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Esta oración se originó en Amsterdam en 1951. La oración de la Señora de todos los Pueblos constituye, junto con la imagen, el punto central de los mensajes de Amsterdam.

La Señora de todos los Pueblos nos invita a que recemos esta breve, aunque potente oración por lo menos una vez cada día.

“Vosotros pasaréis todavía muchas cosas en este siglo. Vosotros, pueblos de este tiempo, sabed que estáis bajo la protección de la Señora de todos los Pueblos. Invocadla como vuestra Abogada, pedidle que aleje todas las calamidades. Pedidle que elimine de este mundo la corrupción. De la corrupción vienen las calamidades, de la corrupción vienen las guerras. Tenéis que pedir por medio de mi oración que todo eso sea eliminado de este mundo. Vosotros no sabéis lo grande e importante que es esta oración ante Dios. Él escuchará a su Madre, ya que Ella quiere ser vuestra Abogada” (31 de Mayo de 1955).

Ida escribe en sus apuntes: “Mientras estoy todavía con la Señora de pie ante la Cruz, Ella dice: Repite lo que digo. Eso me pareció extraño; pensé: ¡pero si ya repito todo lo Ella dice! Y de repente veo que la Señora se vuelve aún más hermosa de lo que ya era. La luz que siempre la rodeaba se vuelve más clara y brillante, tanto que ya casi no puedo mirarla. Las manos, que tenía siempre hacia abajo, ahora las levanta, juntándolas. Su rostro se vuelve tan celestial, tan sublime, que no hay palabras para describirlo. Su figura se vuelve aún más traslúcida y tan bella, que me quedo embelesada contemplándola. Entonces dice la Señora: Reza pues ante la Cruz: Señor Jesucristo, Hijo del Padre…’ . La Señora dice esta oración de una manera tan hermosa e impresionante, que nadie en el mundo la podría decir como Ella. Ella recalca la palabra “ahora”, al decir “manda ahora tu Espíritu”, y la palabra “todos”, cuando dice “haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos”. También la palabra “Amén” la pronuncia de manera hermosa y solemne. Estoy todavía ante la Cruz y he rezado y repetido la oración, esas palabras que la Señora dijo. Es como si se hubieran quedado grabadas en mi mente. Ahora las veo escritas con letras muy grandes:

SEÑOR JESUCRISTO,
HIJO DEL PADRE,
MANDA AHORA TU ESPÍRITU SOBRE LA TIERRA.
HAZ QUE EL ESPÍRITU SANTO HABITE
EN EL CORAZÓN DE TODOS LOS PUEBLOS,
PARA QUE SEAN PRESERVADOS
DE LA CORRUPCIÓN, DE LAS CALAMIDADES
Y DE LA GUERRA.
QUE LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS,
QUE UN DÍA ERA MARÍA,
SEA NUESTRA ABOGADA.
AMÉN.

Sólo entonces me di cruenta de que se trataba de una oración. Me llama la atención que, una vez terminado el mensaje, ya no tuve que volver a leer nunca más la oración. Se me quedó grabada en la mente, la conocía y la he rezado siempre. Volvía a oír continuamente la voz de la Señora. Naturalmente, yo no puedo pronunciarla con ese mismo tono. Ningún ser humano puede rezar como Ella, tan bien y de una forma tan expresiva.”

La Señora continua: “Hija, esta oración es tan breve y sencilla que cada uno puede decirla en su propia lengua, ante su propia cruz. Y los que no tengan una cruz, pueden rezarla a solas. Éste es el mensaje que hoy precisamente quiero dar, porque ahora vengo a decir que quiero salvar las almas” (11.02.1951).

El 2 de julio de 1951 la Stma. Virgen explica de forma breve, clara y sencilla: “Que un día era María significa que muchos han conocido a María como María, pero ahora, en este nuevo período que llega, quiero ser la Señora de todos los Pueblos. Esto lo entienden todos.”

“Di lo siguiente a los teólogos: La Señora llegó hasta el Sacrificio de la Cruz. El Hijo dijo a su Madre: “Mujer, he ahí a tu hijo”. De modo que el cambio tuvo lugar en el Sacrificio de la Cruz. El Señor y Creador eligió entre todas las mujeres a Miriam, o María, para ser la Madre de su Divino Hijo. A partir del Sacrificio de la Cruz Ella se convirtió en “la Señora”, Corredentora y Abogada. Ésto fue anunciado por el Hijo en el momento de su regreso al Padre. Por éso yo traigo estas nuevas palabras en este tiempo y digo: Yo soy la Señora de todos los Pueblos, que un día era María. Di ésto a vuestros teólogos. Estas palabras tienen para los teólogos este significado” (6.04.1952)

En julio de 2005, la Congregación para la Doctrina de la Fe solicitó que las palabras “que un día era María” fuesen retiradas de la oración de la Señora de todos los Pueblos, en consideración a aquellas personas que no entienden esta frase, y ha presentado la versión siguiente al obispo responsable de Haarlem-Amsterdam, Monseñor Jozef Marianus Punt:

“QUE LA SEÑORA DE TODOS LOS PUEBLOS,
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA,
SEA NUESTRA ABOGADA”.

Como una misionera que quiere salvar a todas las almas, ya desde su primera aparición la Stma. Virgen manifiesta su ardiente deseo: “La oración tiene que ser difundida” (25.03.1945). Ella conoce el plan divino de salvación para la humanidad: “Esta oración es dada para la salvación del mundo. Esta oración es dada para la conversión del mundo” (31.12.1951). Por eso nos pide: “¡Divulgad por lo tanto mi oración, la oración del Señor!” (31.05.1957).

Invita a todos los colaboradores a que intensifiquen la difusión en el mundo de la imagen y de la oración: “¡Yo les ayudaré!” (15.11.1951). La primera encargada es Ida: “¡Haz tu trabajo y encárgate de la difusión!” (31.12.1951). “¡Trabaja sólo en eso y ayuda espiritual y físicamente rezando la oración de la Señora de todos los Pueblos!” (17.02.1952).

“Quiero que la difusión se haga en muchos idiomas” (4.03.1951) y que la oración sea llevada “a los países en que la fe ha disminuido” (15.04.1951), ya que “la Señora de todos los Pueblos no está destinada a un solo país, a un solo lugar, sino que está destinada al mundo, a los pueblos” (11.10.1953). “Todos tienen derecho a Ella” (29.04.1951). Así se entiende el deseo de la Señora de todos los Pueblos, de que su oración “tiene que ser rezada en todas las iglesias” (8.12.1952). “Esta oración deberá ser divulgada en las Iglesias y a través de vuestros medios modernos” (31.12.1951). Sí, los cristianos “tienen que rezar mi oración contra la corrupción, las calamidades y la guerra y llevarla a todos los pueblos” (11.10.1953). En una palabra, la Señora de todos los Pueblos espera que los que colaboran en la difusión actúen rápidamente, con gran empeño y fervor, ya que en definitiva “trabajan para esa causa, que el Hijo quiere ver realizada…” (29.04.1951).

 

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