El maligno sabe que su tiempo se acaba y que Dios está por quitarle gran parte del poder de corrupción que ha tenido en el último siglo.

Y por eso ha lanzado una ‘revolución preventiva’, tratando de inmovilizar a la Iglesia, llevando a la apostasía a buena parte de los sacerdotes y la jerarquía.

Pero no a una simplemente pérdida de fe, sino a predicar un mensaje espiritual distinto al que Jesús predicó, cuando caminó sobre la tierra.

El cambio no será percibido por la mayoría de los católicos, mal catequizados, porque predicará la bondad, pero desmontará los dogmas y los mandamientos cristianos, relativizándolos.

Aquí hablaremos sobre cómo comprender esta batalla del fin de los tiempos, en la que estamos inmersos, y cuál es el esfuerzo que está realizando el maligno para complicar la remodelación del mundo, que Dios está comenzando a hacer.   

El libro del Apocalipsis de la Biblia es una especie de compendio del itinerario que seguirá la guerra contra el mal en la tierra.

Que conducirá al triunfo definitivo de Dios.

Y además muestra su correlato en el cielo.

Señala tres grandes batallas: la que se produce en el cielo, la del final de los tiempos y la del fin del mundo.

La primera es la del cielo, entre el arcángel Miguel y sus ángeles por un lado, y lucifer con sus ángeles rebeldes por el otro.

Lucifer, que se convertirá en satanás, es derrotado y arrojado a la Tierra.

Y en la tierra dirige su ira contra los cristianos y contra la Iglesia, a la que intenta destruir con escándalos, divisiones y herejías.

Para evitar que complete la obra iniciada por Jesús, para el establecimiento progresivo del Reino de Dios, en el corazón de los hombres.

Y se vale de dos bestias, la ‘Bestia del mar’ y la ‘Bestia de la tierra’.

La Bestia del Mar, básicamente representa el poder político, que se traduce en el deseo de opresión y conquista; del hombre que somete al hombre.

Y la Bestia de la tierra, también llamada ‘Falso Profeta’, que tiene la tarea de flanquear a la otra Bestia y allanarle el camino.

El apocalipsis presenta a esta bestia de la tierra con dos cuernos como de cordero, pero dice que habla como un dragón.

O sea que pretende representar la voz de Dios, la de Jesucristo, pero en realidad conduce a la gente en sentido opuesto, hacia el mal.

Es el demonio de las ideologías que están inspiradas por los hombres, y de las desviaciones heréticas en la Iglesia.

Ambas bestias son engañadoras, especialmente el falso profeta, que utiliza una sutileza que resultará difícil discernir aún para los cristianos.

En esta batalla, que parecería transcurrir en nuestro tiempo histórico, aparece claramente un anticristo, tal vez como una persona o tal vez como un sistema.

Quien intentará eliminar los vestigios del mensaje real de Jesucristo, perseguirá a los verdaderos cristianos y esclavizará a las poblaciones.

Mientras que el falso profeta redefinirá la fe y convertirá el cristianismo en un humanismo, quitándole lo escatológico.    

Habrá una tribulación y una intervención de Dios, lo que se llama la venida intermedia de Jesucristo, que se revelará en nuestro corazón, a través del aviso y del milagro profetizados.

Quien purificará la tierra quitándole gran parte de su maldad a través de lo que se llama el castigo, culminando en los 3 días de oscuridad.

Y se producirá el triunfo del Inmaculado Corazón de María y vendrá el Reino Eucarístico de Jesús, o sea velado como en la hostia consagrada.

Y el mundo vivirá una Era de Paz larga, como se profetizó en las apariciones de Fátima, que en el apocalipsis se simboliza con el término 1000 años, tiempo en que los demonios serán encarcelados.

Y la tercera batalla, la del fin del mundo, se desatará después de esos ‘mil años’, cuando satanás sea liberado.

Y logre encontrar personas dispuestas a seguirlo nuevamente. 

Convocará a los hombres de las naciones de Gog y Magog, es decir, de las naciones paganas que se oponen al cristianismo.

Y entonces sucederá la segunda venida de Jesucristo en carne, o sea físicamente, y el demonio será derrotado y encerrado para siempre en el infierno.

Y luego sucederá la resurrección de los muertos, el juicio final, bajará la Jerusalén celestial y terminará el mundo anterior.

Ahora, debemos poner foco en la batalla del fin de los tiempos porque es la que está ocurriendo en nuestro tiempo histórico.

Según lo que le dijo Nuestra Señora a Conchita de Garabandal, después de la muerte de Juan XXIII quedaban solo 4 papas y luego vendría el Fin de los Tiempos.

Estos son Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Por lo tanto en el pontificado de Francisco comenzó el final de los tiempos, que debe verse como un proceso de cambio de era.

¿Y qué sucederá allí?

En un tiempo de menos de una década, donde pueden transcurrir los pontificados de varios Papas, se desplegará la etapa final del gran engaño del maligno, para evitar perder el poder ante la intervención espiritual de Jesucristo.

Habrá lo que podemos llamar una ‘revolución preventiva’ del maligno, que incitará a sus secuaces a quitar definitivamente el mensaje cristiano del mundo.

Esto ya se ha venido haciendo, pero se acelerará más.

El maligno suscitará un cambio en la idea de lo que es el ser humano.

Por ejemplo redefiniendo lo que hasta ahora era un dogma sobre la inmutabilidad de la naturaleza humana.

Introduciendo la modificación de la naturaleza humana través de la ideología de género y el transhumanismo, o sea la hibridación humana con otras especies y con las máquinas.

Suscitará un cambio de los valores en la civilización, que fue creada a instancias del cristianismo, quitando de la mente de la gente los mandamientos de Dios y suplantándolos por otros.

Este es el proceso que se ha venido realizando a través de lo que la ONU llama los nuevos derechos, que están relacionados con la preservación de la vida, por ejemplo aborto y eutansia, y con los estilos de vida: educación de los niños, sexualidad, etc.

Y suscitará un cambio en la matriz espiritual del mundo.

Él sabe que debe dar una salida espiritual a la gente, porque el materialismo no cubre las necesidades de trascendencia del ser humano.

Por lo tanto el falso profeta satisfará el anhelo de trascendencia del hombre tratando de cambiar la matriz espiritual del cristianismo.

Proponiendo una «religión de la humanidad», en la que todos estén de acuerdo y donde se condenen las divergencias.

Hará que la gente no se sienta pecadora y que piense que irá fácilmente al cielo, porque no han sido grandes delincuentes.

Redefinirá el mensaje arguyendo que lo que quiso decir el Dios que se reveló en la Biblia, es que la gente debe centrarse en ayudar al prójimo y también al planeta.

Donde serán valores centrales la tolerancia de las otras espiritualidades y el indiferentismo, o sea que todas las religiones apuntan a lo mismo y se diferencian solamente por sus tradiciones y por la zona del planeta en que trabajan.

Esto es técnicamente una herejía, que ha venido impulsando el modernismo en la Iglesia desde hace más de un siglo, pero que adquirió más peso luego del Concilio Vaticano II y tomó preponderancia en la última década.

Esta herejía produce apostasía, o sea abandono generalizado de las verdades de la fe tradicional católica, por las verdades de la fe humanista.

Apostasía ha sido profetizada en la Biblia, por ejemplo en Lucas 18 encontramos que Jesús se pregunta si encontrará fe en la tierra cuando vuelva. 

Y en Hechos de los Apóstoles 20 dice que aparecerán dentro de la Iglesia pastores que prediquen otro mensaje y arrastren muchos cristianos.

Y en muchas apariciones Nuestra Señora ha profetizado lo mismo.

En la Salette dijo que Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo.

El Akita y en muchas otras, Ella repite que muchos sacerdotes perderán la fe y perseguirán a los que la conserven.

Y la interpretación de la visión del tercer secreto que Nuestra Señora le dio a Sor Lucía en Fátima, y que no fue revelada por el Vaticano, es precisamente que vendrá una gran apostasía en la Iglesia y que se consolidará en el vértice, según varios sacerdotes, obispos y cardenales que la leyeron.    

En resumen, el libro del apocalipsis nos dice que habrá tres batallas centrales entre el bien y el mal a lo largo de la historia humana.

La del final de los tiempos es la que tenemos frente a nosotros y se produce debido a una revolución preventiva del demonio para no perder el poder.

Su objetivo es eliminar los frutos del mensaje de Jesucristo, suscitando el cambio de la naturaleza con que el hombre fue creado, el cambio de los mandamientos de la civilización y el cambio de la matriz espiritual del cristianismo para predicar el humanismo.

La apostasía dentro de la Iglesia, está diseñada por el demonio, para que la Iglesia no predique más el mensaje de Jesús y predique el señorío del hombre en la tierra.   

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la apostasía en la Iglesia, teniendo en cuenta que no sabemos hasta donde el Señor la dejará llegar. 

Y me gustaría preguntarte qué cosas has visto en la Iglesia que has interpretado como apostasía. 

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