Los ángeles asistentes de Dios tienen varias funciones.

Una es su participación en la misa como ayudantes de la celebración y mensajeros entre el cielo y la Tierra.

Y también como vigilantes, capacitadores y emisarios de los fieles que concurren.

Sin embargo la motivación principal por la que bajan es para honrar el santo sacrificio que se realiza en el altar.

Nuestro desafío es recordar y vivir esto al pisar el espacio sagrado, cuando la ornamentación de los templos no nos ayuda demasiado.

En este artículo reseñamos la actividad de los ángeles en los templos y en especial en las misas.

 

MULTITUD DE ÁNGELES PRESENTES EN LOS TEMPLOS Y LAS MISAS

Diversas visiones de místicos nos informan que en las iglesias hay por lo menos tantos ángeles como personas presentes.

Porque cada persona tiene a su lado su ángel guardián.

Y a su vez están los ángeles que custodian el sagrario y el templo en general.

A Santa Matilde le revelaron que hay 3 mil tronos custodiando los sagrarios donde se reserva el Santísimo Sacramento.

Y la multitud de ángeles es aún más cierta cuando se celebra la misa.

En ese momento de la misa los cielos se abren y multitudes te ángeles bajan para ayudar y presenciar el santo sacrificio de la misa según San Gregorio Magno.

San Agustín agregó qué los ángeles están rodeando al sacerdote cuando celebra misa para ayudarle.

Santa Brígida relata esta visión que tuvo,

“Un día, cuando asistía al Santo Sacrificio, vi a un inmenso número de Santos Ángeles que descendían y se reunían alrededor del altar, contemplando al sacerdote.

Cantaban cánticos celestiales que cautivaron mi corazón;
El cielo mismo parecía contemplar el gran Sacrificio.

¡Y sin embargo, nosotros, criaturas pobres, ciegas y miserables, asistimos a la misa con tan poco amor, gusto y respeto! ¡Oh, si Dios abriera los ojos, qué maravillas no deberíamos ver!”.

Los ángeles guardianes también ayudan a las personas en sus oraciones y en la adoración a Cristo qué se hace presente en el altar, y son sus emisarios.

 

LA MISA PARTICIPA EN LA LITURGIA DEL CIELO

La misa en realidad participa de la liturgia universal del cielo.

Porque cuando se celebra misa se abre una ventana al cielo, que permite participar a los ángeles y a los propios Santos.

Los ángeles bajan en bandadas para ayudar, presenciar y adorar el santo sacrificio que se recrea en la misa.

San Juan Crisóstomo ha dicho que multitudes de ángeles rodean el sacerdote.

Y que el altar está lleno de ellos honrando a aquel que se hace presente sobre el altar en el pan y el vino consagrado.

Incluso son los ángeles quiénes introducen la Eucaristía en el cielo.

Por eso la Eucaristía se llama a veces “pan de los ángeles”, debido al ardiente amor con que ellos adoran al Dios presente en las especies consagradas.

Y por eso también, los ángeles guardianes de cada persona están atentos para que la persona obtenga el mayor fruto posible de la eucaristía.

Teodoro de Mopsuestia también ha dicho que detrás de los diáconos están los santos ministrando en la liturgia,

“Los diáconos que extienden los paños sobre el altar recuerdan los lienzos del entierro.

Y aquellos que, una vez que el cuerpo sagrado ha sido producido, se colocan a cada lado y avivan el aire a su alrededor, representan a los ángeles que permanecieron junto a Cristo todo el tiempo que estuvo muerto, para honrarlo, hasta que vieron su resurrección”.

De modo que cuando estamos en misa debemos abrir los ojos de la fe para presenciar a estos ángeles actuando en cada cosa que se mueve, en cada actor en la misa y haciendo de “polea de transmisión” entre el cielo y el templo.

San Juan Crisóstomo ha dicho,

«Los ángeles están presentes aquí. Los ángeles y los mártires se encuentran hoy.

Si deseas ver a los ángeles y los mártires, abre los ojos de la fe y mira esta vista.

Porque si el mismo aire está lleno de ángeles, ¡cuánto más la Iglesia!

Y si la Iglesia está llena de ángeles, ¡cuánto más es eso cierto hoy cuando su Señor ha subido al cielo!

Todo el aire que nos rodea está lleno de ángeles. Escucha al apóstol [Pablo] enseñando esto, cuando les pide a las mujeres que se cubran la cabeza con un velo a causa de la presencia de los ángeles».

 

ÁNGELES ALREDEDOR DEL ALTAR

San Juan Crisóstomo relata una visión que tuvo un anciano piadoso que de repente vio con sus propios ojos a una multitud de ángeles de pie alrededor del altar.

Iban vestidos con prendas brillantes e inclinándose permanentemente, como lo hacen las personas frente a un rey.

Y San Gregorio Magno ha dicho que en el momento de la inmolación, el sonido de la voz del sacerdote es repetida por todos los coros de ángeles en todo el universo

Y un obispo armenio Juan Mandakuni, que vivió en el siglo V dijo,

“¿No saben que en el momento en que el Santísimo Sacramento viene sobre el altar, el cielo se abre y Cristo desciende y está aquí; que las huestes angélicas bajan del cielo a la tierra y rodean el altar donde se encuentra el Santísimo Sacramento del Señor?”

 

MOMENTOS PRINCIPALES DE LOS ÁNGELES EN LA MISA

La misa comienza con la expresión en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, y en ese momento los ángeles ocupan sus puestos en el templo y comienzan a producir un clima de intensa reverencia.

Luego en el confiteor, dónde imploramos la misericordia de Dios con la confesión de nuestros pecados, los ángeles llevan nuestros pecados al altar.

Luego cantan el Gloria junto con el pueblo, que rememora la canción que los pastores cantaron alrededor del Niño Jesús recién nacido.

Debemos comprender que los cantos de misa tienen a los ángeles como referentes.

San Juan Crisóstomo dice que el Gloria es el canto de Los Ángeles inferiores.

Y que el santo, cuando se repite tres veces Santo, es el canto de los serafines.

Posteriormente los ángeles nos ayudan a recibir la palabra y a comprender lo que dicen las escrituras.

También cantan el 3 veces santo, que es parte de la visión de Isaías 6: 3,

«Y uno [un Serafín] llamó a otro y dijo: ‘Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria'».

Y los ángeles nos hacen repetir Santo, Santo, Santo…

Pero la presencia de los ángeles se hace más evidente en el ofertorio, cuando la propia liturgia romana pide que las ofrendas sean llevadas por manos de ángel al altar del cielo, a los pies de Dios.

Estás ofrendas son las oraciones del sacerdote y de cada participante de la misa.

Aquí se revela el carácter intercesor de los ángeles, que aparece claramente en el Apocalipsis cuando llevan las oraciones de los santos bajo las apariencias de copas de oro llenas de perfume.

Y también en el Apocalipsis 8: 4 se dice que el humo del incienso en las oraciones de los santos subió delante de Dios de la mano del Ángel.

Tradicionalmente se ha considerado que es San Miguel quien preside la adoración y ofrece a Dios las oraciones de los fieles.

Y también se ha considerado que es quién vigila el precioso cuerpo y sangre, para que no se pierdan las partículas que caen de las hostias en el momento de tomar la sagrada comunión, para que no sean profanadas.

Los ángeles también ofician como capacitadores y recordadores a las personas.

 

LOS ÁNGELES NOS ENSEÑAN ADORACIÓN Y REPARACIÓN

La función de los Ángeles no es solamente de asistir a la misa y ayudar al celebrante y a sus ayudantes.

También tienen una función docente y vigilante.

Su enseñanza la vemos más claramente funcionar en las apariciones de Fátima.

En la visión que los niños de Fátima tuvieron del Ángel sosteniendo la hostia, goteando sangre en el aire, vieron como el ángel se postró ante ella, ante lo cual los niños hicieron lo mismo.

El Ángel les dijo que comieran y bebieran el cuerpo y la sangre de Jesucristo, indignado por la ingratitud de los hombres, y para reparar los crímenes contra Él y consolar a Dios.

Y les enseñó la oración pidiéndole que la repitieran 3 veces,

«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido.

Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores».

 

DEBEMOS DEJARNOS GUIAR POR LOS ÁNGELES

Así como los ángeles bajan en multitudes para presentar sus peticiones y adorar al maestro, también insisten en que nosotros lo hagamos.

Un granjero pobre tuvo una deliciosa visión, uno de los días en que asistía a misa, en su costumbre de asistir diariamente.

Él cruzaba un campo cubierto de nieve en la mañana fría cuando oyó pasos detrás de él.

Miró para atrás y vio a su ángel guardián con una canasta llena de hermosas y fragantes rosas.

Y el Ángel le dijo,

«Estas rosas representan cada paso que has tomado en el camino a la misa y cada rosa representa también una recompensa gloriosa que te espera en el cielo.

Pero muchos, muchos más, son los méritos que has adquirido de la misa«.

Queda claro de nuestros ángeles nos alientan a ir a misa.

Pero además nuestros ángeles de la guarda están al lado nuestro en la misa para que saquemos el mayor provecho de ella.

Cuidan para que nos acerquemos a la Eucaristía con reverencia, hacen lo posible para que prestemos atención a la liturgia y contemplemos a Dios con el mayor amor posible.

Santa Catalina de Siena cuenta que una vez se distrajo en misa girando la cabeza por curiosidad.

Y fue tal la reprimenda que le dio su ángel guardián, que debió realizar una severa penitencia de expiación.

Y la Beata Verónica de Binasco relata algo parecido. Cuenta que fue tal la reprimenda de su ángel que casi se desmaya de terror.

Su ángel la reprendió porque no vigilaba su corazón y le ordenó una fuerte penitencia que resultó ejemplarizante para el resto de su vida.

Sin embargo no todos somos conscientes de esta presencia angélica en las misas, ni su función en la liturgia, ni la ayuda que nos prestan a los fieles concurrentes.

Incluso los templos actualmente no colaboran en hacer notar esa presencia.

 

LA TRÁGICA DESAPARICIÓN DE LAS ESTATUAS DE ÁNGELES DE LOS TEMPLOS

No es fácil e inmediato para un fiel católico comprender que el templo está lleno de ángeles, especialmente cuando se celebra misa.

Y aún es más difícil que lo sienta y lo recuerde cada vez que ingresa.

Las estatuas de ángeles en los templos nos ayudaban a comprender y sentir su presencia.

Pero hubo dos momentos claves de persecución iconoclasta que barrieron muchas imágenes de los templos.

Una persecución iconoclasta fue durante la revolución protestante hace 500 años y otra fue hace 50 años, como consecuencia del Concilio Vaticano II.

La que nos toca más a nosotros es esta última.

El argumento formal para hacer desaparecer gran cantidad de estatuas de ángeles y santos fue que la centralidad en el templo debía estar en Jesucristo y no repartida en varias devociones atomizadas.

Pero se olvidaron que cuando se colocan estatuas en las iglesias es para inspirar devoción y oración.

Y para hacer recordar que ahí sucede un hecho sobrenatural en la misa, que se abre el cielo y los ángeles bajan para asistir a ella, al igual que los santos.

Es más fácil para un cristiano recordarlo e imaginarlo cuando posa su mirada en una estatua de un ángel en la pared de una iglesia.

Porque si los ángeles están fuera de nuestra vista, también quedarán fuera de nuestra mente.

En realidad lo que subyace detrás de esta motivación iconoclasta surgida del Concilio Vaticano II es la deliberada intención de tratar esta devoción a Los ángeles en las misas como una superstición.

Lo cual también se complementa con la idea que es supersticioso orar por las personas muertas e incluso orar por nosotros mismos, porque Dios ya sabe lo que nos sucede.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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