pequeño libro, Un Resplandor en el Gulag, sigue siendo un testimonio conmovedor del coraje forjado por la devoción católica.
También la resistencia de la Iglesia en Lituania produjo la mayor publicación clandestina, sin interrupción, en la historia de la URSS, La Crónica de la Iglesia Católica de Lituania.
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Que fue escrita, copia por copia, en máquinas de escribir manuales, distribuidas secretamente en Lituania.
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Y luego pasó de contrabando al extranjero, donde fue traducida al Inglés por la Ayuda Religiosa Católica a Lituania de Brooklyn.
A lo largo de los años difíciles, la Colina de las Cruces ha fascinado.
Una y otra vez, los soviéticos se llevaron las cruces, arrasando el lugar en varias ocasiones.
Y cada vez las cruces, grandes y pequeñas, volvían a crecer.
Un despliegue tenaz de las convicciones religiosas y el coraje político que encarna la negativa de una pequeña nación asediada para rendir pleitesía a la propaganda atea y el poder totalitario.
Finalmente, la KGB se dio por vencida y dejó en paz la colina de las cruces, pues su odio a la fe alimentaba aún más el amor a Cristo de los lituanos.
Así, el lugar descansó tranquilo hasta la caída de la URSS, lo que supuso el fin de la tiranía convirtiendo este lugar en el gran santuario de Lituania.
Sigitas Tamkevicius ha sido el arzobispo de Kaunas desde 1996; Alfonsas Svarinskas, ahora monseñor, está jubilado pero aún está enérgico y activo; la hermana Nijole sigue irradiando la alegría de la vida consagrada en Vilnius.
LA VISITA DE JUAN PABLO II
En 1993 el Papa Juan Pablo II visitó este lugar y lo dio a conocer al mundo entero.
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Quedó impresionado por esta enorme manifestación de fe.
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Y conmovido al hallar una gran cruz clavada en 1981, en plena dictadura, tras sufrir el atentado y que tenía inscrito:
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“Cristo ten piedad del Papa, Lituania te lo suplica de rodillas”.
Tras volver a Roma de este viaje dijo en la Audiencia pública que
“El encuentro en la colina de las cruces fue una experiencia conmovedora.
Ese lugar nos recuerda que continuamente el hombre ‘completa lo que falta a las tribulaciones de Cristo’, según las palabras de San Pablo.
Después de esa visita, a todos nosotros nos parecía más clara la verdad que expresó el Concilio Vaticano II, a saber, que el hombre no puede comprenderse profundamente a sí mismo sin Cristo y sin su cruz».
Tan impresionado quedó Juan Pablo II con esta visita que un año después durante una visita a un monasterio franciscano en Italia, el Papa alentó a los hermanos a construir un monasterio en la colina de las cruces.
En 2000 quedó consagrado y allí hay ahora un noviciado y una casa de retiro.
Además, se está preparando la instalación de un convento de clarisas cerca de aquel santuario.
Veamos algunas fotos:
Veamos algunos videos:
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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