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En mayo de 2016 se reunirá en Estambul la Cumbre Humanitaria Mundial de la ONU, y ya los europeos y el personal burocrático de la ONU están preparando el terreno para declarar el derecho al aborto como un derecho humanitario o derecho relacionado con las leyes de la guerra.
Esto lo informa C-Fam (Center For family and Human Rights) que es un lobby católico en la ONU.
C-Fam dice que el Parlamento Europeo aprobó una resolución en diciembre que
“pide [a la cumbre] un compromiso mundial para… [asegurar] el acceso de mujeres y niñas a todos los servicios de salud sexual y genésica, incluido el aborto en condiciones de seguridad, en las crisis humanitarias, en lugar de perpetuar lo que equivale a un trato inhumano, tal como requiere el Derecho internacional humanitario y prevén la Convención de Ginebra y sus Protocolos adicionales”.
El director del proceso de la Cumbre Humanitaria Mundial, el Secretario General Adjunto de la ONU, el británico Stephen O’Brien, dijo que los marcos jurídicos internacionales garantizan el derecho del aborto que es violado cuando
“el fundamentalismo religioso (sea cristiano, islámico, hindú u otro) conduce a la supresión o completa negación del acceso de la mujer a la salud sexual y reproductiva, incluyendo la penalización o la restricción al acceso al aborto seguro y a la anticoncepción de emergencia”.
Y además añadió que los países tienen la obligación central de prohibir la discriminación basada en identidad sexual, lo que demuestra que el aborto y la promoción de la homosexualidad son un combo, van juntos.
Concomitantemente con esto el argentino Juan Méndez, experto de la ONU sobre tortura, apareció nuevamente pisando fuerte diciendo al consejo de Derechos Humanos en su último informe, que las normas en contra del aborto son responsables directas de la superpoblación carcelaria, de sufrimiento físicos y emocionales tremendos y duraderos, y someten a las mujeres y niñas a actitudes humillantes y sentenciosas esto lo dijo Méndez.
Y según él los estados deben
“despenalizar el aborto y garantizar el acceso al aborto legal y seguro, como mínimo en casos de violación, incesto y discapacidad fetal severa o mortal, y en los casos en los que peligra la vida o la salud física o mental de la madre”.
Ya en el 2013 este mismo Méndez había hecho un informe sobre la tortura y otros tratos crueles que incluía el aborto dentro de los Derechos Humanos, titulado “Informe del Relator Especial sobre la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
Se puede leer aquí el artículo que escribimos en aquella oportunidad sobre la propuesta de Méndez, qué sugería que no sólo denegar el aborto significa una tortura sino que también lo es negarse a examinar a los niños no nacidos para detectar anomalías en su desarrollo, para que las mujeres puedan elegir abortarlos.
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